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INTERVENCIÓN EN EL FORO DE LA REVISTA PODER
Marzo 04 de 2004 (Miami – Estados Unidos)

Señoras y señores:

Voy a dividir esta presentación en dos partes, como lo han sugerido nuestros anfitriones.

En la primera parte voy a contarles algunos aspectos del programa de Gobierno de Colombia y en la segunda parte atenderé sus preguntas, sus comentarios, sus preocupaciones, y les ruego expresarlos en español o en inglés. Aquí había tenido la oportunidad ahora de hablar con el editor de Economist. Se le quedaron algunas preguntas entre el tintero.

Le he propuesto a Colombia lo que he denominado un Gobierno Comunitario, con creciente participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, en la ejecución de decisiones y en vigilancia de las decisiones.

En modelo que hemos venido definiendo juntos, es para crear una síntesis constructiva, positiva de solidaridad, que deje a un lado lo que ha sido el controvertido neoliberalismo puro y el Estado socialdemócrata que en muchos países de América Latina se tornó simplemente en un Estado burocrático, en un Estado derrochador de recursos, en un Estado ineficiente, en un Estado promotor de corrupción.

Por ejemplo, en participación de opinión quiero contarles que mi Gobierno se ha propuesto resolver todas las controversias con el sector privado, todos los contenciosos con el sector privado: en el área de comunicaciones, en el área de infraestructura, de vías, en la empresa, en el conjunto nacional de vías. Pero nos hemos propuesto hacerlo sobre dos condiciones: equidad y transparencia.

Para que haya transparencia la opinión pública tiene que participar ampliamente en esas decisiones. Ayer se publicó el preacuerdo con Nortel. Hay un período de publicación de ese preacuerdo, que le da la oportunidad a la opinión pública de emitir cualquier comentario, de indagar más por ese acuerdo. Y solamente cuando se haya agotado ese período y se haya despejado cualquier duda de la ciudadanía, se entiende que ha sido perfeccionado el acuerdo con Nortel.

Así lo hicimos en la semana anterior con Ericson. Acuerdos que derivan de controversias que venían de tiempo atrás con la Empresa Nacional de Telecomunicaciones.

Nosotros nos hemos propuesto en este ejercicio fundamental, buscar una palabra en el sentimiento de toda la ciudadanía: confianza. Que haya confianza para invertir en Colombia, que haya confianza para trabajar en Colombia, que haya confianza para vivir en Colombia.

Era yo candidato presidencial, asistía a las universidades y solía preguntarle a los muchachos estudiantes de los foros: ¿quiénes de ustedes han pensado abandonar Colombia sin voluntad de regreso definitivamente? Y la inmensa mayoría de ellos levantaba las manos. Por eso nos propusimos restablecer confianza, para que los jóvenes sientan y entiendan que en Colombia pueden alcanzar todas sus ilusiones y que en Colombia pueden llevar a cabo todas sus esperanzas.

Y para recuperar confianza nos hemos propuesto trabajar en tres frentes: trabajar en el rescate de la seguridad, en el rescate del imperio del Estado de Derecho, en el rescate del imperio de la legalidad. Primer frente.

Segundo frente, en el frente de transparencia. Y tercer frente, en la reactivación económica y en la reactivación social.

En cuanto a seguridad, nuestra política se soporta en un concepto: Seguridad Democrática.

¿Por qué el calificativo de democrática? Porque la seguridad que nosotros estamos buscando en Colombia es para todos los ciudadanos. Es para el empresario, el trabajador, el líder gremial, el líder sindical, el campesino, el empresario agrícola. Seguridad para los políticos cuyas ideas coinciden con las del Gobierno y seguridad para los políticos de oposición.

El año pasado Colombia hizo un ejercicio democrático espléndido. El Gobierno propuso un referendo de 17 puntos que fue sometido a todos los controles: de la Corte Constitucional, del Congreso, de la opinión pública. Fue examinado por un Consejo Electoral controlado por la oposición y no obstante discrepancias del Gobierno con las decisiones de ese Consejo Electoral, finalmente fueron las que se respetaron y sólo se pudo aprobar un punto.

Lo más importante es que en ese proceso, nadie de la oposición, nadie de los que predicaron la tesis de abstención o negativa del referendo, puede levantar la mano para decir que sus libertades fueron recortadas.

Procuramos nosotros que todos los colombianos sintieran la plenitud de las libertades, para que la ciudadanía entienda a través del ejemplo cómo una democracia puede tomar la total determinación de derrotar el terrorismo y al mismo tiempo la total determinación de respetar la libertad y la paz.

En el pasado también el país eligió las autoridades regionales. Después de un año de ejercicio de seguridad democrática en mi Gobierno, en octubre tuvimos las elecciones regionales con resultados importantes.

El número de candidatos que participó en esas elecciones duplicó el número de candidatos que había participado en las elecciones regionales inmediatamente anteriores. La ciudadanía se sintió con más seguridad, más garantías y eso motivó a más ciudadanos a participar en ese proceso electoral.

He venido diciendo que pasó Colombia de ser un país de democracia formal, de garantías retóricas, a ser un país de garantías efectivas y reales.

En el pasado, integrantes de la oposición, integrantes de partidos de izquierda desafectos al Gobierno, integrantes de partidos provenientes de guerrillas, tenían siempre libertades consagradas en la Constitución, expresadas en el discurso gubernamental, pero no garantizadas en la práctica.

Lo importante es que nuestra política de Seguridad Democrática el año pasado garantizó esas libertades en la práctica y eso explica no solamente que muchos candidatos de estos partidos alternativos, llámense de izquierda, alternativos a los partidos tradicionales, partidos provenientes de ex guerrillas, hubieran podido realizar sin restricciones sus campañas y muchos de ellos haber obtenido importantes victorias, como la victoria del Polo Democrático en la Alcaldía de Bogotá.

Para lograr esa Seguridad Democrática nosotros nos hemos propuesto desabastecer a los terroristas, nos hemos propuesto aislarlos, nos hemos propuesto mejorar el control territorial por parte de la Fuerza Pública y todo eso conduce al restablecimiento de la confianza ciudadana.

Para desabastecer a los terroristas ha sido fundamental trabajar en la recuperación de la seguridad de las carreteras de Colombia. Las carreteras se habían convertido en la fuente principal de secuestros, en el gran obstáculo al libre desempeño de la economía privada.

Entonces, tarea fundamental del Gobierno ha sido avanzar en el rescate de la seguridad de las carreteras. Para desabastecer a los terroristas es fundamental derrotar la droga.

Cuando mi predecesor, el presidente Andrés Pastrana, lanzó el Plan Colombia, nuestro país tenía 170 mil hectáreas de droga. Hemos continuado en la batalla de erradicarlas. Terminamos el año pasado con 90 mil. Este año ya hemos fumigado 30 mil y vamos a seguir en la tarea con la determinación total de erradicar la droga.

Para desabastecer a los terroristas, mi Gobierno tramitó como una de sus principales leyes la modificación a las normas de la extinción de dominio, modificación que ha facilitado a los jueces avanzar en esa tarea.

Cuando mi Gobierno empezó, no había más de cinco sentencias de extinción de dominio en firme. El año pasado quedaron en firme 32 sentencias.

Para aislar a los terroristas hemos venido trabajando en el propósito de capturar todos sus enlaces urbanos, de desmontarles las redes urbanas.

Por supuesto hay críticas a mi Gobierno y entonces leo a algunas entidades que hacen el pronunciamiento de que el Gobierno de Uribe está haciendo capturas masivas. Es cierto, masivas sí, pero no arbitrarias. Sustentadas en los jueces, en los acerbos probatorios recaudados y examinados por los estrados.

La decisión nuestra es capturar a todos los auxiliadores del terrorismo, en todas las ciudades colombianas, para aislar el terrorismo.

Esa decisión, como todas las decisiones en materia democrática, no tiene reversa porque lo peor que le puede pasar al país es que el Presidente de Colombia, por complacer a algunos sectores críticos que hablan de la política de seguridad, por conseguir que baje la voz de algunos sectores críticos el Presidente de Colombia, abandone el propósito de llevar a la cárcel a los terroristas.

Para aislar a los terroristas nosotros hemos tenido también una política generosa de desmovilización. En mi Gobierno se han desmovilizado 4.800 integrantes de grupos violentos. ¡4.800!

El 60 por ciento de ellos de Farc, el otro 40 por ciento se divide entre paramilitares y ELN.

Hemos dado a estos desmovilizados un tratamiento totalmente generoso. Los hemos acogido plenamente para que ellos se reintegren a la vida constitucional de la Nación.

Casi 4.800. Cuando hubo el proceso de paz con el M – 19 se desmovilizaron 700 guerrilleros. Cuando hubo el proceso de paz con el EPL se desmovilizaron 1.200 guerrilleros. 4.800 es una cifra que se ha logrado ahora en un proceso que da credibilidad, en un proceso generoso, en un proceso sustentado en la firmeza de acabar el terrorismo.

¿Qué le ha dicho al terrorismo?: ustedes se desmovilizan o el Gobierno los derrota.

Es un proceso que va siendo más efectivo que publicitado. Encuentro con muchos interlocutores de la opinión nacional e internacional que reciben con extrañeza la cifra de 4.800 desmovilizados de los grupos violentos en este Gobierno.

Desde Miami quiero invitar hoy a los campesinos colombianos engañados por los grupos violentos para que abandonen esas organizaciones. El Gobierno los acoge con toda generosidad.

Nos hemos propuesto avanzar en control territorial. No es fácil. Colombia tiene una extensión de 1.164.000 kilómetros cuadrados, la mitad en selva, una topografía, una geografía bastante accidentada, pero hemos avanzado.

Hoy tenemos 450 municipios con soldados de mi pueblo. Un crítico me decía que con los soldados de mi pueblo hemos suprimido la diferencia entre el Ejército y la población civil. De ninguna manera. El Soldado de Mi Pueblo es un soldado ordinario, en todas las obligaciones y con todas las facultades de los soldados. Simplemente sirven en la localidad donde viven.

Eso nos ha ayudado a crear una gran empatía entre el soldado y la comunidad, porque la comunidad lo considera como suyo y él siente que le sirve a la comunidad de sus afectos. Y esa integración de comunidad y soldado de mi pueblo ha logrado avanzar hoy eficazmente en la tarea de mejorar la seguridad.

170 cabeceras municipales que no tenían policía hoy la tienen. Hemos hecho un esfuerzo sobre el cual no quiero ahondar en cifras esta mañana. En brigadas móviles, en batallones de alta montaña, en grupos especiales de la Policía e inteligencia. Todo para mejorar el control estatal de las fuerzas legítimas sobre el territorio de la Nación.

Hay un tema muy importante: en toda la Nación reclaman control institucional. La ciudadanía nos dice: no queremos el control de la guerrilla, no queremos el control de los paramilitares, queremos que nos proteja la fuerza institucional.

Entonces hay una opinión pública en toda Colombia que lo que está demandando es la presencia única, el monopolio de parte de las fuerzas institucionales de la Nación. Eso es bien importante, eso demuestra que estos grupos terroristas no tienen apoyo ciudadano, que estos grupos terroristas someten a la ciudadanía por temor, pero que jamás han logrado ni van a ganar apoyo ciudadano. Que al contrario, esa ciudadanía lo que reclama es mayor y mayor presencia del Estado.

Hemos venido trabajando para que la ciudadanía sienta en todas las acciones de la Fuerza Pública el acompañamiento amistoso de su Estado, para que en el comportamiento de la Fuerza Pública se dé eso que demanda la ciudadanía, que inspire confianza ciudadana, absoluto respeto a los derechos ciudadanos, capacidad de reacción a cualquier llamado ciudadano, disposición de atender los requerimientos de la ciudadanía, buen trato en las relaciones con el campesino, en las relaciones con los habitantes urbanos.

Esa política de Seguridad Democrática, el año pasado produjo un descenso de homicidios del 22 por ciento. Un descenso de secuestros del 27 por ciento. Pero déjenme referirme a lo registrado este año.

Estuve sacando ayer las cifras en lo acumulado este año para no quedarnos en lo del año pasado y son bien importantes. En homicidio este año se ha dado otro 20 por ciento de descenso. El descenso es de la mayor importancia. El año pasado por esta época llevábamos 390 secuestros. Este año van 95, es mucho, pero es mucho menos que 390. O sea que la tarea continúa.

La comunidad internacional me pregunta: ¿pero cuándo Colombia podrá decir que tiene cero secuestros? Yo he contestado lo que les quiero decir hoy, queridos amigos. Esa tarea toma tiempo. Pero la certeza que ustedes pueden tener es que hay toda nuestra determinación de lograr plenamente la paz en Colombia. No me reclamen milagros, reclámenle a mi Gobierno, a las instituciones colombianas y a mi como Presidente, no ablandar la determinación y que eso sea el motivo que les dé confianza a ustedes para invertir y para ayudar a que Colombia crezca.

El segundo frente, el de la reactivación económica y social. Hemos trabajado nosotros para la estabilidad macroeconómica. Encontramos un déficit fiscal en agosto de 2002 en el 4.2 por ciento. Terminamos el año 2002 en el 3.6 por ciento y el informe que acaba de revisar el Fondo Monetario Internacional, institución con la cual tenemos un acuerdo de ‘stand by’, muestra un déficit en el año 2003 del 2.8 (por ciento).

En el período de mi Gobierno, el déficit se ha reducido del 4.2 (por ciento) al 2.8 (por ciento). Uno de los propósitos nuestros es reducir en medio punto de Producto los gastos burocráticos del Estado. Ya hemos logrado la mitad del propósito. Seguimos en esa tarea.

Una tarea que tiene mucha crítica política porque en Colombia, como en muchos países de América Latina, ha habido el mal entendido de que el crecimiento burocrático crea empleo, cuando sucede todo lo contrario.

Cuando el Estado gasta en burocracias innecesarias, eso finalmente le quita recursos y espacios al sector privado, que es el que finalmente crea empleo sostenible. Entonces ya esa tarea va por la mitad y nuestra decisión es cumplirla totalmente: que al final del Gobierno en reducción de estos gastos innecesarios podamos mostrar el resultado de medio punto del PIB.

Hemos tramitado dos reformas tributarias. La segunda tuvo que ser de emergencia porque no se aprobaron. A pesar de una altísima votación, los puntos de ajuste fiscal que habían sido propuestos en el Referendo y hoy tenemos todavía un problema mayor, que es el problema de pensiones.

No les quiero hablar solamente de los logros, sino también de las dificultades. Si ustedes me preguntaran cuál es la mayor dificultad fiscal que está viviendo Colombia con miras a los próximos años, no vacilo en contestarles que es el problema pensional.

Hemos introducido dos reformas pensionales. Una en 1993 y otra en el año 2002, al principio de este Gobierno. Se ha avanzado bastante, pero todavía de manera insuficiente. Tenemos el reto de trabajar en los próximos períodos con el Congreso de la República, para resolver definitivamente el problema pensional de la Nación.

En síntesis, hemos trabajado para aumentar los ingresos del Estado, para disminuir sus costos. Hemos avanzado en una profunda reforma de la administración pública. Queda faltando mucho. Una de nuestras prioridades ahora es eliminar trámites innecesarios que le ha creado el Estado al sector privado y que son barreras de entrada, barreras de operación de la empresa privada colombiana. El propósito antitrámites es uno de los propósitos inmediatos en nuestra tarea gubernamental. Se ha obtenido esa reducción del déficit y encontramos más confianza en el sector privado.

La inversión privada, como participación en el Producto, de acuerdo con las cifras del Banco de la República, ha pasado en los dos últimos años del siete al 12 y al 16 por ciento.

El año pasado, por la combinación de la política de seguridad y también por efecto de una serie de estímulos tributarios bien orientados, como la eliminación de impuestos a los bienes de capital, los bienes de capital del sector privado crecieron en un 17 por ciento, excluyendo transporte.

El año pasado el programa macroeconómico había definido un crecimiento económico del dos por ciento y logramos casi el cuatro, con dos méritos: al tiempo que se está disminuyendo sustancialmente el déficit fiscal, se está disminuyendo sustancialmente la economía de la droga.

Infortunadamente, mi país ha incluido en las cuentas nacionales la economía de la droga. Entonces es bien importante empezar a separarla en esas cuentas nacionales. Y cuando decrece la droga, entonces siempre aparece el impacto del decrecimiento de la droga produciendo su consecuencia en el decrecimiento de la economía. Por eso le encuentro más mérito a ese decrecimiento de la economía.

En materia de inflación teníamos mucho temor el año pasado, porque introdujimos el impuesto al valor agregado a una serie de productos. Sin embargo el comportamiento inflacionario estuvo dentro de los límites previsto. Fue del 6.4 (por ciento) y el programa macroeconómico este año define una meta inflacionaria del 5.5 (por ciento).

Teníamos mucho temor de que continuara la inercia de desempleo. Hemos logrado frenar el crecimiento del desempleo, pero todavía las cifras de desempleo son muy altas.

En diciembre del año pasado, del año 2002, tuvimos un desempleo del 16 por ciento, en diciembre de 2003 un desempleo del 12.3 por ciento. Pero en enero, mes en el cual se da una estación bastante atípica y difícil porque está cediendo la temporada, el pico de la temporada de diciembre, y todavía no han entrado los estudiantes a estudiar, tuvimos otra vez un repunte del desempleo que resulto en el 17 (por ciento).

Pero estamos trabajando con el propósito de que al final de este Gobierno, el desempleo no esté por encima del 10 por ciento. Hemos creado, gracias al sector privado, más de un millón de empleos en lo corrido de nuestra administración.

Por ejemplo, lo que pasó ahora en enero no fue por destrucción de empleos. Fue porque ha venido aumentando la tasa de participación y la economía en enero no pudo crear el mismo número de empleos que demandaba la tasa de participación. Entonces ahí se presentó no un fenómeno de destrucción de empleos, sino un fenómeno de que la tasa de participación superó las posibilidades de creación de empleo en el mismo mes.

Nosotros hemos venido trabajando el frente de la reactivación social. La idea nuestra es tener una sociedad sin exclusiones y sin odio de clases ni populismo, que es la nueva tendencia para esconder el odio de clases. Una sociedad con economía privada, pero una sociedad fraterna. Una sociedad guiada por principios claros de solidaridad. Por eso estamos trabajando para mejorar las condiciones de equidad en Colombia, en lo que ya hayamos siete herramientas de equidad.

Déjenme anotar un punto. Los problemas sociales de Colombia no se deben al sector privado. Leo muchos profesores de los Estados Unidos, de Europa y suelen referirse al sector privado colombiano como un grupo de oligarcas explotadores que ha creado condiciones de inequidad en nuestra Nación.

He estado examinando qué pasa en el sector privado colombiano y he llegado a estas conclusiones: primero, tenemos un sector privado regido por una normatividad laboral justa, equitativa.

En seguridad social comparo a Colombia con países dirigidos por gobiernos socialistas y encuentro estas paradojas: en algunos países socialistas todas las contribuciones de la seguridad social las pagan los trabajadores. En Colombia, el mayor porcentaje de las cargas de seguridad social es pagado por los empleadores. El marco laboral colombiano es un marco equitativo.

En las calles de Bogotá, cuando se compara el ingreso de un trabajador informal con el ingreso de un trabajador de la menor escala salarial del sector privado formal, encontramos que el trabajador del sector privado formal de la menor escala salarial tiene ingresos superiores en dos veces y media al trabajador del sector informal.

En Colombia, la inequidad no se debe al sector privado sino a la falta de sector privado y ahí aparece una relación con el terrorismo. El terrorismo ha sido barrera de entrada al sector privado, barrera de crecimiento al sector privado y la falta de crecimiento del sector privado le ha negado unas oportunidades de mayor equidad a la comunidad.

Estamos trabajando siete herramientas en el área social. Las denomino las siete herramientas de equidad: la revolución educativa, la protección social, el manejo social de los servicios públicos, el manejo social del campo (tema muy importante ahora que nos aprestamos a terminar el Tratado de Libre Comercio CAN - MERCOSUR y a negociar el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos), la construcción del País de Propietarios, el impulso a la Economía Solidaria y la construcción de Calidad de Vida Urbana.

En la revolución educativa, que es nuestra primera herramienta de equidad, nos hemos propuesto trabajar cobertura, calidad, sincronía entre la formación académica y las necesidades de la economía, ciencia e investigación y capacitación técnica.

Simplemente dos cifras: en cobertura de educación primaria nos hemos propuesto crear millón y medio de cupos. Hasta la fecha hemos creado 600 mil. La tarea que falta es bastante exigente.

En el instituto estatal de capacitación técnica sometido a una profunda reforma, Colombia estaba capacitando un millón de estudiantes por año. Ustedes lo conocen: el SENA. El año pasado capacitó 2 millones 200 mil estudiantes y nuestro propósito es que en el año 2006 ese instituto esté capacitando cuatro millones de estudiantes por año.

En el tema de la Protección Social, el año pasado pudimos avanzar en millón 200 mil cupos de expansión del régimen subsidiado de salud para los sectores más pobres de la población.

En nuestro Sistema de Seguridad Social hoy tenemos 5 millones de niños en programas especiales de nutrición infantil, dirigidos por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Hay 340 mil familias a las cuales el Estado les paga un subsidio bimestral, para que ellas garanticen la asistencia de sus niñitos al colegio.

Y hemos venido incorporando otros programas de bienestar social. Por ejemplo, lanzamos el programa de Familias Guardabosques, sobre el cual quiero llamar la atención de ustedes. En zonas donde el Gobierno ha destruido la droga, hemos invitado al campesinado que estaba vinculado a la droga a que se vincule como campesinado guardabosques.

Nuestro propósito es lograr tener en Colombia en estas zonas 50 mil Familias Guardabosques. Hasta el momento tenemos 21.500. Cada familia recibe más o menos 2.000 dólares al año. Sus obligaciones básicamente son dos: cuidar el área libre de droga y cuidar la recuperación del bosque.

Es además un programa absolutamente lógico en Colombia, que es uno de los países del mundo con mayor riqueza en biodiversidad y es uno de los países del mundo, en regiones como el Chocó, con mayor disponibilidad de agua dulce por unidad de superficie.

En el tema del país de propietarios hemos venido estimulando fondos de capitalización social en empresas de servicios públicos. Confío que el rescate de la Empresa de Servicios Públicos de Cali va a tener una solución social bastante interesante.

Un Fondo de Capitalización Social del cual serán socios todos los usuarios, que nos ayude a avanzar en una concepción de capitalismo social, además necesaria en un país como Colombia donde hay que suavizar las contradicciones conceptuales y las contradicciones provenientes de la inequidad.

Por ejemplo, encontré una profunda contradicción conceptual entre los que quieren un monopolio estatal de servicios públicos, y aquellos que quieren un monopolio privado de servicios públicos.

Hemos llegado a la conclusión que en servicios públicos necesitamos capital privado, capital público. Que no puede haber abusos ni del público ni del privado, que tiene que haber comprensión de los usuarios. Y hemos creado esos mecanismos de participación de usuarios, como el fondo de capitalización social que aspiramos a hacer en Cali en los próximos meses.

En este Gobierno, en la estrategia de país de propietarios, le hemos dado especial énfasis al microcrédito. El Banco de la República certifica que el último año, el microcrédito creció en un 57 por ciento. 713 mil familias colombianas fueron apoyadas para tener acceso al microcrédito.

Eso es muy importante desde el punto de vista económico, porque allí en el mismo momento se da un crecimiento de la oferta y un crecimiento de la capacidad adquisitiva. Y es muy importante desde el punto de vista sociológico, porque en el pueblo colombiano hay más vocación empresarial que espíritu de sometimiento laboral.

Un país de propietarios es una gran estrategia para avanzar en la creación de una sociedad absolutamente solidaria en Colombia.

Bogotá empezó un programa magnífico que ha adelantado bastante el transporte masivo. Nosotros lo hemos extendido con una financiación del Gobierno Nacional del 70 por ciento a seis ciudades colombianas, diferentes a Bogotá.

Está en etapa de estudios, pero confiamos que al final de este Gobierno en todas esas ciudades esté en ejecución. Que como Bogotá, Cali, Pereira, Bucaramanga, Barranquilla, Cartagena y Medellín tengan esos sistemas de transporte masivo como una acción líder en nuestra estrategia de mejoramiento de la calidad de vida urbana.

En Colombia hay miles de problemas. Estamos lejos de las soluciones, pero lo que pueden saber ustedes es que hay toda la voluntad en las instituciones, en la ciudadanía y en el Gobierno para superar esos problemas y que necesitamos que ustedes vean con ánimo muy positivo, con mucho entusiasmo, el presente y el porvenir de Colombia.

Ha sido muy grato al concurrir con ustedes esta mañana aquí y por supuesto las preguntas, los comentarios, las discrepancias que quieran formularme, los escucho con el mayor gusto.

Respuesta a la primera pregunta: Empezamos a tener unos niveles impositivos altos, pero estamos buscando un acuerdo nacional para hacer una reforma estructural de impuestos y obtener algunos logros, por ejemplo, que sean definitivamente transitorios y no permanentes impuestos como la sobretasa de renta y el impuesto al patrimonio.

En mis conversaciones con el sector privado, su preocupación sobre el Impuesto del Patrimonio no es por el monto sino por el precedente, por el temor de que se convierta en definitivo. Pero les rogaría considerar lo siguiente. Nosotros hemos eliminado unos estímulos tributarios que carecían de lógica. Y hemos introducido otros que creemos que tienen toda la lógica.

Por ejemplo, en noviembre de 2002 este Gobierno eliminó el arancel a los bienes de capital. Eso ha ayudado enormemente a que crezca la adquisición de bienes de capital, el equipamiento a la economía productiva en Colombia.

Segundo, empresas altamente exportadoras. Se tomó la decisión en la Ley Tributaria de que no paguen impuesto al valor agregado por sus bienes de capital. No paguen impuesto al valor agregado. Usted hoy llega con un bien de capital para una empresa altamente exportadora a Colombia y simplemente en el Acta de Importación no paga el impuesto al valor agregado.

Y redujimos el requisito para que una empresa clasifique como empresa altamente exportadora. Antes esa empresa tenía que exportar el 50 por ciento de su producción, hoy tiene que exportar el 30 por ciento de su producción.

Todas las empresas colombianas, exportadoras o no, desde diciembre de 2002 tienen el derecho a que se les devuelva el IVA que pagan por la adquisición o importación de bienes de capital. Ese es otro estímulo de gran importancia.

El sector turístico ha recibido grandes estímulos en este Gobierno. El año pasado se recuperó en un 12 por ciento. Además de la seguridad, la construcción de hoteles, la rehabilitación de hoteles viejos, las empresas de turismo ecológico están exentas de impuestos.

Está exenta de impuestos por decisión de este Gobierno la industria de alcoholes carburantes. El informe que tengo es que ya las primeras empresas del Valle del Cauca, ya hay cuatro o cinco empresas, que han encargado sus plantas de alcohol carburante que deberán empezar a destilar a finales del año 2005.

Vamos a entrar ahora al Congreso una iniciativa para darle exención al biodiesel, con interés de impulsar cultivos como el de palma africana, que el año pasado creció en Colombia en 22 mil hectáreas. Los cultivos de tardío rendimiento están hoy exentos de impuestos en Colombia. Algunos ejemplos: palma africana, caucho, frutales.

Volviendo a los combustibles, la sísmica está exenta de impuestos. Yo creo que hemos tomado unas decisiones legales y otras de interpretación, que mejoran mucho el marco tributario para las empresas que invierten en Colombia en hidrocarburos.

En la reforma tributaria del año pasado introdujimos una deducción del 30 por ciento para las inversiones generadoras de renta. Todo lo que usted invierte este año en Colombia y que se considere inversión generadora de renta, usted puede deducir del monto de esa inversión un 30 por ciento de su renta liquida gravable, lo cual se constituye en un gran estímulo.

Entonces rogaría mirar muy balanceadamente nuestra legislación tributaria. Por un lado acepto que hay unas cargas, acepto que hay unos temores que los tenemos que disipar. Por ejemplo, para que el impuesto de patrimonio no llegue a convertirse en permanente y no llegare a tener tarifas excesivas. Pero también rogaría mirar la otra cara del balance, los estímulos tributarios que hemos venido introduciendo que son de gran importancia.

Respuesta a la segunda pregunta: Primero, el objetivo del Gobierno que presido no está afincado en considerar paramilitares o guerrilleros. El objetivo es la opinión, la ciudadanía. El objetivo es quitarle a la ciudadanía colombiana la pesadilla del terrorismo.

A las buenas o a las malas, Colombia tiene que superar el terrorismo y en eso mi Gobierno no tiene dudas. Por eso lo predominante, lo fundamental, lo prioritario es la Política de Seguridad Democrática.

Y esa Política de Seguridad Democrática no niega las posibilidades de negociación. El terrorismo hay que superarlo en Colombia. Si quieren negociar negociando, y si no quieren negociar los vamos a derrotar militarmente, así tome todo el tiempo que requiera y demande todos los recursos que necesite.

En eso no hay vacilación. El objetivo es una Colombia sin terrorismo, derrotados o negociados, pero una Colombia sin terrorismo.

Estábamos en la etapa de transición con el presidente Pastrana y él me informó que había la posibilidad de una iniciativa de paz a través de la Iglesia Católica con los paramilitares y otra a través del Gobierno de Cuba con el ELN.

Propuse en la campaña que aceptaría procesos de negociación sobre la condición que estos grupos aceptaran el cese de hostilidades. Hice un paralelo con lo ocurrido en Inglaterra, en Irlanda, donde hubo condiciones esenciales. En Colombia no hemos hablado del cese al fuego, sino de hostilidades y se aplazaron las exigencias del desarme y la desmovilización.

Expresé como candidato lo que hoy repito: la condición para iniciar el proceso es el cese de hostilidades, pero hay todo el plazo para llegar al desarme y a la desmovilización, que se consideran no puntos de arranque del proceso, sino parte de los puertos de llegada.

A finales del año 2002, la Iglesia Católica informó que algunos grupos paramilitares, no todos, aceptaban el cese de hostilidades como condición para empezar a dialogar con el Gobierno y en ese momento el Alto Comisionado, Luis Carlos Restrepo, empezó el diálogo con ellos. Luis Carlos hizo una evaluación muy clara hace dos semanas: ¿dónde ha habido respeto al cese de hostilidades? ¿Dónde no lo ha habido?

La decisión del Gobierno es tan elemental como esto: si respetan el cese de hostilidades, se les respeta y no se les derrota militarmente. Por ejemplo, entre el año 2002 y el año 2003, el número de paramilitares dados de baja creció en un 85 por ciento. Y el número de paramilitares capturados creció en un 133 por ciento.

Y permítanme darles estas cifras del año 2004. Acciones de las autoridades contra los grupos ilegales de autodefensa, en lo que va corrido del 2004: capturados 724. En lo que va corrido del 2004 han sido capturados 724 integrantes de grupos de autodefensa. Dados de baja 112.

A pesar del crecimiento del 2003 en relación con el 2002, hoy se presenta en relación con el mismo período del 2003 un gran crecimiento. La decisión del Gobierno es muy elemental. Si quieren procesos de paz, respeten el cese de hostilidades. Si no, se les trata con toda la determinación militar para salvar a Colombia de esas pesadillas.

Se tienen que dar pasos con esos grupos. Un paso inmediato es su concentración en áreas específicas. ¿Para qué? Para que a través de la concentración, se facilite la vigilancia inicialmente a cargo de la Organización de Estados Americanos. Y que esa vigilancia pueda certificar el real cumplimiento del cese de hostilidades. Y que las fuerzas gubernamentales sepan claramente que aquellos que están concentrados tienen la voluntad de respetar el cese de hostilidades, y que aquellos que no están concentrados no tienen la voluntad de respetar el cese de hostilidades y por eso carecen de voluntad de paz y que hay que confrontarlos con toda la determinación de autoridad. Es muy urgente llegar ahora al paso del área de concentración en los términos que lo he explicado.

La Ley de Alternatividad Penal. Colombia ha tenido una muy amplia experiencia en procesos de paz. Por ejemplo, en el pasado no se tuvo tanto celo como ahora frente a las atrocidades. El M – 19 encendió el Palacio de Justicia. Yo no creo que pueda haber en la historia de Colombia un delito de mayor atrocidad. Y les dieron amnistía, perdón e indulto y participan activa y eficazmente en la política colombiana. Entonces no se puede perder de vista el proceso histórico.

Estos días leía un artículo conmovedor del hijo del ex ministro Gilberto Echeverri. Artículo en el cual él cuenta que quien mató a su padre es un guerrillero de las Farc que había sido liberado, no obstante que había estado en la cárcel por delitos atroces. Entonces me llama a mí la atención sobre los pedidos de Acuerdo Humanitario y de que libere incondicionalmente guerrilleros que están en las cárceles.

Los pasos que hay que dar exigen en materia legal, exigen lo siguiente: discusión pública. Por eso mi Gobierno presentó el proyecto de Ley de Alternatividad con el ánimo de promover una gran discusión pública nacional e internacional, porque el tema es controversial y no fácil de decidir.

Sobre el tratamiento que se le debe dar en procesos de paz a los delitos atroces, hay puntos claros y puntos no claros. Es claro que a los delincuentes responsables de delitos atroces no se les puede conceder amnistía, ni indulto, pero no es claro qué clase de beneficios hay que otorgarles. Y eso se tiene que clarificar en el proceso de discusión pública, que en lugar de polarizar al país, tiene que ser un proceso totalmente constructivo.

Nosotros queremos que haya una ley con un resultado final que sea un buen balance entre justicia y paz y es muy importante considerar esto: que esa ley le dé igual tratamiento a unos grupos y a otros. Porque también he encontrado que algunos de los críticos encuentran esa ley muy permisiva con los paramilitares, pero muy exigente con las Farc.

Entonces algunos de los críticos dicen: ¿cómo le van a dar a los paramilitares estos beneficios y por qué le van a dar tan poquito a las Farc?

Eso es algo que tiene que considerar muy rigurosamente la opinión nacional e internacional. No les podemos dar a estos grupos tratamientos diferenciales. No nos podemos equivocar. La ley que aprobemos ahora tiene que ser un buen balance entre los objetivos de paz y de justicia. Y tiene que ser una ley que le dé un tratamiento idéntico a los integrantes, a quienes han cometido estos delitos, independientemente del grupo al cual pertenece.

La actitud de la sociedad colombiana. La sociedad colombiana a mi juicio hoy como ayer no tiene inconveniente en perdonar. La diferencia es que hoy no quiere que la engañen. Hoy no quiere procesos de apaciguamiento, sino acciones de Estado con determinación o procesos serios de paz.

La sociedad colombiana es generosa, espontánea, no tiene inconveniente para perdonar, pero no quiere que la engañen. Y eso es algo, esa interpretación del sentimiento popular de la Nación es algo que me ha llevado a mí a decir no a los procesos de apaciguamiento y a comprometerme profundamente hasta el último día de mi vida con el proceso de derrotar el terrorismo en Colombia.

Porque lo que no quiere la sociedad colombiana es más apaciguamiento, porque el apaciguamiento en nombre del dilentantismo político no ha hecho sino fortalecer los grupos criminales de la Nación.

Pregunta: Señor Presidente, en primer término felicitarlo por esa extraordinaria exposición en la mañana de hoy. Quisiera preguntarle ¿en qué medida ese esfuerzo que usted hace de manera sostenida para luchar contra el terrorismo, es viable en tanto y en cuánto el territorio venezolano actúa y opera como una suerte de aliviadero de esa violencia?

Presidente de la República: Qué difícil es una referencia a Venezuela. Mayor la hermandad, más obligante la prudencia. Déjenme expresar todo el sentimiento de solidaridad con Venezuela, pero también referirme a la pregunta suya con toda la prudencia. No me voy a quedar en Venezuela, voy a generalizar para la región.

El terrorismo no respeta fronteras. El terrorismo no respeta la ética. El terrorismo no tiene moral. El terrorismo no considera ley diferente al capricho del terrorista. El terrorismo colombiano tiene un factor adicional de cinismo, de arrogancia, que es su riqueza.

Las guerrillas nuestras, cuando hicieron el tránsito de las viejas guerrillas de partidos en los años 60 a las guerrillas de origen marxista, gestaron en las mismas fuentes ideológicas de las otras guerrillas suramericanas y latinoamericanas: la revolución cubana, lo que pasaba en la Unión Soviética, la China. Lo compartí en las bancas universitarias con muchos de mi generación que abrazaron la causa guerrillera. Era una causa en esa época totalmente idealista.

¿Cuál es la gran diferencia entre esa guerrilla nuestra y las otras latinoamericanas? Que la nuestra se tornó rica, las otras fueron de limosna. Joaquín Villalobos ha expresado que ellos tomaron en la guerrilla salvadoreña la decisión de negociar cuando confluyeron una serie de puntos.

Encontraron en un punto muerto el avance militar y sintieron suspendida toda la ayuda económica que provenía no de la antigua Cortina de Hierro, que ya estaba en quiebra fiscal, sino de Ong’s de Europa Occidental. En ese momento no tuvieron más camino que negociar, pero eso no ocurre con la nuestra.

La nuestra se encontró el negocio de la droga y eso la ha hecho rica, más arrogante y más cínica. La ha transformado de una guerrilla de militancia ideológica de los años 60, a una guerrilla de predominancia de droga de principios de este siglo. Una guerrilla de asaltadores, de mercenarios de droga. Y con este tema, le decía al Congreso ecuatoriano, en una discusión muy constructiva, les decía: preocúpense, tomen decisiones políticas para acabar la droga y a tiempo.

¿Por qué le pasó a Colombia? Cuando empezó el narcotráfico muchos sectores dijeron allí: aquí se trafica, pero aquí no se produce, no hay consumo. Entonces no se le puso toda la atención al tráfico. Algunos años después aparecieron 5 mil hectáreas de droga. Se dijo: eso es muy poco. No se le prestó toda la atención y en un breve tiempo saltó a 170 mil hectáreas. Ya teníamos problemas de tráfico y de producción. Y se decía: pero no somos consumidores.

Y en 1993, la Corte Constitucional cometió un gravísimo error que no hemos podido sanear, que fue aprobar la dosis personal de droga. Y cuando está comprobado que las tareas educativas y preventivas son más útiles y eficaces cuando están acompañadas de las sanciones, de las tareas punitivas.

En Colombia llegó ya al extremo de eliminarse la posibilidad de la sanción a la dosis personal de droga. No había problemas de consumo. Hoy tenemos más de un millón de consumidores. Tenemos los tres problemas: el problema del tráfico, el problema de la producción y el problema del consumo. Entonces le he dicho a mis vecinos: esto no respeta fronteras. Esto les va llegando. Hoy es un problema colombiano, mañana es de todos. Y esto se convierte en una gran amenaza regional y puede destruir cualquiera de las democracias de la región.

Colombia tenía la selva del Putumayo sin una sola abertura. Yo la volaba hace 15 años y encontraba una selva tupida, pareja. Es el ingreso colombiano a la cuenca amazónica. Hoy es una selva de parches, semidestruida por la droga. Al ritmo que iba, la droga en Colombia, si no la derrotamos en Colombia y si no la frenan los otros países, en 20 años la droga puede haber destruido la cuenca amazónica. Causarle un daño irreparable al planeta.

Entonces, con todo respeto quiero repetir que el problema del terrorismo es una amenaza regional. Y que necesitamos que todos los gobiernos sean más conscientes de que hay esa amenaza regional.

Nosotros hemos encontrado que el secuestro ha pasado las fronteras y los grupos terroristas de Colombia secuestran en los países vecinos. Y hemos encontrado casos tan tristes como éste: que en un departamento colombiano de frontera se ha avanzado sustancialmente en la reducción del secuestro, pero en el departamento contiguo al país vecino se ha crecido enormemente el secuestro. Nadie puede tener alianzas con estos grupos. Ni activas ni pasivas, porque eso termina destruyendo cualquier democracia.

Nosotros hemos recibido mucha solidaridad regional y la hemos recibido en el Grupo de Río y en la OEA. Y hago un llamado al Continente para que en todas partes se tomen medidas efectivas para frenar estos grupos.

A todos ustedes, muchas gracias.

 
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