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TLC TRAERA MÁS TRABAJO PARA LOS COLOMBIANOS

Andrés Felipe Arias *

Nuestra política de seguridad democrática, los avances en la guerra contra la amenaza narcoterrorista y toda la colección de apoyos e incentivos que hemos inyectado al campo colombiano (1,2 billones de pesos entre el 2002 y el 2006) han permitido reactivar el sector agropecuario de nuestro país. Aunque recientemente hemos tenido dificultades con los cultivos de ciclo corto, la situación del campo es muy diferente a lo que era en el 2002. Por ejemplo, la cartera de crédito agropecuario se dobló al pasar de 1,76 billones en el 2002 a 3,56 billones en mayo de este año. La tasa de desempleo rural pasó de 11,2 por ciento en el 2002 a 8 por ciento en mayo del 2006. Simultáneamente, el índice de pobreza rural cayó de 75 por ciento en el 2002 a 68 por ciento en el 2005. Pero lo más importante de todo esto es que entre el 2002 y el 2006 la producción agropecuaria en nuestro país se ha incrementado en 4,7 millones de toneladas métricas anuales adicionales.

Esta recuperación del sector agropecuario colombiano y el consecuente incremento de la producción de alimentos y otros productos representan más empleo en el campo, más bienestar y mayor prosperidad en las zonas rurales de nuestra patria y, por supuesto, más ocupación lícita y pacífica del territorio nacional. Sin embargo, esta recuperación también exige la apertura de la mayor cantidad de mercados posibles para nuestro país. Debemos encontrar rápidamente una demanda y un potencial de consumo capaz de absorber la creciente producción agropecuaria colombiana.

En efecto, sin mercados nuevos no habrá la demanda requerida.
Así las cosas, la recuperación del campo colombiano se tornaría inviable en el mediano y largo plazo pues estaríamos abocados a una congestión del mercado doméstico y, por ende, a un colapso en el precio de los productos de nuestros campesinos. La recuperación que hemos logrado en las zonas rurales se reversaría y las consecuencias en materia de orden público serían nefastas. Jamás se nos puede volver a olvidar, como sucedió en los noventa, que una agricultura débil fortalece la amenaza narcoterrorista.

El TLC es solución porque abre el mercado más grande, rico y próspero del mundo a la creciente producción agropecuaria de nuestro país. Por lo tanto, el TLC hace viable el crecimiento y la recuperación del campo colombiano, pues genera la demanda que se requiere para absorber esa creciente producción agropecuaria en Colombia. Con esa demanda garantizada, el campo podrá continuar recuperándose y el hectareaje de agricultura lícita podrá seguir creciendo. Así, la producción de alimentos y otros productos del campo colombiano podrá mantener una tendencia fuerte y vigorosa de crecimiento.

Es por esto que el TLC no significa únicamente Tratado de Libre Comercio. También significa Trabajo para Los Colombianos. En el campo colombiano será más trabajo en sectores como frutas, hortalizas, caña, tabaco, flores, aromáticas, palma, cacao, caucho, madera, piscicultura, ganadería, agroindustria, biocombustibles, etc. Además, a través del programa Agro Ingreso Seguro (AIS) el TLC también traerá apoyo económico a los cereales y a todos los sectores que quieran mejorar su competitividad o reconvertirse. Es evidente que el TLC representa más trabajo y empleo para todos nosotros y para nuestros hijos. No lo olvidemos, TLC es Trabajo para Los Colombianos.

Los intereses superiores de la patria exigen el TLC pues este traerá más empleo y, así, más seguridad, menos terrorismo, menos narcotráfico, más crecimiento, más prosperidad, más riqueza y más ocupación lícita y pacífica del territorio colombiano. Por lo tanto, si un sector radical se resiste al cambio y grita y vocifera para defender sus intereses particulares, que esos gritos no sean un obstáculo para lo que la gran mayoría de colombianos queremos: trabajo.

* Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural
Julio 29 de 2006

 
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