HACIA LA DIVERSIFICACIÓN COMPETITIVA
DEL AGRO
Por Carlos Gustavo Cano *
Tras la ley presentada por el Gobierno
y aprobada en diciembre del año anterior por el Congreso, que estableció una
exención del impuesto de renta durante los primeros diez
años del ciclo productivo en beneficio de nuevos establecimientos
de cultivos de tardío rendimiento – cacao, caucho,
palma de aceite y frutales -, además de la exención
del impuesto a las ventas y del tributo global al diesel de origen
biológico destinado a sustituir el de fuente fósil,
su desarrollo constituirá un hito histórico para
el agro al convertirse en el más eficaz estímulo
para su agregación de valor, competitividad y diversificación.
En cuanto al cacao se refiere, según un reciente estudio
de la Universidad de Cornell de Nueva York, se ha comprobado su
alto contenido de antioxidantes, propiedad que lo coloca por encima
del vino tinto y el té verde como uno de los alimentos más
sanos o amigables con la salud. El caucho así mismo representa
una de las alternativas más promisorias, tanto a nivel interno
como externo. En efecto, el desabastecimiento del dinámico
mercado nacional supera el 93 por ciento de las necesidades, y
además se prevé una demanda internacional en notable
ascenso frente al estancamiento de la tradicional oferta asiática,
con precios firmes y al alza, en especial por el fuerte crecimiento
de las más grandes economías emergentes, como las
de China y la India, con una igualmente fuerte expansión
de la industria automotriz y, por tanto, de la de llantas, el principal
producto que arrastra y seguirá jalonando su demanda. Y
en cuanto al aceite de palma, la determinación de las naciones
más prósperas, en especial Estados Unidos y Europa,
de limitar o señalar mediante el etiquetado los alimentos
que contengan grasas hidrogenadas y los llamados “trans-fats”,
le abrirá los más amplios espacios en dichos mercados
de consumo humano.
Adicionalmente, factores como el calentamiento
del globo debido al incremento de las emisiones de los llamados
gases de invernadero – en
especial dióxido de carbono -, y la entrada en vigor del
Protocolo de Kyoto, están acelerando en todo el mundo el
reemplazo de combustibles de origen fósil por renovables.
Ahora se están dando las condiciones económicas y
las regulaciones ambientales para el uso masivo de diesel o gasoil
de origen biológico, es decir biodiesel, ya sea a partir
de aceites vegetales o animales, que podría desplazar en
su totalidad al de origen fósil, sin necesidad de modificar
la estructura de los motores. Europa ya arrancó, habiéndose
fijado una meta mínima de utilización del 5.75 por
ciento antes del 2010, empleando oleaginosas que se adaptan a sus
ecosistemas como colza, girasol y soya. Y nuestros vecinos, entre
ellos Argentina y Brasil, se hallan probando, además de éstas,
el aceite de higuerilla.
En Colombia este proceso despegó a raíz de la expedición
de la ley referida, y ha comenzado a moverse en algunos medios
empresariales, particularmente entre los productores de la palma
de aceite más visionarios. Solamente sustituyendo por biodiesel
apenas el 15 por ciento del consumo nacional de a.c.p.m., se absorbería
la totalidad del aceite crudo de palma que hoy producimos en el
país. He aquí otra cautivante oportunidad de generación
de empleo rural permanente. Por todo ello el Gobierno no ha vacilado
en apoyar de manera vigorosa estas grandes opciones de diversificación
del agro.
*Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural
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