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ENCUENTRO CON EX PRESIDENTES Y EX MINISTROS
LIBERALES QUE APOYAN EL REFERENDO

Septiembre 25 de 2003 (Bogotá – Cundinamarca)


Señoras y señores:

Quiero agradecer en primer término las palabras llenas de generosidad y de patriotismo del ex Presidente Turbay Ayala. Su carrera política ha sido una carrera política lejana a la vanidad, de espaldas al concepto del poder, comprometida con la responsabilidad y pródiga en generosidad con su Patria y con sus compatriotas.

No hay un momento de la carrera política del ex Presidente Turbay Ayala en el cual él haya mermado la generosidad con su Nación. Su preocupación a lo largo de estos días es una muestra más, Presidente, de esa generosidad, de ese patriotismo, de ese concepto de servicio que ha guiado toda su vida para beneficio de Colombia.

Yo, que tuve la fortuna de trabajar bajo su dirección y por su generosidad, no encuentro extrañas sus palabras, hacen parte de esa edificante trayectoria que es un gran ejemplo para todos aquellos que en Colombia somos o queremos ser servidores públicos.

Agradezco que lo acompañen a usted en esta tarea, los ex presidentes César Gaviria y Ernesto Samper Pizano. Usted lo ha dicho muy bien: esta colectividad de matices, esta colectividad de regiones, logra aquí un nivel de consenso difícilmente encontrado en el pasado, lo cual compromete todavía más la gratitud del Gobierno, del pueblo colombiano y mi personal gratitud.

Agradezco, ex Ministras y ex Ministros, su concurrencia en este momento difícil de la Patria y bello de la democracia.

Quiero agradecerles más en el sentimiento que lo que puedo referirles en las palabras. Ustedes, curtidos en la lucha, todos formados en el espíritu crítico del liberalismo, deponen hoy lo que pueden ser sus observaciones sobre el acontecer nacional, sobre la conducción del Gobierno, para acudir patrióticamente a este llamado de la democracia.

Por supuesto que la campaña que puedo adelantar es una campaña de persuasión, es una campaña cívica, es una campaña de argumentos, es una campaña con ese gran principio liberal de la tolerancia por la opinión ajena, que no la pudo convertir en una apología partidista. Porque de un lado está la prohibición al Presidente de la República y a los servidores del Estado de intervenir en política y por otro lado, esta el deber de explicar a los colombianos la razón de esta convocatoria y defenderla porque se origina en una iniciativa del propio Gobierno.

Trazar una línea divisoria para saber hasta dónde llega nuestra competencia legal, la autorización que nos otorga el ordenamiento jurídico para defender estas tesis y a partir de dónde empieza la prohibición para no intervenir en política, es difícil, pero lo tenemos que lograr y las palabras claves para lograrlo son: campaña cívica, explicación argumental, tolerancia y paciencia con la crítica. Y la actitud clave: proceder con afecto superior por Colombia y por nuestros compatriotas.

Consciente de que esta reunión no puede ser una apología partidista, porque como lo ha presentado muy bien el ex presidente Turbay Ayala, es simplemente la circunstancia de que, de manera solícita acuda un conglomerado de servidores que ha agitado siempre la bandera del liberalismo a prestar su concurso a una causa, a otra causa grande de la Patria, déjenme hacer algunas referencias a lo que ha sido la lucha del liberalismo por la participación.

Esos discursos solitarios de Rafael Uribe en la segunda mitad del Siglo XIX tuvieron un hilo conductor: la ampliación democrática, la participación. En nombre de la lucha por la participación y por los derechos democráticos, se justificaron las contiendas. En la esperanza de haberlos conseguido, se explicaron los acuerdos de paz. En el propósito de consolidar esa participación, se hizo el cogobierno con los anteriores adversarios.

El Congreso ideológico a principios de los años 20 en Ibagué, puso como primera prioridad, en el devenir del liberalismo, la lucha nuevamente por la ampliación democrática, por la elección popular de alcaldes y por todas las formas que ampliaran las posibilidades de participación. Eso tomó mucho tiempo.

Cuando creímos que a partir de la Constitución de 1863 habíamos conquistado la plenitud de los derechos democráticos, se necesitó el Congreso de Ibagué a comienzos de los años 20 y una lucha de muchas décadas para que, finalmente, todo el pueblo colombiano entendiera la necesidad de esa ampliación democrática y se presentara el proyecto constitucional de elección popular de alcaldes.

En el interregno se avanzó, las mujeres dirigidas por combatientes muy importantes del liberalismo, vieron en el plebiscito de 1957 un gran paso para reconocerles los derechos políticos –así fuera tardíamente-, que durante tanto tiempo se les había negado.

La Constitución de 1991 avanzó en descentralización, avanzó en rentas para las regiones, avanzó en elección popular de gobernadores, avanzó en nuevas figuras de participación como el referendo, que por primera vez se le convoca.

El liberalismo ha tenido, pues, una trayectoria de liderazgo incuestionable para persuadir a los colombianos sobre la bondad de la ampliación de las oportunidades democráticas. Ha luchado hasta lograr las grandes mayorías nacionales, los consensos partidistas para dar pasos de ampliación democrática, como fue aquel plebiscito de 1957.

Sus palabras, tenemos que hacerlas sonar en Colombia, Presidente Turbay. Que el pueblo colombiano sepa que en los valores democráticos del liberalismo, ha estado siempre enfrentar el debate, no eludirlo, diluyendo el quórum. ¡Qué sentencia tan importante la que nos ha expresado hoy, Presidente Turbay! Ojalá los medios de comunicación y Colombianos por el Referendo destaquen y repitan ampliamente, en todas las regiones de la Patria, este discurso suyo y ese punto especialmente que hace parte del talante democrático.

Defender las ideas no es fácil, pero la escuela política en la cual nosotros nos formamos, nos ha enseñado a defenderlas con más ahínco en la adversidad que en el buen tiempo. A nosotros nunca nos enseñaron a desbaratar el quórum para eludir el debate, nos enseñaron preferir perder que darle la espalda a la contienda democrática. Por eso me conmueve mucho su intervención, Presidente Turbay.

Este referendo no va ser milagroso. Esta mañana le decía a unos coterráneos de Medellín, a través de una emisora local, que este referendo no es la pomada milagrosa de la carrera a Palacé, es un paso en la dirección correcta, uno de los tantos que tiene que dar la Nación.

Como ustedes muy bien lo conocen, introduce unas reformas que no había introducido el Congreso, ayuda a sanear las costumbres de la política, los partidos que quieren mantener un lugar en la historia no pueden conformarse con el pasado, tienen que mantenerse en el ajuste de todos los días. La revolución del diario acontecer, a los cual refiriera bellamente el ex presidente López Pumarejo. Entonces, por eso hay que estar haciendo los ajustes de hoy para que aquellos que habrán de venir mañana, impulsen y lideren los que encuentren adecuados para sus momentos.

Estos ajustes en transparencia, en la manera de hacer política, legitiman las instituciones, no hay duda que las van a legitimar. Legitiman las instituciones del Estado y las instituciones comunitarias, sus referentes morales, los partidos, los órganos. Legitiman al Parlamento, legitiman al Ejecutivo, construyen confianza popular en el sistema de Gobierno.

Este referendo avanza contra la corrupción. No es fácil -para quienes, como nosotros, nos formamos en la tesis de que todo delito tiene un antecedente social, de que no hay obligaciones irredimibles ni penas perpetuas-, atreverse a romper con ese principio para proponerle una pena perpetua a la corrupción, como aquella que se propone en el primer punto del referendo que, si lo aprueban los colombianos, le prohibirá a los condenados por corrupción regresar al Estado por nombramiento, por elección o por contrato.

Pero, a nosotros nos enseñaron en la escuela de nuestra formación política, a apreciar las circunstancias de cada momento para ajustar nuestras creencias, una mezcla equilibrada entre el subyacente ideológico y el empirismo.

Y ha sido tan grave el efecto de la corrupción en Colombia, que hay que tomar medidas proporcionales, así haya que romper con ideas que nos han sido tan caras, como aquellas de que no habrá penas perpetuas. Yo creo que el país tiene que ensayar normas de esta naturaleza, aplicarlas, cuando el pueblo las apruebe –si el referendo tiene la suerte por la que luchamos el próximo 25 de octubre- también le estará enviando un mandato a los fiscales y a los jueces y les estará diciendo: ‘aquí le acabo de aprobar esta norma contra la corrupción, ahora aplíquela’.

Muchas normas contra la corrupción se han quedado inaplicadas, pero ninguna de ellas se ha originado directamente en el pueblo. La circunstancia de que esta se origine directamente en el pueblo, va a dar mayor peso para reclamar de los fiscales y de los jueces mayor eficacia en su aplicación.

Este referendo, por supuesto, tiene normas de austeridad bastante controversiales. Qué le voy a pedir yo al pueblo liberal unanimidad sobre temas que a lo largo de mi carrera política jamás he presenciado que se puedan resolver por unanimidad en la base liberal. En esa colectividad de matices, es imposible y también inconveniente la unanimidad sobre todos esos temas.

La unanimidad es para dar el debate, la unanimidad es para confrontar las tesis, la unanimidad es para defender la democracia, la unanimidad es para utilizar los instrumentos de participación, la unanimidad es para no desbaratar el quórum, la unanimidad no es para tener que aprobarlo todo. Nosotros no podemos reclamar que un partido que ha tenido es trayectoria de beligerancia doctrinaria, de matices a su interior, le diga a todo que ‘sí’, especialmente en materias tan delicadas como las fiscales, lo comprendo.

Pero miren, cuando este Gobierno asume, el déficit del sector central superaba el 6 por ciento y a mí me dijeron: ‘eso no tiene problema, usted recibe las utilidades del Seguro Social’. ¿Cuáles? Una de las primeras decisiones de este Gobierno fue una adición de 500 mil millones (de pesos) para trasladarle al área de salud el Seguro Social.

‘Usted recibe las utilidades de Telecom’. ¿Cuáles?, si no hubiéramos emprendido la reforma de Telecom este año, el año entrante el fisco le tendría que trasladar más de 500 mil millones (de pesos), las de Ecopetrol, existen.

Ese déficit consolidado superior al 4.2 por ciento (del PIB) y me dijeron: ‘ahí tiene soluciones, la comisión de ingresos del Estado –que patrocinó la anterior administración presidencial- tiene estas recomendaciones’, me trajeron varias del Ministerio de Hacienda: un IVA del 16 por ciento a todo a la educación. A la salud, a los servicios públicos, descartado. Me hablaban de la eliminación de todas las exenciones tributarias, resulta que la de mayor peso es la exención a las rentas de trabajo.

Y me pregunté: ¿podemos resolver el problema fiscal colombiano simplemente gravando a todos los trabajadores? Esa exención se marchitó un poco, pero no creo que el pueblo colombiano aceptara que el Gobierno quisiera recorrer el camino de eliminarla. Es la cara, la carísima exención a las rentas de trabajo.

Finalmente, logramos una reforma tributaria controversial y moderada, de aspectos estructurales de gran importancia como la ampliación de la base de contribuyentes, que es lo que finalmente nos permitirá derrotar la evasión y crear un compromiso de responsabilidad social de cada ciudadano con el fisco.

Tocará decir, en referencia al ciudadano con el fisco, lo que dijo Rafael Uribe Uribe en referencia de los liberales con su partido: ‘ser liberal es un honor que cuesta’. Ahora nos tocará decir: ser colombiano es un honor que cuesta. Y hacerlo con progresividad, con todo el criterio social. Avanzamos en pensiones, pero no lo suficiente.

Y a ese déficit fiscal se le suma un endeudamiento, cuya cifra absoluta ya la ha referido el Presidente Turbay Ayala, un endeudamiento bastante difícil de manejar. Ahí hemos venido buscando reestructurar la deuda a la moda colombiana: generando confianza en los mercados internacionales y locales, sustituyendo bonos que se van a vencer por bonos de más largo vencimiento y de más baja tasa de interés.

Este año Colombia es el país receptor de los mayores desembolsos en los Bancos Interamericano y Mundial. Hemos encontrado una gran receptividad en las agencias multilaterales, que por supuesto, dependerá de que seamos capaces de mantenernos en una senda de confianza.

Un déficit fiscal acompañado de semejante nivel de endeudamiento, convierte la situación en una situación de muy difícil manejo. Entonces empezamos a buscar una serie de políticas, de acciones para enfrentarlo en su conjunto: aumento de ingresos del Estado, la reforma administrativa, el impuesto patrimonial que se derramó con total progresividad solamente para patrimonios superiores a 155 millones (de pesos), etcétera. Todo eso ha sido un conjunto de buenos pasos, pero finalmente insuficiente.

REFERENDO

En el referendo hay temas fiscales de gran importancia.

  • Tema pensional

Colombia tienen un millón de pensionados, el número de pensionados crece al 7 por ciento, año tras año. Se agotaron las reservas del Seguro Social. El año entrante tendremos que trasladarle al Seguro Social, 800 mil millones de pesos para que pueda pagar sus pensiones. El 83 por ciento de de esos pensionados, son pensionados por debajo de dos salarios mínimos y en pocos años, tendremos que trasladar hasta tres billones de pesos al año al Seguro Social. Es una situación dramática.

La cuenta pensional de la Nación el año entrante vale 9.8 billones de pesos, lo que le transferimos a los departamentos y a los municipios para educación y salud, vale 14 billones de pesos. Al ritmo que van las proyecciones y que se van presentando en la realidad, dentro de pocos años será mayor el cheque de la Nación para pagar pensiones, que el giro a las regiones para educación y salud.

Yo les he dicho a muchos compatriotas que la Constitución del 91 cambió radicalmente las relaciones del Ejecutivo con el Banco de la República. Nosotros hoy no tenemos esos instrumentos de socorro.

En diciembre del año pasado casi nos quedamos sin con qué pagarle a los trabajadores activos del Estado y a los pensionados. Uno no quisiera que la Nación llegara a la situación de algunos departamentos. En algún departamento: 33 meses de atraso a los pensionados. En otro departamento: 24 meses de atraso a los trabajadores activos.

Hace pocos días le pregunté a un destacado alcalde: ¿cómo va con las pensiones?, ‘Presidente muy bien, porque he pagado cumplidamente las tres últimas mesadas’ y ¿las 24 que debía, y las 24 anteriores adeudadas?, ‘Presidente, no tengo respuesta’. La Nación no puede llegar allá, este problema pensional hay que enfrentarlo eficazmente para garantizarle el pago de las pensiones a tanto compatriotas que tienen en ellas su única fuente de ingreso.

Por eso hemos propuesto eliminar esos privilegios pensionales. En el sólo Ecopetrol, que necesita un ahorro de reservas del orden de 8 billones (de pesos), el desmonte de los privilegios pensionales representa un billón. Eso es de gran importancia para el conjunto de la Nación.

Ha habido controversia con los maestros. Aquí vino Juan Luis Londoño –q.e.p.d.- y dijo: ‘Presidente, la mayoría de los actuales maestros se jubilan en el año 2007, propongamos en el referendo que ese desmonte de su régimen especial de pensiones sólo opere en el 2007’ y eso se aprobó. Se les da, pues, un período de transición prudente para no afectar expectativas próximas.

Además, les salvamos el Fondo Prestacional. El año entrante la Nación tiene que aportar 654 mil millones (de pesos) al Fondo Prestacional del Magisterio, mucho más que lo que los maestros ahorran. Adicionalmente, el ahorro de los maestros, que es el ahorro de aquellos que están en salarios superiores a dos salarios mínimos, por dos años, se lleva en su totalidad al Fondo de Pensiones del Magisterio. Ahorran en su propio beneficio.

No se congela la cobertura ni se congela el escalafón, se congelan los niveles salariales de escalas del escalafón por encima de dos salarios mínimos dos años, pero se mantiene la movilidad dentro del escalafón. Los maestros que en estos dos años de congelamiento cumplan los requisitos para avanzar en el escalafón, continuarán avanzando en el escalafón.

Además, el referendo privilegia la educación. Yo diría que la privilegia más ideológicamente y con consecuencias a futuro, que con los recursos que directamente le aporte.

Cerramos las contralorías, se trasladan esos recursos a educación.

El 56 por ciento del Fondo Nacional de Regalías a educación, es que ha sido muy mal manejado, sin prioridades, eso ha sido como una piñata. A uno le da tristeza que Colombia dilapide el Fondo Nacional de Regalías cuando Alemania sustentó su desarrollo en las regalías.

Algunos me dicen: ‘eliminar las contralorías territoriales es marcha atrás en descentralización’. Eso nunca ha sido elemento esencial de la descentralización, creo que el paso importante para la descentralización es entregarle otros 200 mil millones a gobernadores y alcaldes, que liberan de las contralorías para educación, que si es un tema de la esencia de cualquier proyecto de descentralización.

Me parece que el referendo va a producir un efecto cultural importante en los colombianos. El efecto de que los colombianos pensemos bien en las prioridades del Estado, que hay que recortar todo lo que se pueda en gastos de funcionamiento y privilegiar todo lo que se pueda a la inversión. Para mí es de la esencia de este modelo de Estado que hemos venido llamando comunitario, porque cuando se mira la ecuación básica de la economía, la de producto y las dos posibilidades que tiene el Estado de intervenir, con gasto o con inversión, la inversión tiene multiplicador.

He venido poniendo el ejemplo de SENA. Nosotros eliminamos en el SENA 3 mil contratos clientelistas que encontramos y faltan allí reformas todavía más profundas, pero este año hemos pasado de millón 100 mil estudiantes en el SENA a millón 900 mil.

El Estado puede gastar en lo uno o en lo otro. El Estado puede gastar o en los 3 mil contratos clientelistas o en los 800 mil nuevos cupos. ¿Qué le aporta a la economía, qué le aporta a la equidad social, qué agrega valor?: la inversión en la ampliación de cupos con calidad. Es un tema bien importante para la discusión política, mi propuesta no es contra el Estado sino por la reorientación del Estado. Definitivamente el modelo clientelista que se ha venido enseñoreando en la conciencia política colombiana es muy dañino, lo tenemos que derrotar.

Otro tema de mucha discusión, es el tema de las audiencias comunitarias para aprobar los presupuestos. Ese tema hay que mirarlo en concordancia con la prohibición de los auxilios. Un artículo prohíbe los auxilios, el otro artículo propone las audiencias comunitarias.

La prohibición de los auxilios no es solamente para el Congreso, se extiende también a las asambleas y a los consejos, se castiga severamente en cabeza del miembro de corporación pública que los tramite o del funcionario público que los conceda. Se eleva la causal de destitución de los últimos y de pérdida de investidura de los primeros.

Pero simultáneamente proponemos las audiencias públicas. Yo creo que eso es muy sano para hacer una permanente relegitimación de la democracia. En nuestra época no basta con la elección, aquí hay una segunda o tercera vuelta todos los días, aquí la democracia hay que relegitimarla todos los días y la consulta permanente al pueblo es un camino para lograrlo.

Algunos han dicho: ‘lo que pasa es que si alguien lo eligen alcalde ¿por qué lo obliga a consultar su presupuesto con el pueblo, cuando él presentó un programa, cuando participó en una elección programática y triunfó?’ A mí me enseñó la doctrina de mi Partido, que la democracia no es para consolidar a los triunfadores sino para defender las minorías y que el primero que tiene que dar ejemplo en materia de acatamiento a la ley es quien resulta triunfador.

Y lo tenemos establecido en el procedimiento de adopción de los planes de desarrollo. Yo le presenté a los colombianos un programa que se llama: “Estado Comunitario, Manifiesto Democrático 100 puntos”, yo no puedo hacer con eso lo que quiera. Primero me correspondió presentarlo al Consejo Nacional de Planeación, ellos lo discutieron en todo el país, lo reformaron. Después al Congreso, el Congreso lo reformó como reformó este referendo.

Una de las cosas que me preocupa es que este referendo fue bastante reformado por el Congreso y una de las cosas que me llama la atención es que distinguidos compatriotas, integrantes del Congreso que participaron en las reformas de este referendo hoy convocan a la abstención. Hay que mirar eso muy tranquilamente, pero no deja de despertar curiosidad.

Y entonces el Congreso reformó ese Plan de Desarrollo, ¿qué es lo que estamos proponiendo ahora?: que no haya auxilios parlamentarios, que haya audiencias comunitarias. Son consultivas, si el alcalde, gobernador o Presidente está todos los días construyendo liderazgo, debe tener allí una gran capacidad de convocatoria y de persuasión, son consultivas.

Yo creo mucho en esa participación comunitaria. Mientras más informada esté la gente, más difícil engañarla. Mientras más difícil el engaño, más transparente es la acción de la política. Mientras más informada esté la gente, mejora el debate sobre las limitaciones y sobre la prioridades. Yo creo que eso va a ser bueno, pero esa discusión hay que respetarla profundamente.

No tengo palabras para agradecerles a ustedes, señoras ex Ministras, señores ex Ministros y a usted Presidente Turbay Ayala por su liderazgo en esta tarea. Lo único que podemos hacer es manejar este debate con patriotismo. Una de mis aspiraciones es poder decir en la noche del 25 de octubre que el Gobierno no dejó heridas en el debate y que no siente que le hubieran causado heridas.

Voy a expresar el martes en Naciones Unidas que acá hay una férrea voluntad para derrotar el terrorismo o militarmente o para que sean desertores y se acojan a la democracia y recibirlos con generosidad y que simultáneamente hay una democracia vibrante. Voy a llevar las cifras de alcaldías en disputa, de gobernaciones en disputa, de curules de consejos y de asambleas, de número de candidatos y las cifras de los esfuerzos de la Fuerza Pública para proteger la Democracia. Voy a contar sobre cómo se adelanta este referendo.

A mí me muestran, de pronto, los avisos de prensa de los abstencionistas, llegan algunos compañeros del Gobierno muy preocupados diciendo: ‘mire que están diciendo que abstención es participación’, no, yo me alegro mucho de que todo eso se publique, que eso muestre una democracia sin talanqueras. A nosotros lo que nos toca no es quejarnos de lo que diga la oposición sino salir a media noche y a la madrugada y a todas la horas a repetir argumentos y a agregar argumentos a ver si podemos ganar esta batalla para el bien de Colombia.

Tengan ustedes la certeza que vamos hacer todo el esfuerzo desde el fondo del alma para que esta sea una bonita contienda democrática. Es la única manera como puedo ofrecerles a ustedes una elemental reciprocidad a esta generosidad en exceso que han tenido con el Gobierno y con la democracia.

Mil y mil gracias y le pido a Dios que no nos deje fallarle a Colombia ni a la democracia, como una manera de retribuir la confianza de ustedes.

De nuevo nuestra inmensa gratitud.

 
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