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SALUDO A LAS TROPAS QUE RESCATARON AL NIÑO KEVIN ROJAS, SECUESTRADO POR ILEGALES
Septiembre 15 de 2002 (Ocaña – Norte de Santander)

Compatriotas:

Quiero dar un saludo muy afectuoso a toda la comunidad de Ocaña, de la ciudad, de la provincia. A todo este gran pueblo nortesantandereano que es expresión pura de civismo desde los albores de la Independencia.

Que grato venir a esta tierra, simplemente a constatar que sigue vigente el valor civil que incorporó a hijos suyos y a hijas suyas como Bernardina y Nicolasa Ibáñez, a la noble causa de la Independencia. Hoy viven, compañeros, están incorporados a una nueva y noble causa, la causa de la derrota de la violencia y del secuestro.

Como me gusta venir a esta tierra de orden y de libertades a comprometer al Gobierno Nacional para liberarlos de esa enorme dificultad de la violencia que han tenido que vivir en los últimos años.

En aquel 1828 por alguna razón El Libertador no pudo llegar hasta Ocaña, pero desde la ciudad de Bucaramanga envió un bello mensaje, estaba aquí reunido el Congreso Constituyente de la época y en uno de sus apartes dijo El Libertador:

“Legisladores: arrojad vuestra mirada penetrante sobre el recóndito corazón de vuestros electores. Allí leeréis la prolongada angustia que los agoniza, ellos suspiran por seguridad y reposo, dadnos un gobierno en que la ley sea obedecida, el mandatario respetado, el pueblo libre. Un gobierno que haga valer la voluntad general y de los mandamientos populares. Considerad legisladores que la energía de la Fuerza Pública es el contrapeso a la flaqueza individual, es la defensa del débil, lo único que contiene al criminal, aquello que añora toda la sociedad. Considerad legisladores que la corrupción de los pueblos nace de la indulgencia de los tribunales y de la impunidad del delito, mirad legisladores que sin fuerza no hay virtud y sin virtud perece la República”.

Como cogen de vigencia esas palabras del padre de la Patria escritas en 1828.

Un acto de la fuerza de la violencia se proponía secuestrar un grupo de estudiantes de Ocaña y un acto de la fuerza de la virtud, frustró el secuestro.

Primero, quiero felicitar a la comunidad porque la comunidad se puso de pies, porque la comunidad se solidarizó, porque la comunidad no permitió que fuera amedrentada, porque la comunidad reaccionó e informó. Así se tiene que proceder en toda Colombia.

En segundo lugar, como nos alegra Kevin (Alexander Rojas) encontrarte acá, lleno de salud, con tus padres, tus hermanitos, tus compañeros de colegio, tus compañeritas, tus profesores, el rector del colegio. ¡Qué bueno, Kevin!

¡Qué bueno que tu presencia sea testimonio ante el mundo que notifique que Colombia no va a permitir que sigan secuestrando a sus ciudadanos, que notifique que Colombia no va a permitir que sigan secuestrando a sus niños!

¡Qué bueno, Kevin, tenerte en ti un extraordinario ejemplo, una notificación de lo que esta Patria tiene que hacer para salvar a los ciudadanos de esa violencia, de esa pesadilla de la violencia que tanto nos a afectado!

Y hemos venido a decirle a Colombia que tenemos una Fuerza Pública tonificada, una Fuerza Pública con una solidaridad infinita, una Fuerza Pública con total arrojo, una Fuerza Pública que ha entendido que la misión nuestra en el Estado no puede ser contemplar que se prolongue esta violencia, sino ponerle fin.

A todos los integrantes de la Fuerza Pública, con cuya abnegación, con cuyo arrojo, con cuya exposición al riesgo se pudo obtener la liberación de Kevin, el saludo afectuoso de 42 millones de colombianos.

Hoy los colombianos nos miramos a ustedes con respeto, con aprecio, vemos en ustedes nuestro amparo, vemos en ustedes nuestro apoyo para sortear este difícil momento.

Los nombres de ustedes quedarán siempre impresos en la memoria grata de los colombianos y sus acciones seguirán respondiendo a los superiores anhelos de la Patria.

Por eso, a todos los oficiales y altos oficiales, nuestra felicitación y nuestra gratitud. A todos aquellos, encabezados por el señor coronel Rodrigo Alberto Carranza Botía, él dio un ejemplo, no se quedó tomando tinto ni especulando, se puso al frente de la tropa, se puso al frente de la operación. Ese acto de ejemplo merece todo nuestro aplauso. ¡Que le país entero valore su ejemplo, Coronel!

Coronel, quedó acreditado y cuando uno queda acreditado no le agradecen sino que le piden más, usted verá qué va a hacer por nosotros.

Y quiero exaltar a los oficiales Edilberto Cortés Moncada, Juan Carlos Roda Cartagena, Juan José López, Orlando Quintero Gutiérrez, Héctor Hugo Muñoz, Marco Ordóñez Rodriguez, Jhon Jairo Martínez Soto, Dani Fernando Marroquín Galindo. Al dragoniante Darwin Duarte Quintero, a los suboficiales Jesús Antonio Romero Bermúdez, Jordane Armiña Villafañe y a los soldados Julio Cesar García Rincón, Lorenzo Acevedo Sepúlveda, José Alfredo Omar Cuello, Wilson Prada, Leonilde Pérez, Juan Carlos Gutiérrez Calderón, Luis Quintero.

A todos ellos, un aplauso desde el corazón de 42 millones de colombianos.

Y para terminar, permítanme leer una reflexión desde Ocaña para todos los colombianos: venimos a celebrar la liberación del niño, Kevin Alexander Rojas, pero no a celebrar la muerte de los guerrilleros.

Hoy nuevamente convoco desde Ocaña a todos los colombianos a unirnos con la Fuerza Pública y la justicia para derrotar de una vez por todas a la violencia y el secuestro. Si todos nos proponemos, derrotaremos esos flagelos.

Es el único camino para derrotar la muerte que enluta por igual el hogar del soldado, del policía, del guerrillero, del paramilitar.

Hoy llamo al Ejército y a la Policía para que le ganemos este desafío a los violentos rápidamente. Llamo a los ciudadanos para que con su ayuda y su cooperación, sean parte de esta victoria.

Llamo a la guerrilla y a los grupos paramilitares y autodefensas ilegales para que hagan un alto en el camino, silencio en sus armas y faciliten un proceso de paz.

Llamo a los jóvenes que forman parte de estas organizaciones violentas para que las abandonen, se acojan a los planes de reinserción, regresen a sus familias y se dediquen a construir un país con optimismo, con igualdad de oportunidades, con ideas, sin violencia.

A este gran pueblo de Ocaña mi gratitud, mi afecto y mi solidaridad.

Muchas gracias.

 
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