ELN: LA HORA DECISIVA
*Luis Carlos Restrepo
En el actual proceso de diálogo, el ELN
ha mostrado interés por que la comunidad internacional les
quite el calificativo de terroristas, mientras buscan insertarse
dentro del avance de la izquierda en Colombia y América
Latina. Pero no queda claro todavía si han tomado la decisión
de abandonar las armas.
En el Cuarto Congreso de esa organización
guerrillera, reunido a mediados de 2006, seis meses después
de haberse iniciado las conversaciones en La Habana, decidieron
continuar los diálogos pero sin hablar de desarme ni desmovilización,
manteniendo la combinación de todas las formas de lucha
y desplazando su acción hacia las zonas urbanas. Tal vez
por eso no aceptaron la propuesta del Gobierno en agosto de 2006,
para abrirles espacios políticos con miras a las elecciones
de 2007, partiendo de un cese de hostilidades. Tal compromiso los
habría obligado a un abandono definitivo de las armas.
Desde el pasado mes de octubre, Gobierno y ELN
informamos al país la decisión de avanzar hacia un
Acuerdo Base, que debe incluir un cese de hostilidades y dinámicas
de participación social que conduzcan a la denominada Convención
Nacional. Las agendas presentadas por las partes, fueron discutidas
de manera amplia a finales de febrero. El pasado 17 de marzo acordamos
con Pablo Beltrán en La Habana realizar un “Encuentro
para la negociación del Acuerdo Base”, que se iniciará el
próximo 12 de abril. Al proceso con el ELN le llegó la
hora decisiva.
Ante la inminencia de entrar a negociar el Acuerdo
Base, el ELN dice ahora que primero hay que firmar un acuerdo de
titulares de agenda, sin compromiso de suspender acciones violentas
ni liberar a los secuestrados. No podemos salirle a los colombianos
con un acuerdo de papel, sin impacto sobre la realidad nacional,
mientras reiniciamos una discusión interminable. Si se trata
de un asunto de método y no de una táctica dilatoria,
es fácil superar la dificultad. Para que no haya confusión
sobre los temas a tratar, podemos negociar el Acuerdo Base tomando
como guía la articulación de agendas temáticas
presentada por el mismo ELN en Caracas, a comienzos del pasado
mes de febrero.
Esperamos que en la próxima reunión
de la mesa de diálogo se hagan presentes tanto Antonio García
como Pablo Beltrán, quienes gozan del reconocimiento por
parte del Gobierno de la condición de Miembros Representantes.
La ausencia de Antonio García sería una pésima
señal, pues su alejamiento de la mesa de diálogo
empieza a sembrar dudas sobre las reales intenciones del ELN.
La firma de un Acuerdo que incluya un cese de
hostilidades se convertirá para el ELN en un paso irreversible
hacia la civilidad, por lo que una vez firmado, es pertinente que
el Comando Central – COCE – de esa organización
guerrillera convoque un Pleno Ampliado, o un nuevo Congreso, para
tomar una decisión definitiva sobre desarme y desmovilización.
El país espera del ELN que abandone una lucha armada degradada,
centrada en el secuestro y cada vez más permeada por el
narcotráfico. A cambio, tienen todo el apoyo nacional e
internacional para defender sus ideas dentro de la democracia.
Ojalá no se equivoquen, pues mantener una posición
ambigua en torno a la combinación de armas y política
resultaría fatal para el proceso.
* Alto Comisionado para la Paz
Abril 05 de 2007