La visita
Por Julián Domínguez Rivera
Cuatro colegios populares, monitoreo de la educación municipal para mejorar su calidad; 500 policías para Cali; ofrecimiento de recompensas, apoyo al fondo de seguridad; en Emcali, impulso para conseguir un aliado estratégico en telecomunicaciones y paquetes de servicios públicos para suscriptores de bajos recursos; en Emsirva, un acuerdo integral que incorpore la negociación de la convención colectiva, plan de retiro voluntario y la posibilidad de asignar a ex trabajadores el manejo de algunas de las zonas de recolección de basuras en la ciudad.
Ratificación de $425.000 millones para el MIO; impulso al tren de cercanías; centros de capacitación técnica del Sena para Aguablanca y una guardería de Bienestar Familiar para Potrero Grande; 30.000 cupos para Familias en Acción; la prórroga de la concesión portuaria condicionada a importantes inversiones y código de buen gobierno. Estas son las acciones que, en un resumen apretado, evidencian la presencia del Presidente de la República durante una semana en la ciudad.
Tuve ocasión de acompañarlo a los distintos actos de su visita y de observar de manera directa la forma de gobernar de un hombre, sin duda, singular. ¿Qué caracteriza esta forma de gobernar? Que está precedida de un conocimiento profundo del Estado, de la estructura del gobierno y de las posibilidades reales de gestión que pueden acometerse. No existe improvisación, como algunos creen. Cuando soluciona un asunto menor lo está haciendo con la certeza de cómo engrana la solución dentro del aparato del Estado.
Llama la atención su inmenso nivel de compromiso y la claridad absoluta para decir no cuando es imposible atender la solicitud que se le formula, así sea impopular su respuesta. Existe en el Presidente Alvaro Uribe una auténtica vocación de servicio que no corresponde a una pose o a una apariencia. Es la expresión sincera de tratar de solucionar el problema que le presentan y una altísima motivación para no dejarse vencer por los retos. Busca tozudamente una y otra forma de abordar el problema, buscando ángulos novedosos y distintos para resolverlo, identificando a fondo su origen.
Otra de sus fortalezas es la capacidad de sentarse en medio de posiciones encontradas para buscar soluciones concertadas. Así lo hizo con las juntas sindicales de Emcali y Emsirva para abordar temas tan complejos como la necesidad de un aliado en telecomunicaciones y la negociación de la convención colectiva. Todo esto proviene de un hombre profundamente humano y auténtico, con unas maneras muy familiares que brindan espacios de confianza. Como la consagración a Dios de los consejos comunitarios antes de iniciar, el saludo de mano uno a uno y llamar por su nombre a líderes de Polvorines, Potrero Grande y Aguablanca gracias a su memoria privilegiada de versificador consumado. Y un sentido de Patria que se expresa no sólo en el respeto por la dignidad de la Nación y de sus instituciones, sino en su conocimiento profundo de la geografía, la historia y sus protagonistas.
Es, pues, una experiencia ejemplarizante ver al Presidente gobernar de frente al pueblo y siempre con el mismo discurso en privado, en público, ante gentes de todas las condiciones.
Mayo 06 de 2007
