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LOS CONSEJOS COMUNITARIOS

Por Andrés Felipe Arias*

Los consejos comunitarios que el Gobierno Nacional adelanta cada sábado se han convertido en una revolucionaria forma de gobernar, donde se derrumba la intermediación política tradicional y nace un vínculo directo y estrecho entre comunidad y gobernante.

Sin intermediarios. Sin barreras físicas y geográficas. Sin privilegios hacia uno u otro. Sin laberintos burocráticos. Es decir, sin obstáculos.

Los consejos materializan una nueva (o por lo menos muy olvidada) concepción del Estado, donde la comunidad debe ser la única razón de ser del gobierno y el único propósito de su trabajo y esfuerzo. En efecto, los consejos comunales son el eje central del Estado Comunitario, el Estado que cuida, protege y escucha permanentemente a la comunidad. Comunitario viene de comunidad.

Pero, además, en estos consejos el primer mandatario, sus ministros y los altos funcionarios se exponen a un examen crítico de su gestión. Una verdadera rendición de cuentas, como nunca en este país, en carne y hueso, sin las justificaciones que la distancia, la burocracia y los intermediaros permitieron esgrimir a otros gobiernos. Lo interesante es que esta rendición de cuentas también se irriga a los niveles departamentales y locales de gobierno: a gobernadores, alcaldes, secretarios y demás.

Ahora, en muchas ocasiones los problemas y angustias de una comunidad se pueden resolver simplemente con una adecuada coordinación entre los diferentes niveles y entidades del gobierno. Es evidente que los consejos comunitarios proveen un espacio eficaz e inmediato para la coordinación e integración los gobiernos nacional, departamental y local así como de las diferentes entidades de estos. En los 94 consejos comunitarios que el gobierno ha realizado, se han identificado 1.794 tareas concretas para aliviar problemas a la comunidad. Se han resuelto 661 de estas tareas. 949 están en proceso de solución y las 184 restantes están siendo evaluadas para concretar un plan de solución y comenzar a ejecutarlo.

Es necesario también recordar que en estos consejos comunitarios la institucionalidad siempre prevalece. Por ejemplo, en los consejos el gobierno nunca se compromete con gasto público que no esté plasmado en la Ley de Presupuesto que el Parlamento aprueba cada año. Por el contrario, los consejos promueven la vigilancia comunitaria sobre el gasto público y el presupuesto. Es decir, los concejos promueven la integración transparente de la ciudadanía con las instituciones legítimas de la democracia y el Estado.

Es claro entonces que los consejos comunitarios no son para hacer promesas. Son para tratar de plantear soluciones entre comunidad y gobierno. Respetando la institucionalidad. Para definir acciones y remover obstáculos con creatividad. Para ayudar a impulsar proyectos que a la comunidad benefician. Para hacer seguimiento permanente a las tareas. Para que ministros y funcionarios mantengan permanente actividad y contacto con las regiones. Es esto contraproducente para un Estado Comunitario? Claro que no.

Me temo que los contradictores de esta nueva forma de gobierno (o quienes no creen en el Estado Comunitario) se llevarán una sorpresa cuando se den cuenta que los consejos comunitarios se han convertido no sólo en una obligación de los gobernantes que creen en el Estado Comunitario sino también en un derecho de la comunidad.

*Ministro de Agricultural y Desarrollo Rural
Mayo 23 de 2005

 
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