EMPLEO:
UN CORTE DE CUENTAS
Por Diego Palacio Betancourt*
Negar la magnitud del problema del desempleo en el país
sería tan equivocado como afirmar que las cifras, desde
que el gobierno del
presidente Uribe se posesionó, no han mejorando.
Recordemos que en el año 1994 la tasa
de desempleo fue de 7,1. En el año 2001, la tasa promedio
anual ascendió a 15 (es decir pasó de
7,1 a 15). En
ese mismo año (2001), un estudio de la Contraloría
General de la República
afirmaba que, de seguir las cosas como estaban, en el año
2004 la tasa de
desempleo alcanzaría la cifra de 20.1 y en el año
2006 llegaría a 22.4%.
Hoy sabemos que, en contra de las anteriores proyecciones,
la tasa
promedio de desempleo en 2002 fue de 15,7, en 2003 fue de 14,1
y en
2004
bajó a 13,6 (vs 20,1 según proyecciones de la Contraloría
General de la
República). Por lo tanto, aunque el problema sigue siendo
grande, la
tendencia es de descenso.
El Presidente Uribe se comprometió, en su plan de desarrollo,
a generar las condiciones que permitieran crear 2´438.311
empleos. Transcurridos dos años y medio de los cuatro, se
han creado 1´339.000
nuevos empleos, según
las cifras del DANE.
Recordemos que en el cuatrienio 1994 -
1998 el Plan de Desarrollo buscaba crear 1´500.000 empleos,
meta que apenas se logró en una tercera parte, pues se crearon
514.000 (la tasa de desempleo pasó de
7,1 en 1994 a 12.3 en 1998). En el cuatrienio siguiente, 1998-2002,
se hicieron grandes esfuerzos y se logran crear 1´100.000
empleos que no fueron suficientes para parar el crecimiento de
la tasa
de desempleo,
la cual ascendió hasta llegar en 2002, a 15,3. El panorama,
después
de seis (6) años de crecimiento ininterrumpido de la tasa
de desempleo no era fácil para el gobierno que iniciaba
en el año
2002.
Es importante recordar que generar empleo no es fácil.
No se han
creado,
ni se crearán, nuevos puestos de trabajo por decreto.
El empleo es el
resultado de una política orientada fundamentalmente, pero
no
exclusivamente, a facilitar el crecimiento económico. Es
por eso que darle
confianza a los inversionistas o desarrollar los programas de seguridad
democrática son estrategias válidas no sólo
por la tranquilidad de los
colombianos, sino por empleabilidad.
Otro factor adicional, al cual le apostó el presidente
Uribe, fue la
Ley
de Reforma a la Empleabilidad que, en su momento preparó y
presentó con
toda la convicción Juan Luis Londoño. Algunos estudios
muestran que el
aporte de la misma ha sido positivo. Por ejemplo, uno de los objetivos
de
esta reforma era generar mecanismos que permitan enfrentar
el aumento de
la tasa de desempleo en jefes cabeza de familia que había
pasado de 5,3% en
1998 a 8,6% en el año 2001. Hoy en día, y en parte
gracias a la reforma, la
tasa de desempleo en jefes cabeza de familia es de 5,8.
Sería importante debatir, y ojalá se haga en
público, el aporte que
los
programas de micro créditos han tenido en el país.
En agosto de 2002 la cartera del micro crédito era de 707.000
millones. Hoy en día, gracias a
que se han otorgado más de un millón y medio
de pequeños
créditos, la
cartera pasó a 1,8 billones. En consecuencia, un número
similar de
colombianos ha podido emprender sus propias actividades productivas,
en
lugar de dedicarse a mandar hojas de vida.
Estas y otras estrategias que no alcanzamos a enumerar aquí,
hacen
parte
del trabajo permanente y planeado que ha venido desarrollando el
gobierno.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos, se oyen críticas
a los resultados
y a las políticas que se han implementado. Que el descenso
de la tasa es más lento de lo que todos quisiéramos
es cierto, pero este gobierno, aunque
tiene mejores resultados de los que había prometido en la
campaña y en el
Plan de Desarrollo, reconoce que el problema del desempleo todavía
es
grande.
Debo afirmar que me hubiera gustado oír las mismas
voces que hoy
exigen mejores resultados levantar su voz cuando el número
de desempleados
crecía aceleradamente (recordar periodo de 1996 a 2002).
En esa época,
algunos de los analistas que hablan como si tuvieran la fórmula
perfecta,
tenían responsabilidad en altos cargos del ejecutivo.
Hoy se cumplen
dos años de la muerte de Juan
Luis. Gran parte de la
estrategia
fue diseñada por él. Para los que no la recuerden,
ahí está el Conpes
de septiembre de 2002. Sea esta la oportunidad de rendirle
un homenaje a este
amigo que tanto pensó y ayudó al sector social. Paz
en su tumba.
*Ministro de la Protección Social
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