UNIDAD DE ACCIÓN PARA EL ACUERDO HUMANITARIO
Por Luis Carlos Restrepo*
Una de las grandes dificultades para avanzar
en un Acuerdo Humanitario con las FARC, ha sido la falta de unidad
de acción entre el
Gobierno y los diferentes sectores nacionales e internacionales interesados
en su realización. El grupo guerrillero encuentra varios interlocutores
compitiendo entre sí y, a su vez, actuando sin coordinación
con el gobierno, lo que ellos perciben como oportunidad para reinar
en medio de la confusión.
De manera sistemática, las FARC se han negado a establecer
un canal de comunicación con el gobierno, prefiriendo los
canales alternos: cartas a los expresidentes, encuentros con emisarios
extranjeros o facilitadores nacionales que tan sólo se representan
a sí mismos. De esta manera, han ido ganando espacio político
a costa de los secuestrados. Curioso pero es así: los espacios
que perdieron con su declaración como grupo terrorista por
la Unión Europea los están ganando otra vez, gracias
a que consuman un cruel acto terrorista como es el secuestro masivo
de ciudadanos indefensos. Incluso han planteado como propósito
expreso que les quiten dicho calificativo, para poder avanzar en
las negociaciones sobre la liberación de los cautivos.
En Colombia han convertido en interlocutores
públicos a altos
personajes de la política y jerarcas de la Iglesia que, con
rapidez, responden a sus planteamientos. Entre tanto, bloquean todos
los canales de comunicación que intenta establecer el Gobierno
de manera directa. Aplicando esta estrategia ganan espacios políticos
internos, mientras hacen pagar al gobierno un alto costo por no ceder
a sus demandas. Si las FARC siempre han dicho que cualquier solución
al problema de los secuestrados sólo puede lograrse con el
Gobierno, ¿qué sentido tiene que algunos facilitadores
actúen excluyéndonos de dichos acercamientos?
Es hora de empezar a actuar juntos: tanto
Gobierno, como Iglesia, personajes de la vida nacional y comunidad
internacional. Mucho ganaríamos
si definiéramos dos asuntos. El primero sobre la metodología
de encuentro con las FARC. Y el segundo sobre el contenido del acuerdo
humanitario. De esta manera representaríamos ante los terroristas
un frente unido y no permitiríamos que ellos nos manipulen
aprovechando las normales fisuras y divergencias de opinión
que existen dentro de una democracia.
En cuanto al sitio de encuentro debe quedar
claro que no podemos desmilitarizar una extensa zona del territorio
patrio, simplemente
con el argumento de dar confianza a las FARC. La seguridad de los
guerrilleros no puede suponer la inseguridad de los ciudadanos. Es
preciso definir una metodología de encuentro que dé seguridad
a los delegados de las FARC, sin vulnerar los derechos de los ciudadanos.
En tal propósito el acompañamiento de la comunidad
internacional es central, como queda explícito en nuestra
propuesta para un encuentro en Bolo Azul.
Sobre el contenido del acuerdo, debe quedar
claro que las leyes nacionales exigen a quienes reciben beneficios
judiciales que conduzcan
a su excarcelación el compromiso de no volver a delinquir.
En el caso del delito de rebelión, podrán recibir el
indulto. En el caso de otros delitos, deberán acogerse a los
procedimientos establecidos en la ley de justicia y paz. Es importante
que la guerrilla reciba con claridad este mensaje.
Pero como lo más importante para desentrañar el proceso
es lograr un encuentro directo entre las FARC y el Gobierno, propongo
a los interesados en el Acuerdo Humanitario, hacer llegar a las FARC,
al unísono y de manera reiterada, el siguiente mensaje:
“El gobierno está dispuesto a un encuentro inmediato
del Alto Comisionado para la Paz con un delegado de las FARC, para
acordar las condiciones de seguridad que permitan adelantar conversaciones
en torno a un acuerdo humanitario. Es necesario encontrar una fórmula
que brinde seguridad a los delegados de las FARC, pero también
a los ciudadanos del sitio donde se produzca el encuentro. La seguridad
para los delgados de las FARC no puede ir en detrimento de la seguridad
de los ciudadanos.
El encuentro del Alto Comisionado para la
Paz y el delegado de las FARC puede acordarse por un canal interno,
a fin de brindar las máximas
condiciones de seguridad y confianza”.
*Alto Comisionado para la Paz
Noviembre 11 de 2005