SALUDO
AL INICIARSE LA BATALLA DE LAS FLORES CARNAVAL DE BARRANQUILLA
Marzo
1 de 2003 (Yopal – Casanare)
Compatriotas:
La Batalla de las Flores del Carnaval de
Barranquilla nos alienta un gran sueño: que el pueblo de Colombia aprenda también
a revelarse contra la violencia y el desorden.
Cada año, desde 1903, Barranquilla toda –sin distinción
de clases- marcha y baila alegre y bullanguera y protesta contra
quienes prediquen venganza, odio político, fanatismo ideológico,
intolerancia religiosa y discriminación racial.
¡Que Colombia entera, desde el Caribe verdeazul y risueño
hasta el Nariño de las fértiles colinas de apacibles,
dance al ritmo de esas comparsas democráticas e igualitarias,
que se burlan de quienes predican odio y siembran terror!
¡Que en esta tierra madre acogedora de todas las razas la única
confrontación entre sus habitantes sea la de la Batalla
de Flores, el golpe amistoso con una gascallena amarilla, el plegar
sumiso de los pendones ante la belleza del cielo azul, el roce
cariñoso con un coral rojo..!
Como Presidente de los colombianos, saludo al alegre pueblo de
Barranquilla en el acto inaugural del Carnaval que es motivo de
orgullo para toda Colombia.
En 1902, al terminar la Guerra de los Mil
Días, el espíritu
de reconciliación, de perdón y de olvido, iluminó la
mente del general Heriberto Bengoechea –ilustre currambero,
veterano de mil batallas- quien decidió que la única
guerra que de ahora en adelante volverían a pelear los barranquilleros,
se batiría en el terreno del folclor, con flores en lugar
de acero gris y frío.
Que el único cadáver tendido en el campo sería
el de Joselito Carnaval y que la única fiereza de los hombres
se expresaría con las máscaras, atuendos y palotes...
Hasta la bravura de los animales feroces
fue demeñada por
la alegría de los hombres pacíficos, tanto, que el
terrible caimán del río de la Magdalena en lugar
de engullir humanos, solo come queso y come pan y toma tragos de
ron.
La rebeldía barranquillera contra
la violencia y su talante igualitario, son instrumentos de paz.
Barranquilla, como Francisco de Asís, siembra amor con
su ejemplo y en lugar de injuriar, perdona. La sola imagen del
pueblo danzante y bullicioso torna el desaliento en esperanza,
hace prevalecer la luz sobre la sombra y cambia tristeza por alegría.
Sueña con que Colombia toda, recupere con esfuerzo y persistencia
la alegría que produce vivir en paz, esa paz que los barranquilleros
nunca permitieron que se las arrebatara.
El Carnaval de Barranquilla es la expresión de la rebeldía
del Caribe contra el desorden y contra la violencia. Es la expresión
ordenada de un sentimiento natural de ese pueblo hacia el igualitarismo.
Desde el Casanare, donde se formó la bella epopeya del
ejercito libertador, un saludo lleno de afecto al ejemplo de orden,
de rebeldía contra la violencia que nos da Barranquilla
con su carnaval.
Muchas gracias. |