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PRONUNCIAMIENTO ANTE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DEL PERÚ
Octubre 22 de 2004 (Lima - Perú)

Señoras y señores:

Definitivamente lo único que construye comunidad es el imperio de la ley. El tránsito del ser individual al colectivo, de la conciencia aislada e individual a la conciencia comprometida con la comunidad, solamente se logra cuando todos deciden someterse a una ley común. Y esa ley necesita quién la expide, quién la procese y fundamentalmente quién la defienda. Por eso la tarea superior del poder judicial: ser vigía, guardián de esa ley.

Esta tarea del sometimiento de todos a la ley, de la guarda de la ley, conjuntamente con la de participación democrática, es lo que finalmente viene a caracterizar el Estado de Derecho. A constituirse en la garantía de su vigencia y de su permanencia.

Y en todos los órganos del Estado de Derecho, el judicial tiene una tarea que requiere superior contextura ética: la tarea de cotejar la conducta de los seres humanos con los contenidos de la ley. Esta tarea distingue al juez de los demás servidores públicos, y es finalmente la que requiere esa superior, superiorísima, dimensión ética.

Rindo un homenaje al Estado de Leyes del Perú, visitando su máxima expresión del poder judicial. Agradezco a usted, señor Presidente, su solidaridad con las Cortes de Colombia. La expresión se ha repetido esta mañana, de dolor, de solidaridad, por la tragedia que sufrió nuestra justicia. Todos esos magistrados desde el cielo han velado, y a fe que lo han hecho bien, para que no se desmorone el Estado de Leyes de Colombia.

Estamos en una lucha frontal contra el terrorismo, sometida totalmente esa lucha de parte nuestra a los cánones de la ley, a cada uno de los renglones, a cada una de las palabras de la Constitución. Hemos dicho, lo sentimos en el alma, que en esa derrota del terrorismo tenemos que ser tan eficaces como transparentes, y que la transparencia la da el grado de ajuste de nuestra conducta al ordenamiento jurídico.

Hemos venido avanzando en reformas de gran importancia para la justicia. Acabamos de concluir una reforma constitucional, que incorpora al sistema acusatorio en materia penal. Creemos que es un gran paso para eliminar la impunidad. Un gran paso en la lucha contra el terrorismo, contra todas las expresiones de criminalidad y en la lucha contra la corrupción. Porque ya no será el fiscal acusador el que se tenga que detener a examinar la personalidad del corrupto, sino que el fiscal acusador se dedicará a recoger todas las pruebas, con toda la severidad, para acusar al corrupto ante el juez, que habrá de tomar todas las decisiones procesales.

Por supuesto, además de esa reforma constitucional, hemos debido reformar por Ley de la República, los códigos. Hacer esfuerzos de financiación para algo que debe empezar a revolucionar la justicia colombiana y que iniciará vigencia el primero de enero. Que va acompañado de la oralidad, que en esta época de la electrónica es un imperativo de agilización de la justicia.

Y nos proponemos avanzar con una ley estatutaria, para que esa oralidad no solamente tenga que ver en materia procesal penal, sino que sea del modo de trámite en todas las ramas de la justicia.

Y estamos en otras tareas, como la de avanzar para que el principio de autonomía de la justicia tenga cada vez una mejor concreción en el propio órgano de administración de la justicia. Enfrentamos problemas del Estado, como el de la congestión. Problemas delicados, como problemas de impunidad, pero luchamos arduamente para superarlos.

Aspiramos que esa reforma estatutaria nos permita tomar decisiones de gran importancia para desjudicializar las pequeñas causas y poder descongestionar la justicia.

Estamos empezando una reforma carcelaria, penitenciaria. Hemos introducido, por decreto ley, el sistema electrónico, que, si se mantiene en firme una vez lo encamine la Corte Constitucional, permitirá que alrededor de 10 mil personas que están en las cárceles puedan pagar su condena por fuera de las cárceles, con unos compromisos y con un seguimiento a través de mecanismos electrónicos. Confiamos poder avanzar en esa materia.

Señor Presidente, me honra mucho haber hecho esta visita. Rendirle este homenaje al Estado de Leyes del Perú, de la hermana Patria. Además de dar un saludo lleno de afecto y admiración a usted y a todos sus compañeros, los vocales de esta altísima Corte, llamada a preservar, a través del imperio de la ley, la independencia que los peruanos consagraron, empuñando las espadas de San Martín y de Bolívar.

Muchas gracias.

 
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