COMERCIO Y DESARROLLO HUMANO
Por Andrés F. Arias*
El miércoles 7 de septiembre las 191 misiones de las Naciones
Unidas presentaron ante el mundo el Informe de Desarrollo Humano
2005. Colombia mejoró su índice pues avanzó del
puesto 73 en 2004 al puesto 69 en 2005. Falta mucho pero vamos avanzando.
Las metas de desarrollo que nos hemos trazado en el documento Visión
Colombia 2019 deben ser el horizonte para alcanzar ese nivel deseado
de desarrollo humano y bienestar colectivo. Las siete herramientas
de equidad que el Gobierno ha implementado son un paso en esa dirección.
Sin embargo, otra herramienta muy importante
es el comercio internacional. En efecto, el informe resalta el
vínculo estrecho que existe
entre el comercio internacional, sobretodo en el sector agropecuario,
y el desarrollo humano. Dice el informe: “En circunstancias
favorables el comercio puede ser un poderoso catalizador del desarrollo
humano…Más que lo que puede lograr la ayuda internacional,
el comercio tiene el potencial de aumentar la participación
de los países y de la población más pobre del
mundo en la prosperidad mundial.”
El problema es que las prácticas comerciales implementadas
por los países desarrollados van en dirección contraria.
Por ejemplo, las restricciones comerciales que los países
desarrollados les imponen a los países en desarrollo son,
en promedio, tres veces mayores que las que enfrentan aquellos en
los mercados de nuestros países. El problema es más
agudo en el sector agropecuario. Los enormes subsidios a la producción
y a las exportaciones agrícolas por parte de los países
desarrollados inducen reducciones en los precios internacionales
inhibiendo un mayor desarrollo económico y social de los países
más pobres. Todo ello en contravía del círculo
virtuoso que pudiese existir entre un comercio verdaderamente libre
y los objetivos de desarrollo humano que el mundo quiere alcanzar.
Dice el informe: “Hoy (los países desarrollados) gastan
un poco más de US$1,000 millones anuales en asistencia al
sector agrícola de los países en desarrollo y un poco
menos de US$1,000 millones diarios en subsidios a la sobreproducción
agrícola en su propio territorio…Los subsidios que aplican
los países ricos están destruyendo los mercados de
los cuales dependen los pequeños agricultores de los países
pobres.” Así pues, una verdadera visión del desarrollo
humano debe apuntar, primero, a una reducción profunda de
los apoyos de los gobiernos de los países desarrollados a
su producción agrícola, segundo, a la eliminación
completa de los subsidios a la exportación y, tercero, a un
recorte sustancial a los aranceles que los productos de nuestros
países tienen que pagar en los mercados de los países
desarrollados (ej: banano).
Sólo así el comercio internacional será una
herramienta poderosa para alcanzar los objetivos de desarrollo humano
que reclama el informe de Naciones Unidas. Mientras tanto, el Gobierno
de Colombia continuará buscando la mayor cantidad de mercados
internacionales posibles para nuestros productos, sobretodo los agrícolas.