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PUESTA EN MARCHA DE LA BRIGADA MÓVIL # 10
Marzo 20 de 2004 (Larandia – Caquetá)

Compatriotas:

Acudimos esta tarde con varios propósitos a este fuerte militar de Larandia, a saludar a los compatriotas que portan las armas de la Nación, a animarlos, a agradecer su sacrificio, a decir a todos ustedes que la Nación entera tiene gran esperanza en sus logros, gran esperanza en el desalojo de los terroristas que ustedes están produciendo y que van a consumar plenamente. Gran esperanza en el rescate de la paz, gran esperanza en que con su acción, en estas tierras flamee orgullosa la bandera de Colombia y desaparezcan los terroristas.

Acudimos hoy a condecorar y a destacar ante los colombianos a un grupo de compatriotas del Ejército distinguidos por su valor, distinguidos por la heroicidad y el arrojo de sus acciones, distinguidos por el ejemplo de patriotismo que nos han dado.

En orden público, recibe la Medalla de Servicios Distinguidos, por cuarta vez, el capitán Edgar Rico Vega; por tercera vez, el mayor Juan Carlos Espinel Garnica; por segunda vez, los capitanes Fabián Ricardo Giraldo y Carlos Enrique Arbeláez; por primera vez, el subteniente Alexander Martínez Santos, los soldados profesionales Albeiro Bustamante Sierra, José Cotincha, Carlos Páez Serrano; por primera vez, el capitán Andrés Hernando Parra Espítia y el teniente Fredy Castro Cepeda.

Reciben la Medalla que los distingue como Héroes Heridos en Acción, por primera vez los soldados profesionales Waiber Osorio Pachón, Wilson Ocampo Parra, Edwin Leyva Ramírez, Hernando Uribe Mantilla, Luis María Florez Vergara.

A todos ellos nuestras felicitaciones, a sus familias nuestra inmensa gratitud.

Hoy el corazón de 44 millones de colombianos que ven en la energía y el valor de su Fuerza Pública el amanecer del sol promisorio de la paz, palpita de felicidad porque se condecora a estos compatriotas, paradigmas del valor, héroes de la Nación.

¿Qué ha dejado el terrorismo?: desempleo, pobreza, un país en estampida, cuatro millones de colombianos desterrados por fuera del país, dos millones de desplazados internamente, los campos abandonados, los campesinos despojados de sus parcelas, agolpados en los cinturones de miseria de las ciudades, sin oportunidades, sin ilusión, con amargura.

¿Qué ha dejado el terrorismo?: 1.700.000 hectáreas de selva destruidas para sembrar droga. ¡Que tristeza en una Patria como la nuestra, que es uno de los países más ricos en biodiversidad, que tiene uno de los territorios con mayor disponibilidad de agua dulce en proporción a la extensión! Esta destrucción ecológica es un daño al planeta, un daño a cuencas tan importantes como la amazónica.

¿Qué ha dejado el terrorismo?: centenares de campesinos engañados por el terrorismo, llevados a las vías del terrorismo forzadamente, seducidos por el engaño, coaccionados por la fuerza al oído de ellos, los invito a desertar.

Han desertado, en este Gobierno, 4.800 integrantes de los grupos terroristas, el 70 por ciento de ellos de las Farc y la Nación los ha acogido con los brazos abiertos, con solidaridad, ha sido de manera silenciosa un proceso de paz más importante en cifras que los del pasado. Cuando el M – 19 decidió hacer la paz, dejaron las armas entre 600 y 700 personas. Cuando el EPL tomó idéntica decisión, se desmovilizaron a lo sumo 1.200 guerrilleros, 270 posteriormente de la Corriente de Renovación Socialista del ELN.

Los 4.800 desmovilizados en el período de este Gobierno, superan la cifra acumulada de todos los anteriores procesos de paz.

Invito a los campesinos que siguen engañados en estos grupos para que abandonen esos grupos, para que vengan a encontrarse con la bandera de la Nación, con la Constitución, a abrazarse con sus familias, con el resto de sus conciudadanos, que el Gobierno los recibe con generosidad y la Nación comparte y quiere que se les reciba con generosidad.

Hoy estos grupos negocian con droga, inundan de sangre los poblados de Colombia y lo único que logran es enriquecer a los cabecillas. Qué tristeza el campesino reclutado forzosamente, la niña hija del campesino llevada contra su voluntad a las filas del terrorismo, maltratada en su dignidad; ese riesgo de la dignidad y de la vida, ese rompimiento de la unidad de la familia y lo único que consiguen es el enriquecimiento de los cabecillas en virtud de la droga. Eso ha dejado el terrorismo. Hay que derrotarlo.

Expreso esta noche, desde el fuerte militar de Larandia, que al despuntar del sol de cada amanecer, sentimos más henchido el corazón para derrotar el terrorismo, sentimos más fortalecida la voluntad para derrotar el terrorismo y al estrechar la mano de los soldados y de los policías de mi Patria, de los suboficiales y de los oficiales, se me contagia más energía, asciende por mi brazo energía a mi corazón, se llena de energía mi alma para perseverar en la tarea de que esta Nación derrote al terrorismo.

Ese terrorismo que ha dejado heridas en el 50 por ciento de las familias de Colombia, ese terrorismo que ha producido que 3.5 millones de colombianos estén desempleados, ese terrorismo que ha logrado que el 40 por ciento de las familias de Colombia tenga a alguien cercano desplazado en el país o en el exterior, vamos a derrotarlo.

Los que nos reunimos esta noche aquí, para activar la Brigada Móvil # 10, sabemos que ese terrorismo es miserable y cobarde, que cuando había debilidad merodeaba por los alrededores de Larandia, atacaba con aparente fiereza, pero cuando apareció la fortaleza se repliega, apela solamente a la acción traicionera e infame de las minas quiebrapata, de los implementos terroristas, de los explosivos cobardes.

Sabemos que ese terrorismo es cobarde, que se aprovecha de que la Nación todavía conserva 570 mil kilómetros cuadrados de selva, para esconderse. Ese terrorismo se parece a algunas culebras patreras, sabe fingir la muerte, se agazapa, creyendo que la tormenta va a pasar y que va a recuperar oxígeno para después morder e inocular veneno con más fortaleza.

¡Pero estamos advertidos, la Nación sabe que hay que persistir el tiempo que requiramos, con el esfuerzo que necesitemos, con el sacrificio que sea menester para derrotarlos! Y para derrotarlo, ustedes tienen que ganarse el cariño del campesino y del ciudadano urbano.

Cada soldado y cada policía de mi Patria, tiene que aproximarse a los campesinos y los habitantes urbanos con afecto, ganarse el cariño y la confianza de los colombianos de bien. Invitar a los campesinos de bien a que nos informen, a que nos ayuden que la Nación toda apoya su Ejército y a su Policía. Que, en lugar de estar sometidos a los terroristas, la Nación venga a encontrar su protección en la Fuerza Pública y le colabore. Cada uno de ustedes, mis compatriotas que portan las armas de la República, tiene que ganarse el cariño y la confianza de todos los compatriotas.

Necesitamos que cada uno de ustedes sea un gran gerente para pensar la estrategia, ayudarla a construir, ejecutarla meticulosamente, necesitamos que cada uno de ustedes tenga espíritu de vencedor, sea un ganador, porque la Nación solamente de ustedes espera el triunfo para que triunfe Colombia. Que no haya moridera, que todos los días amanezcamos con crecidos ímpetus para ganar, que esta luna de miel entre la sangre de los colombianos, que han tenido estos bandoleros por cuatro décadas, les vaya llegando a su final y que triunfe el Ejército y la Policía de la Patria, para que triunfe Colombia entera.

Necesitamos que cada uno de ustedes sea un ejemplo de agresividad. Que a medida que estos terroristas encuentren guaridas en la selva, ustedes lleguen con fiereza a perseguirlos y a derrotarlos.

Necesitamos que cada uno de ustedes sea un ejemplo de transparencia, que los derechos humanos vayan en nuestra acción como insignia de nuestro pundonor, como expresión de respeto a la Constitución.

Hace pocos días el Embajador de un país hermano, general retirado, al presentarme cartas credenciales me decía que en Colombia estamos haciendo las cosas bien, que él fue crítico de su Ejército porque allá hubo procedimientos de guerra sucia y que él aplaude que nosotros vamos a derrotar el terrorismo limpiamente, transparentemente ¡y así lo vamos a hacer!

Que nada exista que nos avergüence, que a medida que el país recoja los frutos victoriosos del esfuerzo del Ejército, podamos mirar a propios y extraños a los ojos para que llevemos en una mano la enseña de la victoria y en otra la satisfacción del deber cumplido con transparencia.

Los invito a todo ello, soldados y policías de mi Patria.

La Nación confía en ustedes. Difícil encontrar que en un pueblo tan empobrecido, que en un pueblo con tanto desempleo, que en un pueblo con tanta herida, haya tanto apoyo a la Fuerza Pública. Esa es la expresión de que la Nación confía en ustedes. Y ese amor de la Nación lo tenemos que cultivar, esa flor que es el amor de la Nación la tenemos que fertilizar diariamente, por eso cuando la Nación quiere a su Fuerza Pública, su Fuerza Pública tiene que producir mayores resultados diariamente.

Un amor en alta dosis, como el amor del pueblo colombiano por su Fuerza Pública es un amor que tenemos que crecer y crecer, más y más. Nosotros los que tenemos el deber de derrotar el terrorismo, carecemos del derecho al descanso. Tenemos que renunciar al dominical, recortar las horas de sueño, frente a cualquier dificultad levantar una nueva trinchera de lucha y tomar cualquier éxito como un estímulo adicional para cosechar otro más grande, teniendo en el horizonte un objetivo claro que se dibuje en el cielo: el bienestar de Colombia.

Su victoria, su acción de todos los días, cultivará ese amor que el pueblo colombiano siente por su Fuerza Pública y bosquejará un futuro grande para esta Patria, que la queremos sin exclusiones sociales y sin odio. Democrática, con debate fraterno, con contradicción de ideas, que se exprese solidariamente. Que la queremos con una visión cristiana y democrática y en ese sueño hay un autor que ayudará a esculpirlo, el esfuerzo de la Fuerza Pública de la Nación.

Mil gracias, soldados y policías de mi Patria, apresurémonos a conseguir la victoria que nacerá de su sacrificio.

 
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