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EVALUACIÓN DE LOS CONSEJOS COMUNALES DE GOBIERNO
Enero 29 de 2005 (Cúcuta – Norte de Santander)

Compatriotas:

Quiero darles un saludo lleno de afecto. Siempre es grato visitar esta tierra, estrechar la mano de ustedes. Siempre es grato estar a toda hora con la posibilidad de imaginar, discutir, concebir –en compañía de ustedes- alguna solución para tantos problemas de esta querida tierra. Siempre es grato constatar permanentemente el talento de ustedes, su patriotismo, su civismo.

Yo propondría que estas dos horitas las utilizáramos como un mecanismo dinámico para examinar en qué vamos bien y dónde tenemos problemas y qué podemos ir resolviendo.

El tema del crédito, que tantas vueltas ha dado y que por fin parece concretarse, hemos tenido siempre la mejor voluntad, pero un día ha aparecido un obstáculo, otro día otro obstáculo.

Después de una de las últimas reuniones comunitarias en Cúcuta, donde yo tenía la convicción sobre la conveniencia de que el Gobierno pagara por lo menos durante un año el costo de los parafiscales al comercio de Cúcuta con la obligación de garantizar el empleo, se me dijo que no lo permitía el texto legal, que el texto legal solamente permitía subsidiar nuevos empleos, no la sostenibilidad de los empleos que ya estaban creados.

Entonces a eso se le buscó una opción, la otra, y finalmente se encontró la alternativa de este crédito, que quedó incorporada en un documento CONPES que esta semana acogió ya definitivamente BANCOLDEX y que el ministro de Comercio (Jorge Humberto Botero) puede resumir.

El otro tema es el tema de la internación de vehículos usados. Ahí tenemos dos realidades. Una realidad: los tratados de comercio, donde Colombia ha asumido una posición contraria a la autorización de la importación de vehículos usados. Y otra cosa es la relación de frontera, que la tenemos que entender.

En la relación de frontera ha que ser muy claro. Muchas veces desde el interior no apreciamos lo que son las costumbres centenarias de las fronteras, las desconocemos. Los vehículos deberían transitar libres por todo el mundo y el impuesto se los debía cobrar en la gasolina. Ese es el ideal. Uno no puede gastar el tiempo que tiene que gastar en restringir bandidos para dedicárselo a restringir vehículos. Pero tenemos, de todas maneras, unas limitaciones legales.

Si ustedes me dijeran a mi: ¿de qué opinión participo yo?’, participo de la opinión que me han trasmitido los congresistas y el Gobernador de Norte de Santander. Pero como tenemos unas restricciones legales y unos acuerdos de comercio, la flexibilidad nuestra tiene límites, pero creo que el anuncio que va a hacer el ministro Botero constituye algún avance en esa materia frente a las decisiones recientes.

En el tema de infraestructura me parece de la mayor importancia no sólo mirar las obras cuyos contratos ya están adjudicados, sino mirar otras cositas. Mirar cómo vamos a poner por lo menos transitable la carretera de Cúcuta que cruza a Cubará y que debe llegar a Arauca. Yo diría que podríamos trabajarla en tres etapas.

Una etapa ahora con unos recursos de emergencia, hay un aporte del Gobierno Nacional, otro aporte de Norte de Santander, estamos pidiéndole otro aporte a Arauca, a las petroleras.

Una segunda etapa el año entrante con otro poquito y un trabajo para quede en el próximo Plan cuatrienal de Desarrollo, la configuración y pavimentación ya total de la vía. Por lo menos por ahora ponerla transitable.

Allí hay otro tema muy importante que es que este departamento tiene una gran posibilidad de carbón, presente y futura. Debe tener todas las alternativas de salida. Que el carbón salga –como históricamente ha salido- por el lago de la hermana República de Venezuela, que busque el río Magdalena, a lo cual tiene que ayudar enormemente lo que empieza a hacerse ya que está contratada la obra, de la carretera a Ocaña; lo que se está haciendo de Gamarra – Acapulco; lo que nos aprobó el Congreso cuando empezó este Gobierno que es la exención tributaria para las embarcaciones de bajo calado en el río Magdalena; la activación de las navieras, etcétera. Creo que eso tiene que ayudar.

Ahí se está discutiendo otro tema al cual se va a referir el Ministro, yo le he pedido que procedamos con mucha prudencia porque ustedes saben que tenemos dos dificultades: primero, la situación fiscal de la Nación que sigue siendo muy difícil. Y segundo, dificultad para el Gobierno, oportunidad para los carboneros, que el carbón está en unos precios históricos afortunadamente buenos en este momento.

Y miramos otros temas. El Gobernador y Carlos Celis me venían hablando ahora en el avión del tema de saneamiento básico, quisiera escucharlos también. Tenemos unos recursos para este año, no muchos. Lo otro tenemos que empezar a buscarlos cuidadosamente en los próximos presupuestos.

Este es un Gobierno que vive permanentemente de cara a la comunidad, tiene que ser tiene que ser un Gobierno muy responsable y muy dinámico en gestión, de muy buena disposición, de muy buena voluntad, pero muy cuidadoso en promesas.

Porque el esfuerzo que hemos hecho a lo largo de estos dos años y medio de Gobierno de estar permanentemente de cara a la comunidad, busca construir credibilidad en las instituciones democráticas. Y si en este diálogo el Gobierno se lanza en promesas que después no se cumplen, se crea muchas dificultades de credibilidad.

Uno de los primeros problemas que encontramos acá, fue el problema del acueducto. Creo que se ha superado bastante, ha habido unos acuerdos excelentes con la misma organización sindical, que honran –diría yo- al país y a unas buenas perspectivas. Me han hecho el reclamo de que no ha funcionado la veeduría comunitaria, yo quisiera que esta misma tarde quedara instalada para no entrar a aplazarla más y a discutirla, sino que esta misma tarde instaláramos la veeduría comunitaria.

Y voy a pedir una cosa: que haya de inmediato una veeduría comunitaria sobre todas las obras de infraestructura.

Le decía al Ministro de Obras Públicas (Andrés Uriel Gallego): los Ministros y el Presidente en este Gobierno le han tendido que dar la cara a la comunidad a toda hora, también se la van a tener que dar los contratistas y los interventores. Todos los que estamos cumpliendo deberes frente a las comunidades tenemos que exponernos permanentemente al control cívico y político de la comunidad.

Entonces rogaría que instalemos esas veedurías comunitarias y que permanentemente haya un informe aquí de los medios de comunicación de cómo van esas obras. Y que los contratistas den la cara permanentemente. Y que los interventores den la cara permanentemente, así como la da el Gobierno, para que estas obras nos marchen bien. Porque ustedes saben que se hizo una adjudicación importante –como lo dice el Gobernador-, cuantiosa, los contratos están debidamente perfeccionados, las órdenes de iniciación de obras están dadas.

Hay otro tema de frontera al cual me quiero referir. Hay que entender las fronteras. Los compatriotas de frontera se sienten tan cómodos en un lado como en otro, es una hermandad natural, histórica. Entonces allí donde la historia no creó barreras, cómo las vamos a imponer por decisiones centralistas. De ninguna manera.

Por eso no tuve problema en decir que se cooperativizaran los Wayúu en La Guajira para la importación de combustible. No tuve problema aquí, en asumir públicamente unas responsabilidades para flexibilizar el tema de los pimpineros. Ojalá se cooperativizaran y eso se pudiera organizar mejor.

No faltaba más que, con los problemas que tenemos, ponernos a maltratar unos ciudadanos que lo que están es bregándose a conseguir, digna y legalmente, su modo de vida. Hay que organizar. Creo que la organización que se dio con la cooperativa en La Guajira es una organización muy buena que puede servir para replicarla acá.

Cuando la hermana República Bolivariana de Venezuela tuvo dificultades de suministro de combustible, de manera muy elemental yo dije: ‘véndanle todo el que necesite, no obstante las dificultades nuestras’, porque Colombia es un país con declinación en producción de petróleo.

Con la canasta familiar hay que dar el mismo tratamiento. Por épocas a unos ciudadanos les cuesta menos del lado de la frontera donde viven y por épocas les es benéfico ir al otro lado, etcétera, y en eso los gobiernos tiene que ser respetuosos. Una cosa es la canasta familiar y otra cosa es el contrabando. Entonces hay que entender estas situaciones. Lo acabo de repetir en Arauca: el Gobierno no puede ponerse a obstaculizar esa manera como los ciudadanos que viven en las fronteras entienden la vida cotidiana”.

 
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