¿NO SE PUEDE?
(El ejemplo de Fanny)
Por Rudolf Hommes*
Tomado del diario El Tiempo
Una propuesta encaminada a
alcanzar una serie de metas sociales que mejoren las condiciones
de vida
de los colombianos.
El viernes anterior a Semana Santa presenté, en la tertulia
mensual que ha organizado la Presidencia de la República
para discutir y promover el crecimiento económico, una
propuesta para duplicar el ingreso promedio de los colombianos
antes del 2024 y para alcanzar una serie de metas sociales y
demográficas que den lugar a un mejoramiento de las condiciones
de vida consecuente con dicho aumento en el ingreso. Entre estas
metas se destaca la erradicación definitiva de la pobreza
extrema, de tal manera que se reduzca a cero la proporción
de los habitantes que viven con menos de un dólar por
día, que hoy representa entre el 15 y el 20 por ciento
de la población del país.
Otra meta importante es la reducción de la tasa de crecimiento
de la población a 1,2 por ciento por año y la disminución
drástica de la tasa de mortalidad infantil, que es un
indicador de salubridad y bienestar que se correlaciona positivamente
con muchas otras variables sociales. En educación también
se presentaron metas concretas de aumento de la cobertura para
asegurar cubrimiento general en educación primaria e incrementar
radicalmente la provisión de educación secundaria
y de estudios superiores. Colombia está detrás
de América Latina y muy lejos del Asia en el acceso a
educación universitaria. También se propusieron
objetivos concretos para alcanzar en materia de calidad educativa.
Otro aspecto de la propuesta sobre el que es necesario insistir
es que no se trata solamente de un proceso mecánico para
hacer crecer la economía, ni de un conjunto de fórmulas
para lograrlo. Es una odisea, un verdadero esfuerzo nacional
el que se requiere para alcanzar estos propósitos. Abarca
un compromiso político sostenido por varias administraciones
consecutivas, un consenso sobre las metas y las formas de alcanzarlas,
disciplina social, un Estado que funcione y una actitud de cooperación
y complementariedad entre distintos grupos sociales que permita
no desperdiciar esfuerzos en la pugna entre ellos, sino trabajar
por un mismo fin.
Se utilizó como foco del análisis la experiencia
de Corea del Sur, un país que en 1960 había sido
destruido por la guerra y tenía niveles de ingreso muy
inferiores a los de Colombia y menores recursos naturales, pero
que contaba con una población más educada y una
mayor propensión al ahorro. Se escogió Corea porque
se trata de un país pobre y sin recursos que en 40 años
se vuelve desarrollado por su propio esfuerzo y que basa ese
desarrollo en crecimiento industrial y exportaciones, vía
inversión y mejoramiento de su capital humano. El modelo
colombiano necesariamente va a ser diferente, y va a poder utilizar
recursos que Corea no poseía, pero el esfuerzo y el enfoque
que se requieren van a tener que ser parecidos y la estructura
productiva va a tener que cambiar en forma también similar.
Ha habido muchos comentarios favorables a la propuesta y gente
interesada en hacer operativas algunas de sus iniciativas, especialmente
la que se refiere a hacerles seguimiento mensual a las exportaciones
en el ámbito de una comisión mixta del alto gobierno,
con el Presidente a la cabeza, y los exportadores, una idea original
de Rodrigo Botero. Ahora que las exportaciones regionales parecen
estar creciendo a ritmos muy dinámicos (las de Antioquia
y Valle fueron, en enero, 30 por ciento superiores a las del
año pasado, las del Cesar y la Guajira más que
se duplicaron, y así), quizás se podrían
organizar otros consejos mixtos a nivel de departamento con el
gobernador a la cabeza, para crear una cultura de exportaciones
en todo el país.
Algunos economistas han dicho que lo que se propone no se puede
hacer porque aquí no hay dictadura, porque ya se acabó la
guerra fría o porque los políticos no dejan. Quizás
el obstáculo más grande al desarrollo de Colombia
ha sido que no se hace el esfuerzo porque siempre ha habido genios
que predican que no se puede o augustos personajes que insisten
en que hay que tener mucho cuidado. Gracias Fanny Mikey por el
ejemplo de que sí se puede y por el espectáculo
de las semanas pasadas que nos permite aspirar a ser un país
desarrollado.
* Asesor del Presidente de
la República y consultor privado.
Los comentarios de esta columna solo comprometen a su autor.