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CONMEMORACIÓN DE LOS 85 AÑOS DEL DIARIO VANGUARDIA LIBERAL
Septiembre 03 de 2004 (Bucaramanga – Santander)

Compatriotas:

Hace 85 años, un joven egresado de la Universidad Republicana, Alejandro Galvis Galvis, en asocio de don Rodolfo Azuero, aguerrido y veterano periodista, fundó Vanguardia Liberal, que con los años se convertiría en el faro del pensamiento y la cultura en esta indómita región de la Patria.

Parodiando a Núñez, en aquellas épocas difíciles, los fundadores de Vanguardia quisieron crear para su comarca un medio que fuera “antorcha y no tea, cordial y no tósigo, mensajero de verdad y no de error ni calumnia, porque la herida que se hace a la honra y al sosiego, es con frecuencia la más grave de todas”.

Don Alejandro, digno exponente de la Generación de la Rectificación, aquella que construyó en el campo de Palonegro, una pirámide con los restos de los caídos en el combate fatídico de la Guerra de los Mil Días, a fin de que nadie olvidara los efectos del sectarismo y la violencia, hizo de su periódico una cátedra para la alta política, las ciencias, las artes, la técnica y los oficios.

Desde dirección de Vanguardia, don Alejandro ejerció siempre la alta magistratura de la responsabilidad y el carácter.

Cuando su Partido Liberal accedió, por la vía de la democracia, a la dirección del Estado, don Alejandro suspendió temporalmente la cátedra de construcción de opinión, y sirvió a Colombia como soldado de la civilidad en la Gobernación de Santander, en la Cámara de Representantes, el Senado, el Ministerio de Guerra y las Embajadas de Venezuela y México.

Su esposa, doña Alicia, sus hijos, sus yernos, nueras, doña Clara Inés Blanco, sus nietos, han consolidado y han hecho crecer la presencia de Vanguardia Liberal.

Hoy no está sólo en los frentes del progreso de Santander, sino que ilumina con su estilo a otros medios de comunicación esparcidos por todo el territorio de la Patria. En todos ellos brillan las virtudes de Vanguardia Liberal: la valentía para enfrentar el crimen, el amor a la justicia, el amplio criterio y la capacidad analítica.

La red de periódicos que guía de su mano la organización Vanguardia Liberal, es una prensa que genera opinión, informa exhaustivamente, en fin, es una red comprometida con las múltiples perspectivas, pero con discernimiento.

Invito a cada uno de los integrantes de la gran familia Vanguardia Liberal, a seguir en esta fecunda tarea que sirve bien los intereses superiores de la Patria.

Cada uno de los valores que integran esta empresa meritoria, tiene un papel trascendental: entregar cotidianamente a los lectores el producto esplendoroso que se materializa en el papel y en la tinta. Hay que seguir cumpliendo con dignidad ese elevado compromiso de informar bien a la sociedad colombiana, de orientar opinión pública con los mejores valores democráticos, como lo ha hecho Vanguardia Liberal en estos 85 años.

En nombre de mis compatriotas todos, en la muy honrosa compañía de la Ministra de Comunicaciones, Martha Pinto de De Hart, entrego a ustedes la medalla al Mérito de las Comunicaciones Manuel Murillo Toro. Un galardón que lleva el nombre del adalid del respeto por la expresión libre, sin límites y sin amenazas.

Murillo Toro no sólo predicó el derecho formal a la libertad de prensa, sino que luchó para remover los obstáculos materiales al ejercicio de esa libertad.

En dos ocasiones, Vanguardia Liberal ha sido objetivo de una feroz persecución por parte del terrorismo. Sus instalaciones arruinadas y han cundido amenazas contra sus periodistas. Esos episodios son vergüenza para la democracia y han templado el espíritu del grupo humano de Vanguardia.

Nada ni nadie los ha arredrado, nada ni nadie habrá de arredrarlos. Con dignidad y valentía reconstruyeron, más enhiesta y más moderna, la sede de los cronistas de la vida de Santander.

Sirva esta efeméride para que todos los colombianos nos congratulemos con Vanguardia Liberal, con cada uno de sus trabajadores, escritores, directivos y accionistas que se han constituido en vigías insomnes de las libertades públicas.

La intervención que acabamos de escuchar a Alejandro Galvis Ramírez, heredero en la dirección de esta noble empresa de la Patria, me obliga a abusar del tiempo de ustedes para hacer unos comentarios. No podría el Presidente de la República, en celebración tan importante, dejar de referirse a estos nobles y patrióticos comentarios y a estas justas aspiraciones del pueblo santandereano presentadas por el doctor Galvis Ramírez. No quepa la menor duda.

Cuando yo asomé como precandidato a esta tierra, me recibió una pancarta en el Aeropuerto de Palonegro que decía: “Quien pisa tierra santandereana es santandereano”, y yo lo tome a pecho.

No quepa la menor duda: quien quiera enfrentar grandes desafíos en Colombia como el del terrorismo, se tiene que nutrir espiritualmente del carácter santandereano. Y yo procuro todos los días hacer una invocación de ese carácter. Aquí no habrá desmayos en la tarea de derrotar el terrorismo. Aquí no hay claudicaciones.

Aquí hay una voluntad enérgica que se energiza todos los días y que tiene un solo objetivo: que las nuevas puedan disfrutar una Patria en paz, que les dé felicidad y les alimente ilusiones, todo lo opuesto de la generación nuestra, doctor Alejandro, que ha tenido todos los días de ilusiones, pero no ha tenido ni un solo día de paz completa en el territorio de la Nación.

Sé que queda mucho por hacer en esa tarea, pero con el sacrificio de los soldados y de los policías de la Patria. Con el compromiso tonificante de la ciudadanía, lo vamos a lograr.

Si algo necesita Colombia es recuperación institucional. Y esa recuperación necesita no solamente que los soldados y policías desalojen del territorio de la Patria al narcotráfico, a todas las expresiones del terrorismo que este delito financia, como guerrillas y paramilitares, sino también que se recupere la credibilidad en la transparencia.

La lucha contra la corrupción no puede tener pausa. Esta mañana lo decía en el coliseo en un formidable acto de la reactivación social, que no solamente vamos a aumentar este año en tres millones los cupos de los colombianos pobres en el régimen subsidiado de salud, que no solamente vamos a crecer en 342 mil cupos en Santander, lo que permite avanzar enormemente en cobertura, sino que dentro del esquema de revolución de la salud juega papel de trascendental importancia la transparencia.

No nos ha temblado la voz para denunciar públicamente la corrupción en ARS. No nos ha temblado la mano para firmar las resoluciones de cancelación de las licencias, y no nos temblará la voluntad para apoyar a los fiscales, a nuestros policías, a fin de que metan a la cárcel, como ya empezó a hacerse, a aquellos que han usurpado corruptamente los recursos de la salud.

Y así hay que hacerlo en todos los campos de la vida nacional. Era un punto fundamental del referendo, en el cual apenas se declaró aprobado el primer artículo que prohíbe que los condenados por corrupción, que aquellos condenados por haber menguado el patrimonio económico del Estado, puedan volver al Estado.

Ese artículo aprobado es un principio muy importante que responde a su petición, doctor Alejandro, pues ese artículo dice claramente que quienes sean condenados por infringirle daño al patrimonio público, no podrán volver al Estado, ni por nombramiento, ni por elección, ni por contrato.

El decreto 2170, que exige las audiencias públicas en la contratación, la fijación del prepliego en internet, su amplia publicación para que las condiciones de las licitaciones no amarren la corrupción, la veeduría comunitaria en todas las obras, es otro paso en la lucha contra la corrupción.

Aspiro que la reforma a la Ley 80 se constituya en otro gran avance en la lucha contra la corrupción. Nada ganamos con medidas legales y con acciones judiciales, si no construimos una conciencia colectiva, si no construimos una vocación de transparencia en cada uno de los seres colombianos.

Usted se ha referido al tema de la estabilidad económica y ha presentado su preocupación por las diferentes reformas tributarias. Y también ha repetido el clamor santandereano por obras de gran importancia.

Para referirme a esos temas, quiero decirles que el propósito del Gobierno es recuperar la confianza de los colombianos a través de tres ejes: la derrota del terrorismo, la transparencia en la reactivación económica y la reactivación social.

Ello hay que enmarcarlo en unas limitaciones. Este Gobierno ha cumplido su tarea con gran entusiasmo, con fervor y con devoción por Colombia, pero bastante limitado.

El país vivió épocas con un endeudamiento que representaba el 10 por ciento del PIB, la nuestra ha coincidido con un endeudamiento que representa el 54 por ciento del producto. De cada 100 pesos que se aprueban en el presupuesto, 40 tienen que destinarse a pagar deuda.

El país vivió épocas en que no había déficit fiscal. Se creo el temor de que la Constitución 91 lo acelerara y a partir de que se promulgo la Constitución del 91 apareció un pequeño déficit fiscal que después se convirtió en otro enorme.

A ese 54 por ciento de la deuda se le suma un déficit fiscal que estaba en el 4.2, que todavía bordea el tres por ciento, y que no es fácil financiarlo. Cuando discuto con algunos buenos teóricos de la izquierda económica, ellos me dicen que no negociemos metas de déficit con el Fondo Monetario. El problema no es la meta sino la posibilidad de financiar el déficit.

Nada ganamos con elevar un techo de déficit, si no hay confianza nacional e internacional para financiarle ese déficit a Colombia. Esa confianza para poder financiar el déficit también exige proceder con mucha cautela en el manejo de la economía.

Nos hemos visto obligados a impulsar unas reformas tributarias que buscan responder al déficit, a la necesidad de construir equidad y a la necesidad de que la economía crezca. Diría que hemos venido construyendo una tributación costosa para quienes no crecen, pero con estímulos para quienes crecen.

Por ejemplo, se discute ahora el tema de las exenciones. Este Gobierno eliminó unas, que encontraba sin razón, y ha introducido otras, que con el Congreso de la República hemos considerado que nos ayudarán a que la economía crezca, a convertir en ventajas reales lo que han sido ventajas potenciales.

Esta mañana, el Alcalde de Bucaramanga, me presentaba la preocupación por el anuncio del Gobierno del Presidente Chávez de dar cero impuestos a las empresas que se instalen en los municipios vecinos de Cúcuta. Yo le contestaba que justamente eso nos obliga a que el país entienda el por qué de los estímulos que hemos introducido.

Para que esta economía crezca, este Gobierno eliminó el arancel a los bienes de capital. Este Gobierno ha eliminado el IVA a los bienes de capital. Cuando las empresas son altamente exportadoras, simplemente no se les cobra IVA al momento de nacionalizar la maquinaria. Y cuando la empresa no es altamente exportadora, se le devuelve el IVA.

Algunos han dicho que esas exenciones son una ayuda a los ricos para cobrarle IVA a los pobre. No. Esas exenciones son una ayuda al crecimiento. A diferencia de otras latitudes, aquí no le estamos devolviendo dinero a la gente rica. Le estamos diciendo: si invierte en empleo para los pobres tiene estímulos tributarios.

Es muy importante establecer esta diferencia en el debate, ahora que se dan debates políticos en otras latitudes sobre el mismo tema. Y hemos ido más allá. Por ejemplo, si bien se está recuperando el ritmo de exploración petrolera, el país tiene allí, y este es un epicentro esencial para decirlo, un problema sin resolver.

En el año 1992, Colombia exploró 28 pozos. Diez años después, 10. El año pasado logramos explorar 28. Este exploraremos más de 30, pero tenemos que llegar a 55 ó 60, para que ese ritmo de exploración nos permita reconquistar perspectivas de autosuficiencia y de posibilidades de exportación.

Eso nos ha obligado, por ejemplo, a darle estímulos tributarios a la sísmica. Eso nos ha obligado a darle estímulos a la exploración en Colombia y a buscar energías alternativas. Por eso la exención a la energía eólica, que ya nos ha permitido instalar 20 mil kilovatios en La Guajira. La exención no del impuesto de renta que paga el propietario, sino del IVA y del impuesto global al combustible que paga al usuario al alcohol carburante, y la que ahora se tramita en la Cámara, al biodiesel. Qué importante esas energías alternativas. Sin estos estímulos es imposible desarrollarlas.

El año entrante el país tendrá las primeras cinco plantas de generación de alcohol carburante, lo que le permitirá una disponibilidad de un millón de litros al día. Y confiamos que los tres proyectos que, en compañía del Gobernador y de las autoridades de Boyacá, con un gran interés de los parlamentarios, impulsamos en la Hoya del Río Suárez, puedan finalmente darle a esta tierra una respuesta en producción de alcohol carburante.

Creo inmensamente en los cultivos de tardío rendimiento. Cuando examino lo que ha ocurrido recientemente en Barrancabermeja, veo a Barrancabermeja más tranquila de guerrilleros y de paramilitares, pero veo mejor el entorno rural de Barrancabermeja que la situación de su casco urbano.

Y cuánto ha contribuido al entorno rural de Barrancabermeja el desarrollo de cultivos como la palma africana, las plantaciones que se inician de caucho y también plantaciones de cacao. Por eso hemos introducido y defendemos el estímulo tributario a los cultivos de tardío rendimiento.

Esta Patria nuestra no puede seguir con aspiraciones modestas en aquellos que se requiere. Cuando empezó el Gobierno, yo me pregunte ¿por qué si aquí se pueden sembrar tres millones de hectáreas de palma africana, sólo tenemos 170 mil? Por eso se introdujo el estímulo. Este año debemos terminar con 230 mil, pero necesitamos avanzar velozmente y producir diesel de aceite de palma, biodiesel, para poder tener alternativas de combustible. Y eso requiere los estímulos tributarios por los cuales hemos venido luchando.

Los más optimistas en materia de petróleo dicen que el mundo utilizará el petróleo durante 50 años. Así fuera, es un período muy corto para que un país como Colombia se prepare en alternativas energéticas. De ahí nuestra preocupación por esas alternativas.

El año pasado, el Congreso de la República nos aprobó una deducción del 30 por ciento a las inversiones generadoras de renta y de empleo. Hay que mantenerla por los cuatro años de su vigencia. Qué bueno, qué bueno lo que usted acaba de decir, doctor Alejandro, porque nos da apoyo a la tesis de que esos estímulos de requieren.

Hoy en Colombia, gracias a esa disposición normativa, si yo tengo una empresa de calzado en Bucaramanga, empresa genera una utilidad de 100, pero hemos hecho una inversión en una máquina que cuesta 60, podemos deducir tributariamente el 30, o sea 18 pesos. En consecuencia no se pagaría impuestos sobre una renta de 100, sino de una renta que al deducirle a 100 los 18, sería de 82.

Estos son algunos de los estímulos que hemos venido introduciendo para el crecimiento. Y a fe que falta mucho, pero hay motivos de entusiasmo.

A mí me preocupa muchísimo el déficit pensional. Me sentiría mal por Colombia, si le entregara a mi sucesor la Presidencia de la República sin resolverlo. Hay cinco millones de colombianos que deberían tener pensión y solamente un millón cuentan con pensión. Y esas pensiones a la Nación solamente el año entrante le valdrán 16 billones. Una suma superior a la transferencia de la Nación a las regiones, que vale 14.600 billones.

A mí me preocupa la coyuntura tasa de cambio. Ahora le decía a Abdón Espinosa que las épocas cambian. Por fortuna en los Ministerios de Hacienda que él ejerció, esa política la definía el Gobierno, que presidía y orientaba la Junta Monetaria. Hoy el Presidente de la República hace comentarios, presenta iniciativas, pero finalmente es un Banco de la República independiente, en virtud de la Constitución del 91, el que toma esas decisiones.

Si algo necesita Colombia para que avance la política de seguridad democrática, es que el Presidente comprometido con la mano dura contra los terroristas, simultáneamente respete las instituciones. Pero confío que podamos tomar medidas en el Congreso, para resolver el problema del déficit originado en las pensiones. Confío que podamos superar esta coyuntura adversa de tasa de cambio.

Estamos buscando un esquema tributario que concilie la equidad, la necesidad de resolver el problema fiscal y al mismo tiempo que no afecte la confianza inversionista.
Por eso también he propuesto no aumentar la tarifa del patrimonio, pero sí disminuir la base para que otros patrimonios que no pagan, nos paguen esa tarifa que es pequeña.

Y hemos propuesto que los municipios nos ayuden con una sobretarifa catastral al pago de las pensiones. Si no lo hacemos, todos los días habrá más municipios quebrados por el tema de las pensiones.

Y hemos propuesto un IVA general. Es una propuesta impopular. Pero es que esta patria nuestra tiene un 47 por ciento de bienes y servicios que no pagan IVA.

Lo hemos propuesto con una tarifa pequeña. Creemos que una tarifa pequeña allí, ayuda mucho a la disciplina fiscal, a resolver el problema de ingresos del Estado y no le hace daño a la vida social de la Nación.

Confío que podamos entregar unas buenas decisiones en materia constitucional y legal al final de esta legislatura. Lo necesitamos.

Todavía nos queda por financiar un pago de deuda en el extranjero de más de dos mil millones de dólares el año entrante y de una cifra superior en 2006.

La manera colombiana de acudir a los mercados y a los bancos por unos créditos de más largo plazo y de menos tasa de interés, es la manera nuestra, pero eso obliga crear condiciones para que nos crean. Por eso tenemos que hacer la tarea fiscal.

Sí quiero decirle, doctor Alejandro, que soy conciente que los estímulos que hemos introducido para el crecimiento y la generación de empleo, no los podemos echar para atrás.

En medio de lo que falta, hay noticias buenas. Cuando este Gobierno empezó, me dijo el equipo económico: “Presidente, el desempleo se nos va a ir al 25 por ciento, la inercia que trae lo hace inatajable”. En dos años se ha reducido en tres puntos. Es muy alto todavía, entre 12 y el 13, pero se ha reducido en tres puntos, y confío que podamos al final del Gobierno tenerlo bastante más reducido, ojalá en un digito.

“Presidente”, me decían, “no sueñe con que va a crecer la economía”. ¿Saben cuanto fue el pronóstico de crecimiento para el año 2003? Dos por ciento, y creció casi cuatro, en unas circunstancias difíciles, porque crecimos contra Keynes, crecimos en contracción, y eso sí que hace más difícil el crecimiento. Contra dos contracciones, contra la que conoció Keynes, contra la contracción en la inversión pública, y contra otra contracción: la contracción de la droga.

Qué tristeza, qué tema tan fatal para Colombia. La droga, que es nuestra decisión acabarla, aquí la han contabilizado en las cifras de crecimiento, y le dicen a uno: “Presidente, lo que pasa es que como se disminuyó la droga, la economía no le creció al 4 sino al 3.7”. Entonces contra esas dos contracciones, la economía el año pasado creció casi al 4.

Y me habían dicho: “Presidente, no sueñe, la economía en el 2004 no crecerá más del 2.5”. En el primer semestre de este año creció al 4.4 y estamos haciendo esfuerzos para que crezca al 5 y más, y para que Colombia tenga un período largo, sostenido, de crecimiento económico.

Aquí la gente no quería invertir. Uno de los problemas, una de las causas del problema de tasa de cambio, es el regreso de dólares que los colombianos habían exportado. Aquí logramos el año pasado ya tener una tasa de crecimiento de la inversión industrial del 12 por ciento. ¿Saben ustedes en cuánto está creciendo la inversión industrial este año? En el 25 por ciento. Tarde que temprano, eso va a producir un buen impacto en el empleo.

Y hemos logrado eso, sin sacrificar inflación, porque algunos economistas dicen: “Dejen que la inflación 3 ó 4 puntos más, que eso nos ayuda en el empleo”. Eso era posible en una economía cerrada, en una economía globalizada no es posible, porque nos afecta la competitividad y nos afecta los tratados de comercio.

Entonces nosotros tenemos que hacer compatible el crecimiento del empleo y de la economía con el control de la inflación. Hoy amaneció el país con una buena noticia: la inflación de agosto fue de tres centésimas, la acumulada del año, la más baja desde su Ministerio en 1970, doctor Abdón Espinosa. Y la anualizada ya por debajo de seis.

Entonces lo que tenemos que hacer es superar los nubarrones para que las tendencias buenas que se perfilan en la economía, le produzcan a este país empleo y bienestar.

Vamos a insistir en la reforma administrativa. Con valor civil santandereano, la ministra Marta Pinto de De Hart, enfrentó un mito: Telecom. Enfrentamos el problema laboral de Ecopetrol, lo llevamos a un tribunal de arbitramento, sostuvimos el conflicto hasta que se produjo el laudo, dijimos: Ecopetrol no se privatiza. Este Gobierno no hace parte de la zonas neoliberales privatizadoras que hicieron un recorrido funesto en América Latina, pero sí tenemos que garantizar la sostenibilidad del Estado.

¿Para qué empresas estatales que se arruinan y arruinan las finanzas públicas? Por eso necesitamos un Ecopetrol sostenible en el largo plazo.

Pero además hemos reformado 142 empresas del Estado, hemos eliminado 37 innecesarias, pero no estamos contentos, hay que reestructurar toda la red pública de salud, hay que reestructurar las 37 clínicas del Seguro Social. Tenemos los recursos para aportarle a la reestructuración del Ramón González Valencia, pero el Ministro (de Protección Social, Diego Palacio) y el Gobernador han hecho el acuerdo de que eso se pague solamente cuando esté reestructurado. De lo contrario es seguir con el mal.

Le preguntaba esta mañana a los sectores populares de Bucaramanga, en ese emocionante acto, para registrar la entrega de 342 mil carnés de salud este año en este departamento: ¿Cuál es la cura para el problema del Ramón González Valencia? ¿El mejoral que quite el dolor de cabeza por un ratico o el antibiótico que cure la infección? Y ellos me decían: “Presidente, el antibiótico”. Por eso necesitamos la reestructuración.

Yo confirmo en frente de ustedes nuestra voluntad, a pesar de todos los faltantes de presupuesto, de contribuir a la salvación de la red pública hospitalaria de Santander, con el Ramón González Valencia a la cabeza.

Pero para que eso se resuelva, con reestructuración. Y que nos ayude el sindicato. Desde aquí le hago un llamado a los sindicatos: Colombia necesita solidaridad entre la empresa privada y los trabajadores. Entre los trabajadores y las empresas del Estado. No creo en un país de antagonismos, creo en un país de debate democrático, pero con capacidad de encontrar opciones, de encontrar síntesis.

Qué bueno que en el González Valencia pudiéramos contratar actividades con el sindicato, pasar del viejo sindicalismo de reivindicación a un moderno sindicalismo de participación.

Qué bueno que se organizaran en cooperativas y que muchas de las actividades que hoy no permiten la sostenibilidad del hospital, se pudieran contratar con organizaciones de los propios trabajadores. Un modelo social sostenible. No es maltrato a los trabajadores. Un modelo social sostenible es nuestra propuesta.

Vamos a seguir en el empeño de esa reforma administrativa. Por supuesto la escasez de recursos, a la cual me referí, frena las aspiraciones del Presidente de la República.

Cuánto más quisiera responderles a los colombianos, pero mi Dios sabe hacer las cosas. A unos nos da mucho entusiasmo y muchas energías, pero una chequera limitadita. Qué tal que al entusiasmo con que nos ha dotado el Creador, le hubiera sumado una chequera gordita. Hemos tenido que trabajar con superávit de entusiasmo y con déficit de recursos. Vamos a sacar adelante Sogamoso, reitero mi compromiso, no es fácil.

Ya les hablé del tema general de las finanzas públicas. Déjenme hacer unas anotaciones del tema micro del sector eléctrico para ubicar a Sogamoso.

El país, durante muchos años, hizo un gran esfuerzo en construcción de hidroeléctricas. Cuando había aguaceros no había problema, en las épocas de sequía entrábamos en racionamientos. Eso obligó a que avanzáramos con las plantas térmicas y entonces existe la tesis de que necesitamos llevar de la mano la térmica con la hidro, tener un país en esa oferta equilibrada. Ese es un punto bien importante.

Un segundo punto: Cuando este Gobierno empezó, teníamos más de 5 millones de kilovatios de capacidad instalada que no se estaban utilizando. Capacidad instalada ociosa. Eso implica un alto lucro cesante para el sector público y para el sector privado. Hemos venido creciendo.

Por ejemplo el dato, que tuve esta mañana, es que el consumo de energía de los sectores productivos en el mes de agosto creció casi al 11 por ciento, eso es bueno, eso indica que la economía está vigorosa, pero todavía falta mucho para copar ese sobrante de capacidad instalada.

Hay otro elemento a considerar. La Ley 142 de principio de los 90, le abrió espacios amplios al sector privado en la prestación de estos servicios. Entonces cualquier decisión que se tome por ejemplo para que el sector privado aboque la financiación y construcción de Sogamoso, no puede constituirse en competencia desleal frente a los otros actores que están interviniendo en el mercado de generación.

Cuando le he dicho al Ministro (de Minas, Luis Ernesto Mejía): démosle todos los estímulos tributarios para que el sector privado construya Hidrosogamoso, el me ha dicho: “Presidente, tengo un límite, la Ley 142 no me permite dar unos estímulos que por otros generadores se interpreten como competencia desleal”.

Soy partidario de encontrar los estímulos para que el sector privado nos haga Hidrosogamoso. Quiero hablarles con toda franqueza de esa limitante, pero a mí no me gusta quedarme en el no. Esa limitante tenemos que buscarle un acomodo.

Con toda la decisión de hacer Hidrosogamoso, pero con toda la flexibilidad de opciones para que su construcción y financiación sea totalmente conveniente para Santander y para el país, vamos a buscar opciones sobre la gama de estímulos que deben ofrecerse a los posibles financiadores y constructores de Hidrosogamoso. En esa tarea estamos.

Creo, doctor Alejandro, que la diferencia se va a resumir a unos años menos para empezar la ejecución de la obra o a otros más, pero con la ayuda de Dios la hacemos, el país la hace.

Y por supuesto, hay que tener en cuenta allí otros temas. Uno no pude pensar en esa hidroeléctrica, en Pescadero, en mi departamento, cuando solamente hay la expectativa de un mercado nacional. Por eso hemos venido trabajando para que Colombia sea un gran exportador de energía.

El año pasado exportamos más de 100 millones de dólares al Ecuador. Estamos fortaleciendo la integración con Venezuela, está interconectado Puerto Carreño con Venezuela, avanzamos en otros proyectos de la naturaleza, y ustedes saben que en el último encuentro con el presidente Chávez, se definió construir el gasoducto La Guajira-Maracaibo, para que inicialmente Colombia alimente a Maracaibo, y una vez Venezuela le ofrezca a Maracaibo gas del oriente venezolano, ellos nos suministrarían gas para las deficiencias que nosotros llegáramos a tener.

Y está también inicialmente autorizada Venezuela para construir el poliducto que permita exportar combustible venezolano al Asia desde un puerto colombiano en el Pacífico, eso nos va a ayudar mucho a internacionalizar la política energética y a tener otras fuentes de abastecimiento.

Con el presidente Torrijos, hace dos días, en el momento de su posesión, reiteramos ese compromiso que los países centroamericanos han asumido: permitir que Colombia ingrese al plan Panamá-Puebla, inicialmente con tres obras: la Carretera Panamericana, la construcción del gasoducto y la línea de interconexión eléctrica.

Ya hicimos el primer contrato y tenemos los primeros resultados en la parte de opciones ambientales para la línea de interconexión eléctrica. En el momento que esa línea se empiece a construir y Colombia lo va a hacer, vamos a tener más interés de los particulares por financiar proyectos como Hidrosogamoso. Me parece que ese elemento de conquista de otros mercados, es de gran importancia para hacer viable las nuevas generadoras en el país.

Sobre la carretera del Escorial, les tengo malas noticias. No me puede comprometer con ella en la campaña ni me puedo comprometer con esa carretera ahora. Por el costo en dólares y las dudas, los nubarrones geológicos. Si algo quiero es conquistar la credibilidad de los colombianos en nuestras instituciones, es lo fundamental. A ningún compatriota, menos a santandereano alguno, puede el Presidente de la República mentir. Yo hoy veo con inmensa dificultad la variante del Escorial.

Tenemos que poner en buenas condiciones la carretera Bucaramanga-Cúcuta. Usted ha dado un informe fidedigno, están garantizados los recursos para el tramo de la otra vertiente de la cordillera, pero tenemos que hacer un esfuerzo y todavía no hay las partidas presupuestales para este lado.

El Director de INVIAS (Mauricio Ramírez) me confirmó que con algunos recursos de emergencia, vamos a empezar a trabajar en esta vertiente de la cordillera.

Las vías del área metropolitana. El Gobierno Nacional con eso cumple. Delegamos inicialmente los peajes nacionales, para que esos ingresos queden en Santander. Y se va a empezar la construcción del peaje, nos hemos demorado mucho, hay que recuperar tiempo. Y el Gobierno Nacional incluirá la partida adicional que usted reclamaba, que exige ese proyecto, en el momento oportuno.

Lo importante es empezar con el peaje y con la doble calzada al aeropuerto y a Lebrija. Eso es el primer proyecto de este gran conjunto, que incluye también la vía conocida con el nombre de La Gómez, para tener una comunicación más ágil, con menos pendiente entre Bucaramanga y la troncal del Magdalena.

Estamos abriendo licitaciones para pavimentar 2.500 kilómetros de carreteras en el país, a eso se suman otros 800 que se han venido pavimentando. La participación de Santander es buena, aquí la hemos discutido mucho con Gobernador, alcalde y la comunidad.

La Transversal del Carare: hemos avanzado en unos tramos que encontramos en ejecución y los hemos financiado. Tenemos en el plan 2.500 el tramo que va de Cimitarra al río Magdalena. ¿Cómo se llama ese puntito? Puerto Araújo. Nos falta por financiar, no lo tenemos, el tramo entre Landázuri y Cimitarra.

Creo que de Landázuri a la cordillera y a Boyacá, lo que falta es mínimo, eso quedará totalmente pavimentado. En la nueva licitación está el tramo de Cimitarra – Puerto Araújo, aún no tenemos recursos para el tramo Landázuri – Cimitarra.

Los partidos, las libertades públicas. Lo escuché con inmensa devoción, pero las responsabilidades del cargo me impiden referirme a ese tema.

Déjeme decir que cuando creo que Colombia necesita orden público, crecimiento, empleo o política social, cuando les digo a los santandereanos, como les dije esta mañana, que aquí necesitamos más soldados y más policías y más carnés de salud y más educación, cuando me comprometo a que el Sena pase de un millón de estudiantes que atendía en el 2002 a 4 millones que habrá de atender en el 2006, todo eso es importante. Pero por encima de eso está la credibilidad de las instituciones. Lo primero que necesita Colombia es la credibilidad en las instituciones.

Institución es la justicia, institución es la Presidencia, institución es el Congreso, institución son los partidos, referentes morales son los partidos, puntos de convocatoria éticos, factores de creación de ciudadanía. La recuperación de los partidos hace parte de la recuperación de las instituciones.

Si mis limitaciones humanas permitieran crear en Colombia una tendencia de recuperación de la credibilidad en las instituciones, este tranquilo, doctor Alejandro, que eso recupera la credibilidad en el ejercicio de la política y en la actividad de los partidos.

Claro que la acción de los partidos no puede ser solamente formal, ahí se pierde la credibilidad. Los partidos tiene que profundizar en sus análisis, mirar su recorrido histórico, prospectarse.

Cuando aterrizo en Palonegro, vienen a mi recuerdo las lecturas de aquellas cartas que se cruzaron los generales Gabriel Vargas Santos y Rafael Uribe Uribe y que motivaron la Guerra de los Mil Días, y digo cómo necesitamos las libertades públicas.

Pero es que hoy las libertades públicas no están en juego por el Estado, están en juego por los terroristas, dejo en sus reflexiones lo siguiente: países vecinos enfrentaron desafíos de guerrilla infinitamente menores a los desafíos del terrorismo que nosotros hemos enfrentado, conculcando a las libertades públicas. Aquí no.

Ese es un patrimonio importante que los partidos deberían empezar a recoger sin avaricia. Nosotros estamos enfrentando a los terroristas con toda agresividad, pero con toda transparencia. Nuestra preocupación por los Derechos Humanos es tan importante como nuestra voluntad política de derrotar a los terroristas.

Eso, doctor Alejandro y queridos compatriotas de Santander, es algo que debe contribuir al acervo de los partidos democráticos de Colombia.

Creo que ese rescate en la credibilidad de las instituciones si lo logramos, va a hacer mucho por rescatar la credibilidad en los partidos. Vivimos momentos de la Patria en los cuales lo más importante es construir la unidad de los colombianos. No es fácil darle una declaratoria de proposición de derrotar al terrorismo y no polarizar a los colombianos.

He procurado que una voluntad de hierro que quiero encarnar en todo momento para derrotar al terrorismo, vaya acompañada de un propósito sincero de unir a los colombianos, de una visión, de una sociedad colombiana solidaria, sin exclusiones y sin odios.

Qué importante eso para el proyecto político, sin exclusiones y sin odio, en debate permanente sí, pero con contradicciones superables, no con antagonismo ácidos. Lograr eso, a tiempo que se lucha en la derrota del terrorismo, no es fácil. Si lo logramos eso va a contribuir mucho a la credibilidad en todas nuestras instituciones democráticas.

Cada mañana recuerdo una estrofa del himno de Santander, que en este mediodía de los 85 años de Vanguardia, escuchamos cantar aquí bellamente: “Santandereanos siempre adelante, santandereanos ni un paso atrás, santandereanos con el coraje por estandarte y por escudo la libertad”.

Yo diría en estos 85 años de Vanguardia: colombianos siempre adelante, a toda hora reflexión, pero a ninguna hora claudicación.

Creo que con afecto por esta tierra podemos ir pensando en que llegue a Colombia la frase del Quijote: “Todas las borrascas que nos suceden, son señales de que presto ha de serenar el tiempo y habrá de ocurrirnos bien las cosas, ya que no es posible que el bien y el mal sean durables, que habiendo durado tanto el mal, quiere eso decir que el bien ya está próximo”.

Que estos 85 años de Vanguardia se hayan constituido apenas en la primera etapa de contribución a la creación de un bien permanente, intemporal de todos los momentos para las actuales y venideras generaciones de Santander y de Colombia.

Muchas felicitaciones, Vanguardia Liberal.

 
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