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PRESENTACIÓN DEL EQUIPO NEGOCIADOR
DEL TLC CON ESTADOS UNIDOS

Septiembre 25 de 2003 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Me parece que en buena hora están así de bien organizados, lo que le viene al país es un desafío grande. Quisiera hacer algunos comentarios muy al desgaire sobre estos temas.

Primero, nosotros tenemos que ampliar mercados. Es muy riesgoso vivir dependiendo de unos mercados pequeños y volátiles. La ampliación de mercados es bien importante y es una tarea que no solamente se consigue con la ampliación y el mejoramiento de la oferta exportable, con el trabajo de Bancoldex, con la mayor competitividad de sector privado, sino con la buena negociación en el acceso a los mercados.

En segundo lugar, nosotros no podemos depender exclusivamente de concesiones unilaterales.

Hace pocos días alguien me decía: ‘¿pero por qué en vez de insistir en el tratado de libre comercio con los Estados Unidos, que nos crea tanto riesgo, por qué no proponemos que nos prorroguen lo que ahora se llama APTDEA?’ Como puede ser, puede que no sea. La incertidumbre que genera, desanima mucho la inversión.

Hay muchas personas que mientras no haya una decisión de largo plazo que garantice el acceso a los mercados, se abstiene de efectuar las inversiones. Solamente, lo que nos costó en demoras, la última extensión, la que finalmente se proclamó hace casi un año, fue muy traumático para el sector privado.

Indudablemente, esto tiene riesgos y bastantes. Déjenme mencionar los políticos.

Ahora que he estado en la defensa del referendo, he vuelto a encontrar lo que conozco desde mi vida de universitario, pienso que un país que fue bastante adoctrinado por los procesos marxistas – leninistas que se dieron en muchas partes del mundo, es un país especialmente delicado para estos temas.

Nosotros hemos encontrado ahora, cómo ese adoctrinamiento vuelve y se expresa en contra del referendo y entonces, es un adoctrinamiento que parte del supuesto que se requiere en la lucha de clases, que parte de un supuesto de descalificación de todas las entidades multilaterales, de descalificación del manejo de la economía en las tendencias globalizantes, etcétera. Eso hizo carera en Colombia, en la universidad –especialmente en la pública-, yo soy hijo de la universidad pública y recuerdo que en mis dos primeros años de derecho lo único que nos enseñaron fue a Marx, a Lenin, a Marta Harnecker, a Mandel, salíamos de clase de introducción a la economía estudiando el esquemita de Marta Harnecker y pasábamos a clase de ciencia política a estudiar a Nicolás Pulanza, a ver cómo destruíamos el Estado burgués e instaurábamos la dictadura del proletariado y el gran texto de ciencia política era el de Louis Althusser, Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Y yo, que creo que eso fue hace tantas décadas, eso sigue haciendo estragos en Colombia.

La verdad, es que no en vano se le dio tanto material a la guerrilla colombiana, yo creo que en ello influyeron varios aspectos, uno es ese adoctrinamiento. Y después se encontró con un negocio fabuloso, el narcotráfico que si bien le acabó con el adoctrinamiento, si le ha mantenido el odio y le ha aumentado la capacidad de hacer de daño.

Uno sigue encontrando unos sectores sumamente beligerantes en la sociedad colombiana y unos sectores muy prevenidos contra estos temas de negociación. Ahora, en esto venimos haciendo y que llamo una especie de ‘prédica’ por el referendo, vuelve a aparecer el discurso en su conjunto: que estos es Fondo Monetario, esta es una acción de la clase dominante contra el proletariado, hay que oponerse al referendo porque hay que oponerse al ALCA, porque hay que oponerse a las nuevas expresiones del imperialismo, etcétera.

Y por supuesto, esas doctrinas son dialécticas, ellas no hablan hoy abiertamente de estatizarlo todo, le han abierto un espacio menos restringido al sector privado, pero esas doctrinas mantienen sus elementos esenciales, así los vayan ajustando.

Por el otro lado, tenemos un país con muy serias dificultades en su estructura económica, diría que muy empobrecido. Yo no se, a ratos que leo las cifras, a uno le da la impresión que en Colombia se ha disminuido sustancialmente en proporción, el número de ‘ricos’ y que ya se cuentan con los dedos de una mano, el número de los ‘muy ricos’.

Mi percepción es que veo una sociedad colombiana muy empobrecida y muy esforzada. Por eso estos temas hay que manejarlos con mucha delicadeza, porque de un lado sigue la doctrina del odio, de otro lado hay una sociedad colombiana muy empobrecida, muy golpeada.

El sector agropecuario es particularmente sensible. Creo que van a tener ustedes que poner todo el cuidado, toda la imaginación, no es una talanquera a la negociación, pero sí hay que buscarle al sector agropecuario y a ciertos sectores de la pequeña y de la mediana empresa, hay que buscarles mecanismos de defensa en estos procesos.

¿Cuánto representa el sector agropecuario en Colombia, si se le suma el agroindustrial como porcentaje del PIB?, aquí sigue siendo muy alto y cuando uno mira qué es lo que vamos a producir a futuro, entonces a uno le aparecen productos como por ejemplo, nuevamente, lo que pensaron los escritores de hace 80 años, el caucho orgánico. Hay unas cosas que la ciencia las va dejando atrás, otras que se reciclan en el proceso histórico.

Pensando en para dónde debe ir el país, encuentra que el sector agropecuario va a tener mucha incidencia en productos en los cuales tengamos ventajas a desarrollar, podamos ser competitivos, generar empleo, mejorar el ingreso, etcétera.

La palma africana. ¿Por qué? Por lo que ustedes conocen todos: las características de nuestro suelos, nuestro régimen de lluvia, las horas luz, el trópico y es un cultivo bien importante por su generación de empleo, es un cultivo de acceso a la gran propiedad, a la propiedad media y a la propiedad campesina. Y porque esos aceites están llamados no a ser simplemente unos aceites combustibles, sino unos insumos industriales de gran importancia en la industria de los medicamentos, en la industria de los cosméticos y viene el biodisel.

La verdad es que a uno algunas experiencias lo van volviendo muy escéptico. A mi, en 1998, me llevaron a un seminario en Londres sobre petróleo, nos dijeron: prepárense en Colombia que se van a arruinar, el petróleo va para 8 dólares el barril y a los 8 meses estaba a 30 dólares.

Pero en lo que sí coinciden todos los analistas es que el mundo se tiene que preparar porque en 40, 50 años, podemos estar sin petróleo y eso es muy poco para la historia de los pueblos. Ahí le veo una gran oportunidad a productos como el biodisel y eso hay que trabajarlo desde ya.

Y sigamos. El tema de los alcoholes carburantes, donde el país tiene gran posibilidad y gran necesidad.

Ayer veíamos en el Valle del Cauca que el azúcar, que es un producto que casi todo el mundo lo protege, ahora tenemos serias dificultades con lo que viene de Bolivia y eso ha golpeado muy duro a la panela, que es de caña de ladera y que es un cultivo campesino, bastante sensible. La carga de panela, a principios de este año, estaba a 80 mil pesos y ahora está a menos de 50 mil.

Y lo que veníamos ayer en el Valle del Cauca es que ellos van en una primera etapa a convertir 40 mil hectáreas de caña, de aquellas 200 mil que están moliendo los ingenios azucareros, en insumo para las plantas de destilería de alcohol carburante. Eso nos puede ayudar mucho, sobre todo ahora cuando se ha despejado el mito de que ese alcohol no es transportable. Y creo que eso va a ser un transable en la economía mundial de gran importancia por los temas ambientales y si se cumple el vaticinio de los economistas del agotamiento del petróleo.

En el Valle del Cauca, por ejemplo, hay mucho entusiasmo con el desarrollo del ají, de la dua Isabela. En la Costa Atlántica con lo de palma africana y algunos quieren recuperar un hectariage de algodón, yo creo que es inevitable, me parece muy difícil desarrollar los otros componentes de la cadena en los cuales tenemos muchas posibilidades y posibilidades que se han manifestado ya, realmente este año, a raíz del APTDEA.

El tema del algodón, bien delicado, bien necesario. Y tenemos problemas de diversa índole. Uno de los problemas a despejar es: nos van a servir o no nos van a servir las semillas transgénicas que se están empezado a utilizar en Colombia, cómo vamos a solucionar el problema de la estación, porque por ejemplo ahora en el Cesar hay 10 mil hectáreas sembradas y no llueve para que germine. Y en Córdoba se pensaban sembrar 30 mil y hay exceso de agua entonces se pudre la semilla.

El país está con muy serias dificultades para ampliar distritos de riego y en términos generales no le ha ido bien con los que ha abierto, pero ahí tenemos un producto en el cual tenemos que recuperar área sembrada con productividad, con competitividad.

La carne. Veo bien lo que ha hecho el hato ganadero colombiano en las últimas décadas, pero veo un hato muy reducido por la violencia y le da a uno la impresión que el día en que un mercado de esos grandes empiece a pedir carne, la carnita de aquí se acabe en un momento, son 23 millones de cabezas y el país siempre llevaba el hato al ritmo de la población, o sea que el rezago es bien claro.

Uno ve en la estantería de los supermercados europeos guayabas (de esas que llaman manzana de gran tamaño), mangos y aguacate de México y del Caribe en abundancia.

El tema forestal. Esas especies demandadas en el mercado internacional, en las cuales aquí no tenemos balanza, en Colombia hay muchas mejores condiciones para producirlas. En Chile, la hectárea produce –de esas especies- 12 metros cúbicos al año, aquí 25. Las exportaciones finales de Finlandia en madera y derivados valían 40 mil millones de dólares y el arbolito ese que aquí genera, en una hectárea 25 metros cúbicos al año, allá 2 ó 3. Entonces allá siembra uno y cosecha el nieto, eso ha sido una tradición en la comunidad finlandesa a lo largo de su historia.

Aquí tenemos grandes oportunidades en ese tema forestal, que no arranca. Ojalá arranque rápidamente, funcionó muy bien e iba bien –yo lo conocí en el Valle del Cauca y en mi departamento hasta la reforma tributaria de 1974 que le quitó los estímulos. Ahora le hemos devuelto unos estímulos, ojalá ahora regresen.

Entonces, a uno le dicen: bueno, hay que crecer la oferta exportable de Colombia, sin perjuicio de todo lo que incorporemos, uno le ve mucho peso al sector agropecuario, no caprichosamente. Miren estos temas, cuando uno ya va a lo concreto y dice: bueno ¿y qué es lo que vamos a exportar, con qué es lo que vamos a competir?, juega el sector agropecuario muchísimo. Hay que ser muy cuidadoso en estos temas.

Ahora, un producto como el trigo. Mientras más barato nos lo vendan en el extranjero, mejor, porque aquí consumimos millón 300 mil toneladas de trigo. A mi no me preocupa que allí los países con los cuales negociemos tengan subsidio a las exportaciones, subsidio a la producción. En ese caso, mientras más barato lo pueda adquirir el pueblo colombiano, mejor.

Yo se las dificultades que ustedes van a tener para manejar los sistemas de absorción de cuotas. Vayan inventándose alguna cosa.

¿Pero qué veo yo?: el maíz era un producto que parecía condenado a desaparecer en Colombia, gracias a la investigación, se han encontrado variedades de maíz de alta productividad en ciclos muy cortos e investigan e investigan y le agregan mejores resultados a la investigación. Ahora están hablando que el año entrante para Córdoba sale una variedad todavía más enana, todavía de más fortaleza radicular para resistir los vientos del Caribe.

Entonces, cuando el maíz parecía condenado a desaparecer porque producíamos, a penas, menos de dos toneladas por hectárea, ahora en un ciclo de cosecha de 115 días podemos producir 5, 8 toneladas por hectárea y podemos producir 2 cosechas al año. O sea que tiene una productividad que lo hace competitivo, pero no somos capaces de atender el mercado nacional, entonces producimos un millón de toneladas, pero necesitamos 3 millones y eso crece más o menos al 5 por ciento al año.

Ahí es donde uno se pone en un dilema: por un lado, mientras más barato lo podamos importar, mejor, pero por el otro lado, hay que garantizarle al productor nacional un precio equitativo.

Donde ha sido, a mi juicio, muy bien concebido, es el sistema de absorción de cuotas, ahora condenado a desaparecer en la OMC (Organización Mundial de Comercio). Ese producto es un producto que exige que diseñemos otro mecanismo, además se ha convertido en un principio de salvación de los cafeteros porque este año, con algo más de 30 mil hectáreas en la zona cafetera, en los sitios de zoqueo, eso le mejoró sustancialmente el ingreso a los caficultores, les ayudó a que la caída fuera menos peor.

A mi, en esta época, me empieza a angustiar mucho el café porque es la época de cosecha y esa zona ha sido una zona de reserva democrática de la Patria y esos compatriotas muy empobrecidos, muy tragados de la tierra. Allá no ahorran la plata ni se la llevan en dólares ni la manejan en negocios especulativos internacionales. Platica que recibe el cafetero, es platica que se regresa de inmediato a la corriente de la economía. Platica que adquiere en zapatos y vestuario, en alimentación, en medicamentos. Es un tema bien delicado.

La verdad es que tienen ustedes una tarea muy necesaria y muy difícil porque miren con qué empecé: necesitamos ampliar mercados y tener mercados seguros y tenemos mercados muy delicados y muy sensibles, como este tema agrícola. Es bien importante toda la preparación académica de ustedes y el sentido práctico, derivado de su experiencia y estar a toda hora con el sector privado.

Me preocupa que no hayamos podido avanzar con Canadá este año. Yo me reuní con el Primer Ministro canadiense en junio del año pasado, todavía sin haberme posesionado y él me expresó todo el interés en hacer esa negociación.

Me preocupa lo de MERCOSUR porque si bien nosotros tenemos que dar una señal política avanzando en MERCOSUR, sabemos que allí no tenemos muchas posibilidades. Yo me hacía esta cuenta con Argentina: ellos producen 75, 80 millones de toneladas de cereales al año, es su gran oferta exportable y en esa oferta exportable compite con los Estados Unidos, con Brasil y con Canadá y ese producto es de lo poquito que nosotros podemos absorber en una cantidad con algún significado. Y lo que nosotros estamos vendiendo ahora, poco de eso nos compra Argentina, casi nada nos podría comprar Brasil.

Entonces nosotros, esos cereales que podemos comprar se los tenemos que comprar a quien de verdad nos compre lo que nosotros producimos. Y en eso parece mucho más lógico avanzar en la organización con los Estados Unidos que con MERCOSUR, pero no podemos abstenernos de darles una señal política a nuestros vecinos de América del Sur.

En Rionegro hablamos de avanzar en ese acuerdo reconociendo asimetrías, si unos pueden ir más rápido, otros debemos ir más lentos. Unos pueden profundizar más, otros podemos profundizar menos. Yo creo que esa debe ser la guía para nuestra incursión en MERCOSUR, los empresarios el tienen pánico pero a mi no me parece responsable que mientras todos estos socios andinos y todo el mundo quiere dar ese paso a MERCOSUR, nosotros nos quedemos por fuera.

Sepamos cómo entramos, así sea un poquito y si tenemos voluntad para el ALCA, allí vamos a quedar con todos los que están en MERCOSUR.

Yo he tenido una reflexión en las últimas dos semanas, ese tema es seguramente muy discutible como todo en estos temas, pero a mi me parece que Cancún le produce una herida profunda a la OMC, yo no se si duradera o de aquellas que se curan en un periodo corto y me parece que alborota más una ola antiamericanista que crece en el mundo.

Los Estados Unidos van a tener que mirar eso, porque los Estados Unidos deberían hacer algunos esfuerzos de apaciguamiento en bilaterales, que quería hacer unas concesiones en la OMC y que Cancún no lo permitió, pues ahí va a tener la oportunidad en algunas bilaterales.

Creo que Estado Unidos, por ejemplo, al negociar con Colombia, debe aprovechar para darle una señal a toda América Latina. La negociación con Colombia le debe servir, en alguna forma, para frenar ese crecimiento de la ola antiamericanista que es ya visible en el mundo entero.

Cuando vi los resultados de Cancún dije: ¿qué va a pasar con el acuerdo de Chile, que supeditaron, que difirieron a la OMC el tema de subsidios a los productores agrícolas, si eso no se reestablece en Cancún? Y dije: esto es tan volátil que de pronto se reestablece y eso lo curan muy rápidamente, pero también me dije: esto va a ser también la excusa para que aquello que no se trató con Chile se pudiera tratar con Colombia.

Va a ser muy difícil porque esa negociación con Estados Unidos, ustedes que han estado sentados con ellos en esas mesas de negocio saben cómo es.

Les quería hacer estos comentarios, siempre veo en el sector privado el doble sentimiento, la necesidad de mercados y el pánico a negociar. Todo el mundo reclama mercados y todo el mundo es presa del pánico a negociar. Es más fácil hacer hoy una conciliación en Telecom, da menos miedo, que una negociación internacional de este tamaño. Es un reto grande.

Les agradezco mucho y tienen que estar ustedes muy en llave con el sector privado, concientes de ese lío.

 
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