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60 AÑOS DE FENALCO – ATLÁNTICO
Agosto 16 de 2005 (Barranquilla – Atlántico

Compatriotas:

Quiero saludarlos muy afectuosamente a todos. Saludar a FENALCO - Atlántico y a sus directivos nacionales, encabezados por el doctor Guillermo Botero Nieto, por estos 60 años. Sesenta años de servicios permanentes a la Patria.

Si algo le ha dado legitimidad a los gremios de Colombia, como es el caso de FENALCO, es su preocupación permanente por los grandes problemas nacionales. No se ve en FENALCO, una lucha reducida a la gestión de los intereses de sus afiliados, sino un esfuerzo mayor por los superiores intereses de la Patria.

Eso merece el aplauso de los colombianos, que ustedes lo sienten a diario y que ha sido tonificado en la celebración de estos 60 años de la institución.

Agradezco las generosas palabras del doctor Visbal Galofre, presidente de la Junta Directiva regional y del doctor Guillermo Botero Nieto, presidente nacional de FENALCO.

Hay enormes dificultades, pero también hay indicadores de que la Patria quiere mejorar, como lo mostrara en las cifras que acaba de atraer el doctor Botero Nieto.

La verdad, es que cualquier mejoría es insuficiente frente a lo que necesita el país, pero de todas maneras esa mejoría, debe entenderse como una positiva meta parcial que nos estimule para que Colombia se vaya acercando a metas superiores de desarrollo, de equidad, de firmeza y de permanencia en el rescate de la seguridad para el bien de sus ciudadanos.

Estábamos mirando algunos temas del Atlántico y de Barranquilla. Confió que con la vinculación de profesores a través del sistema de concurso, con las pruebas Saber, con la evaluación de los egresados, tenemos que ir mejorando sustancialmente la educación en su aspecto de cobertura y en su aspecto de calidad.

Hemos avanzado bastante en el Régimen Subsidiado de Salud. En el Atlántico, en este Gobierno, hemos crecido en 317.912 afiliados y solamente en la ciudad de Barranquilla, en 220.479. Pero no podemos estar tranquilos, necesitamos aproximarnos rápidamente a un momento en el cual Colombia diga ‘que todos sus sectores pobres están con plena cobertura al Régimen Subsidiado de Salud’.

En este Gobierno hemos pasado de 10 millones a 15 millones de afiliados, pero para darle subsidio total a los estratos uno y dos, y subsidio parcial al estrato tres necesitamos llegar a 22, 23 millones de afiliados.

Se está tramitando en el Senado de la República una nueva ley, confiamos que esa ley nos de la fuerza suficiente para que Colombia llegue rápidamente a esa plena cobertura de los sectores pobres.

Este año, de todas maneras, vamos a expandir la afiliación en otros 2 millones 500 mil cupos y confió que Barranquilla y el Atlántico vuelvan a tener allí un crecimiento proporcional importante como lo han tenido en los años anteriores.

Hemos avanzado bastante en el Sena. En el año 2002, el Sena Atlántico le llegaba a 46.636 ciudadanos. Este año, confió, que le llegue a más de 150 mil. El año pasado le llegó a 132 mil.

Estamos trabajando ese programa de Jóvenes Rurales que en la Patria, el año pasado le llegó a 107 mil, este año vamos por lo menos a repetir la cifra y en el Atlántico hay una buena participación.

Hemos crecido Bienestar Familiar. De 6 millones 900 mil usuarios a 9 millones 900 mil usuarios. Ahora nos proponemos dar otros dos pasos, prácticamente las licitaciones están adjudicadas. Un paso, para que no sean 500 mil niñitos menores de cinco años los beneficiarios del nuevo programa de Desayunos Infantiles, sino un millón. Antes o por tarde el primero de octubre, registraremos la circunstancia de que ya hay un millón de niñitos menores de cinco años recibiendo el desayuno por parte de Bienestar Familiar.

Eso hace parte de nuestro propósito de que al final del Gobierno, Bienestar Familiar termine con alrededor de 11 millones de usuarios.

Hemos venido subsidiando 170 mil ancianos. Aquí, en el Atlántico, 7.497. En Barranquilla, 2.930. Pero, aspiramos que en los próximos días –porque ya esta adjudicada la licitación básica- sean 400 mil ancianos los que le sumemos al programa. Quedaríamos con 170 mil ancianos recibiendo un subsidio monetario y 400 mil ancianos adicionales recibiendo una comida al día. Un subsidio para 570 mil ancianos, es todavía insuficiente, pero es un gran paso.

Esta licitación le ha adjudicado al departamento del Atlántico 15.122 cupos en el subsidio a los ancianos.

En esta ciudad hemos venido avanzando bastante en el tema de legalización de escrituras para poder avanzar más velozmente en el tema de vivienda. Ha habido allí, una alianza estratégica formidable entre el Ministerio de Vivienda y la Alcaldía de Barranquilla, que tiene que seguir produciendo resultados en esa materia.

Si alguna ciudad esta llamada a darle un gran ejemplo a Colombia, en materia de microcrédito, es Barranquilla. Ustedes saben que hemos pasado en este Gobierno de una cartera para los microempresarios de 735 mil millones, a una cartera que ya esta en 2 billones y medio.

Dos millones de colombianos se han beneficiado del microcrédito y es uno de los temas que queremos mirar enseguida, con ustedes, a ver donde se siguen presentando obstáculos para la adquisición de créditos.

Vamos a llegar este año, con la ayuda de Dios, a 500 mil Familias en Acción. El domingo en Soacha, al sur de Bogotá, hicimos el primer pago a las Familias en Acción de aquella localidad.

El programa Familias en Acción es un programa que le paga un subsidio a las familias más pobres, generalmente en ciudades menores de 100 mil habitantes con tres excepciones: El Pozón (Cartagena), Quibdó y Soacha para que esas familias garanticen la asistencia escolar y la nutrición de sus hijitos.

Confiamos terminar este año, pagándole a 500 mil Familias en Acción. Eso nos cuesta más de 400 mil millones al año, pero el país se tiene que preparar para llegarle a un millón de Familias en Acción. Ese es el gran soporte para la Revolución Educativa, que a su vez es el camino para la igualdad de los colombianos.

En el Atlántico tenemos 7.082 Familias en Acción y confiamos que el número aumente sustancialmente en los meses que vienen.

Hemos llegado a 1 millón 345 mil campesinos en el programa de Seguridad Alimentaria (Resa) y es grato el trabajo que hacemos con la Gobernación del Atlántico en esta materia.

Hace pocos días, en el Consejo Comunitario en Barranquilla, fue importante registrar tres pasos: primero, se suscribió el Alcalde (Guillermo) Honisberg para la construcción del Sistema de Transporte Masivo de la ciudad. Esta mañana, me decía el señor Alcalde, que en octubre deben adjudicar la primera licitación, que comprende un tramo de 3.5 de kilómetros. El Gobierno Nacional financia el 70 por ciento. Esa obra esta llamada a darle calidad de vida a los habitantes de la ciudad.

Firmamos ese día, con una intervención muy eficaz de los parlamentarios, el convenio para hacer una obra que costará alrededor de 45 mil millones de pesos para la habilitación de los caños de aguas lluvias. Se va a ejecutar a través de la Triple A. Ese dinero, esos 45 mil millones de pesos los aporta el Gobierno Nacional y me confirmaba, esta mañana el señor Alcalde, que ya la Triple A abrió la licitación para seleccionar el administrador fiduciario que administrará esos recursos.

Y también firmamos ese día un contrato que puede ascender a 56 mil millones de pesos para construir las obras de defensa del Puerto de Barranquilla. No basta con el mantenimiento del canal de acceso, hay que evitar que el río siga su desplazamiento hacia la margen derecha, en perjuicio de la profundidad en el área portuaria de Barranquilla. Ya está suscrito el contrato y los contratistas se están preparando para la primera etapa que es, el arrume de material.

Hace pocos días se adjudicaron los tramos principales de participación del Atlántico en el Plan 2.500. Ese es un plan para pavimentar más de 3.160 kilómetros de carretera, distribuido proporcionalmente en toda la Patria.

Los contratos están adjudicados, nos falta por adjudicar unos contratos en el Valle del Cauca, unos contratos en el Tolima y hay dos departamentos a los cuales se les descentralizó el manejo de los contratos, que son Caldas y Cesar, que aspiro que en los próximos días adjudiquen estos contratos que tendrán el mismo porcentaje de financiación de la Nación que en todas las secciones de la Patria.

Con los parlamentarios acordamos, en la primera Reforma Tributaria de este Gobierno, darle un incentivo a las empresas de servicios públicos para que efectúen inversiones regionales. Ese incentivo consiste en una deducción tributaria del 40 por ciento de esas inversiones. Pues bien, aquí lo ha utilizado bien la Triple A.

Hemos visto un gran avance en la cobertura en Soledad que ha pasado del 38 por ciento a cerca del 80 por ciento. Un gran avance en Sabanalarga, donde me decía el doctor Augusto, gobernador encargado, que prácticamente el casco urbano está hoy ya provisto del servicio de acueducto en un ciento por ciento. Que el Atlántico –y esto es bueno tenerlo en cuenta porque son cifras recientes, todavía no recogidas por los estudiosos-, en el último tiempo ha incrementado el número de usuarios de agua potable en 400 mil. Este es un gran paso.

Con el señor Gobernador hemos acordado la reestructuración de la red hospitalaria del Atlántico, con un aporte bien importante del Gobierno Nacional, y esta mañana el doctor Augusto me daba la buena noticia de que el Hospital Universitario, nuevo, después de la reestructuración, ya se esta reabriendo, que ya empieza la parte administrativa tomar formar para dentro de algunas semanas empezar a prestarle servicios al público.

La idea del Gobierno no ha sido cerrar los hospitales del Estado, sino garantizar que sean sostenibles. Nada ganamos con un hospital con una convención colectiva de trabajo exorbitante, con una nómina exagerada, con gran cantidad de salarios al año, nada ganamos con enviarle un dinero porque lo aliviamos por seis meses y a los seis meses recae en la enfermedad.

Por eso nos hemos propuesto lo que llamamos la sostenibilidad de los hospitales públicos. Hemos hecho aportes del orden 800 mil millones de pesos, en todo el país, pero con la exigencia de que estos hospitales se conviertan en hospitales sostenibles. Todavía falta mucho, apenas hemos reformado 111 hospitales, pero con persistencia, llegará un momento más temprano que tarde, cuando el país vea reformados todos sus hospitales.

Hay mucho que hacer en Barranquilla y en el Atlántico, pero creo que con la comunidad, con sus alcaldes, con sus gremios, con el Gobernador, con sus concejales, con sus diputados, con sus congresistas, con sus medios de comunicación, hemos venido creando conciencia de que hay que avanzar en todas estas tareas para que estas tareas pasen de la promesa, de la predica electoral, a la acción eficaz.

Que bueno que, dentro de pocos meses, los barranquilleros puedan ver en plena ejecución las obras del Sistema de Transporte Masivo. Además el Alcalde –y en eso no hay cooperación del Gobierno Nacional, es una obra exclusivamente de ustedes por la cual los felicito-, está emprendiendo una tarea de obras de valorización como la doble calzada de la circunvalar, qué bueno ver también eso en ejecución que habrá de generar tanto empleo. Qué bueno ver en ejecución el contrato de los caños a través de la Triple A.

Qué bueno ver en ejecución ya, no solamente en la fase de arrume de materiales, el contrato de las obras de defensa del puerto. Qué bueno ver ya en servicio, el nuevo Hospital Universitario. Y qué bueno ver en ejecución los nuevos pavimentos del Atlántico.

Falta mucho, pero en la medida que la ciudadanía vea estas obras en ejecución, crece la confianza, que es lo que necesitamos.

Antes de entrar al conversatorio déjenme referir al tema del acuerdo humanitario, para hacer algunas precisiones, para todos mis compatriotas.

ACUERDO HUMANITARIO

Cuando era candidato a la Presidencia dije, en esta ciudad, que para hacer un acuerdo humanitario debía empezar un nuevo proceso de paz con la Farc, a partir de un cese de hostilidades. Esa tesis la sostuve en las primeras semanas de Gobierno.

Vinieron reuniones con el Presidente Chirac de Francia, con Kofin Annan, Secretario General de las Naciones Unidas y con familiares de los secuestrados. Me pidieron que desvinculara el acuerdo humanitario de la realización de un proceso de paz. Y lo hice. Lo hice para atender el clamor de los familiares que reflejaba –como ha reflejado a lo largo de estos años- su dolor.

Dijimos: bueno, que se haga el acuerdo humanitario sin condicionarlo a que empiece un proceso de paz, sobre la base de que haya una mediación de Naciones Unidas, que liberen a todos los secuestrados, que no haya zona de despeje y que los guerrilleros que lleguen a salir de la cárcel, se vayan a un país como Francia, que los acoja allí y asuma la responsabilidad de que ellos no regresen a delinquir.

Varias personalidades colombianas pidieron ser facilitadores. A nadie se le ha negado la facilitación.

Algún día me dijeron los voceros de la Iglesia Católica: ‘Presidente, hemos hablado con voceros de la Farc, ellos no aceptan que los que salgan de la cárcel se tengan que ir al extranjero’. Yo le dije a los voceros de la Iglesia Católica: es un grave error, cuando hay tantos soldados y policías de la Patria mutilados, haciendo este esfuerzo heroico –el esfuerzo heroico que hoy ha reconocido Fenalco- por devolverle a esta Patria la institucionalidad, que los guerrilleros salgan de la cárcel para volver a delinquir. ¿Qué va a pensar un soldado que está esperando que le instalen una prótesis, porque perdió una pierna a manos de una mina antipersona de la Farc?, ¿que él perdió su pierna, que se ha expuesto al sacrifico y que el Gobierno liberó a los guerrilleros para que regresen a delinquir?

Compatriotas, a este país no le basta con fortalecer la Fuerza Pública. Más importante que la cantidad de fusiles que ellos portan, es su estado de ánimo. Y el estado de ánimo, que se ha recuperado en la Fuerza Pública, no lo podemos afectar. Por eso esa decisión es trascendental.

Le dije a la Iglesia Católica: por estas razones de solidaridad con la Fuerza Pública, yo no puedo aceptar que quienes salgan de la cárcel vuelvan a delinquir. Si no se quieren ir al extranjero, busquemos otra alternativa.

Y conversando con la misma Iglesia Católica, en las siguientes semanas surgió la alternativa de que escojan: irse al extranjero o quedarse en el país en el programa de reinserción. Programa donde hoy hay más de 17 mil colombianos, los integrantes de las guerrillas que están en el programa de reinserción pueden ascender hoy al 35 por ciento, el 65 por ciento de los mal llamados paramilitares. Y en las próximas semanas creo que vamos a llegar a unos 20 mil reinsertados. Programa que en medio de dificultades, funciona bien y todos los días tenemos que mejorarlo. No es fácil manejar una población de 20 mil reinsertados.

Entonces quedamos: salen de la cárcel, escogen irse al extranjero o quedarse en el programa de reinserción, siempre con el compromiso de no delinquir.

En diciembre del año pasado el Gobierno liberó de la cárcel, unilateralmente, a unos integrantes de la Farc y ellos se comprometieron a entrar en el programa de reinserción.

Empezamos a buscarle opciones a la tesis exigida por el Gobierno de que haya zona de despeje. Entonces, primero dijimos: que haya una reunión en la Nunciatura, en Bogotá, o en la sede de una Embajada en Bogotá. No se aceptó.

Después dijimos: en cualquier iglesita rural de Colombia, en cualquier sitio rural de Colombia. Tampoco fue aceptado.

Pedían la desmilitarización del Caquetá y el Putumayo, ahora de Florida y Pradera en las goteras de Cali.

Hace unos días, los vallecaucanos, familiares de los Diputados secuestrados, propusieron un sitiecito, en Caicedonia. El Comisionado (para la paz, Luis Carlos Restrepo) me preguntó y le dije: ¿eso no implica zona desmilitarizada, es un lugar como una iglesia o como la Nunciatura, pero va a estar allá en Aures, en Caicedonia? Acéptela. Y aceptamos esa propuesta de los familiares.

Se sigue insistiendo en la zona de despeje, ahora se dice que se necesita despejar por 30 días a Florida y Pradera. El Gobierno no pude hacer eso.

Un país que se ha reencontrado con su Fuerza Pública, que reclama la presencia de la Fuerza Pública en todos los sitios del territorio y a toda hora, es un país que no lo podemos maltratar con desmilitarizaciones.

Entonces, ¿nosotros vamos a sacrificar a nuestros soldados y policías, que los asesinan, que los mutilan y enseguida les vamos a decir: retírense de Florida y de Pradera, que eso lo vamos a desmilitarizar para poder hacer este encuentro con la Farc? No podemos.

No podemos por esa razón: por el respeto a nuestra Fuerza Pública.

No podemos por una segunda razón: por el respeto a ese consenso que se viene logrando en el alma de los colombianos, que es la presencia institucional en todos los sitios del territorio.

Y no podemos, por una tercera razón: porque, un momento que nos retiremos de allí, es un momento en el cual dejamos de cumplir nuestra responsabilidad de proveer con ese servicio, esencial, que es la seguridad a favor de los ciudadanos de Florida y de Pradera.

Esas son tres razones contundentes.

Antes de entrar a esta reunión tuve una larga conversación telefónica con el Comisionado. Él me decía, que entonces, si podía buscar una reunión con algún representante de la Farc para definir las condiciones de seguridad en el sitio de encuentro. Yo le dije: no tengo problema con eso.

Si quieren hacer la reunión en la iglesia de Florida o en la iglesia de Pradera, que la hagan allá. En cualquier sitiecito del país que escojan, sin zona desmilitarizada y con la advertencia de que los guerrilleros que lleguen a salir de la cárcel, el Gobierno acepta que salgan, siempre y cuando se cumpla con las normas jurídicas y con el requisito de que no regresen a delinquir.

Le dije: doctor Luis Carlos, busque esa reunión con la Farc, que escojan quién les da seguridad a los negociadores de la Farc en el sitiecito que se selecciones –pensando en la iglesia de Pradera, en la iglesia de Florida-, que definan quién los lleva del lugar donde se encuentran a ese sitio –la Cruz Roja Internacional o la entidad que ellos seleccionen-, el Gobierno no se opone a eso.

Pero miren: la Farc se preocupa por su seguridad, el Gobierno sí que se tiene que preocupar por la seguridad de sus ciudadanos.

Cuando la Farc reclama condiciones de seguridad, por eso el Gobierno dice: no desmilitarización, porque entonces abandonamos la seguridad de los ciudadanos. ¿Quién quiere hoy, una zona de despeje en un lugar que incluya su casa?, ¿alguien la quiere? Eso hay que tenerlo en cuenta.

La verdad es que, venía esta mañana en el avión, dándole vueltas al tema y les quiero decir algo, que lo tengo que decir: los pueblos necesitan principios y los gobiernos tienen que dar ejemplo en materia de principios.

¿Cuándo se violan los principios?: cuando no hay firmeza en la defensa de los principios, no hay puerto seguro en la lucha de los pueblos en su porvenir.

Yo no puedo dar el mal ejemplo a los colombianos de violar los principios. Yo no puedo violar los principios por halagos electorales, no puedo violar los principios por temores electorales.

No puedo violar los principios por cultivar encuestas ni por defender encuestas.

No puedo violar los principios porque me amenacen por llevarme a la Corte Penal Internacional.

¡No se puede violar los principios, compatriotas!

Tenemos que definir: ¿es un país serio, con un Gobierno serio y adherido a los principios o nos ponemos de juguetones con la Farc? Eso de haber sido juguetones fue lo que llevó a Colombia a tantos años de violencia, que tanta dificultad nos da para superarla.

Mientras nosotros no teníamos más principio que complacer a los violentos, ellos avanzaban, en perjuicio del pueblo colombiano.

Reitero desde Barranquilla toda la decisión de buscar el acuerdo humanitario –como se lo dije al Comisionado esta mañana- pero sin violar los principios.

A favor del interés público hay que correr todos los riesgos. Si nos ponemos a violar los principios, lo único que vamos a lograr es, perder la Seguridad Democrática y no conseguir el acuerdo humanitario.

Cuando hay principios y hay firmeza para defendernos, se compacta y se acrecienta la unidad nacional.

Desde Barraquilla invito a los colombianos a hacer una reflexión profunda sobre este tema para que no haya afugias diferentes a aquellas que nos lleven a mantener las decisiones fundamentales para la defensa de los principios.

Quiero expresarle una felicitación muy sentida a quienes han recibido el galardón esta mañana, a los comerciantes, al representante de los tenderos, al docto Juan B., al vicepresidente Gustavo Bell, director de El Heraldo, y a mis compañeros, los soldados y policías de la Patria por este gran reconocimiento del pueblo atlanticense que refleja el sentir nacional.

Soldados y policías de la Patria: el país los quiere, el país no quiere el terrorismo, el país quiere sus fuerzas Institucionales, aprovechemos este calorcito del alma nacional, que se ha expresado bellamente esta mañana, aquí en Barranquilla, para avanzar en una tarea, soldados y policías de mi Patria. Una Patria sin guerrillas. Una Patria sin los mal llamados paramilitares. Una Patria sin corrupción. Una Patria con democracia, con solidaridad y con reivindicación de los pobres. Ustedes son hoy, actores fundamentales.

 
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