CASOS EXITOSOS
Jorge H. Botero *
Son numerosos los factores que inciden
en el desempeño
futuro de la economía que escapan al control de las autoridades,
bien sea porque son irresistibles ya porque son imprevisibles.
Un aumento o caída sustancial en la demanda por importaciones
de cualquiera de nuestros principales socios comerciales, Estados
Unidos o Venezuela, por ejemplo, tendría importantes repercusiones
domésticas frente a las cuales poco o nada puede hacerse,
al menos en el corto plazo. Los cambios tecnológicos y el
desarrollo de nuevos productos, o la reacción de los mercados
financieros y de capitales frente a conjeturas sobre la evolución
de la inflación, los tipos de interés y las paridades
cambiarias de las principales monedas, son fenómenos no
susceptibles, en general, de medidas compensatorias diseñadas
con antelación. De otro lado, la política económica
se define, sin que sea posible evitarlo, con base en elementos
de juicio que son ambiguos e incompletos. Para colmo, las circunstancias
cambian con celeridad mayor a la capacidad que tenemos para percatarnos
de la nueva situación y corregir el rumbo.
Por razones como éstas, creo de mayor utilidad, si se quiere
tener una noción adecuada de los beneficios de una política
activa de inserción con el exterior, apoyarse más
en el conocimiento de la historia que en las herramientas de prospectiva
económica. China, Irlanda y la India tienen mucho que enseñarnos
a este respecto.
China e India ilustran el caso de economías que optaron
por aislarse del resto del mundo y aumentar la injerencia del gobierno
en todos los asuntos de la vida económica. El resultado
después de varias décadas fue de estancamiento económico,
rezago tecnológico y elevados niveles de pobreza.
El giro hacia economías de mercado, mediante reformas estructurales,
reducción unilateral de los aranceles, políticas
de fomento del emprendimiento privado y de aumento del comercio
internacional, les permitió crecer a tasas elevadas y reducir
la pobreza. China crece a tasas promedio del 9% e India al 6%.
Los niveles de pobreza bajaron del 60% al 8% en China entre 1980
y 2003; en el caso de India bajaron del 42% al 35% entre 1990 y
2001. Con esos ritmos de crecimiento, China está duplicando
su PIB per cápita cada 9 años y la India cada 12
años.
Irlanda ilustra el efecto de la integración económica
y la adopción de políticas complementarias. En 1973
realizó su ingreso a la Comunidad Económica Europea,
pero su crecimiento se mantuvo relativamente bajo debido a sus
políticas de gasto público expansivo y altas tasas
impositivas para dinamizar la economía. Sólo en la
parte final de los años ochenta optó por reducir
el abultado déficit fiscal (14% del PIB), bajar la tasa
de impuesto corporativo y crear incentivos para la inversión
extranjera. Los resultados son notables: de ser una de las economías
con PIB per cápita más bajo de la Unión Europea,
pasó a ser la segunda, sólo superada por Luxemburgo.
El PIB per cápita crece al 7.4% anual.
Contrastan estos resultados con los de
Colombia, con un crecimiento promedio del PIB per cápita del 1.14% anual entre 1983 y
2003. Esto significa que para duplicar el ingreso son necesarios
62 años. Si lográramos crecer sostenidamente el PIB
per cápita al 3% anual, lo podríamos duplicar cada
25 años.
Por mera pulcritud intelectual, soy incapaz
de oponer a los sombríos
pronósticos que formulan quienes se oponen a la estrategia
de desarrollo en curso, una visión igualmente extremista
de signo contrario. Vale la pena, sin embargo, tener en cuenta
estas experiencias. Nada impide que nosotros, haciendo con cautela
lo mismo, tengamos éxitos semejantes a los de estos tres
países.
* Ministro de Comercio, Industria y Turismo
Junio 13 de 2006