EFECTOS COLATERALES
Por Jorge H. Botero*
Sigue Colombia una ambiciosa
agenda de negociaciones internacionales de comercio e inversión: la muy publicitada
y difícil con los Estados Unidos; los acuerdos con Chile
y Cuba, que se firman este mes; aquellos con los países
del Triángulo Norte de Centroamérica; y Venezuela,
que deben quedar finiquitados antes de que el año finalice;
y los que se abrirán el año próximo con los
dos bloques europeos (UE, EFTA) y con Canadá. Por último,
se procurará profundizar la integración con México
para incorporar el ámbito agropecuario.
Si queremos ser competitivos, la celebración de acuerdos
debe estar acompañada de un ambicioso programa de reajuste
institucional y normativo. La calidad es uno de sus capítulos.
Para apreciar su complejidad, examinémosla mediante un ejemplo:
la que debe tener un cinturón de seguridad para pasajeros
de automóviles. Para comenzar, es obvio que su idoneidad
para cumplir el fin protector de la vida en caso de accidente no
es cuestión que pueda dejarse al libre juego del mercado.
Los compradores de automóviles desconocen, por regla general,
cuál debe ser la resistencia en kilogramos por centímetro
cuadrado de los elementos que lo integran (correas y herrajes);
y aún si tuvieran esa información, en el momento
de adquirir un vehículo no podrían verificar si esas
especificaciones se cumplen. Es menester, por lo tanto, que exista
una autoridad que defina, en primer lugar, el reglamento técnico,
y, en segundo, otra que pueda establecer con certeza si un producto
específico la cumple o no.
Ahora bien: la autoridad que expide la
norma técnica puede
ser pública o privada, pero en ambos casos su contenido
debe ajustarse a referentes internacionales. Y en cuanto a la autoridad
de quien verifica el cumplimiento de la norma, es claro que para
cumplir a cabalidad su misión deberá tener el respaldo
de un laboratorio cuya capacidad técnica e independencia
hayan sido reconocidas; a su vez, los equipos que utiliza para
efectuarlas deben ser calibrados contra un patrón inobjetable.
Demos un paso más y supongamos que los cinturones de nuestro
ejemplo se producen con destino al mercado internacional. En tal
caso, la idoneidad de las normas técnicas, que puede ser
obligatorias o voluntarias, y la confiabilidad de quienes homologan
la calidad, deben ser fácilmente reconocidas en el país
de destino. Para estos fines los sistemas nacionales de calidad
se integran en una red mundial basada en el reconocimiento recíproco
de las distintas autoridades nacionales involucradas. Esa red mundial
se fundamenta en los principios de no discriminación, transparencia,
referencia a normas internacionales e intercambio de información,
entre otros, que se hallan contenidos en el acuerdo sobre obstáculos
técnicos al comercio suscrito por los países miembros
de la OMC.
No son triviales las consecuencias derivadas
del funcionamiento de los sistemas de aseguramiento de la calidad.
Estudios realizados
para la Unión Europea demuestran que la armonización
de las normas técnicas, tanto como la reducción de
los costos de homologación de la calidad tienen un impacto
significativo en el crecimiento del comercio exterior y de la economía
en su conjunto. Encuestas recientes demuestran que las empresas
que han adoptado la norma ISO 9.000, una norma voluntaria sobre
la calidad de los procesos gerenciales, han tenido un incremento
de sus exportaciones de hasta el 20% de su valor.
Ocuparnos en detalle de mejorar el sistema nacional de la calidad,
como lo establece un reciente documento Conpes, tal vez sea un
buen efecto colateral del proceso de vincularnos, de modo profundo
y proactivo, al mundo exterior.
*Ministro de Comercio, Industria
y Turismo
Noviembre 01 de 2006