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DESMOVILIZAR LAS AUTODEFENSAS: UN PROPÓSITO NACIONAL

Por Luis Carlos Restrepo Ramírez *

La política de seguridad democrática del presidente Álvaro Uribe Vélez no excluye una salida dialogada con los grupos armados ilegales que declaren un cese de hostilidades, mostrando así su disposición para abandonar la violencia. A finales de 2002 varios grupos de autodefensas declararon un cese unilateral de hostilidades para iniciar diálogos, que condujeron en julio de 2003 a la firma del “Acuerdo de Santa Fe de Ralito”, en el que las Autodefensas Unidas de Colombia –AUC– se comprometen a desmovilizar la totalidad de sus miembros antes de finalizar el año 2005.

En cumplimiento del cese de hostilidades los homicidios atribuidos a los grupos de autodefensa han disminuido en un 68% y las masacres en un 86%. Aquellos que han violado el cese de hostilidades han recibido una dura respuesta militar por parte del Estado. Durante esta administración se han incrementado en más de un 300% las bajas, capturas y armamento incautado a los paramilitares.

Hasta la fecha se han desmovilizado 4820 miembros de las autodefensas –25% del total de su fuerza–, incluidos jefes de alto rango como Salvatore Mancuso. Se han entregado más de 4000 armas y se avanza de manera satisfactoria en la recuperación de la institucionalidad en amplias zonas del territorio nacional, donde han tenido lugar las desmovilizaciones.

El marco legal para la desmovilización está dado por la llamada ley de orden público –o ley 782–, una legislación que ha servido en años anteriores para desmovilizar grupos guerrilleros como el M-19 o el EPL. Dicha ley permite brindar un indulto a los responsables del delito de concierto para delinquir con el propósito de conformar grupos armados ilegales. Delitos como el homicidio, el secuestro y los delitos atroces, están excluidos de beneficios.

Para hacer más eficaz la desmovilización, se está tramitando en el Congreso un proyecto de ley de justicia y paz que permita conceder algunos beneficios a guerrilleros o autodefensas que siendo responsables de delitos graves, contribuyan de manera eficaz al desmantelamiento de sus organizaciones armadas al margen de la ley. En dicho proyecto se establece que deben pagar una pena básica de cárcel, entregar todos los bienes adquiridos de manera ilícita y reparar a las víctimas. Cualquier reincidencia delictiva conllevará pérdida inmediata de los beneficios.

Desmovilizar las Autodefensas es un propósito nacional, paso necesario para legitimar el Estado de Derecho y conjurar una grave amenaza a la democracia. Su desmovilización es garantía de una negociación exitosa con las guerrillas, que invocan la existencia de estos grupos como obstáculo para pactar la paz con el gobierno.

A las desmovilizaciones colectivas de las Autodefensas debemos sumar más de 7000 miembros de grupos armados ilegales que han entregado las armas de manera individual durante el gobierno del presidente Uribe. El gran reto es avanzar en la reincorporación a la civilidad de estas personas, ofreciéndoles alternativas vitales y productivas para evitar que se desvíen hacia el mundo de la criminalidad. Campo en el que resulta de capital importancia el apoyo de la comunidad internacional.

Febrero 21 de 2005

*Alto Comisionado para la Paz

 
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