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HOMENAJE A LOS HEROES MILITARES,
DE LA POLICIA NACIONAL Y A LOS CAIDOS EN ACCION
Septiembre 10 de 2002 (Bogotá, Cundinamarca)

Compatriotas:

Mañana, la opinión mundial estará recordando a los mártires de la Torres Gemelas y la televisión repetirá la escena de los bomberos de Nueva York, marchando hacia su destino trágico, mientras la compasión, la admiración y la solidaridad universal girarán en torno a la tragedia de la Gran Manzana, nosotros estaremos pensando en los héroes de nuestra Patria.

¿Cómo hacer que la humanidad reconozca que en Colombia se concentra la mayor expresión del heroísmo y la solidaridad?

El 11 de septiembre es un día aciago para la humanidad, pero en Colombia todos los días son ocasión para conocer el temple de nuestros policías y soldados.

El mundo no sabe que el sargento Helmer Javier Pérez Chamorro ofrendó su vida para intentar salvar la de los diputados que fueron secuestrados en el Valle del Cauca, ni que el soldado Jhon Fredy Hernández pereció cuando salvaba a sus compañeros de morir en un campo minado.

La justicia de la acción, define si una causa es o no heroica. El teniente Alirio Aponte se batió por recapturar a uno de esos delincuentes que inundan con droga las calles norteamericanas. El cabo Edgar Leonardo Valencia dirigió el rescate de cuatro compatriotas secuestrados. El soldado Jorge Isaac Chamizo combatió para evitar que el cuerpo de su compañero caído fuera mutilado. El cabo Oswal Cortés, a pesar de estar herido en el rostro, se empeñó y logró defender la vida de sus soldados.

El pueblo colombiano es quien inspira nuestra política de Seguridad Democrática. No queremos más desplazamiento de campesinos, ni masacres, ni toma destructiva de municipios. Luchamos por acabar con el secuestro, el terror y la pesadilla de la violencia. Nos desvela la defensa de los derechos de los sindicalistas y de la libertad de la prensa.

Defendiendo tal política surgen ejemplos y se dan servicios como los que hoy distinguimos como heroicos. El capitán Diego Hernán Ospina, con su valentía, liderazgo y compromiso, evitó la destrucción de la población de Rovira, en el Huila. Los capitanes Germán Lamilla Santos y Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, y el teniente Guillermo Camelo Sáenz, con su pericia, arrojo y valentía, han enaltecido a la Fuerza Aérea, defendido la vida y los bienes de miles de compatriotas.

La suerte de Colombia está en manos de todos. ¡Que los policías y soldados de todos los rangos luchen para devolverle la paz y la tranquilidad a los colombianos!

¡Que los ciudadanos, inspirados en las poblaciones de Bolívar y Caloto, en el Cauca, creen un sistema de resistencia civil y de redes de ciudadanos que apoyen a su Fuerza Pública!

¡Que nosotros en el Gobierno asumamos la mayor responsabilidad en el orden público, la dirección y el ejemplo, en mi caso, trabajando todos los días y todas las noches, con vocación de Primer Soldado y Primer Policía, para que la Patria recupere la tranquilidad!

El terrorismo no cede por concesiones, sólo cede cuando se le enfrente radicalmente. Los hombres de armas a quienes hoy reconocemos por su valor y entrega al servicio de la Nación, demuestran el temple de nuestras Fuerzas Armadas y su disposición al sacrificio. El subteniente Henry Zapata Ruiz y el sargento de la Policía, Juan de Jesús Poveda Forero, fallecieron enfrentando al crimen. El capitán Elkín Jasón Olarte Sandoval, los patrulleros Fabio Cárdenas Díaz, Diego Bernal Monroy y Edgar Mauricio Narváez Ortega, han arriesgado repetidamente sus vidas defendiendo a la sociedad.

La droga, que ha matado a tantos de nuestros soldados y policías, destructora del bosque y de los ríos, mata la esperanza de la Nación.

En la lucha contra los agentes de ese tráfico destructor, se produjo la operación Orca, en el Pacífico. En ella, hombres como el teniente de Navío, Carlos Enrique Arenas Torrado y el suboficial Roberto Enrique Guardo Almanza, ofrendaron su vida. Y los tenientes de Navío, Rafael Alberto Velasco Bayuelo y Edwin Manuel Feria, los infantes de marina Jaime Cala Gómez y Melkis Antonio Bonilla Rodríguez, mostraron toda la capacidad y el vigor de nuestros hombres de armas, desbaratando una de las más grandes operaciones de contrabando de estupefacientes.

Mañana, 11 de septiembre, la humanidad llorará a los mártires de un acto terrorista. Colombia, tiene que hacerlo a diario.

Pero hombres como a los que hoy honramos con el premio al heroísmo, son los que nos permiten soñar con que le devolverán la paz y la tranquilidad a los colombianos.

Que nos iluminen desde el cielo, el dolor de sus familiares nos aumente el compromiso con la Patria y la recuperación de los heridos nos de mayores energías.

Muchas gracias.

 
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