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CONMEMORACIÓN DE LOS 20 AÑOS
DE LA UNIVERSIDAD SERGIO ARBOLEDA

Julio 27 de 2004 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Quienes conocen la Universidad Sergio Arboleda, bien podrían, parodiando al Presidente Aznar, decir que es una Institución liberal. Una institución de raigambre conservadora, de ánimo deliberante y vocación científica. Una institución que predica que vivir en un mundo regido por la libertad, es la forma más perfecta de la relación humana.

La Universidad lleva el nombre de Sergio Arboleda, el caudillo militar que intercaló levantamientos partidistas con el ejercicio de la docencia, la escritura de páginas editoriales y la acción parlamentaria. Pero ese nombre del siglo XIX, ha quedado asociado en forma indisoluble con dos de los protagonistas de la historia colombiana del siglo XX: Rodrigo Noguera Laborde y Álvaro Gómez Hurtado.

El doctor Rodrigo Noguera fue el genio intelectual que vivió por y para la cultura. El doctor Gómez Hurtado, su compañero de tertulia, lecturas e investigaciones, quien en ese permanente ajetreo de la política cultivó todas las expresiones del espíritu, desde el estudio de la filosofía, la práctica del arte pictórico y el ejercicio de la política entendido como un servicio a la sociedad.

Hace 20 años, en medio de difíciles circunstancias de la sociedad colombiana, los fundadores de la Universidad se propusieron crear una Escuela de pensamiento y de cultura, una escuela humanista. Descreían de la idea de que la universidad no necesitaba de los idiomas en los que se escribió la cultura antigua, o de la astronomía, de la teología, de la gramática.

Querían una escuela que combinara los conocimientos modernos, con el cultivo de la lectura de los clásicos y la exploración filosófica.

En la primera facultad, que ellos llamaron Escuela de derecho, el doctor Noguera tomó para sí la cátedra de Introducción al Derecho y el doctor Gómez Hurtado la de Cultura Colombiana. Así nació, en una pequeña casa y como una aventura intelectual, la que ahora está convertida en recinto de la excelencia académica y centro de atracción de los intelectuales más connotados, reunidos alrededor de una tertulia matutina que, en vida, encabezó siempre el fundador doctor Rodrigo Noguera Laborde.

Al examinar la evolución de la universidad privada en los últimos años en Colombia, al examinar la evolución de la universidad pública, tenemos que destacar que a diferencia de muchas, la Universidad Sergio Arboleda nació para enseñar, para estimular la creatividad y no simplemente para cumplir con la forma legal de entregar diplomas.

Felicito a la Universidad en este cumpleaños. A sus directivos, encabezados por el señor rector Rodrigo Noguera Calderón, por el Presidente del Consejo, el doctor Raimundo Emiliani Román, a cada uno de sus docentes, de sus funcionarios, de sus estudiantes. Que esa visión solidaria del pensamiento y de la ciencia, siga siendo el eje formativo de los millares de estudiantes que concurren hoy a sus aulas. Que la cultura siga siendo contextualizada, que se avance en la investigación, que el comportamiento ético, guíe la práctica laboral de los egresados.

Esta universidad desde su nacimiento ha representado una gran esperanza para la Patria porque es una universidad con una simbiosis poco común. Aquí hay orientación ideológica y estímulo del debate libre.

He conocido muchos centros universitarios donde el estímulo del debate libre no anima a la profundización en la investigación porque no hay orientación ideológica. Y he conocido otros, donde la orientación ideológica al no estimular el debate libre, impide el avance científico. He aquí la formidable simbiosis de la Universidad Sergio Arboleda: la orientación ideológica y el estímulo al libre debate.

Esta Universidad debe seguir cultivando la ciencia, estar abierta a la libre cátedra, no dogmática, ser crítica con espontaneidad, batalladora en las ideas y ejemplar en la convivencia.

Destaco ante la comunidad universitaria nacional el inmenso esfuerzo que hacen los profesores de la Universidad Sergio Arboleda para procesar los problemas de la sociedad, escribir sus conocimientos y entregar la larga lista de libros con su sello editorial. Es un ejemplo que todos los universitarios deberían seguir como la mejor manera de contribuir al avance del pensamiento y de la ciencia en Colombia.

La universidad en todas las sociedades, la universidad en todos los tramos de la historia, tiene que cumplir la tarea de caja de resonancia de los problemas sociales; ellos tienen que llegar a la universidad, producir en la universidad la agitación ideológica, producir en universidad la investigación científica, para que la universidad produzca sobre la sociedad una acción de réplica y convierta esos problemas que la sociedad esparce sobre la universidad, en una respuesta de soluciones. Qué bien ha cumplido con esa tarea la Universidad Sergio Arboleda.

Muy apreciados miembros de la comunidad universitaria: me honra entregar la Orden Nacional al Mérito en el grado de Cruz de Plata a la Universidad Sergio Arboleda. Es un elemental reconocimiento a la obra meritoria de los fundadores y de sus sucesores en la conducción de la Universidad.

Recibo con inmensa gratitud la Orden de la Universidad y la única manera que tengo para agradecerla es fomentado, en el interior de mi ser, el amor a Colombia.

La celebración solemne de los primeros 20 años de su existencia, es la oportunidad de mostrar al mundo una experiencia basada en la concepción del desarrollo de la ciencia que parte del amor a la búsqueda sin fin de la verdad. Pero, no me canso de repetir que cada logro en el conocimiento es apenas una verdad relativa y una base para emprender una nueva investigación. Después de respetar el compartimiento individual de las creencias religiosas y los principios de la democracia como regla insustituible para la convivencia, todo lo demás es revisable y demanda aproximaciones sin dogma.

El trabajo científico no admite cansancios y el logro de cada nueva hora debe ser el renacer de la esperanza para las siguientes.

En esa tarea de trabajo científico sin cansancios, en esa tarea de comprender que cada escaño de verdad es apenas una verdad relativa para aproximarse al siguiente, ha sido ejemplar la tarea de la Universidad Sergio Arboleda.

La pasión en la defensa de las convicciones y en el resultado de las investigaciones se excluye con el dogma que cierra las puertas a los nuevos avances. La emoción se necesita, pero es obligatorio trazar la línea divisoria con el fundamentalismo intransigente.

Signado el mundo contemporáneo por la diversidad, se convierte ésta en escenario diario del conflicto entre opiniones, que puede ser destructivo al desembocar en la confrontación antagónica, o constructivo al escoger la cooperación creadora.

La opción de la cooperación creadora para hacer del diario conflicto de la diversidad un proceso ininterrumpido de mejoramiento social, es tarea de una universidad con visión de orden y con vocación de animar el debate, pero el debate profundamente científico y siempre con disposición solidaria.

Cuando la crítica va acompañada de reacción violenta se genera un bloqueo en la mente individual y en la acción colectiva, que empeora los problemas y no deja ver la luz de las soluciones. Ese bloqueo mental también se da cuando la critica no está apoyada en la ciencia, sino en el fundamentalismo ideológico. He ahí pues, la importancia de la simbiosis de la Universidad Sergio Arboleda entre la orientación ideológica y la capacidad de animar el debate constructivo.

Quiero recordar a los colombianos esa impronta del pensamiento de Álvaro Gómez Hurtado. Cuántas veces habló del acuerdo para el desacuerdo, del imperio de las instituciones, del acatamiento de cada ser de la sociedad colombiana, aquel punto que esta en el vértice de la organización social y constitucional: la justicia.

Cuando Colombia tiene que disponerse a recuperar el imperio de sus instituciones, a recobrar el poder para el Estado, para sus formas democráticas, de manera real, el pensamiento de Álvaro Gómez Hurtado es iluminante. Todos los poderes ilegítimos generan pánicos y arrogancias criminales. Todos los poderes ilegítimos destruyen la sociedad. Todos los poderes ilegítimos dividen al pueblo e impide su constitución en Nación.

Solamente un poder, el legítimo del Estado, es el único que es capaz de cautivar al pueblo, de obtener su obediencia al ordenamiento jurídico, es el único que es capaz de construir ese laso vinculante entre los individuos que nos permita pasar de masa y constituirnos en Nación. Para ello esta plenamente vigente, y es iluminante, el legado ideológico de Álvaro Gómez Hurtado.

Estos 20 años son apenas un principio. Esta Universidad esta llamada a cumplir un gran papel en la vida colombiana. Nosotros tenemos que rescatar el imperio de las instituciones pero, para que ese imperio se proyecte solidamente hacia el futuro, necesitamos construir cohesión social. Y la cohesión social empieza con la vocación de llevar, mano a mano con la recuperación de la economía, el mejoramiento redistributivo y la primera herramienta para ese mejoramiento redistributivo, es la Revolución Educativa.

Hay dos señales buenas. En educación primaria y secundaria se frenó la disminución de la matricula. Hemos logrado aumentar la matrícula pública en más de 750.000 estudiantes. Nuestra meta es de 1.500.000. Pero lo importante es que ese crecimiento va acompañado del fenómeno de haber frenado el decrecimiento en la matrícula privada. Y si podemos cumplir esa meta, de 1.500.000 de cupos, y simultáneamente revertir la tendencia que traía de decrecimiento la matricula privada, habremos avanzado bastante en ese eslabón de la Revolución Educativa, uno de los cinco eslabones de la Revolución Educativa que es la cobertura.

Nos hemos propuesto 400.000 cupos en educación universitaria. Un reto bastante grande. Hasta el momento llevamos alrededor de 124.000. El gran esfuerzo lo ha hecho la universidad pública, pero qué importante registrar que la caída en la matrícula en la universidad privada ya se ha frenado y que empieza a recuperarse la tendencia.

Si logramos llevar de la mano esa recuperación en la universidad pública, ese mejoramiento en la productividad para aplicar los recursos de la universidad pública y una gran recuperación de la matrícula en la universidad privada, podremos cumplir esa meta.

Las políticas sociales tienen que ser sostenibles, agregar valor y producir un efecto redistributivo. Y la política social por excelencia para producir ese efecto, es la Revolución Educativa, en la cual la Universidad Sergio Arboleda tiene que cumplir –hacia el futuro- una tarea que, los colombianos que apreciamos la obra de estos 20 años, miramos con gran ilusión.

Y me entusiasma mucho el papel de la Universidad Sergio Arboleda en el futuro de la Patria. ¿Por qué? porque cuando observo esta comunidad y veo estos edificios me parece que la solidez moral e intelectual de esta comunidad, cada día esta basada más fuertemente en la libertad y el orden. Y que, los cimientos de estos edificios, todos los días, están más adheridos a la libertad y al orden.

Las palabras generosas del doctor Raimundo Emiliani las agradezco profundamente, me comprometen con esta Patria. La parte del debate se la traslado al Ex presidente Alfonso López Michelsen.

Tuve el privilegio de departir muchas veces con el doctor Noguera Labor, que él con Álvaro Gómez, ayuden a tutelar esta gran Nación. Que siga su obra, doctor Rodrigo Noguera Calderón, para bien de esta comunidad y para bien de la Patria.

Déjenme decir, que creo profundamente en el orden no como principio para una sociedad uniformada en lo ideológico, sino como principio para que opere el pluralismo. El desorden en el cual se juntan dos individuos, adquieren cinco fusiles, dos kilos de coca y diez kilos de explosivos y fundan un Estado de hecho contrario a las instituciones, mata cualquier posibilidad de libertad.

Hoy más que nunca, el orden en Colombia es un presupuesto para el ejercicio de las libertades. Hemos asistido durante muchos años al debate entre la universidad dogmática y la universidad libre. Las banderas de la libre cátedra se agitaron en muchas de nuestras universidades contra las décadas del dogmatismo, que muchos señalaron de oscurantismo. Pero también en muchas de las universidades, en nombre de la libre cátedra, se llegó a otro dogmatismo, a otro oscurantismo.

La síntesis de ese proceso histórico la encontramos, para bien de Colombia, en la Universidad Sergio Arboleda, comprometida con el orden como presupuesto de la libertad. Comprometida con la orientación ideológica, pero al mismo tiempo profundamente comprometida con la agitación de las ideas, con el debate científico.

Orden para la libertad. Orden sin dogmatismo, es la gran lección que va dejando en su curso la Universidad Sergio Arboleda y esa luz del orden sin dogmatismo es la que tiene que seguir produciendo esta Universidad, para el bien de la Patria.

Muchas felicitaciones directivos, profesores y estudiantes.

 
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