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CLAUSURA DEL VIII CONGRESO NACIONAL COOPERATIVO
Agosto 01 de 2003 ( Cartagena – Bolívar)

Compatriotas:

Quiero saludarlos muy afectuosamente a todos ustedes, los cooperativistas de la Patria.

Las dos intervenciones que acabamos de escuchar, están llenas de buenas indicaciones para lo que tiene que ser el camino del cooperativismo, vengo a este acto con mucha ilusión, la misma que he sentido cada vez que he tenido la oportunidad de reunirme con los cooperativistas de mi Patria.

Aquí veo amigos como Enrique Valderrama, quien era el Secretario del Consejo de Medellín hace casi 30 años, cuando tramitábamos exenciones al impuesto de industria y comercio para las cooperativas de aquella ciudad.

Aquí veo amigos como José Corredor Núñez, como Clemencia Dupont, con quienes tramitamos la ley 79 a finales de los años 80, para el cooperativismo colombiano.

Aquí veo amigos con quienes pude realizar una tarea de expansión del cooperativismo en mi departamento (Antioquia), desde el ejercicio de esa Gobernación, que me ayudaron a crear lo que con vanidad constructiva llamábamos ‘bancos cooperativos’ en los municipios para darle una alternativa de financiación a los campesinos y los micro empresarios.

Aquí veo un grupo de colombianos, ustedes los cooperativistas que representan los mejores valores de la Patria.

Aquí veo unos representantes a la Cámara, jóvenes y dispuestos a cumplirle al cooperativismo.

La verdad es que en este mundo de contradicciones, por un lado la globalización –que sino se somete a regulaciones destruye la equidad-, por otro lado los estados burocráticos y clientelistas. La síntesis es la economía solidaria.

La economía solidaria caracterizada por un sentido de equidad que en ocasiones escapa al sector privado tradicional. La economía solidaria caracterizada por un sentido de eficiencia, de agilidad y de transparencia, que en muchas ocasiones escapa a la acción estatal.

El cooperativismo es la revolución social de todos los días, sin odio de clases, con solidaridad, con valores. Para la democracia es fundamental. En el desarrollo del cooperativismo podemos advertir el único imperio que necesita la República, el de la clase media, con valores, para construir una democracia de clase media, estable, amable, solidaria, convivente.

Quiero contestar lo siguiente a la intervención del doctor Palacino.

La DIAN. Hagamos esa reunión rápidamente, no se Alfredo (Pinto, presidente de ACOPI) si pudiéramos hablar ahora mismo con el Doctor Aranguren (Mario, director de la DIAN), para mirarla, pero pongamos cuidado con esto: ya no es fácil mantener exenciones al cooperativismo como en el pasado.

Acabamos de escuchar al presidente de la Confederación Internacional decirnos que lo que se requiere es un tratamiento de equidad, que no están pidiendo tratamientos de favoravilidad.

Cada vez que se agite el tema tributario en el Congreso de la República, resulta más difícil el mantenimiento de las exenciones tradicionales al cooperativismo. Por eso en la medida en que podamos hacer una buena implementación de lo definido en la reforma tributaria el año pasado, vamos a lograr dar tranquilidad en el frente tributario. Porque puede que escapemos al cooperativismo en una reforma tributaria, pero quien sabe si en la otra.

Entonces, por eso me parece de la mayor importancia trabajar con la DIAN para que cumplamos el espíritu del legislador de la norma tributaria del año pasado: que el porcentaje de tributación que sobre sus excedentes deben pagar las cooperativas, se liquide con una aplicación muy objetiva de los principios contables del cooperativismo que no deben reñir con las exigencias contables de la DIAN. Y que aquel porcentaje que se debe pagar en impuestos, lo puedan llevar a la educación, a la revolución educativa.

Yo no me opongo a que ustedes tengan un amplio margen discrecional para canalizar los recursos, pero para que sea una ayuda efectiva, que sea educación de buena calidad, que sea educación formal, que sea educación que contribuya a la revolución educativa en los cinco puntos básicos: cobertura, calidad, pertinencia laboral –desarrollando habilidades laborales-, capacitación técnica y fomento de investigación científica. Esos, a mi juicio, deben ser los 5 criterios.

No me opongo por ejemplo, a que las cooperativas tengan gran autonomía para aplicar, como lo manda la ley, esos recursos que deberían girar a titulo de pago de impuestos, a procesos autónomos de educación. Pero que cumplan con esos requisitos.

Déjenme, con toda amistad, ser bien crudo porque también hemos tenido épocas donde nos hemos gastado los recursos de educación, en cursillos de formación cooperativa de poco valor. Entonces por eso, esa platica que ustedes producen con tanto esfuerzo, hay que hacerla producir muy buenos resultados sociales para el pueblo colombiano, en educación. Que los actores sean ustedes, ¡magnífico!, pero que produzcamos un resultado de fondo. Esa seria mi sugerencia al acuerdo del cooperativismo con la DIAN.

Que la DIAN reconozca los principios contables del cooperativismo para la liquidación de excedentes y que se llegue a un convenio para que el cooperativismo, con autonomía, cumpla unas metas y unos requisitos para orientar esos recursos a la acción educativa. Ojalá se pudiera hacer esa concertación en el curso de las próximas dos semanas, definan ahora la primera reunión y que ayude el Ministerio de Educación y yo estoy atento porque los necesitamos a ustedes en el tema.

El tema de DANSOCIAL. Si, yo estoy de acuerdo con lo que dijo el doctor Palacino, la ley no debe dar pautas que lleven a interpretarla como que está creándole al cooperativismo, en DANSOCIAL, una camisa de fuerza. Es una entidad promotora, una entidad de ayuda, una entidad de enlace entre el cooperativismo y el Gobierno.

El tema del Consejo en Salud lo ignoro, lo creamos. Una de nuestras preocupaciones en la ley 100 –y recuerdo a Juan Luís Londoño, que en paz descanse- y nos preocupamos mucho por esa participación del cooperativismo en la ley 100. Yo hago fuerza para que sea exitosa. Y hemos tomado unas decisiones todavía más drásticas. El Plan de Desarrollo acogió una de nuestras propuestas del Manifiesto Democrático, de los 100 puntos: que en adelante las nuevas empresas, aseguradoras de régimen subsidiado, administradoras de régimen subsidiado, tienen que ser sin ánimo de lucro. Esa es la imposición, el punto esencial de la economía solidaría.

Entonces tienen que tener éxito porque sino se nos desborona la ilusión. Tienen que tener éxito en el manejo del régimen contributivo y el régimen solidario.

La economía solidaria tiene afiliados al régimen contributivo más de 6 millones, de un total de entre 50 por ciento. Eso no puede fracasar, eso hoy es un gran soporte del régimen contributivo y lo tiene que ser del régimen subsidiado, para lo cual necesitamos mucha alianza del movimiento cooperativo con cajas de compensación e ir asociando hospitales públicos que vayan cumpliendo parámetros de competitividad, de mejoramiento de productividad.

En la medida en que sean socios de ARS o de EPS de naturaleza cooperativa o que haya una alianza estratégica con ellos, vamos despolarizando la contradicción alrededor de cómo se manejan los recursos de salud.

Pero yo no conozco lo del tema de la participación en el Concejo, yo no le puedo hoy decir que sí, vamos a estudiar el tema, pero si me comprometo a que Alfredo estudie rápidamente el tema con ustedes y con el Ministro de Protección Social (Diego Palacio).

El otro tema que trataba el doctor Palacino. Yo creo que es muy importante hacer un Consejo Comunitario que sea una muestra cooperativa. Que hagamos un sábado de Consejo Comunitario para que ustedes le expliquen al país qué están haciendo.

Anny Vásquez es la secretaria Ejecutiva de los Consejos Comunitarios –aquí nos acompaña-, programémoslo. Porque es muy importante que el país sepa que el cooperativismo superó la crisis y que el cooperativismo es una gran alternativa. Y donde tengamos errores reconocerlos porque si hay algo que no se puede equivocar es el cooperativismo.

Equivocarse el cooperativismo es como corromperse la sal. Equivocarse en economía solidaria es matarnos una gran ilusión en un país de tantas confrontaciones, de tanta inequidad, de tanto antagonismo, de tantas dificultades, el cooperativismo es el caminito para ir ajustándolo todo.

Yo alguna vez decía que la economía solidaria, para algunos, como en mi caso, se convierte, como se convirtió la penicilina para los científicos y los médicos cuando la descubrieron y sustituyó las sulfas: a todo le recetaban penicilina. Los que creemos en la economía solidaria, a todos los males del país le recomendamos economía solidaria, a todos los males del país le recetamos cooperativismo. Es una necesidad.

Pero eso implica que el cooperativismo no se equivoque. El cooperativismo representa la gran reserva de este país, que son los valores de la clase media y cuando tiene ese mandato de representar esos valores, no se puede equivocar.

Ustedes saben que nosotros tenemos 3 objetivos, 6 políticas. Un objetivo: la Seguridad Democrática. Otro objetivo: la derrota de la politiquería y de la corrupción. Y otro objetivo: la reactivación económica y social.

Seis políticas: la seguridad, el aumento de ingresos del Estado, la disminución de costos del Estado para poder aumentar inversión, la lucha contra la corrupción y la politiquería ´-con puntos como el referendo, el decreto 2170-.

La reactivación económica. Por ejemplo en Cartagena hay uno puntos bien importantes, esta ciudad con la ayuda de Dios va a tener transmilenio, vamos bien adelante en eso. Hemos luchado por una tasa de cambio competitiva que le permita a la economía colombiana ser más competitiva, con una tasa de interés baja en el largo plazo.

Y la política de la reactivación social tiene 7 componentes: la revolución educativa, la protección social, manejo social del campo, de los servicios públicos, el país de propietarios, la calidad de vida urbana y un elemento que es siempre transversal a todos: la economía solidaria.

Nosotros no podemos decir: ‘este es el programa de la economía solidaria’. En mi visión, cuando escribimos los 100 puntos del Manifiesto Democrático, la economía solidaria tiene que ser una constante en todas estas acciones.

Uno no puede hacer manejo social del campo sin pensar en economía solidaria. No puede haber país de propietarios sin pensar en economía solidaria. No se puede estimular calidad de vida urbana sin economía solidaria. Donde uno quiera que mire esto, tiene que aparecer la economía solidaria como un elemento transversal.

Déjenme hacer una referencia a protección social. Es bien importante que demos el paso de la cooperativización de todas las madres comunitarias de Bienestar Familiar –aquí encontré a algunas que están en esa tarea-. Ese es uno de los objetivos absolutamente necesario.

Y en el manejo social del campo hemos tomado algunas decisiones, por ejemplo: en aquellas actividades donde hemos declarado exención tributaria (madera, reforestación comercial, cultivos de tardío rendimiento, etcétera) se ha definido que las tengan subsidio directo en dinero, va a los pequeños empresarios, preferiblemente asociativos. Por ejemplo, en la asignación del ICR (incentivo de capitalización rural) toda nuestra prioridad es para los grupos asociativos, de organizaciones campesinas. Nuestra financiación de los bancos de maquinaria, allá va la prioridad.

SERVICIOS PÚBLICOS Y VIVIENDA

En el tema de los servicios públicos y del país de propietarios. Nuestra decisión es una: allí donde tengamos que ayudar a empresas de servicios públicos, tenemos que convertir en socios –directa o indirectamente- a los usuarios, preferiblemente a través de organizaciones solidarias.

El rescata de EMCALI tiene como condición –y al Estado le implica un alto costo porque la Nación tiene allí un costo de alrededor de 600 mil millones de pesos- la creación del Fondo de Capitalización Social: deben ser socios todos los usuarios, aportando –para empezar- un porcentaje de la tarifa. Y ese fondo, en este caso, no será socio directo de la empresa –que continuará siendo una empresa estatal- pero sí un elemento de apoyo con recursos financieros y de control de calidad de manejo, a través de un plan de desempeño con EMCALI.

Y confiamos que esos fondos vayan apareciendo en varias empresas de servicios públicos, empezando por aquellas que han tenido que intervenir el Estado por una u otra razón.

Nos parece de la mayor importancia seguir avanzando con ustedes en el tema de la vivienda social. Este año se tomó, a principios, la decisión de preferir una gran cantidad de municipios que nunca habían recibido subsidios y casi todos esos proyectos eran proyectos cooperativos.

¿Qué sigue?: la situación fiscal nos ha tenido a nosotros muy restringida la posibilidad de adjudicar subsidios de vivienda social. Estamos buscando trasladar unos recursos del capital de FINDETER a los subsidios de vivienda social y estamos buscando acelerar las líneas de crédito para vivienda social con una participación de FINDETER para fortalecer el Fondo de Garantías y una presencia muy masiva del Fondo de Garantías para apoyar los créditos de vivienda social.

Allí necesitamos las entidades cooperativas financieras para que sean intermediarias de recursos. Recursos de FINDETER y recursos de la Banca, con apoyo al Fondo de Garantías para que nos ayuden a llegarle a los usuarios de vivienda social con esos créditos.

EL MICROCRÉDITO

Fundaciones –como Fundación Carvajal, Actuar, Fundación Santo Domingo, San Isidro- como estas y el cooperativismo, son los socios necesarios del Gobierno para poder masificar el microcrédito.

Nuestro país tiene la estructura y la vocación de pequeña empresa más importante del Continente. La actitud de los colombianos es mucho más inclinada al empresarismo que a la subalternatividad laboral y eso es una gran ventaja para Colombia.

En el último año en Colombia se han movilizado casi 900 mil millones para microcrédito pero tenemos problemas porque están colocados de manera muy asimétrica entre las regiones. Necesitamos más homogeneidad. Además hay muchos municipios donde no ha habido manera de asignarlos.

Y eso no lo podemos suplir sino con un gran esfuerzo del cooperativismo financiero para colocar esos recursos con dos aportes del Gobierno. En fondeo de recursos, el Gobierno puede ayudar a través de gestiones con el sector financiero y a través de redescuentos directos con Bancoldex donde hemos asignado la responsabilidad mayor. Y la otra manera como puede ayudar el Gobierno es con el fortalecimiento que se viene dando –muy importante- del Fondo de Garantías.

Bueno, ahora les ofrezco la palabra a ustedes.

Muchas gracias.

 
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