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CEREMONIA DE ASCENSOS DE OFICIALES DE LA RESERVA
Diciembre 16 de 2005 (Barranquilla – Atlántico)


Compatriotas:

Quiero saludarlo muy afectuosamente. Con ocasión de reunirnos esta tarde en Barranquilla con el señor Gobernador, el señor Alcalde, los alcaldes de los municipios afectados por las inundaciones, hemos venido a presenciar esta ceremonia tan significativa de unos compatriotas de la vida civil, que han prestado durante muchos años sus servicios como oficiales de reserva del Ejército y de la Armada y que hoy reciben un merecido ascenso.

Quiero saludarlos a ellos muy respetuosamente, a los señores Tenientes Coroneles: David Dancur Baldovino y su señora Luz; Heberto de Jesús Martínez Dávila, su señora María Victoria, sus hijos; David Name Terán, su señora Belinda y su hija; Álvaro Antonio Álvarez Nader, su señora Elena Isabel, sus hijos; Luis Fernando García Arrázola, su señora Martha, sus hijos; Pedro Jesús María Tarud Tarud, su señora María del Rosario, su hijo; Nicolas Solano Mesa, su señora Mari Luz; Ramiro Alfonso Moreno Noriega, su señora Gloria y sus hijos.

Y a los oficiales de la Armada ascendidos: Capitanes de Fragata, Dorían Enrique Mejía, sus hijos; Álvaro Segundo Munárriz Bula, su señora Ivonne; Carlos Arturo Donado, su señora Aracelly, su hija; Antonio José Montoya, su señora Margarita; Armando Alberto Uscategui, su señora Elena.

A ellos nuestras felicitaciones, a sus familias la gratitud por haberles dado apoyo en esta tarea con vinculación con la Fuerza Pública.

Si hay algo bien importante en Colombia hoy, es interpretar cabalmente la consecuencia del valor de la solidaridad incorporado en nuestra Constitución. Ese solo texto, ese solo preámbulo de nuestra Constitución, se debería entender como la obligación de cada ciudadano en nombre de la solidaridad y del ejercicio del Estado Social de Derecho, de cooperar con las instituciones de la República que tienen la obligación de dar paz y tranquilidad a toda Colombia.

Nosotros entendemos que no se necesita ley, que no se necesita decreto, que basta con leer el texto constitucional para entender que nuestra vinculación a la sociedad colombiana nos exige el cumplimiento de unas obligaciones para poder gozar unos derechos, la obligación de apoyar a la Fuerza Pública permanentemente como contrapartida fundamental para poder disfrutar el derecho de la seguridad.

En este Gobierno hemos aumentado la Fuerza Pública en 130 mil hombres. En muchas partes del país hemos mejorado el control territorial, ha habido una notoria disminución de la violencia, pero también tengo que reconocer con tristeza que todavía se presentan hechos graves que lamentar como los que en el día de ayer afectaron el departamento de Norte de Santander, donde acabamos de crear la Brigada 30 en Cúcuta, territorio en el cual el 4 de enero estará trabajando una nueva Brigada Móvil que ya ha sido activada.

Territorio que tenía una paz artificial e ilegitima, derivada de la presencia paramilitar y que ahora con la desmovilización de los paramilitares se han sentido estos peligrosísimos rebrotes de la guerrilla que tenemos que enfrentar como es debido en el Estado de Leyes, a través del único instrumento legítimo en el Estado de Leyes que es: la Fuerza Institucional del Estado, nuestro Ejército, nuestra Policía.

Desde esta base de la Fuerza Aérea en Barranquilla, hago llegar mi saludo al pueblo nortesantandereano.

Quiero expresarle al pueblo nortesantandereano nuestro compromiso: hemos tenido muchas dificultades, se desmovilizaron los paramilitares del Catatumbo y hemos sentido esta arremetida guerrillera, pero con la única arma valida del Estado de Leyes, la institución constitucional, nuestra Fuerza Pública, vamos trabajar sin desmayos hasta devolverle a Norte de Santander completamente la paz. Por eso hemos dado pasos como la creación de la creación de la nueva Brigada 30 con sede en Cúcuta y la Brigada Móvil ya activada que entrará a operar en el Catatumbo a partir del 4 de enero.

Hemos avanzado en muchas partes del país. Barranquilla muestra una gran disminución en todos los delitos, lo mismo el departamento del Atlántico. Claro que debo anotar que en disminución fue mejor, en el lado de homicidios, el primer semestre en Barranquilla, que este segundo semestre y eso nos obliga a estar ajustando, porque si bien la ciudad tiene uno o quizá el nivel más bajo de homicidios en el país por cada 100 mil habitantes, de todas maneras estamos obligados a hacerlo descender todavía muchísimo más. Ojalá que la ciudad llegara a cero asesinatos.

Y hemos visto también un gran descenso de otros delitos de gran impacto social en la ciudad y en el Atlántico.

Prácticamente la eliminación del secuestro, la eliminación del terrorismo, la disminución de delitos de gran impacto social como el robo de vehículos, el robo de motos, el hurto a residencias, etcétera. Pero no nos podemos confiar, mientras el terrorismo esté vivo su capacidad de hacer daño no se puede subestimar, en cualquier momento golpea a la sociedad como lo sentimos ayer en Norte de Santander.

Y no obstante que hemos aumentado en 130 mil los integrantes de nuestra Fuerza Pública, que estamos haciendo mejores esfuerzos para dotarla de mejores embarcaciones en los ríos, de más aviones de combate –como los 25 que acaban de comprarse al Brasil-, de más helicópteros de combate y de transporte, de más tecnología, todavía falta mucho para una Nación con un territorio tan extenso: un millón 164 mil kilómetros cuadrados, con una geografía tan diversa, con tantas posibilidades para el terrorismo como la circunstancia bondadosa para la ecología de que todavía Colombia preserva 578 mil kilómetros en selva.

Todo esto nos produce una reflexión: es necesaria la Fuerza Pública pero con ella no basta, se requiere el acompañamiento de la ciudadanía a la Fuerza Pública. Todos los ciudadanos de bien deben ser acompañantes de la Fuerza Pública, el país no puede permitir que en unas regiones la ciudadanía tenga que estar acribillada por la guerrilla y en otras regiones –supuestamente- defendida y de manera ilegítima, por los paramilitares.

En lugar de guerrilla y en lugar de paramilitares, en lugar de sometimiento ciudadano a guerrilla o a paramilitares, lo que requerimos es apoyo ciudadano a la Fuerza Pública. Por eso, me complace mucho poder invitar a mis compatriotas todos, a que cada uno sea un cooperante y un acompañante a la Fuerza Pública y hacerlo aquí, en presencia de unas familias tan importantes de Barranquilla, que han venido a acompañar a sus esposos o padres o parientes –en esta ceremonia de ascensos donde obtienen un grado más como oficiales de reserva del Ejército, como oficiales de reserva de la Armada. Ojalá cada colombiano se convirtiera en un oficial de reserva de alguna de las Fuerzas-.

Necesitamos que cada colombiano sea un civil comprometido en la cooperación con la Fuerza Pública para obtener ese valor superior de la sociedad, ese bien jurídico colectivo, que es la tranquilidad, que es la paz. Y, y siendo eso lo necesario, lo ideal también es que cada ciudadano pueda enrolarse como un oficial de la reserva de la Fuerza Pública.

Muy distinguidos Coroneles y Capitanes: muchas gracias por este buen ejemplo que nos dan todos los colombianos. En la media que el esfuerzo de ustedes, su disciplina para estar combinado su trabajo en la sociedad civil con su apoyo a las Fuerzas Militares, sea una luz que ilumine el camino que debemos seguir muchos colombianos.

La paz es hija de la autoridad y el ejercicio de la autoridad no se impone mientras los ciudadanos no concurran a abandonar la guerrilla a abandonar los paramilitares y a acompañar resueltamente a la Fuerza Pública.

Ustedes son un buen ejemplo para todos los colombianos, muchas felicitaciones y contribuyamos todos a que nuestros compatriotas puedan tener una navidad y un año nuevo feliz y que el año 2006 sea un año de más avances para que Colombia gane definitivamente la tranquilidad, que es hija de la seguridad y de la autoridad y que es el camino para la reconciliación.

Muchas felicitaciones y muchas gracias.

 
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