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INTERVENCIÓN ANTE LA SESIÓN SOLEMNE DE LA COMUNIDAD ANDINA
Octubre 22 de 2004 (Lima - Perú)

Señoras y señores:

Acudo con inmenso respeto e ilusión esta tarde a visitar la Casa de la Comunidad Andina. Agradezco inmensamente el esfuerzo que todos ustedes, dirigidos por el embajador Alan Wagner, vienen adelantando en favor de consolidar esta integración.

Esta integración hay que fertilizarla todos los días. La veo hoy mejor que hace dos años. Quizá la circunstancia de haber emprendido de manera conjunta la negociación de MERCOSUR, de haber tomado la decisión por algunos países de enfrentar el TLC con los Estados Unidos, de tener que tramitar una extensión por un período prudente del Sistema General de Preferencias en la Unión Europea, como paso previo para iniciar un proceso de negociación con la Unión Europea, quizá todo eso haya contribuido a que tomásemos más en serio la integración andina.

Porque cuando nosotros no la tomamos en serio, los extraños lo reclaman. Los europeos nos han dicho: ¿Pero cómo quieren ustedes acuerdos con Europa, si ustedes no respetan los acuerdos entre los andinos? Sería imposible negociar un tratado con Europa sino mostramos voluntad, cumplimento de todas las normas andinas.

Individualmente no habríamos avanzado en la negociación de un tratado con los Estados Unidos. Individualmente habría sido difícil, y de pronto complejo en los efectos, del tratado con MERCOSUR. Sin embargo, a pesar de los avances, todavía hay muchas normas de la Comunidad Andina que incumplimos. Procesos de la Comunidad Andina que no han avanzado con suficiente celeridad. A todo ello nos debemos aplicar.

He propuesto a los distinguidos colegas Presidentes de las naciones hermanas, que hagamos el esfuerzo de cumplir todos las normas que alguno u otro estén incumpliendo. He propuesto que revisemos las instituciones de comercio que puedan ser perturbadoras. Por ejemplo, si en un país o en otro hay instituciones de comercio que facilitan la perforación de la normatividad andina, tomemos la decisión común de superar estas dificultades, tomemos la decisión común de eliminar esas rendijas en nuestras instituciones internas.

Creo que nos esperan retos que tienen que pasar de la teoría a la práctica. Cuando asumí la Presidencia de Colombia, al menos en mi país parecía una utopía alcanzar un acuerdo con MERCOSUR. No se mencionaba. Se le tenía y se le negaba importancia. Hemos logrado superar ambas barreras. Negociamos sin temor, creemos haber conseguido unos acuerdos equitativos, y al mismo tiempo hoy valoramos la importancia de esa integración con MERCOSUR.

El tratado con los Estados Unidos nos da una gran oportunidad para fortalecer más esta integración.

Los tres países que lo negociamos debemos tener muy claro que la presentación de ese tratado ante nuestros pueblos y también ante el pueblo de los Estados Unidos, reposará en la capacidad de mostrar en la práctica que se ha firmado un tratado equitativo. Ese tiene que ser nuestro reto.

El problema hoy de la globalización no es un problema de ideologías. Como acabo de repetirlo en el Congreso del Perú, para buscar oportunidades para los pueblos no puede haber fronteras ideológicas. La línea es la línea de equidad. La única que no se puede transgredir. Y además debemos dejar todos los espacios para que mañana o pasado mañana, cuando las hermanas naciones de Bolivia y Venezuela juzguen oportuno entrar en ese proceso, que nosotros les hayamos abierto el camino.

Y como lo dijimos en Quito, señor embajador Wagner, que aquellos que por ahora no entren, sientan que quienes estamos negociando y negociemos, lo estamos haciendo con la plenitud del compromiso de que aquellos países que no entren, van a tener el total respeto a sus derechos al interior de la Comunidad Andina.

Mi invitación es a una agenda que ponga en marcha lo negociado con MERCOSUR, que complete el tratado con los Estados Unidos, que pueda mostrar en este diciembre un resultado bueno con el Sistema General de Preferencias de Europa, y una perspectiva ya asegurada de negociación con Europa.

Porque nada nos ganamos aun ante el plazo de diez años que nos dé la Unión Europea, sino aprovechamos esos diez años para negociar un tratado permanente.

Los inversionistas hoy en el mundo entero quieren tener certeza de largo plazo. Y si bien tres o cuatro años de la ATPDEA con los Estados Unidos constituyen un plazo muy corto, que no da confianza a los inversionistas, plazo muy corto, temor de inversionistas, que se ha erigido en una de las causas para que busquemos negociar un tratado permanente, los diez años de la Unión Europea tampoco se constituyen en un plazo sustancial de aquel que demandan los inversionistas.

Por eso hay que pasar de las concesiones unilaterales a los tratados permanentes. Pero no nos podemos quedar ahí. Me preocupa que Centroamérica y el Caribe tengan tratado con los Estados Unidos, nosotros lleguemos a tenerlo con los Estados Unidos, y entre Centroamérica, el Caribe y la Comunidad Andina no haya tratado.

No quiero pensar cómo va a funcionar eso. Que los productos norteamericanos entren sin arancel a Centroamérica, al Caribe, a nuestros países, y que haya barreras entre los centroamericanos, los caribeños y los andinos. Eso parece una deformación en los procesos de integración. Por eso creo, señor Embajador, Director de la Comunidad Andina, distinguidos ministros, embajadores y funcionarios, que hay que acelerar la agenda con Centroamérica.

Advierto que alguna curiosidad debe tener Canadá en la evolución de las negociaciones del TLC con los Estados Unidos. Podemos imaginarnos que de perfeccionarse esas negociaciones, habrá de surgir una definitiva voluntad en Canadá para negociar con nosotros. Creo que cuando estemos próximos a finiquitar las negociaciones con los Estados Unidos, todos en bloque tenemos que tocar las puertas de Canadá para acelerar un acuerdo con Canadá.

Y debemos aprovechar los pasos que han dado en procura de acercamientos con el Asia, con la economía china, con la economía hindú, algunos de nuestros hermanos latinoamericanos y suramericanos, para buscar esos mercados en equipo.

Me decía al presidente Toledo los avances que ha venido teniendo el Perú en el mercado chino. La exploración que ha venido haciendo el Perú para buscar un acuerdo con los chinos. Nosotros lo tenemos que hacer.

A mí me parece grave que nuestra balanza crezca con China, porque el crecimiento de ellos los obliga a comprarnos productos básicos o a comprarnos productos energéticos. El día que resuelvan el problema energético o que tengan otras fuentes de abastecimiento de productos básicos, si no tenemos tratado podemos llegar a tener dificultades.

Colombia ha crecido enormemente las exportaciones a China por la coyuntura del carbón y del petróleo. ¿Pero qué puede pasar en el futuro, cuando China avanza velozmente en la búsqueda de sustitutos del petróleo y en Colombia sin el petróleo?

Y por el otro lado, a nuestros mercados llegan de contrabando productos chinos y parecería que somos incapaces de atajarlos. Pienso que es mucho mejor enfrentar esas realidades, esas fuentes reales de la evolución de la integración y encararlas sentados en una mesa negociando un acuerdo.

Me parece gravísimo dejarnos entretener de las disquisiciones intelectuales, de los prejuicios, y no buscar velozmente una integración con economías asiáticas, con la economía china.

Quiero solicitar formalmente a la Comunidad Andina que se examine la posibilidad de explorar ese acuerdo. Cuatro acuerdos: uno con Centroamérica y el Caribe, otro con Europa, uno tercero con Canadá y un cuarto con los chinos. Creo que es una necesidad. No perdamos tiempo. La Comunidad trabajando febrilmente, nos puede conducir y nos puede ayudar.

Se ha convertido a la CAF en un gran punto de apoyo financiero. Nuestros gobiernos comienzan a ver en la CAF el cajero más ágil de los multilaterales.

Cuando se ha hablado de tener un Fondo Monetario de América Latina y se han expresado proposiciones semejantes, creo que todo eso podía conducirse al fortalecimiento de la CAF. Y veo que hay una posibilidad inmediata, práctica, que es el aumento de participación de algunos países y el ingreso de otros.

No podemos ignorar el interés de Brasil y de México de participar, o participar más, en la CAF.

Creo que el aporte de esos países y sus capitalizaciones a la CAF, nos puede ayudar en el necesario fortalecimiento de una institución que lo ha hecho bien y que ha solucionado muchos problemas de nuestros pueblos.

Teniendo el instrumento, la experiencia del instrumento que ha funcionado bien, la confianza de terceros para entrar a capitalizarlo, el compromiso de nuestros países de honrar, con rigor y con devoción, las deudas contraídas frente a la CAF, para qué pensar en alternativas diferentes. Lo práctico es impulsarla y crecerla. Ahí tenemos un gran camino de soluciones.

He venido con mucha fe en la integración a saludarlos. Déjenme entregar en la reflexión de ustedes estas preocupaciones. Y déjenme decir que la Comunidad Andina nos tiene que ayudar para que definitivamente el Fondo Monetario Internacional introduzca modificaciones de fondo. Los proyectos de infraestructura, especialmente aquellos de integración regional, hay que excluirlos de la contabilidad del Fondo.

A las líneas de crédito para inversiones sociales estratégicas, hay que darles aval para conseguir unos plazos y unas tasas de interés más aceptables en los mercados.

Como lo ha dicho el presidente Toledo, el hambre no da espera. La cohesión social en nuestra América del Sur no da espera.

Pienso que nada hacemos con vocerías individuales de cada uno de nosotros ante el Fondo Monetario. Que detrás de cada uno de nosotros tiene que ir la Comunidad Andina para presentar allí este tipo de aspiraciones.

Y creo que en materia de construcción de infraestructura, tenemos que pasar de las declaraciones a los hechos. Es hora de que la Comunidad Andina nos jalone, para definir obras estratégicas en el IRSA (Integración de la Infraestructura Regional de América del Sur). Un IRSA a que no debe ser un nuevo ente burocrático sino un programa, y que ese programa ojalá sea manejado por la misma Comunidad Andina. No veo razón para crear otros entes. Hay que potenciar los resultados que pueden dar entes ya creados. Si se quiere, ampliarles su objeto social.
El IRSA debe ser un proyecto sin ente administrativo específico, asignado a entes como la Comunidad Andina, que nos defina los proyectos regionales de infraestructura, que nos promueva e inste a cada uno de los países a avanzar en ellos y que nos ayude a obtener las líneas especiales de financiamientos para hacerlo.

Hemos hablado mucho de la Hidrovía Suramericana, y apenas tenemos el trayecto de Bolivia, Paraguay, un pedacito del Brasil y Argentina. La comunicación del Perú, de Colombia, de Venezuela, del Ecuador, con la Hidrovía Suramericana, todavía sigue esperando.

No entiendo cómo, remontado el Siglo XX, seguimos sin la Carretera Panamericana. El primero de noviembre, en compañía de mis colaboradores de Gobierno, nos reuniremos con el señor presidente Torrijos. Estamos en mora de identificar el punto en el Darién donde se deben encontrar las carreteras. Y hay que construirlas. El tema ecológico hay que enfrentarlo con realismo. Es más fácil proteger la ecología abriendo las avenidas, para que esa ecología se vigile, que manteniendo esa ecología en la clandestinidad, para que en algún momento nos demos cuenta que la destruyeron.

Tenemos que avanzar en la potenciación de la integración eléctrica y en la construcción de esa integración donde no existe. Colombia ha venido pidiendo su inclusión en el Plan Panamá Puebla. Encontramos inaudito que los países centroamericanos hayan concebido importante integración, y que nosotros tan cerca de ellos, estemos tan lejos de esa integración.

Y hemos pedido hacerlo en el área de infraestructura, y básicamente en tres proyectos. En la interconexión eléctrica. Y esa interconexión eléctrica hay que construirla hacia el norte y fortalecerla hacía el sur. Nuestras economías pueden tener en el problema de provisión de energía, el gran obstáculo para el desempeño en los lustros que vienen.

Hemos pedido la integración de Colombia al Plan Panamá Puebla, en la construcción de un gasoducto, que debe provenir de la hermana República de Venezuela, recorrer el norte de Colombia y conectarse con el Plan Panamá Puebla. Y por supuesto, la Carretera.

Mi invitación es a que esto se convierta en tarea común de la Comunidad Andina. Está bien que el uno proponga una medida y la jalone, el otro otra idea y la jalone, pero finalmente la tarea es menos difícil, el esfuerzo es más fructífero, si todos nos aplicamos a conseguir esos propósitos.

De haber seguido cada uno por su lado en lo de MERCOSUR, quizás no habríamos logrado el avance que hoy registramos.

Muchas gracias, señor Secretario General, embajador Wagner. Muchas gracias, distinguidos embajadores de las patrias hermanas. Muchas gracias, apreciados compatriotas funcionarios de la Comunidad Andina.

La credibilidad de la Comunidad dependerá cada día más de sus resultados. Hemos venido esta tarde aquí a hacer un acto de fe, con ilusión en la Comunidad.

Pero estas integraciones son como los partidos de fútbol: a la gente le gusta mucho que los equipos jueguen bien en el medio campo. Pero finalmente, por bien que jueguen en el medio campo, si no meten goles, el público se olvida. Porque el público, en el momento en que hay un buen pase en el medio campo aplaude, pero eso no es lo que recuerda después. Lo que marca finalmente son los goles. A meter goles y muchas gracias.

 
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