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LOS RESULTADOS AGROPECUARIOS DE 2005

Por Andrés F. Arias*

El 2005 nos dejó muy buenos resultados para el campo colombiano. Las cifras de crecimiento en el sector agropecuario lícito, los datos de empleo rural y el comportamiento del crédito agropecuario demostraron que la reactivación del campo colombiano es una realidad que se viene consolidando en todo el territorio nacional. Aunque todavía falta mucho, los datos confirman que el Manejo Social del Campo, una de las siete herramientas de equidad, está dando muy buenos resultados como complemento a la política de Seguridad Democrática.

En materia de crecimiento económico, al tercer trimestre de 2005 el sector agropecuario lícito venía creciendo a una tasa de 3.42%, 71 puntos básicos por encima del crecimiento en el mismo período del año anterior (2.71%). Se destaca el crecimiento de plátano (13.25%), yuca (9.19%), ñame (7.85%), café (7.71%), aves (7.19%), huevos (6.78%), frutas (4.53%) y pesca (4.51%). En contraste, la producción de cultivos ilícitos cayó 7.01% durante el mismo período. Es decir, un sector agropecuario lícito fortaleciéndose y la producción de coca debilitándose.

El crecimiento del sector pudo ser mayor si no hubiera sido por la apreciación del peso colombiano. Este fenómeno indujo no sólo una fuerte caída en el ingreso de los sectores exportadores (banano, flores, lácteos, palma, azúcar, camarón, etc.) sino también un desplome en el precio doméstico y, por tanto, en las áreas sembradas de muchos productos de ciclo corto que compiten con importaciones (arroz, algodón, soya, sorgo, maíz, etc.). Afortunadamente, los apoyos del Gobierno a sectores como flores, banano, algodón, arroz, maíz, sorgo y soya impidieron que la caída fuera mayor. El costo fiscal de estos apoyos ascendió a 337 mil millones de pesos en 2005 y se estima en 378 mil millones en 2006 dado que las ayudas se harán extensivas a más sectores. De todas maneras durante el año 2005 pudimos recuperar más de 500,000 hectáreas de agricultura lícita de ese millón que se perdió desde principios de los noventa.

No es raro entonces que las cifras de empleo rural sean tan positivas. Mientras entre enero y noviembre de 2005 la tasa de desempleo nacional bajó a 11.9%, a nivel rural dicha tasa llegó a 7.2%. Esto representa una caída de dos puntos porcentuales con respecto al mismo período del año anterior cuando la tasa de desempleo rural se ubicaba en 9.2%. De hecho, el sector agropecuario es el que más empleo le está aportando a la economía colombiana: 183 mil nuevos puestos de trabajo (el 41% de los 441 mil nuevos puestos de trabajo creados en todo el país durante el período enero-noviembre).

Ahora bien, los buenos resultados en materia de crecimiento y empleo en el campo colombiano son coherentes con los excelentes resultados en materia de crédito agropecuario. Durante el 2005 los productores y empresarios del campo colombiano recibieron créditos a través de FINAGRO por 2.21 billones de pesos, cifra superior en 16.7% respecto a 2004. Pero lo más importante es que los desembolsos a pequeños productores ascendieron a 641 mil millones, lo que representa un crecimiento de 54.9% con respecto a 2004. Por su parte, los desembolsos de crédito asociativo crecieron 19.7% entre 2005 y 2004.

El buen comportamiento del crédito agropecuario se puede atribuir a una política activa de acceso a éste a través del Fondo Agropecuario de Garantías (FAG). El año pasado este fondo respaldó 151 mil operaciones de crédito con un valor de 1.3 billones de pesos, ejecución superior en 85.6% en número y 88.1% en valor con respecto al año 2004. No es fortuito entonces que la cartera de crédito al sector agropecuario se haya casi doblado desde que comenzó este gobierno al pasar de 1.76 billones de pesos en 2002 a 3.45 billones el año pasado.

Aunque todavía falta mucho, es evidente que cada vez estamos propiciando mejores condiciones de vida para nuestros campesinos. Ello implica que cada vez estamos alcanzando una mayor ocupación lícita y pacífica del territorio nacional. Esto es más Seguridad Democrática porque está produciendo un sistemático debilitamiento de los cultivos ilícitos y, por ende, una contracción permanente del combustible para ese narcoterrorismo sádico y asesino que todos los colombianos de bien queremos derrotar.

*Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural
Febrero 2 de 2006