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¿INFLUENZA AVIAR EN COLOMBIA?

Por Andrés F. Arias*

Una nueva amenaza aparece ante el mundo: las formas peligrosas del virus de influenza aviar. Y digo formas peligrosas porque no todas las tipologías del virus son riesgosas para la salud de los humanos y de las aves. Aquellas que se han identificado son del tipo H5 y H7 del virus. Esas formas del virus ya han cobrado vidas humanas en otras partes del mundo y, por supuesto, han generado enormes pérdidas en la industria avícola de muchos países. Afortunadamente, estas formas del virus no han sido detectadas en nuestro país.

Es cierto que en Fresno/Tolima se detectó la presencia de una forma del virus de influenza aviar. Pero es la forma ó tipología H9 (confirmado ya por un laboratorio de referencia adscrito al Departamento de Agricultura de Estados Unidos). Es muy importante resaltar que la forma H9 del virus es de baja patogenicidad y, por ende, no presenta peligro alguno para la salud de los colombianos. Ni siquiera genera síntomas en los animales portadores. Por supuesto, las granjas en donde se detectó esta forma inofensiva del virus permanecen aisladas y en cuarentena.

Es tan inofensiva esta forma del virus que ni siquiera debe ser reportada ante los organismos internacionales de sanidad animal y salud humana. Sin embargo, decidimos contárselo a la opinión pública y al mundo por tres motivos. Primero, por transparencia. Segundo, para evitar rumores que hubieran inducido un temor en la población colombiana sobre la posibilidad de contaminarse de un virus que hoy no existe en el país. Tercero, para evitar rumores que pudieran generar un pánico económico en la industria avícola nacional.

Ahora, en Colombia, y en coordinación con el gremio avícola (FENAVI), venimos implementando rigurosos procedimientos orientados a minimizar la probabilidad de que las formas peligrosas del virus entren al país. Primero, estamos desarrollando un programa de vigilancia activa en todas las empresas avícolas. Es decir, no esperamos síntomas en algún animal para reaccionar sino que estamos yendo a todos los rincones de las granjas avícolas colombianas a buscar el H5 ó H7. Hasta hoy no hemos encontrado estas formas peligrosas del virus a pesar de haber tomado, en lo que va corrido del año, 18,000 muestras en más de 200 granjas. Granjas que, con la orientación de FENAVI, cumplen estrictos protocolos de bioseguridad para blindarlas del H5 y H7.

Segundo, están implementándose rigurosos controles y una estricta vigilancia en las áreas migratorias aviares (humedales, lagunas, etc.). Esto es crítico porque en esas zonas el virus pudiera ser transmitido desde un ave que viene migrando del norte a un ave de traspatio en cualquier finca de la región. Pero tampoco hemos encontrado virus alguno en estas áreas migratorias. Tercero, se han prohibido las importaciones de productos aviares desde los países que sí han reportado la presencia del H5 ó H7.

Cuarto, se ha suspendido la entrega de aves en el programa de seguridad alimentaria (RESA) del Gobierno Nacional. Quinto, hemos establecido rápidos y efectivos procedimientos de reacción, por parte de las autoridades de salud y sanitarias, en caso de detectar alguna de las formas peligrosas del virus. Ya se han realizado varios simulacros en coordinación con FENAVI y con la orientación de expertos internacionales.

En síntesis, estamos haciendo lo humanamente posible para mantener a Colombia libre de las formas peligrosas de influenza aviar. Colombia está a la vanguardia en procedimientos de prevención, protección y preparación contra las formas peligrosas de ese virus. Pero, así como lo hemos hecho nosotros, todos los países deben sincerarse con respecto a la influenza aviar. ¿Tienen o no la presencia de alguna forma del virus? ¿Qué tipos son? ¿H5, H7 ó H9? ¿Qué procedimientos están utilizando para blindarse de las formas peligrosas del virus?

Estas preguntas deben ser respondidas por todas las naciones del mundo. En nuestro caso es muy importante que lo hagan, y rápidamente, nuestros socios andinos. Colombia ya lo hizo. Lo pagó con un cierre de las exportaciones de sus productos aviares hacia los países del área andina, sin que exista criterio científico alguno que pueda invocarse para justificar ese cierre. La reciprocidad exige que nuestros socios andinos nos den a conocer sus condiciones de prevención, protección y preparación contra las formas peligrosas de influenza aviar. Sin ese conocimiento Colombia también tendrá que ser muy cuidadosa en las fronteras.

Sea de ello lo que fuere, al día de hoy nuestro país permanece libre de las formas peligrosas de influenza aviar. Pero, además, tenemos una autoridad sanitaria muy responsable y estricta en prevención y protección contra las formas peligrosas de este virus. También tenemos una industria avícola pulcra y rigurosa en sus condiciones sanitarias y de bioseguridad. Es decir, los colombianos podemos comer pollo y huevo sin ningún problema.

*Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural

27 de octubre de 2005

 
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