XXIX CAMINATA DE SOLIDARIDAD POR COLOMBIA
Agosto 29 de 2004 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Venimos nuevamente a la Plaza de Bolívar a acompañar a una de las mujeres insignias de nuestra Nación, sobresaliente por su liderazgo, vocación de servicio y entrega a la comunidad: Doña Nidia Quintero de Balcázar.

Usted, doña Nidia, ha dedicado los últimos 29 años a esta institución. Su sacrificio, su fortaleza y generosidad han cambiado la vida de cada uno de los miembros de la fundación y de los millares de jóvenes colombianos beneficiados con sus programas.

La solidaridad no es una decisión de un día, sino de todos los días. En usted, la solidaridad es una práctica cotidiana, de obsesión por las justas causas: creación de empleo, fomento de la educación. En fin, en todos los campos donde se pueda presentar la solidaridad, ahí está usted, Doña Nidia.

Nos hace usted creer en una Colombia solidaria y equitativa. Con usted, la niñez y la juventud se sienten protegidas y seguras. Usted motiva a los empresarios y trabajadores a impulsar la solidaridad, hace que nuestros ancianos se sientan valorados.

Usted ha ayudado a construir un marco de respeto por la diferencia, por la tolerancia y el amor.

Hoy, más de 21 mil jóvenes de diferentes regiones de Colombia disfrutan su formación en el bachillerato, gracias a las becas de la fundación. Esos jóvenes son la mejor constancia de que la fundación otorga a sus becarios una formación que se basa en la responsabilidad social y en la creación de liderazgo.

Los programas de jóvenes, la escuela de padres solidarios, las becas Diana Turbay, el hogar infantil, las ayudas especiales, el apoyo a la tercera edad y a los damnificados por desastres, nos dan muestra de lo que verdaderamente debe ser solidaridad: compartir lo que no nos sobra.

Doña Nidia, usted fue un ejemplo para Colombia. Usted personifica la solidaridad. Todos los servidores públicos tenemos en usted un ejemplo de vida. Cada uno de nosotros debe saber orientar el presupuesto para concretar un mayor grado de felicidad a nuestro pueblo. Cada empresario, cada trabajador independiente, cada estudiante, debe entregar parte de sus dones y conocimientos al servicio de la causa de la solidaridad.

Doña Nidia, usted se ha ganado, inmensamente, el cariño que los colombianos le profesamos. Su esfuerzo, las semillas de la paz que ha sembrado en los corazones de los colombianos, germinarán en un futuro mejor para nuestra Patria.

Doña Nidia, muchas gracias por enseñarnos a querer a Colombia a través de la solidaridad.

Muy distinguidos integrantes del Consejo Directivo de Solidaridad por Colombia, muchas gracias por ayudarle a Doña Nidia a enseñarnos a querer a Colombia a través de la solidaridad.

Muchas gracias, Doña Nidia.