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SEGUNDA TERTULIA ECONÓMICA – TLC
Marzo 05 de 2004 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Quiero dar a todos ustedes un saludo, nos agrada muchísimo que podamos tener hoy la segunda Tertulia del Crecimiento. Creo que si esto lo manejamos con disciplina, el Gobierno lo utiliza con receptividad, nos puede ayudar muchísimo.

El Gobierno necesita dos condiciones para que esto genere beneficio: perseverancia y receptividad.

Quiero apartarme del tema de libre comercio para anunciar lo siguiente, que se ha venido discutiendo con el Ministerio de Hacienda y con el Banco de la República.

El año pasado el Gobierno pidió un esfuerzo de contribuyentes, del sector financiero, del Banco de la República, más esfuerzo en gasto público del Gobierno. Y eso se concretó en que el Banco de la República facilitaría 500 millones de dólares para el servicio de deuda del Gobierno Nacional este año.

Las circunstancias cambiarias de las últimas semanas han llevado a hacer un replanteamiento. Encontramos que con la congestión de dólares en nuestro mercado, que el Banco rebaje hoy el saldo de reservas para entregarle al Gobierno 500 millones de dólares, puede generar reacciones negativas y no va a producir resultados positivos.

Nos hemos puesto en el plan del exportador que va a decir: ‘bueno el peso revaluándose, nosotros con dificultades en tasa de cambio y en lugar de descongestionar este mercado, comprando unos dólares aquí, van a tomar unos dólares del Banco de la República’, eso va a ser una señal de que al Gobierno no lo preocupa la revaluación, va a ser un estímulo para la revaluación y justamente por eso pensamos que es prudente, por lo pronto, desistir de esa solicitud al Banco de la República.

Con el Congreso Nacional –que hoy nos acompaña una muy distinguida delegación de senadores y representantes- hemos tenido el acuerdo para hacerle esa solicitud al Banco de la República de disminuir el saldo de reservas y ayudar al Gobierno a la cancelación de compromisos de deuda.

Quería decirle, muy respetuosamente al Congreso, que en el fondo compartimos y seguimos en la misma línea de preocupaciones, pero que creemos que en la coyuntura debemos buscar otra alternativa.

Entonces, me comprometí con el Ministro de Hacienda (Alberto Carrasquilla), con el Gerente General y con los codirectores del Banco de la República, a asumir la responsabilidad política de desistir, por lo pronto, de esa solicitud de los 500 millones de dólares, a fin de que el Banco de la República –como lo ha anunciado al Gobierno- tenga espacio para utilizar otras herramientas que le garanticen una tasa de cambio competitiva a nuestros exportadores.

El Ministro, está en el camino de cumplirle al país con una serie de compromisos que ha adquirido el Gobierno en esa materia: frenar, hasta donde sea posible, monetizaciones de recursos externos. Buscar cómo se disminuye financiamiento en dólares contratado en mercados internacionales y confío que la coordinación entre el Ministerio de Hacienda y el Banco de la República, nos va a llevar a ir encontrando alternativas a esta tendencia revaluacionista que a todos nos preocupa.

El Gobierno es conciente de que una de las maneras de compensar los menores ingresos a los exportadores es buscar reducir costos vía mayor reducción de la tasa de interés. El Gobierno está haciendo todos los esfuerzos en materia de gasto público, esfuerzos en materia de recaudo, para crear condiciones a fin de que el Banco de la República pueda accionar en esa dirección.

Creemos que va a ser una discusión constructiva en los próximos días de cómo, a través de una acción sobre recursos en el mercado y una decisión del Banco de la República en cuanto a tasa de inversión, todo ello confluya a tener una menor tasa de interés para la producción en Colombia.

El Gobierno también quiere expresar su preocupación por el ingreso de capitales especulativos. El tema es bastante difícil porque la evaluación de gravámenes del pasado genera mucha controversia y porque encontramos hoy que, esa afluencia de divisas al país, está causada por muchísimos motivos, muchos de ellos inmensamente positivos, otros preocupantes. Lo que sí tenemos claro es que, una cosa es el capital productivo y otra cosa es el capital especulativo.

Lo que no queremos nosotros es, ir a tomar unas decisiones o pedirle al Banco de la República que las tome y que afecten el ingreso de capitales productivos. Pero compartimos plenamente la preocupación del sector privado y estamos examinando dentro del Gobierno, cómo gravar los capitales especulativos, cómo hacerlo de la mejor manera, de la manera más lógica.

Y por supuesto estamos discutiendo el tema con el Banco de la República, en el entendimiento de que la institución es independiente, pero necesariamente la política tiene que ser coordinada. Como ha sido la tradición constitucional de Colombia, que al reconocer independencia de instituciones, siempre se ha creado un mecanismo de coordinación entre instituciones, un mecanismo de relaciones armónicas.

En cuanto al Tratado de Libre Comercio, el Gobierno quiere adelantar una discusión constructiva con todos los sectores nacionales. Una pedagogía constructiva con todos los sectores nacionales. Una pedagogía constructiva, una construcción del mayor nivel posible de consenso.

Nosotros no hemos asumido el tema ni con sesgos ideológicos ni con vocación de polarizar a la Nación. Simplemente un motivo que dice claramente que no ha habido sesgos ideológicos, no tuvimos inconveniente en acelerar el tratado CAN – MERCOSUR.

Cuando este Gobierno empezó había muchísimo temor a avanzar en esa dirección y muchos sectores me decían: ‘es peligrosísimo, no estamos en condiciones de entrar a negociar con MERCOSUR, no encontramos beneficios en esos mercados, encontramos un inmenso riesgo al competir con países de MERCOSUR’.

Pienso que el proceso que se adelantó el año pasado, que nos permitió concluir el grueso del tratado al cual le faltan unos protocolos que deben quedar definidos en las próximas semanas, es un proceso importante en lo político y en lo económico. En lo político porque une bastante nuestra América del Sur, en lo político porque le quita barreras ideológicas al ALCA, en lo político porque nos permite a nosotros aproximarnos al tratado con los Estados Unidos por razones prácticas, por razones de conveniencia, sin sesgos ideológicos.

La verdad es que cuando los países necesitan crecimiento, empleo, ingreso, equidad, estos pasos hay que examinarlos con la menor aprehensión ideológica, hay que examinarlos con el mayor sentido práctico.

Nosotros hemos venido examinando una serie de temas que habrá que cuidar con mucho esmero en esa negociación, de sectores de industria, del sector agrícola. Ayer repetía en los Estados Unidos que en Colombia una agricultura débil equivale a un terrorismo fuerte, que aquí hay que impulsar plenamente la recuperación agrícola como una condición esencial para poder derrotar la droga y para derrotar el terrorismo.

Nosotros creemos que lo de Cancún no debe ser estéril para el mundo, debe producir reflexiones, reflexiones políticas sobre el manejo del comercio internacional, creemos que es posible buscar en tratados bilaterales cláusulas que antes de Cancún solo se concebía para ser introducidas en los Acuerdos de la Organización Mundial de Comercio.

Creemos que no hay que preocuparse solamente por los subsidios a las exportaciones, sino por los subsidios a la producción que se traducen en precios injustamente bajos en el comercio internacional de algunos productos, que no se puede esperar que eso lo corrija un acuerdo de la Organización Mundial de Comercio en la ronda de Doha, que hay que buscar cláusulas que permitan correctivos en los acuerdos bilaterales.

Nosotros creemos que después de los períodos de desgravación, hay que tener cláusulas excepcionales para enfrentar crisis de algunos productos. Que uno no puede decir ‘se acabó el periodo de desgravación’ si viene una crisis, pues no hay manera de resolverla, nos ahogamos porque aquí cerramos la puerta y echamos las llaves al mar, no.

Nosotros creemos que hay que tener esas cláusulas de contingencia para enfrentar dificultades que sobrevengan después de cumplidos los períodos de desgravación.

Nosotros creemos que hay que aprender de otras experiencias. Por ejemplo, uno en México oye discursos bastante opuestos, por un lado presentan un discurso con magníficos resultados del NAFTA, por otro lado un discurso lleno de reservas, hay unas regiones ampliamente beneficiadas, otras regiones que se quejan de que han sido perjudicadas. Entonces en el proceso de construcción de consenso en el país hay que mirar también con muchísimo cuidado el tema regional, para que este acuerdo, se adelante, se suscriba con la certeza de que va a beneficiar a la Nación como un todo.

Tenemos que llamar la atención también sobre la necesidad de que en esos períodos de desgravación, de transición hacia la desgravación, no nos descuidemos. Por ejemplo, uno ve en el sector agropecuario un tremendo atraso en distritos de riego y entonces uno se pregunta: ¿vamos a construir o no la voluntad política para que si se dan estos tratados, en ese periodo de desgravación, tengamos esos distritos de riego, los construyamos y podamos mejorar la competitividad de nuestros productos?, etcétera.

Yo pediría a todos, independientemente a lo que se piense frente al Tratado de Libre Comercio, que todos hagamos el esfuerzo de mirarlo con un gran sentido práctico, sin prevenciones ideológicas.

El primero que no ha tenido prevenciones ideológicas es el Gobierno, por eso acatamos el camino que algunos sugirieron de darle prioridad, y en efecto se le dio prioridad en el tiempo, a la negociación con MERCOSUR. El Ministro (de Comercio, Jorge Humberto Botero) y el equipo negociador, va a ser constructor de consensos al interior del Gobierno.

La discrepancia al interior del Gobierno es necesaria. Una cosa es el Ministro Botero buscando que salgan estos tratados y otra cosa el Ministro de Agricultura (Carlos Gustavo Cano) defendiendo al agro, esa discrepancia lo importante es que sea creativa, constructiva, que busque las mejores opciones para el país. Comprendemos que hay discrepancias al interior del sector privado, que hay discrepancias con sectores de trabajadores.

Entonces, hay que buscar cómo se van limando, como se van sintetizando, cómo vamos construyendo las mejores alternativas para el país. Los ministros van a estar en permanente contacto con el Congreso de la República y con todas las expresiones políticas presentes en el Legislativo, con el sector privado.

Nosotros aspiramos a que en la puerta de enseguida de donde se estén celebrando las reuniones de negociación, esté permanentemente una delegación del Congreso, del sector privado, de los trabajadores y que toda decisión crucial que deba tomar el Gobierno en la mesa de negociación sea consultada con ellos.

A mi me preocupa mucho cómo pasa el tiempo de rápido, yo me pregunto qué hace el país si se acaba el APTDEA. Nosotros pensábamos que iba a ser muy fácil renovar el ATPA y no fue fácil.

Cuando lo anunciaron el 6 de agosto de 2002 quedaron faltando una serie de materias que debió cumplir este Gobierno, sumamente difíciles para que lo proclamara. Sí, lo anunciaron después de un proceso largo, intenso difícil, que surtió la administración del Presidente Pastrana, pero los primeros tropiezos con los cuales nosotros nos encontramos para que lo proclamaran, fueron tropiezos de esta magnitud: el tropiezo de los productos farmacéuticos.

Fue muy difícil encontrar un decreto que sigue siendo controvertido, un decreto que le dije al Ministro Juan Luis Londoño –q.e.p.d.-, cuando lo fuimos a expedir: con este decreto lo que hacemos es cumplir con la norma de Santa Teresa, la distribución equitativa de la inconformidad. Quedaron bravos los laboratorios internacionales de productos farmacéuticos, quedaron bravos los nacionales, todo el mundo quedó bravo, pero pudimos salvar unos temas de gran importancia, pudimos mostrar voluntad política del país para respetar propiedad intelectual. Al mismo tiempo salvamos genéricos que con retroactividad estaban en nuestro mercado, acortamos plazos de protección y también salvamos aquellos casos en los cuales tengamos que atender desafíos de salud pública.

Ha sido también muy difícil con los genéricos del sector agropecuario. Y ese tema de propiedad intelectual será un tema bastante sensible en la discusión de este tratado y de todos.

Y el tema de los contenciosos con el sector privado. Otros países del área están hoy en mayores dificultades, porque, el Primer Ministro de Canadá me dice a mi –en el período de transición de la elección presidencial a la toma de posesión-: ‘Canadá está lista a firmar un tratado de libre comercio en los términos que lo hizo con Costa Rica, dejamos por fuera el azúcar’, y avanzaba el tiempo y nada y nada.

Entonces de pronto aparece el tema de Nortel y tema de una entidad y de otra, y enseguida hablamos con la Unión Europea para que nos prorrogaran el Sistema General de Preferencias (SGP). Entonces aparece el tema de la firmas de infraestructura de los españoles, con las cuales tenemos muy serios contenciosos.

Y aparece el tema de la negociación con los Estados Unidos, e inmediatamente ellos oponen casos como el de Nortel. Por eso el Gobierno ha dicho: vamos a resolver, en lo posible, todos los contenciosos con el sector privado internacional con dos condiciones: equidad y transparencia. Y la transparencia debe tener varios fundamentos, un fundamento es la publicidad.

Por eso le he pedido a la Ministra de Comunicaciones (Martha Helena Pinto de De Hart) que antes de perfeccionar los acuerdos con los asociados de Telecom, los preacuerdos se publiquen ampliamente. Que a la opinión no la sorprendamos diciéndole se hizo este acuerdo, sino que la opinión conozca y los organismos de control conozcan por anticipado el contenido de esos acuerdos. Así lo hicimos con Ericsson, así está sucediendo con Nortel.

El proceso por ejemplo, en el sector de infraestructura, en el sector de Invías, ha sido muy difícil. Se logró ya el acuerdo con los concesionarios de la autopista Medellín – Bogotá, un tema internacional de mucha sensibilidad. Se manejó con el mismo criterio: equidad y transparencia. Hoy está sometido al exequator del Tribunal de Cundinamarca.

He encontrado en las últimas semanas mejor ambiente internacional. Por ejemplo, en los Estados Unidos ayer había más tranquilidad porque han visto la disposición del Gobierno colombiano de avanzar en estas conciliaciones, y además los resultados económicos, creo que no son malos, los acuerdos son equitativos, yo no quiero hablar de resultados económicos, nos faltan muchos acuerdos pero ustedes los pueden examinar en detalle.

En fin, quería hacerles estos comentarios y ojalá podamos construir el mayor nivel de consenso porque muchas personas me preguntan: ‘Presidente y ¿cuál es el interés de este tratado?’, yo cierro los ojos, concentro la mente, eso no tiene sino un interés: más empleo y más ingresos para los colombianos. Eso no tiene interés distinto. Y otros colombianos me dicen: ‘sigamos con el ATPDEA’, le digo: hombre, quién sabe si nos dan una prórroga.

Y muchos inversionistas interesados en invertir en Colombia dicen: ‘lo que pasa es que con esas concesiones unilaterales y de corto plazo, nosotros no sentimos en un limbo, en total incertidumbre. Nos da miedo invertir en Colombia para que después terminen los períodos de esas concesiones unilaterales, que son bastante cortos y nos quedemos sin esos mercados’.

Entonces, por eso hemos pensado que es necesario dar un paso firme, que eso paso firme es suscribir ese tratado en condiciones como tiene que ser cualquier acuerdo: equitativas.

Si en América Latina nosotros no logramos tratados de libre comercio equitativos, el populismo radical, que es la nueva versión política del odio de clases y es la reencarnación de la violencia con otras formas, puede causar unos problemas bastante delicados a las democracias regionales.

Yo no veo más camino para rebajarle la tensión ideológica a estos temas, que lograr unos tratados absolutamente equitativos. Y ese es el interés.

Muchas gracias.

 
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