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CONSAGRACIÓN DE COLEGIALES DE LA UNIVERSIDAD DEL ROSARIO
Octubre 14 de 2004 (Bogotá - Cundinamarca)

Compatriotas:

¿Qué Colombia queremos? ¿Cuál es el papel de la educación dentro de la educación el de la universidad, el de jóvenes como ustedes?

Si me preguntaran por una visión del alma de Colombia, por supuesto elemental, diría: una Nación con pluralismo en permanente debate, pero el debate implica diferencias. Una cosa es el debate irreconciliable, de antagonismos insuperables, generador de odio y otra cosa es, el debate creador de opciones, el debate fraterno. Una Colombia pluralista de debate fraterno, sin exclusiones.

Nosotros tenemos que luchar por una sociedad incluyente, lo necesita la democracia, la sostenibilidad de la Seguridad Democrática, lo necesita la construcción de Nación. Finalmente, en una sociedad de excluidos, éstos no se sienten integrantes del conjunto nacional al cual se les convoca.

Esa sociedad tiene que ser una sociedad sin exclusiones y sin odios. Una sociedad democrática, pero una sociedad fraterna. ¿Qué papel tiene que jugar la educación?, es fundamental para construir esa sociedad.

La educación habilita a la sociedad para superar la exclusión y habilita a cada uno de sus integrantes para el debate creativo, para el debate fraterno.

El Gobierno, en la construcción de equidad ha definido siete herramientas: la revolución educativa, el avance de la protección social, el impulso a la economía solidaria, el manejo social del campo, el manejo social de los servicios públicos, el país de propietarios y la construcción de calidad de vida urbana.

¿Por qué hemos encabezado estas siete herramientas con la revolución educativa? Porque la revolución educativa se requiere para la sociedad sin exclusiones, para construcción de Nación, para la igualdad de oportunidades y para habilitar a cada uno de los colombianos a fin de que sea un partícipe, gran aportante, del debate solidario.

Si los seres, en su connotación individual, no acceden a los grados superiores de educación, no le aportan al debate solidario. Y si la sociedad en su conjunto no avanza en la educación, no elimina la exclusión.

La lucha por la igualdad ha tenido muchas etapas: la igualdad para acceder a la propiedad, la igualdad democrática, la igualdad en el sufragio, la igualdad de derechos de la mujer con el varón. Diría yo que el gran reto de nuestra época es la igualdad de oportunidades y esa igualdad de oportunidades sólo la obtiene una educación universal, permanente y de alta calidad.

De allí que esa revolución educativa tiene que ser un compromiso intenso de la Patria en cobertura, en calidad, en capacitación técnica, en ciencia y en tecnología, en pertinencia.

Nos hemos propuesto avanzar hacia la plena cobertura en educación primaria y secundaria. En este cuatrienio, tenemos que crear millón y medio cupos, vamos por la mitad. El reto para lo que falta es muy grande. La meta es ambiciosa pero corta. El reto muy grande pero el resultado no será suficiente, porque de obtenerse ese resultado, todavía 500 mil jóvenes de la Patria estarán sin acceso a la educación primaria y secundaria.

Hemos venido avanzando en cobertura universitaria. De una meta propuesta de 400 mil, vamos lentamente pero ha ocurrido algo bueno: hemos podido superar la contradicción que se venía dando en el seno de la sociedad colombiana entre universidad pública y universidad privada y el debate sobre el grado de eficiencia o ineficiencia de la universidad pública. Veo hoy más aceptación en el debate político, del rol que tienen que cumplir ambas en beneficio de la universidad, de la educación colombiana. Apenas hemos logrado crear 110 mil cupos universitarios, pero creo que están puestas las bases para avanzar más velozmente.

Tanto en educación primaria, secundaria, como en universidad, veníamos asistiendo a un decrecimiento de la matrícula privada. El Gobierno hacía esfuerzos para aumentar la matrícula pública en primaria y en bachillerato, pero decrecía la privada. Frenamos ese decrecimiento y empieza a recuperarse. La universidad pública ha sido la mayor aportante en estos nuevos 110 mil cupos, pero la universidad privada, que venía sufriendo una gran disminución de matrícula y una acelerada deserción, por fortuna, empieza a recuperarse.

Celebro inmensamente la contribución de la universidad, Rector y distinguidos Conciliarios, a esta tarea. Hace dos años, la universidad tenía 5.500 estudiantes, hoy tiene 8 mil y la meta es tener 16 mil en dos años. Vamos a cumplirla para dar el ejemplo de que tenemos que cumplir con los 400 mil para la Patria.

Hay un gran entusiasmo en toda la Nación por la educación. Nos propusimos 30 centros regionales de educación, una modalidad bien concebida: el Gobierno contribuye a la creación del centro, a su dotación, convoca a los gobiernos departamentales y municipales y se concesiona para que lo opere una universidad de prestigio, de programas acreditados.

Hemos ya completado 15, pero nos están pidiendo 70 en el país. Creo que va a ser un gran factor para avanzar con la universidad en áreas de la Nación donde esta no ha tenido presencia, aprovechando también la posibilidad de la universidad a distancia, apoyada ahora por la revolución de las comunicaciones y de muy buena calidad. Eso nos va a ayudar muchísimo o en el Amazonas, o en Aracataca, o en una parte o en la otra, de la Patria, donde hemos tenido dificultades de acceso a la universidad.

Venimos trabajando muchísimo la calidad con la acreditación de programas y con los exámenes ECAES. Ya hemos examinado buena cantidad de egresados y hace cuatro semanas entregamos las distinciones a los mejores egresados en muchísimos programas universitarios. Aspiramos, el año entrante, evaluar los egresados de todos los programas universitarios de la Patria. Una tarea fundamental en calidad.

La reforma del Icetex va a ayudar muchísimo, en ese proceso de universalización de la educación, porque ha ampliado sustancialmente el número de prestatarios. Ha pasado de 60 mil a 120 mil, ha ampliado los plazos y ha reducido las tasas de interés para los estratos populares. Se está haciendo una reforma que elimina la composición burocrática de la entidad y trabaja a través de internet o por intermedio de las mismas universidades.

Tenemos que avanzar en capacitación técnica. Nos hemos dado a la tarea de desburocratizar el SENA, de eliminar del SENA el clientelismo, el gasto innecesario y vamos obteniendo mejores resultados. Hace dos años, el SENA capacitaba 1.100.000 colombianos, este año capacita 2.600.000. La meta para el año 2006 es capacitar 4 millones de colombianos.

En estos dos años, hemos pasado de 5 millones de horas de instrucción en el año en el SENA, a 10 millones y aspiramos seguir con ese crecimiento, haciendo rendir los recursos. Porque si algo tenemos que aprender en la vida colombiana, es a eliminar las recetas caras, a obtener las mejores recetas a los menores precios. Toda esta tarea en el SENA la estamos haciendo simplemente con sus cotizaciones, sin un peso extra del presupuesto nacional y en medio de una gran discusión.

Hace pocos días los muchachos del SENA en Mosquera, aquí cerca de Bogotá, debatían conmigo, me decían: ‘Presidente, está bien esta ampliación, pero lo que pasa es que nos quieren poner a aprender un oficio básico y nosotros queremos ser tecnólogos en administración’. ¿Qué les respondí?: si empiezan de tecnólogos en administración, se van a quedar toda vida buscando empleos de escritorios, que quedan muy pocos. Hay que empezar con un oficio básico, mirar la educación como una pirámide, que el aprendizaje de ese oficio básico dé unos créditos, que esos créditos se puedan acumular para obtener después un título de técnico, acumular para obtener el de tecnólogo, acumular para obtener el título superior. Esa idea, transportada al plano universitario, es la que está dirigiendo la reforma de la Universidad Nacional, que hemos apoyado totalmente, a través de la Ministra (de Ecuación, Cecilia María Vélez) y que aplaudo que la universidad se haya anticipado.

Y obedece a una filosofía: definitivamente en el mundo contemporáneo hay que prepararse para estudiar y para trabajar toda la vida. Se acabó la marcación del ser humano al que se le decía: por estos años queda marcado para estudiar, por estos años marcado para trabajar. El gran reto es estudiar y trabajar toda la vida, alternando lo uno con lo otro.

Y eso nos tiene que llevar a que la sociedad colombiana se sienta con mayor pertenencia sobre la Patria, a una mayor consolidación en el interior de cada ser del concepto Patria, del significado de pertinencia a esta Nación. En la medida en que avancemos en la tarea educativa, tendremos que avanzar también en la productividad, en la competitividad, tendremos que avanzar en el crecimiento, en la equidad distributiva y en el ingreso.

¿Cómo veo la relación de la educación con la Seguridad Democrática? Nuestro proyecto de seguridad lo hemos denominado democrático para diferenciarlo de algunas escuelas de seguridad que recorrieron el Continente y para proyectar el futuro de la sociedad colombiana. Para diferenciarlo de la doctrina de la seguridad nacional durante la cual se invocó el concepto de seguridad para perseguir al disidente, para anular al contrario. Nuestro concepto de Seguridad Democrática es para cimentar el pluralismo, para eliminar la violencia, pero estimular la creatividad en el pensamiento.

Nuestro concepto de Seguridad Democrática es para proteger por igual al empresario que al trabajador, al líder gremial, que al líder sindical. Por eso he dicho que la protesta, con o sin razón, siempre cabe en el orden, porque el orden lo entendemos nosotros hoy, en el marco democrático de la seguridad.

Y esa seguridad tiene que ser eficaz y transparente. Para se eficaz y transparente, repito permanentemente a la Fuerza Pública que hay que proceder con voluntad política, en lo cual el Gobierno y el gobernante no pueden fallar. Con agresividad en la iniciativa en nuestras fuerzas institucionales y con transparencia. Y ahí empezamos a conectar el concepto de Seguridad Democrática en su acepción de diferenciarlo con otras corrientes de la seguridad, con la prospección de la Nación.

En la medida en que esa seguridad sea transparente, ayuda a prospectar una Nación fraterna. Nada hay que más aleje la conciliación de los pueblos, que la violación de los derechos humanos. Pero tampoco podemos incurrir en el error de pensar que los derechos humanos se respetan cuando el Estado no ejerce la seguridad y deja el terreno a los terroristas.

El gran camino para reestablecer el imperio de los derechos humanos, es la iniciativa del Estado para proteger a todos los ciudadanos con toda la voluntad política en procura de la seguridad y con toda la voluntad política en procura de la transparencia.

Una seguridad proyectando una Nación pluralista, necesita una educación que habilite a cada ser de esa Nación para desempeñarse en esa sociedad pluralista. Mientras más educada la Nación, mayor comprensión habrá a la necesidad del pluralismo, a la necesidad de la seguridad y a la necesidad del debate fraterno.

Me emociona mucho, como padre de familia, asistir a la graduación de ustedes como colegiales. ¡Qué bueno! Los felicito a ustedes, a sus papás, a la Universidad y a la Patria. La generación de ustedes tiene que ser la generación de la ruptura, tiene que ser la generación del punto de quiebre. Mi generación ha vivido una época apasionante, desde muchos puntos de vista, pero también caracterizada por la falta de paz. A mi generación le ha tocado asistir a saltos inmensos de la ciencia, de la ideología.

Cuando con el embajador (Fabio) Valencia Cossio, compartía las bancas de la universidad pública y allí se imponían las tesis de la Revolución Cubana o de China o de Rusia, nosotros nunca pensamos que pocos años después nos correspondiera asistir a la superación de la Guerra Fría. Nos ha tocado asistir a una revolución ideológica que fue imposible anticipar cuando teníamos la edad de ustedes.

Pero mi generación no ha vivido un día de paz. Eso ha perturbado tremendamente su creatividad, confiamos que la generación de ustedes pueda vivir en una Nación con más paz, más segura, para que ustedes, aplicando todo su talento, su moral, su ética, al servicio de esta Nación, construyan una Nación que le dé felicidad permanente a la generación de ustedes y a quienes habrán de venir.

Uno de mis profesores, refiriéndose a estudiantes líderes como ustedes, me recordaba que el liderazgo necesita transparencia, garra y permanente preparación.

Si hay transparencia y hay garra pero no hay preparación, no se sabe a dónde conduce el liderazgo. Si hay transparencia y hay preparación pero no hay garra, falta la energía para producir resultados. Y si hay garra y hay preparación pero no hay transparencia, es un atentado a la sociedad.

Combinen los tres elementos, porque ustedes están con todos los atributos para que la sociedad espere de ustedes lo superior: ese gran liderazgo que necesita la Patria. En la medida que ustedes lo ejerzan, mi generación podrá irse retirando tranquilamente y quienes vengan de atrás, estarán llenos de ilusiones.

Trabajen mucho por potenciar esos valores que los hace acreedores a ser los colegiales de la universidad, trabajen mucho por ellos. Diría que hoy no los va a atormentar el cabrito del almuerzo ni el azote, pero sí la necesidad de dar todo lo que de ustedes puedan dar. El ser humano siempre cree que ha dado todo de sí, pero nunca llega a dar todo lo que el Creador le permite dar.

Por eso vivan en un esfuerzo permanente, no se conformen, recorran la milla adicional. Acuéstense todos cansados, pero reconciliados para que amanezcan frescos y dispuestos a recorrer más a favor de esta gran Patria.

Felicitaciones a ustedes, a la Universidad y a los papás. Muchas gracias.

 
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