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CONTINUIDAD

Por Rudolf Hommes*
Tomado del diario El Tiempo

  • La importancia de que cada gobierno construya sobre los hombros del anterior.

Uno de los factores esenciales para el éxito de las políticas es la continuidad. La asombrosa transformación de Bogotá tuvo que ver con buenas políticas, por supuesto, pero también con el hecho de que dichas políticas continuaron aplicándose durante un largo número de años comprendidos desde la alcaldía de Andrés Pastrana hasta la segunda de Mockus. Gracias a ello, se tuvo la oportunidad de ir refinando las políticas y contribuir a que tuvieran impacto positivo.

A pesar de que los individuos a cargo de la administración distrital fueron cambiando y no necesariamente eran miembros de un mismo equipo, sí hubo un alto grado de preservación de los ejecutivos responsables de las distintas políticas y, lo más importante, existió una visión compartida de la misión de la alcaldía, de los objetivos de la ciudad y de los programas. También hubo tiempo para hacer ensayos y corregir errores.

El TransMilenio fue un heredero directo de la Troncal de la Caracas, mejorado gracias a las experiencias negativas de esta última. Jaime Castro dotó a Antanas de herramientas para llevar a cabo una transformación financiera del Distrito. Antanas dotó a Peñalosa de recursos para hacer sus obras monumentales y le dejó preparados muchos de los proyectos que vino a ejecutar y una ciudadanía consciente de sus responsabilidades y de su poder. Mockus II heredó el desafío de hacer algo tanto o más impresionante. Tuvo la entereza y la visión de concentrarse en resolver los problemas financieros y políticos de la ciudad y continuar las obras con bajo perfil.

Ahora le toca el turno a Lucho Garzón, quien fue elegido para hacer cambios, pero sin tirarse lo que heredó. Parece haber entendido finalmente esa importante restricción a su mandato. Ello va a servir para que se conserve en buena medida la continuidad.

¿De qué le sirve esta experiencia a la Nación? En primer lugar, destaca la importancia de que haya continuidad y de que cada gobierno construya sobre los hombros del anterior y no necesariamente entre a acabar con lo que llevó a cabo el anterior y a iniciar algo distinto. Si Mockus hubiera llegado a cambiar el Estatuto de Bogotá que le dejó Jaime Castro, y si Peñalosa hubiera archivado los planes de TransMilenio que le dejó Mockus y si este no hubiera realizado los esfuerzos que hizo para rellenar las arcas del Distrito y dejarle a Lucho plata para sus proyectos, Bogotá hubiera entrado en crisis o se hubiera detenido su progreso.

Lo que hace posible contar una historia diferente en el Distrito es que cada uno de esos alcaldes tuvo el buen sentido de incorporar lo que había hecho su antecesor y utilizarlo constructivamente para sus propios fines y para los objetivos de largo plazo del Distrito. Por eso están algunos de esos alcaldes en lugares prominentes de la fila india para llegar a la Presidencia. Demostraron grandeza y responsabilidad como hombres de Estado.

Colombia tuvo la oportunidad de apreciar los beneficios del continuismo entre 1984 y 1994, pues el gobierno de Barco recogió los programas que se habían implantado al final de la administración Betancur y evolucionó con ellos. La administración Gaviria los profundizó. Los equipos no eran los mismos pero muchos de los actores principales sí lo fueron y hubo una visión compartida durante diez años entre los responsables de la política económica de qué se buscaba y cómo lograrlo.

A partir de 1995 no se ha corrido con la misma suerte. La falta de continuidad en las políticas económicas ha sido una de las razones por las cuales la economía ha pasado por varios ciclos y tardó tanto en recuperarse después de la recesión. No se puede decir con certeza qué hubiera sucedido si Gaviria hubiera sido reelegido en 1994, como hubiera sucedido si la Constitución no lo hubiera prohibido, o si Samper no hubiera intentado hacer una contrarreforma a partir de 1994 y les hubiera dado continuidad a las políticas. Lo que sí es evidente es que entre 1984 y 1994 la economía marchó bien y se observó progreso social, y que durante la segunda mitad de los años 90 Colombia pasó por una de las peores épocas de su historia. ¡No se necesita decir mucho más a favor de la continuidad!


*Asesor del Presidente de la República y consultor privado.

 
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