DÍGAME POR QUÉ
Por Jorge Humberto Botero*
Tomado del diario El Colombiano.
La reciente divulgación del cronograma para la negociación
de un tratado de libre comercio (TLC) con los Estados Unidos,
me da la oportunidad de reiterar los móviles de esta política.
Hay una razón poderosa que justifica todas las modalidades
de inserción abierta de las economías con el exterior.
Se trata de la optimización de las ventajas comparativas,
de modo tal que los países puedan especializarse en producir
y exportar aquello en lo que son más eficientes, importando
a cambio aquello que no producen o que otros producen a menor
costo o mayor calidad.
Adam Smith, el padre de la economía moderna, lo expone
así: "Utilizando vidrios, semillas y paredes climatizadas,
se pueden producir muy buenas uvas en Escocia, y se puede elaborar
también muy buen vino con ellas a un costo aproximadamente
treinta veces superior al que implicaría la importación
de uvas de la misma calidad. ¿Sería razonable una
ley que prohíba la importación de todos los vinos
extranjeros, simplemente para incentivar su producción
en Escocia?". Esta teoría funciona en la realidad.
Los países que entre 1990 y 2001 mantuvieron abiertas
sus economías crecieron a la tasa promedio anual del 4.4%,
mientras que los que optaron por la opción contraria lo
hicieron al 0.9%. Los efectos de esta brecha son enormes en términos
de empleo, salarios, consumo y bienestar social.
Hay, de otro lado, dos razones específicas por las cuales
Colombia tiene que profundizar sus vínculos económicos
con el exterior. 1) Estamos ante el grave riesgo de quedarnos
sin petróleo, que representa en la actualidad el 21.6%
de las exportaciones totales. Su producción cayó 30%
en los últimos cinco años; las reservas de crudo
han disminuido en un 45% en una década. Si las cosas siguen
como van, en el 2007 tendremos que importar combustible. Necesitamos
pues, con urgencia, incrementar la venta externa de otros productos;
de lo contrario podríamos ver frustradas nuestras posibilidades
de crecimiento por carencia de bienes de capital, materias primas
y combustibles que tendríamos que comprar en el exterior.
2) Es bien sabido que el crecimiento en el corto plazo puede
ser jalonado por el consumo pero en el largo plazo depende de
la inversión. El problema consiste en que los colombianos
ahorramos poco; si queremos crecer a tasas superiores al 4% anual,
lo cual es indispensable para superar la pobreza que golpea a
más de la mitad de los hogares, necesitamos inversión
extranjera en volúmenes superiores a los actuales en algo
así como el 3% del PIB.
Hay, finalmente, un conjunto de poderosas
razones para que busquemos profundizar nuestros nexos comerciales
con los Estados Unidos.
Su economía es la más grande del mundo y registra
tasas elevadas de crecimiento. Es ya el destino de casi la mitad
de nuestras exportaciones y la fuente principal de la inversión
extranjera que recibimos. Las preferencias arancelarias de que
en la actualidad gozamos -y que vencen en el 2006- explican buena
parte de la dinámica actual de nuestro comercio exterior;
consolidarlas es, por tanto, crucial. Nuestra ubicación
geográfica nos brinda posibilidades de acceso expedito
a sus principales mercados. Existe amplia complementariedad entre
nuestros aparatos productivos.
Algunos de nuestros principales competidores
ya tienen entrada preferencial a los Estados Unidos -México y, en menor
medida, Chile-; otros han concluido recientemente las negociaciones
respectivas -los cinco países de Centroamérica
y República Dominicana-; otros lo están buscando
-Perú y Ecuador-. Quedarnos quietos, sin duda, sería
rezagarnos. Las posibilidades de seguir aumentando las exportaciones
a la Comunidad Andina no son promisorias, tanto por factores
políticos como económicos. China se ha convertido
en una potencia exportadora de manufacturas livianas, que amenaza
buena parte de nuestra oferta exportable a Norteamérica
-textiles, confecciones, calzado-. De allí que consolidar
nuestro acceso preferencial, a través de un TLC, sea una
necesidad estratégica.
*Ministro de Comercio, Industria y Turismo