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PALABRAS DEL VICEPRESIDENTE EN DÍA DE LA NO-VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Noviembre 25 de 2002 (Bogotá, Cundinamarca)

“La más importante, profunda y benéfica transformación que ha registrado la economía colombiana durante los últimos 50 años, es el ingreso masivo de la mujer al mercado laboral.

Lo es por la dimensión y valor de su aporte, por la influencia creciente de su participación y por muchas otras razones de carácter económico. Pero para mí lo es sobre todo por lo que representa la mujer en la educación, en la construcción y fomento de valores, en el protagonismo económico y espiritual de las familias.

Decir mujer es decir liderazgo, capacidad política, gestión con resultados, fundamento, compromiso, solidaridad, entereza, decisión, futuro. Aún quienes todavía desconocen los fundamentos incuestionables de la equidad, no pueden desconocer el enorme valor que representa para la sociedad que las mujeres accedan a las oportunidades que les han sido negadas, en especial a la educación, porque educar a una mujer es, en definitiva, educar a una familia.

Porque creo profundamente en todo ello me siento muy feliz de estar presente en esta reunión hoy 25 de noviembre, declarado como el Día de la No-Violencia contra la Mujer hace 11 años aquí en Colombia.

Me gusta lo que hacen ustedes a través de la Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz y en esta Constituyente emancipatoria, para que se consolide en Colombia la presencia de la mujer como sujetas sociales y políticas y para trascender el sistema simbólico en que han estado inscritas.

El Gobierno y la sociedad debemos muchas respuestas y soluciones a las mujeres de Colombia. 21 millones de personas, es decir 51% de nuestra población, es femenina. No tiene justificación posible y resulta muy inconveniente para el país que 50% de ellas sean desempleadas. Para no hablar del oprobio que representa que 17.5% de todas las niñas colombianas vivan en la miseria.

De acuerdo con todos los estudios disponibles, el desempleo afecta más que a nadie en Colombia, a las mujeres jóvenes, lo cual denuncia en mi concepto el rezago en el acceso a la educación de calidad y las graves manifestaciones de discriminación en cuanto a remuneración y oportunidades que afecta a tantas mujeres colombianas.

Por encima de los discursos y de la demagogia de género que suelen ser bastante frecuentes, mantener esta situación equivale a renunciar a una de las principales fuentes de progreso que tiene el país. Para citar apenas un par de indicadores, 15% de las Mipymes son manejadas por mujeres. Y de acuerdo con el Dane en el año 2000 había en el país 2.5 millones de mujeres cabeza de familia.

El Gobierno tiene muy claros el norte y la dimensión del trabajo que debemos hacer en justo apoyo de la mujer. Estamos reforzando, por ejemplo, el Programa de Apoyo a la Participación Económica de la Mujer, dirigido a Mujeres de la Pyme, por medio de un plan piloto que busca validar metodologías y estrategias que contribuirán a incrementar la inserción de la mujer en las actividades laborales

También están en marcha los grupos solidarios de crédito, una experiencia que en Asia ha permitido a millones de mujeres financiar mejoras en sus hogares, montar una tienda o una microempresa.

El Presidente Uribe ha señalado la prioridad de potenciar el respaldo del Gobierno a las mujeres cabeza de familia a través de acciones como dar a las más pobres carné prioritario para el Sisbén, cupos escolares para sus hijos, subsidio de vivienda social e ingreso al programa de microempresas.

El Gobierno quiere organizar en cooperativas a 82.000 madres comunitarias para dar almuerzo y refrigerio a un millón 400 mil niños y desarrollar un sistema de aprendizaje tutorial para mujeres campesinas, entre muchas otras iniciativas.

Considero positivo su interés de aportar al proceso de paz, una tarea en la cual también es enorme la presencia de la mujer. Las mujeres son las víctimas principales del conflicto armado, todos los días y en todos los escenarios cuando ellas o sus allegados son víctimas de asesinatos, desplazamiento, secuestros y otros atropellos.

Quisiera destacar al respecto algunas realizaciones de ustedes como la Movilización Internacional de Mujeres contra la Guerra y una similar que llevaron a cabo en Barrancabermeja en el 2001.

Creo que a través de ese tipo de actividades, como las que impulsamos en su momento en el “No más” -cuyas movilizaciones fueron por cierto planificadas y realizadas mayoritariamente por mujeres- dejamos plantada una gran semilla para crear espacios a la opinión de la mayoría de los colombianos y para que la misma tenga el peso en las decisiones frente a la paz que ha tenido en otros ámbitos como India o España.

Son múltiples y muy importantes las acciones que adelanta el Gobierno en la fundamental tarea de la paz, pero como ustedes saben, la regla de oro establecida por el Presidente al respecto, para no repetir errores que en su momento resultaron tan costosos, consiste en no divulgar los procedimientos ni resultados de esas gestiones hasta que no existan resultados concretos. Es una previsión indispensable para no entorpecer el resultado de los procesos ni crear ilusiones o falsas expectativas acerca de los mismos.

Conocemos y valoramos la labor de esta Constituyente Emancipadora por la Paz y queremos mantener una interlocución permanente y fluida con esta y otras organizaciones.

La Vicepresidencia y el Gobierno en general estaremos gustosos de apoyar su lucha por la igualdad y por los derechos de la mujer. Estamos dispuestos a trabajar con ustedes para que en todos los ámbitos se conozca y aprecie su liderazgo social y lo que representan para la sociedad y para la economía sus aportes como madre, jefe de hogar, profesionales, empresarias y líderes políticas.

Para que crezca su participación en el Congreso y en todas las instancias del Estado, como crece en la actividad privada. Para penalizar no sólo la discriminación sino también los abusos y los chantajes de que todavía son objeto tantas mujeres en la actividad laboral.

Considero que en estos temas de la mujer se acentúan varios de nuestros mayores y más antiguos vicios institucionales, como la búsqueda inútil de las soluciones a los problemas en las normas. O la enorme dificultad de convertir los propósitos en compromisos.

Hablando con toda franqueza, no creo en cuotas de participación para las mujeres porque restringen su espacio de oportunidad que con toda justicia debe ser ilimitado. Ni creo que debamos diluir más esfuerzos en diagnósticos y análisis. El Gobierno quiere y ejecutará acciones. Acciones que se concreten en recursos y beneficios reales para las mujeres colombianas de todas las edades y de todas las regiones. Gracias”.

 
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