A RAÍZ DE LA ESTERILIZACIÓN
Por Diego Palacio Betancourt *
Gran polvareda levantó en el país la decisión
del Alcalde de Cúcuta de financiar la esterilización
de cerca de 3.000 madres, pobres, con más de cuatro hijos.
Múltiples opiniones he escuchado. Que no están de
acuerdo, que no se debe hacer, que no es ético, que es una
decisión correcta y necesaria, que se debía ampliar
a otras ciudades del país y/o que es una forma de combatir
la pobreza, dicen otros. El gobierno, con todo respeto, escucha la
totalidad de las opiniones pero, simultáneamente, también
tiene y quiere reiterar su posición frente a este tema. Para
iniciar, un par de reflexiones:
1- ¿Qué impacto podría tener una sociedad en
la que la mitad de los embarazos son no deseados?. ¿Qué futuro
tendrán aquellos hijos que, por diferentes circunstancias
de la vida, les tocó nacer por “accidente” ?
2- El 18 % de los jóvenes (entre 15 y 19 años), grupo
en el cual una de cada cinco mujeres está o ha estado embarazada,
dicen que tuvieron dificultades para conseguir métodos anticonceptivos.
Por lo tanto, la existencia de barreras es, sin lugar a dudas, una
realidad en nuestro país. Dentro de estas, las barreras, existen
los problemas económicos que impiden que algunas personas
puedan, por ejemplo, pagar los $150.000 pesos que, como mínimo,
vale una ligadura de trompas.
Por lo tanto, romper y/o bajar las barreras
de acceso a cualquier método anticonceptivo debe ser, dentro de la política
de salud sexual y reproductiva, un objetivo de país. Existen
sin embargo, algunos elementos importantes que deben ser incorporados
a cualquier programa que, sobre este particular, se quiera implementar.
Ellos son:
- La decisión de utilizar un método anticonceptivo,
cualquiera que sea, debe ser eminentemente voluntaria. Es más,
en la gran mayoría de los casos, por no decir que en todos,
la decisión debería involucrar la pareja.
- Para que la decisión realmente sea voluntaria tiene que
estar precedida de una información clara, completa y oportuna
que permita conocer los pro y los contras de cada uno de los métodos.
- Los programas no se deben enfocar sólo a un método
anticonceptivo. Las personas deben tener acceso a varias alternativas
dentro de los cuales es prudente que esté el del pomeroy (ligadura
de trompas).
- Los programas también deben involucrar a los hombres, pero
no sólo para la información, sino también para
la operación. Quiere esto decir que dentro de los métodos
ofrecidos debe estar incorporada la vasectomía.
- No debe estar enfocado solamente a las
personas pobres. En general, el programa debe facilitar el ingreso
a cualquier persona que, por
problemas económicos, no tenga la posibilidad de acceso a
un método anticonceptivo. Por ejemplo, que una mujer de 20
o 22 años, que estudia y no tiene recursos suficientes pueda
acceder a un método anticonceptivo temporal (por ejemplo,
el implante subcutáneo) que tiene una duración de 4
o 5 años pero que, si hay la decisión, puede ser retirado
en el momento en que quiera la persona.
Por último, estos programas deben ser integrales. Quiere
esto decir que deben estar acompañados por campañas
de información sobre principios, valores y educación
que ayude al empoderamiento de los jóvenes. Que tengan argumentos
para que, voluntariamente, puedan decidir retrasar el inicio de las
relaciones sexuales o que no les dé pena decir “hoy
no, muchas gracias”, o con usted no, sin que esto le dé pena
y temor.
Como conclusión, podría decir que los esfuerzos que
se han hecho en algunos programas más que satanizarlos hay
que complementarlos incluyendo, lógicamente, la educación
para que las futuras generaciones tengan una mejor condición.
*Ministro de la Protección Social
17 de abril de 2005