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VI ASAMBLEA NACIONAL DE DIPUTADOS
Junio 10 de 2004 (Santa Marta – Magdalena)

Compatriotas:

Quiero saludarlos muy afectuosamente. Que bueno que ustedes, que tiene una responsabilidad tan grande en el nivel intermedio de Gobierno, se reúnan en este Congreso para examinar temas de gran importancia como los que acaban de presentar los expositores que me han antecedido.

Voy a introducir algunas palabras para abrir un diálogo con ustedes ágil, en la medida de lo posible, concreto, sin temas vedados.

Al salir de bogota, debimos hacer una escala en la Base Aérea de Rionegro para hacer una reunión con los empresarios y los trabajadores bananeros de Urabá, quienes llevan dos semanas en paro.

Ese caso específico me ha sembrado la lucha que tenemos que dar por este país: construir una Nación solidaria, sin exclusiones, pero con un modelo político sin odios. Una democracia pluralista, en permanente debate, en constante agitación; pero un debate creativo, sin antagonismos insuperables. Un debate con capacidad de sintetizar, un debate con disposición a construir consensos, un debate con inclinaciones y determinación al acuerdo, un debate sin acidez, un debate fraterno.

Ahora que ha muerto el Presidente Reagan, recuerdo algún discurso que él pronunció en la Universidad de Moscú y que fue una pieza oratoria formidable, que contribuyó profundamente en el pueblo ruso, a superar la Guerra Fría, el modelo fundamentalista que traían y abrirse más hacia la libertad.

Dijo, en la Universidad de Moscú, ‘que el régimen democrático, pluralista, al garantizar la libertad, es el único que permite construcción de verdad, puesto que la verdad que cada uno de nosotros cree tener, es apenas una verdad relativa. Y en la medida en que haya libertad y democracia, la confrontación del conjunto de verdades relativas ayuda a construir un mejor grado de verdad’.

He ahí, pues, la importancia de la democracia pluralista, del debate permanente. Pero cuando el debate se acompaña de posiciones intransigentes, cuando el debate se acompaña de oportunismo, cuando el debate se acompaña de fundamentalismo, el debate no deja construir.

El debate tiene que ser fraterno, abierto para que sea un debate constructivo. Esa es la Colombia con la cual soñamos. Una Colombia en la cual la economía permita mejores relaciones entre empresarios y trabajadores, formalización de la economía para mejores ingresos de los trabajadores y permanente creación de empresas y empresarios, para avanzar hacia un País de Propietarios.

Se han referido ustedes, a la necesidad de aprovechar las sesiones del Parlamento, no solo para convertir en Ley el proyecto de Ordenamiento, sino también para la reglamentación de departamentos y asambleas.

En primer lugar, yo creo que se les debe fortalecer todo lo que se pueda. Me parece que un vacío que no hemos corregido aún en el país, se da por el debilitamiento del nivel intermedio de Gobierno.

Cuando en nombre de la descentralización, se debilita el nivel intermedio de Gobierno, se corre el riesgo de matar la descentralización porque entonces queda la descentralización circunscrita a un diálogo entre 1.100 municipios y la Nación. Ese diálogo es imposible, ese diálogo no alcanza a construir, ese diálogo es simplemente sofista y aparente. Ese diálogo puede reventar la descentralización, y se revienta por la cuerda más floja: por la del municipio.

Ese proceso de descentralización necesita el nivel intermedio de Gobierno, lo necesita fortalecido, eficiente, aglutinante. Por eso, en mis reuniones con los gobernadores, les he dicho que uno de los presupuestos para poder fortalecer el nivel intermedio de Gobierno, es que ellos logren aglutinar la voluntad de todos los alcaldes, independientemente del origen político de la elección de cada uno.

A propósito, cuando asistíamos a unos Consejos Comunales –a finales del año pasado para hacer el tránsito de los alcaldes y gobernadores que estaban concluyendo sus periodos, a los nuevos-, expresé la voluntad del Gobierno Nacional de entenderse con todos, de construir Patria, sin detenerse en el origen político de la elección, con una visión de Patria pluralista. Simplemente con la voluntad de todos, de proceder con transparencia. Con la voluntad de todos, de hacer buena gestión. Con la voluntad de todos, de entender la escasez de recursos, las restricciones legales, como aquellas que se derivan del Plan de Desarrollo. El departamento aglutinante.

Es un presupuesto para poder profundizar la descentralización, vía del fortalecimiento del ente intermedio de Gobierno.

Yo estoy de acuerdo, con que las asambleas departamentales tengan más y mejores funciones. Me agrada y lo destaco, que hoy no se está pidiendo más diputados sino más funciones.

El país debe mirar a este Congreso y escuchar que este Congreso no está pidiendo prebendas burocráticas, no está pidiendo privilegios pensionales, no está pidiendo privilegios de ingresos, sino más funciones para representar mejor a la comunidad.

En el concepto de un Estado Comunitario, austero en los costos administrativos, para poderle llegar mejor a las comunidades, esa propuesta de ustedes engrana plenamente.

De manera concisa, quiero decir que el Gobierno está plenamente de acuerdo para que concluyamos el proceso de concertación con los gobernadores y con ustedes y, avancemos en el proyecto de ley para revisar y mejorar la reglamentación de las asambleas, en el entendido de que –como ustedes lo han expresado- no vamos por más costos, sino por mejores posibilidades de representación.

Hay que examinar el tema de las regiones. Mi preocupación es que la Constitución del 91al traernos ese desarrollo escalonado de las regiones, del nivel de planeación al nivel de administración, las concibe como unas instancias que se sobreponen con los departamentos.

Allí, encontramos dificultades administrativas y mayores costos. Por eso había propuesto en la campaña presidencial, que se creara la figura constitucional que permitiera que autónomamente los departamentos pudieran fusionarse en regiones. Pero, la propuesta implicaba que no hubiera coincidencia entre los nuevos entes administrativos y los aparatos administrativos de los departamentos fusionados, y eso encontró mucha crítica.

Ese proceso me hizo pensar que el país tiene un profundo apego al régimen departamental, entonces creería que hay que buscar cómo fortalecer los departamentos y asociarlos, sin que esas asociaciones impliquen gastos burocráticos.

Es una reflexión que les quiero dejar, más aún, observo que para los procesos de asociación en servicios públicos, en obras de infraestructura, procesos de asociación para ser delegatarios de funciones nacionales, prácticamente no se necesitaría ley.

No sobra la ley que lo indique, no sobra la ley que lo recuerde, no sobra la ley como norma orientadora -así no sea necesaria, como norma orientadora que trace un camino político-. Quiero también dejarles esa reflexión: ¿cómo estimulamos los procesos asociativos de los departamentos, especialmente en la parte operativa, para que puedan ser más eficientes, sin perjuicios de todas las alianzas, que se quieran hacer en la parte de planeación?

Confió que para el 20 de julio las disposiciones normativas, que debamos presentar al Congreso estén listas y que las radiquemos al abrir sesiones en Congreso de la República, el 20 de julio.

Lo entiendo como un propósito de fortalecer las funciones de la Asamblea, para la mejor tarea de Gobierno, un propósito que no tiene pretensión alguna de mayores costos. En ese sentido el reclamo de ustedes, honorables diputados.

Muchas gracias.

 
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