CRECIMIENTO + POLÍTICA SOCIAL:
FÓRMULA PARA COMBATIR LA POBREZA
Por Santiago Montenegro
En el DNP registramos con optimismo los avances
observados en el tema de pobreza, aunque somos conscientes de que
aún falta
camino por recorrer. Las estimaciones sobre pobreza e indigencia
realizadas por la Misión para la Reducción de la Pobreza
y la Desigualdad, que se dieron a conocer la semana pasada, dan cuenta
de un mejoramiento muy significativo, pero aún insuficiente,
en las condiciones de vida de los grupos más vulnerables.
La población pobre en Colombia pasó de 57% a 49,2%
entre 2002 y 2005, mientras el porcentaje de indigencia cayó de
20,7% a 14,7% en el mismo período, alcanzando las cifras más
bajas desde que se cuenta con estadísticas comparables.
En los últimos tres años la pobreza cayó 7,9
puntos y la indigencia 6 lo que representa una disminución
de 2,3 millones de pobres en este período y de 2,2 millones
de indigentes. Sólo entre 2004 y 2005 salieron de la pobreza
1,2 millones de personas. Sin embargo, estos resultados presentan
diferencias marcadas entre áreas urbanas y rurales. Mientras
en las ciudades la recuperación ha sido mucho más acelerada
y los niveles de pobreza menores, en el campo la pobreza continúa
estando 26 puntos por encima de la urbana y cede más lentamente.
Las ciudades han sido las jalonadoras de
la histórica disminución
de la pobreza. Esto se explica principalmente, por el aumento en
los ingresos de los hogares y la mejora en su distribución,
lo que guarda estrecha relación con la creación de
1,6 millones de puestos de trabajo en los últimos tres años
(cifras a noviembre de cada año).
El crecimiento económico sumado a una ambiciosa política
en materia social, han sido los principales determinantes en el mejoramiento
de las condiciones de vida de los más vulnerables durante
esta administración. La aceleración de la tasa de crecimiento
económico que en 2002 era de 1,7% y que para 2005 superará el
5% es la condición necesaria para el mejoramiento de los indicadores
sociales.
La mayor confianza de los mercados, resultado
del mejoramiento en las condiciones de seguridad, el favorable
entorno económico
externo y el disciplinado manejo de la política macro y de
políticas sectoriales favorables a la expansión de
la producción, han sustentado el crecimiento de la economía,
que en 2005 completa tres años por encima de 4%. Sin crecimiento
no hay empleo, y sin empleo no es posible aumentar los ingresos de
los hogares.
Pero como se ha probado en numerosas ocasiones,
el crecimiento no basta. Es por esto que la política y programas sociales son
fundamentales en la superación de la pobreza. Programas como
Familias en Acción que en lo corrido del gobierno ha beneficiado
a más de 2 millones de personas, o de programas como Desayunos
Infantiles y Restaurantes Escolares, que sumados atienden a más
de 2,6 millones de niños, tienen un impacto directo en el
ingreso y la nutrición de los más necesitados.
La ampliación en la cobertura del régimen subsidiado
de salud en 7,8 millones de beneficiarios incluyendo subsidios parciales,
y de la creación de más de un millón de cupos
de educación básica y media desde agosto de 2002, ya
han mejorado las condiciones de vida de las poblaciones vulnerables,
pero aún más importante serán los efectos en
el largo plazo. Una mejor provisión de servicios sociales
permite romper las trampas de pobreza, y pensar en un país
más equitativo, tanto en la distribución del ingreso
como en el acceso a las oportunidades.
En consecuencia, es necesario dar continuidad
a las políticas
de crecimiento económico, entre estas el mejoramiento de la
productividad, en especial en el sector agropecuario. Así mismo,
se deberá llegar a la universalización de la educación
y la cobertura del sistema de salud, al tiempo que se deberá mejorar
la calidad y focalización del gasto público. Para esto,
es imprescindible contar con información confiable y oportuna
que permitan identificar las necesidades y atender a los más
vulnerables, así como hacer seguimiento a los beneficiarios
de los programas del gobierno.
*Director
Departamento Nacional de Planeación
Enero 27 de 2006