LIBERTAD Y ORDEN
Por Luis Carlos Restrepo*
El lema de nuestro escudo ha adquirido durante
el actual gobierno especial realce. Desde su llegada a la Casa
de Nariño el presidente
Uribe pidió destacar estas dos palabras que orientan nuestro
ordenamiento constitucional. En una época en que el orden
básico de la nación se ve amenazado por grupos terroristas
que buscan impedir con sus acciones el disfrute de las libertades
ciudadanas, adquiere un valor especial recordar a los colombianos
que lo propio de la democracia es mantener una seguridad mínima
para que cada individuo pueda ejercer su libertad, pues sin dicha
seguridad la libertad se pierde, quedando nuestras vidas a merced
de los violentos.
Sin orden no hay libertad. Pero si bien una
falta de orden impide que la libertad florezca, un exceso de orden
puede asfixiarla. Como
esas flores exóticas que necesitan condiciones de humedad
y temperatura muy precisas para mostrarse en toda su belleza, también
la libertad necesita de una dosis exacta de seguridad y orden, que
no impidan sin embargo que broten la pluralidad política y
la diferencia.
Cuando no tiene presente el interés de la libertad, el llamado
al orden puede terminar en autoritarismo. Fue lo que sucedió con
las dictaduras militares que impusieron en América Latina
la doctrina de la seguridad nacional. Pero también en nombre
de la libertad de los pueblos o la justicia social, puede impedirse
el surgimiento de las libertades individuales. Los regímenes
socialistas, convertidos en capitalismos de estado, aplastaron las
libertades individuales invocando la defensa de estos dos valores.
En Colombia, son los grupos armados ilegales
quienes más
aplastan las libertades individuales, imponiendo el terror colectivo.
Intimidan, secuestran y asesinan, mientras dicen representar al pueblo
en sus reivindicaciones, suplantando la autoridad en sus zonas de
influencia.
Álvaro Uribe es un reformador social que por las circunstancias
históricas se vio encarnando la bandera del orden. Su empeño
por recuperar la autoridad legítima se complementa con su
talante liberal, por lo que define su empresa bajo un modelo de seguridad
democrática. La seguridad democrática tiene por propósitos
la defensa de los derechos fundamentales de los ciudadanos y el fomento
del pluralismo político.
La seguridad democrática no busca reinstaurar el orden como
un valor en sí mismo. La recuperación del orden sólo
tiene sentido si reafirma el paso de las garantías formales
a las reales, permitiendo que haya mayor libertad y un ambiente más
propicio para la pluralidad democrática. Los mejores frutos
de la seguridad democrática son la recuperación de
la confianza ciudadana y el fortalecimiento de la oposición
legal, de tal manera que los empresarios puedan generar empleo sin
temor y los opositores disentir con todas las garantías para
el debate civilizado.
Desde las más antiguas tradiciones patrias, el lema de nuestro
escudo señala con claridad los valores cardinales que ha querido
recuperar este gobierno: libertad y orden. Dos valores articulados,
que se refuerzan y limitan mutuamente. Contener a los violentos es
la manera eficaz de asegurar lo que los clásicos llamaban
el paso de la barbarie a la civilización. Único estadio
donde podemos hablar de un orden estructurado para el disfrute de
la libertad, y una libertad orientada al cuidado de los valores democráticos.
*Alto Comisionado para la Paz