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CONMEMORACIÓN DE LOS 113 AÑOS DE LA POLICÍA NACIONAL
Noviembre 08 de 2004 (Bogotá, Cundinamarca)

Compatriotas:

Nos reunimos hoy en este campo de la Escuela General Santander para graduar una nueva promoción de subtenientes de la Policía Nacional. Lleva el nombre del teniente coronel Hernando Augusto Sáchica Rengifo, asesinado por el terrorismo cuando cumplía lealmente el deber de proteger a sus compatriotas.

Este curso de oficiales hace parte de una generación de colombianos que está llamada a ser la generación del quiebre histórico. A ser la generación del tránsito definitivo de una Patria maltratada por un terrorismo que ha hablado de justicia social y ha causado más miseria, más pobreza y más injusticia.

Esta generación que tiene que hacer el tránsito de una Patria donde el Estado en ocasiones ha sido observador pusilánime del avance del terrorismo, a una Patria donde se tiene que recuperar plenamente el imperio de las instituciones.

Queremos felicitar de todo corazón a estos jóvenes que son hoy subtenientes de la Policía de la Patria, que han tomado la decisión de servir a la Patria a través de la institución policiva.

Se constituyen en un gran ejemplo para las nuevas generaciones de Colombia. Nos comprometen a los mayores a trabajar honradamente, a trabajar con amor por esta Patria, para que las generaciones que habrán de venir puedan vivir felices, plenamente felices en Colombia.

Quiero felicitar de todo corazón a los papás, a las mamás, a los hermanos, a los familiares de quienes integran este curso 083 de oficiales. Estos papás, estas mamás, están haciendo un enorme sacrificio en procura del bienestar superior de la Patria.

Se están desprendiendo de hijos a quienes tanto quieren. Los están entregando al servicio de la Patria, donde saben que ellos tienen que exponerse a todos los sacrificios, de acuerdo con lo que acaban de jurar.

Muchas gracias, papás y mamás, por su sacrificio. Muchas gracias por su solidaridad con la Patria. Muchas gracias por el ejemplo que nos traen.

Y quiero felicitar a todos los condecorados en el día de hoy. A los presidentes de las diferentes ramas del poder público. A mis compañeros del Gobierno Nacional.

Colombia necesita una Seguridad Democrática y de Estado. Democrática al servicio de todos los ciudadanos. De Estado, surgida del compromiso de todas las instituciones.

Ninguna institución puede fallar en el rescate de esa seguridad. Y justamente la causa del compromiso de cada una de las instituciones es el concepto democrático de la seguridad que buscamos.

Aquí no estamos buscando seguridad para unos y atropello para otros. Aquí no estamos graduando subtenientes para que sirvan a un gobierno sino para que sirvan a toda la Patria.

Aquí estamos graduando subtenientes para que protejan a todos los colombianos, sin considerar su afinidad o su discrepancia con el Gobierno, sin considerar su situación como trabajadores o como empresarios, como líderes sindicales o como líderes gremiales, para proteger a todos los colombianos independientemente de lo que cada ciudadano, destinatario de esa protección, piense en lo político, en lo social y en lo económico.

Ese concepto de Seguridad Democrática honra a Colombia, estimula a todos a luchar para restablecerla plenamente en el ejercicio de la vida cotidiana y vincula a todos los órganos del Estado.

Muchas gracias a quienes representan estos órganos por servir a Colombia, como lo ha destacado hoy la Policía Nacional, al destacarlos con la Medalla al Mérito Ciudadano.

Y condecoramos hoy a dos Generales de la República. Al General Héctor García, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá y al General Rubén Carrillo, comandante de la Policía Metropolitana de Medellín.

Dos extraordinarias carreras al servicio de la Policía de la Patria, desempeñadas con honradez y con eficacia, y comprometidas en la actual coyuntura a devolverles plenamente la seguridad, que es el presupuesto de la justicia y de la libertad, a dos urbes de la importancia de la Capital de la República y de la ciudad de Medellín.

Generales García y Carrillo: la tarea que ustedes, con todos sus compañeros de la institución armada, realizan para devolverles a estas dos ciudades plenamente la tranquilidad, redundará en inversión, redundará en empleo, redundará en justicia social, redundará en calidad de vida de los habitantes de estas dos ciudades colombianas.

Y condecoramos con la Medalla al Valor a oficiales, suboficiales, agentes y a un representante de las empresas privadas de vigilancia.

Hemos venido impulsando en Colombia el concepto de que la seguridad es para todos y entre todos la tenemos que obtener.

Empezamos en Neiva un esquema profesional muy bien concebido por la Policía, para integrar a todos los que trabajan en las empresas privadas de vigilancia en la tarea de la seguridad.

Lo estamos ya extendiendo a muchas ciudades colombianas. La Patria con más de 200 mil ciudadanos que sirven en las empresas de seguridad, cuenta con una gran fuerza humana para contribuir al rescate de la seguridad.

Bien integrados con la Policía, bien controlados por las instituciones oficiales, comprometidos en la profunda dimensión de su patriotismo en este servicio, estos compatriotas nos están ayudando muchísimo al rescate de la seguridad.

Los condecorados hoy, uno de Bogotá y otro que hemos condecorado en forma póstuma y que la condecoración la recibe su señora esposa, son ejemplo para aquellos colombianos que, en más de 200 mil, estamos llamando a que nos contribuyan en esta tarea.

Que mientras están en prestación de su servicio, no solamente cuiden la oficina o el edificio a cargo, sino también el espacio público, y se mantengan prestos a comunicarse con la Policía, con el Ejército, con el DAS, con la Fiscalía, para poder proteger a todos los ciudadanos que transitan por ese espacio público.

Y que cuando estén en sus horas de descanso hagan parte integrante de los frentes de seguridad de la Policía, allí en el barrio, en la localidad de su residencia.

Y hemos condecorado en forma póstuma a unos luchadores de la Policía Nacional. A sus familias, nuestra gratitud. Nos duele en el alma el sacrificio de ellos. Pero con su valeroso sacrificio, con ese sentimiento de Patria de sus familias, han puesto un aporte muy alto, muy importante, para que la Patria tenga que sufrir menos sacrificios de éstos que tanto duelen.

Eso es lo que ha dejado el terrorismo. Eso es lo que han dejado todos estos discurseros del terrorismo, que durante tanto tiempo han hecho tanto daño a Colombia y han engañado a tantos colombianos.

Han dejado viudas y huérfanos. Han dejado estos terroristas dolor en madres, esposas, en padres e hijos. Han dejado estos terroristas familias con profundo, permanente, incurable, dolor.

Por eso tenemos que derrotar estos terroristas. Ya han transcurrido 27 meses de este Gobierno. Pero cuando estrecho la mano de los policías de mi Patria, cuando estrecho la mano de las viudas de los policías de mi Patria, asesinados por el terrorismo, cuando estrecho la mano de madres y padres de policías de mi Patria asesinados por el terrorismo, le pido a Dios que el paso del tiempo no nos deje disminuir el entusiasmo, no nos deje menguar la determinación, que en cada nueva hora tengamos más entusiasmo, renacida esperanza, mayor vocación, más férrea determinación para derrotar el terrorismo.

Porque esta tarea contra el terrorismo no es una tarea furtiva, de momento, por una razón política. Es una tarea permanente, consagrada hasta el momento en que en la Patria no haya un solo terrorista. Consagrada hasta el momento en que hayamos recuperado plenamente la paz y la tranquilidad para nuestros compatriotas.

Contra el Estado pusilánime, nuestra fortaleza para derrotar el terrorismo. Contra las justificaciones de algunos políticos al terrorismo, nuestra fortaleza para derrotar el terrorismo.

Convencidos como estamos que estos 40 años de terrorismo han sido 40 años de atraso en Colombia, de atraso en lo económico, de atraso en lo social, de atraso en el bienestar, de atraso en la consecución de la sociedad fraterna, queremos una Colombia sin exclusiones y sin odios, una Colombia en permanente debate democrático, pero debate constructivo, debate sin acidez, debate en el cual se puedan superar las contradicciones, y a éstas no se les dé el alcance de insuperables y de antagónicas, para poder ir en la construcción permanente de una sociedad fraterna.

Y allí tenemos dos obstáculos. El obstáculo del terrorismo y el obstáculo de la corrupción.

Con nuestro ejemplo, con el ejemplo de la Policía de la Patria para derrotar el terrorismo, vamos a remover el primer obstáculo. Y con el ejemplo de todos los que tenemos responsabilidades en el Estado y en el sector privado para erradicar la corrupción, vamos a remover este segundo obstáculo.

Muchas gracias, Policía de mi Patria. Con el sacrificio de ustedes, con su abnegación y con su servicio, las nuevas generaciones de colombianos podrán vivir felices en esta gran tierra de la Patria nuestra.

 
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