CRÍTICAS TRIBUTARIAS
Alberto Carrasquilla *
La propuesta de Reforma Tributaria que
ha hecho el Gobierno ha sido muy criticada, como cabe esperar
en una democracia. Las críticas
más comunes se basan en la idea de que la propuesta es regresiva,
afectando la clase media, por cuanto elevaría el IVA, eliminaría
exenciones laborales, reduciría la tarifa corporativa y
permitiría deducir las inversiones.
Primero, si bien la propuesta implica
elevar el IVA y vincular a la tributación bienes y servicios que hoy están
excluidos del mismo, una adecuada estimación de la regresividad
debe contemplar al menos dos aspectos: (a) el recargo tributario
para los 5 millones de hogares pobres de Colombia se les devolvería
y (b) el efecto total sobre la canasta de consumo de la clase media
equivale en el caso máximo a un 3% de sus ingresos. Para
poner esta cifra en concreto, si el ingreso de un colombiano es
$6 millones mensuales pagaría unos $130 mil pesos más
de lo que paga hoy mensualmente en IVA. Muy difícil defender
la idea de que se trata de una cifra desmesurada o de un “duro
golpe” a la clase media. Al contrario, el país dejaría
atrás algo que resulta bastante vergonzoso: las exenciones
de IVA para la yuca y la papa que consumimos los colombianos más
afortunados, exenciones que se justifican con argumentos “sociales” que
a la postre lucen francamente cínicos.
Segundo, la propuesta sí elimina exenciones laborales
particulares del impuesto de renta, pero mantiene exento todo el
ingreso del 95% de la población, y también mantiene
exentos los primeros $2.86 millones mensuales del 5% restante.
Las exenciones particulares buscan incentivar diversos propósitos
loables pero a la postre constituyen un elemento cuestionable desde
el punto de vista de la equidad. Un colombiano que utilice todas
estas exenciones particulares hasta el límite que tolera
la ley vigente solo paga impuesto de renta a partir de los $7.5
millones mensuales, es decir, solo a partir del momento en que
se ubica en el 1% mas holgado del país.
Tercero, es claro que Colombia necesita
que en los próximos
pocos años se materialicen muchos proyectos de inversión.
Entre los factores que reducen el número de proyectos que
terminan materializándose acá y no en otra parte
está la carga tributaria. Nuestra tarifa es excesiva y eso
que los cálculos más serios (los efectuados por Fedesarrollo,
por ejemplo) sugieren que la tarifa nominal subestima la tarifa
que efectivamente pagan las empresas. Entre más inversión
llegue a Colombia, más y mejor empleo vamos a tener y por
eso la idea de que bajar el impuesto corporativo perjudica a la
clase media y a los pobres, carece de sentido. Al contrario, la
evidencia empírica a nivel mundial es clara en mostrar que
bajar la tarifa mejora los salarios porque genera inversión
y eleva la demanda por trabajadores. Es más, también
muestra que si los países vecinos tienen impuestos corporativos
más bajos, nuestros salarios empeoran.
Cuarto, ningún país del mundo le cobra impuestos
a la inversión, le cobran impuestos a las utilidades que
la inversión genera. Lo que si se hace es permitir, bajo
reglas que pueden llegar a ser extremadamente complejas, que la
depreciación de los activos vaya restando, gradualmente,
de las utilidades y vaya bajando la base de tributación.
Teóricamente, al final de la vida del activo la depreciación
llega a 100% y los impuestos por la inversión misma, son
cero. Nuestra propuesta es permitir la deducción de la inversión
en un año y eliminar la complejísima normativa en
materia de depreciación. Esto, además de desincentivar
fuertemente la contabilidad creativa, es beneficioso para la inversión
por una razón: porque las empresas, en la práctica,
sí pagan impuestos sobre la inversión porque las
reglas de depreciación no descuentan al costo del capital,
sino a la tasa de inflación.
Nuestra propuesta moderniza la tributación
haciéndola
mucho más simple, complementa los enormes esfuerzos que
hemos hecho en la DIAN para luchar contra la evasión, no
afecta la carga tributaria de la población más pobre,
afecta la tributación del 1% más holgado, pone en
cabeza del presupuesto nacional los múltiples propósitos
de política pública que hoy agobian inadecuadamente
al Estatuto Tributario y nos hace más competitivos en la
urgente labor de que se materialicen rápido más proyectos
de inversión.
* Ministro de Hacienda, y Crédito
Público
Julio 13 de 2006