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¡NO DEBE HABER CARTAS OCULTAS!
Junio 2 de 2005 (Bogotá, Cundinamarca)
  • ¡En Colombia puede haber zonas para adelantar la paz, pero no puede haber paraísos de impunidad!
  • ¡ La paz no nace de la complicidad de las instituciones con los terroristas! ¡La paz no nace de consentir terroristas! ¡La paz nace del ejercicio firme de autoridad!
  • La Ley de Justicia y Paz no se preocupa solamente por la reconciliación. Se preocupa –por primera vez en una ley de paz en Colombia- por la justicia y la reparación a las víctimas.
  • Esta ley se debe aplicar por igual a guerrilleros o a paramilitares. El sufrimiento de los colombianos es igual cuando el delito lo comete el guerrillero, que cuando el delito lo comete el paramilitar.
  • Esta ley no acepta la conexidad del llamado delito político con delitos como el narcotráfico, con delitos de lesa humanidad. Pero eso no es de ahora. Las dudas que se han lanzado son infundadas. ¿Por qué? Porque desde que Colombia adhirió a la Convención de Viena, incorporó a su ordenamiento jurídico el principio de que para el narcotráfico y los delitos de lesa humanidad no se puede alegar conexidad con los llamados delitos políticos.
  • La instrucción a los integrantes de mi Gobierno es que ese tema, como todos los temas de la ley, se discuta ampliamente, de cara al pueblo. ¡Que nada quede oculto, que reconozcamos de buena fe las dificultades de un proceso de esta naturaleza!
  • Se ha dicho que este señor (Diego Murillo Bejarano, alias Don Berna) era narcotraficante antes de ser paramilitar. ¿Por qué eso no se aclaró a tiempo? Este Gobierno lo encontró liderando los grupos paramilitares.
  • ¿Qué pasó con él, antaño? Que se le diga al país claramente, si las instituciones, si los gobiernos tuvieron o no complicidad con él en el pasado, para perseguir otro grupo narcotraficante.
  • A los Gobiernos hay que juzgarlos por los resultados. ¡Yo tengo la autoridad moral de no haber permitido, de no haber auspiciado, ninguna alianza con grupos terroristas para combatir otros grupos terroristas!

Resultados de una política

Cuando este Gobierno empezó, Colombia tenía casi 30 mil homicidios por año, este año van 6.686. Con cinco meses causados del año se nota una enorme tendencia de disminución. Quisiéramos poderle decir a la Patria que aquí no hay asesinatos, pero de todas maneras se ve una gran tasa de descenso.

Cuando este Gobierno inició, en la Patria asesinaban a 66 conciudadanos por cada 100 mil habitantes. Este año van 15 por cada 100 mil habitantes. Confiamos que se consolide y profundice más este descenso.

Colombia tuvo años en los cuales asesinaban 168 integrantes de las organizaciones sindicales. Este año van 3. Quisiéramos rápidamente decir que no han asesinado uno solo. Este año, también va una gran reducción en el asesinado de periodistas y en el asesinato de maestros.

Nos preocupa lo que ha ocurrido recientemente con los Concejales de Puerto Rico en el departamento de Caquetá.

Allí, como en muchas partes de Colombia tenemos que hacer esfuerzos superiores. Cuando este Gobierno empezó casi 400 alcaldes de la Patria, elegidos popularmente, no podían ejercer sus funciones. Estaban por allí escondidos y arrinconados por las amenazas de los terroristas. Hoy, salvo uno o dos casos, todos ejercen libremente sus tareas bajo la protección de la Fuerza Pública.

Pero General Castro, apreciados oficiales, mis compatriotas, todos de la Policía: vamos a aumentar nuestros esfuerzos para proteger más eficazmente a los Concejales.

Cuando este Gobierno inició, en la Patria secuestraban 3.050 personas al año. Este año van 280 secuestros, casi en la mitad del año. Solamente en relación con el año pasado, hemos tenido una disminución del 61.1 por ciento.

Cada domingo hay elecciones en los municipios. Esos candidatos tienen hoy las garantías que no tenían. Una Fuerza Pública que ha facilitado que las ideas en Colombia se expresen libremente. Una Fuerza Pública que ha seguido al pie de la letra la instrucción que me he permitido dar como Presidente, de que se proteja por igual al político más comprometido con las tesis de gobierno y al político más resuelto a adelantar tareas de oposición. ¡Eso enaltece la democracia!

Por eso, esta seguridad que estamos mejorando para los colombianos merece el título y merece la denominación de Seguridad Democrática.

Operativo de Santa Fe Ralito

La semana pasada la Policía Nacional, teniendo al frente al señor General Castro Castro ingresó a la zona de ubicación de Santa Fe Ralito, siguiendo instrucciones impartidas por el Presidente de la República.

Los resultados están a la vista. Lo más importante es que ese procedimiento ha posibilitado unas desmovilizaciones y a medida que se concreten el país valorará ese procedimiento.

Ese procedimiento permitió que se entienda que los procesos de paz no son para ganar tiempo a favor de la acción de los criminales, sino para desmovilizar a todos los que tengan sincero arrepentimiento y ganar un gran avance a favor de la tranquilidad de Colombia.

El ingreso la semana pasada de la Fuerza Pública, de la Policía a la zona de ubicación de Santa Fe Ralito, demostró un compromiso de este Gobierno: ¡En Colombia puede haber zonas para adelantar la paz, pero en Colombia no puede haber paraísos de impunidad!

¡En Colombia puede haber zonas para adelantar la paz, pero en Colombia no puede haber zonas donde se excluya la presencia de la Fuerza Pública, donde se excluya la presencia de la Fiscalía, donde se excluya la presencia de la instituciones democráticas de nuestro Estado!

Este Gobierno facilita procesos de paz, pero la diferencia con anteriores eventos de la vida nacional, la marca la circunstancia de que para este Gobierno los procesos de paz tienen que ser procesos de paz seriamente practicados como procesos de paz y no simplemente procesos de fortalecimiento de criminales.

Ley de justicia y paz

Hoy se discute la Ley que se llama de instrumentos de Justicia y Paz. Por supuesto que es una ley controversial, se ha venido discutiendo desde que este Gobierno la anunció.

Quiero repetir a todos mis compatriotas, congregados esta mañana en la Escuela de Policía General Santander y por su conducto a todos nuestros compatriotas que, el eje principal de nuestra política de paz es la política de autoridad, la política de Seguridad Democrática.

¡Nosotros creemos que la paz nace del ejercicio firme de la autoridad!

¡Nosotros creemos que la paz nace del convencimiento del pueblo de que hay unas instituciones resueltas a derrotar al terrorismo, que hay un Presidente, unos ministros, unos altos mandos, un Fiscal, una administración de justicia, todos resueltos a derrotar el terrorismo!

¡La paz no nace de la complicidad de las instituciones con los terroristas! ¡La paz no nace de consentir terroristas! ¡La paz nace del ejercicio firme de autoridad!

Y hay temas bastante discutibles en esa Ley, pero repito:

1. A diferencia del pasado, esta Ley no se preocupa solamente por la reconciliación, se preocupa –por primera vez, una ley de paz en Colombia- por la justicia y por la reparación a las víctimas.

En el pasado sólo importaba desmovilizar a los terroristas y se hacía a un lado el interés por la justicia y se hacía a un lado el interés por la reparación de las víctimas.

2. Esta ley es clara en que no puede haber amnistía ni indulto para aquellos que hayan cometido delitos atroces, sean guerrilleros o paramilitares.

3. Esta ley se debe aplicar por igual a guerrilleros o a paramilitares. No es bueno que algunos sectores de opinión, que algunos líderes de opinión, sigan acariciando la esperanza de que a los unos, hay que pasarlos por la guillotina, y a los otros hay que darles perdón total, contraviniendo la Constitución y las leyes. El sufrimiento de los colombianos es igual cuando el delito lo comete el guerrillero, que cuando el delito lo comete el paramilitar.

4. Esta ley no acepta la conexidad del llamado delito político con delitos como el narcotráfico, con delitos de lesa humanidad. Pero eso no es de ahora. Las dudas que se han lanzado son infundadas. ¿Por qué? Porque desde que Colombia adhirió a la Convención de Viena, incorporó a su ordenamiento jurídico el principio de que para el narcotráfico y los delitos de lesa humanidad no se puede alegar conexidad con los llamados delitos políticos.

Zona gris

Infortunadamente todos los terroristas, guerrilleros y paramilitares, se han involucrado en el narcotráfico. Eso obliga a que un proceso de paz no pueda ignorar esas circunstancias. Lo que ha dicho la ley es que, serán beneficiarios de este proceso, que serán elegibles para los beneficios de reducción de penas, aquellos que hayan tenido como objeto principal de su actividad delincuencial la guerrilla o el paramilitarismo. No aquellos que hayan tenido como objeto principal de su actividad el narcotráfico.

¡Pero miren qué tema tan difícil! Porque, una cosa es decir que no se haya tenido por actividad principal el narcotráfico y otra es tener que reconocer que guerrilleros o paramilitares han estado involucrados en el narcotráfico.

Ahí aparece una zona gris que no podemos ocultar, una zona a la que nos llevó esta degeneración de la violencia, tantos años de debilidad. Una zona que tenemos que encarar claramente ante el pueblo colombiano. Un tema que tenemos que proponer a la justicia que en el debido momento nos ayude a resolver.

Y se discuten otros puntos. Por ejemplo, se plantea el tema: ¿si alguien cometió un delito de narcotráfico antes y después participó en un grupo paramilitar o guerrillero? Eso tiene de lo uno y de lo otro.

Este Gobierno ha demostrado que tiene toda la determinación de derrotar el narcotráfico. Ahí están nuestras cifras de extradiciones. Aquí eran intocables algunos carteles como el cartel del norte del Valle del Cauca. Hoy, los que no están extraditados, están buscando escondite en la clandestinidad.

¡Este Gobierno ha practicado el principio de que no permite que aparezcan narcotraficantes a simular de guerrilleros o a simular de paramilitares!

Y ahí aparece otro problema: ¿si alguien cometió un delito de narcotráfico y después participó en acciones guerrilleras o paramilitares? Es un tema que se debe discutir ampliamente.

¡No debe haber cartas ocultas! He estado acostumbrado a lo largo de mi vida política de discutir todos temas fáciles o difíciles de cara al pueblo, a plena luz del día.

La instrucción a los integrantes de mi Gobierno es que ese tema, como todos los temas de la ley, se discuta ampliamente, de cara al pueblo, que las plenarias del Senado y de la Cámara sean tan transparentes como las Comisiones. ¡Que nada quede oculto, que reconozcamos de buena fe las dificultades de un proceso de esta naturaleza!

Y la propuesta es: que por delitos anteriores, como delito del narcotráfico, no se concedan beneficios, pero que, si la persona participó de veras, no simuladamente, en un grupo paramilitar o en un grupo guerrillero, por los delitos cometidos durante la permanencia en ese grupo y en razón de esa permanencia, la persona sea elegible para el proceso.

Que se explique claramente, a la luz del país. Por ejemplo, este señor que está ahora recluido a órdenes de la justicia, que está ahora asegurado por la Policía, de apellidos Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, se ha dicho ampliamente que era narcotraficante antes de ser paramilitar. ¿Por qué eso no se aclaró a tiempo? Este Gobierno lo encontró liderando los grupos paramilitares. Por ejemplo, esa desmovilización de Medellín, de más de mil paramilitares –que tanto ha contribuido a reducir el homicidio en esa ciudad-, esa desmovilización, en parte, fue liderada por él, que ahora se ha comprometido –como resultado de los operativos de la semana pasada- a desmovilizar gran cantidad de integrantes del paramilitarismo que dependen de él.

Miren los problemas que tenemos. Lo encontramos como paramilitar, hemos trabajado procesos de desmovilización de grupos que ha dirigido él y que son paramilitares y también está incurso en narcotráfico.

Otro aspecto importante que se debería dilucidar, es: ¿qué pasó con él, antaño? Que se le diga al país claramente, si las instituciones, si los gobiernos tuvieron o no complicidad con él en el pasado, para perseguir otro grupo narcotraficante.

Y hago esa pregunta con una autoridad moral. ¡Este Gobierno, yo como Presidente de Colombia, nos hemos propuesto –con la Fuerza Pública- derrotar a los terroristas, sin aliarnos con otros terroristas!

De acuerdo con mis adversarios, bien podría haber hecho una alianza clandestina con el paramilitarismo para derrotar a la guerrilla. ¡Yo no nací para esas clandestinidades! ¡Yo soy combatiente, lleno de defectos como toda obra humana, pero combato de frente!

La instrucción que se le ha dado a las instituciones de Colombia es derrotar por igual a guerrilleros y a paramilitares. ¡Sino, que vean las cifras!

Cuando aquí no se perseguía al paramilitarismo, cuando nos entregaron a nosotros una fuerza crecidísima de paramilitares, en este Gobierno casi 10 mil paramilitares han sido puestos presos y hasta hace poco, iban dados de baja más de 1.182 paramilitares.

A los Gobiernos hay que juzgarlos por los resultados. ¡Yo tengo la autoridad moral de no haber permitido, de no haber auspiciado ninguna alianza con grupos terroristas para combatir otros grupos terroristas!

Es bueno, pues, que se escudriñe y que se haga claridad, a ver si el narcotraficante ‘Don Berna’, a quien nosotros encontramos cuando empezó el Gobierno como uno de los más poderosos líderes del paramilitarismo, cuya captura ordenamos la semana pasada a la Policía Nacional, de cara al país, quien ante esa presión tomó una decisión de entregarse a las autoridades, a quien el Gobierno claramente, francamente, de cara al país, aceptó concederle el beneficio de desmovilizado.

Ese señor ‘Don Berna’, que hoy está a órdenes de la justicia, desmovilizado sí –porque no quiero mentirle un ápice al pueblo colombiano- pero asegurado por la Policía, es bueno decirle al país qué alianzas se tuvieron con él en el pasado para derrotar otros grupos de narcotraficantes.

Y regresando al tema de la Ley, déjenme decir de manera clara, que este Gobierno no puede saber de escondite, que lo que se hable sobre una ley de esas, dentro de cuatro paredes, se debe hablar ante todos los colombianos sin noción de encierro, paladina y claramente. Por eso invito a que el debate continúe, mirando la mejor conveniencia nacional.

A alguien le dije: ‘¡claro que yo habría preferido, la semana pasada, que la presión militar sobre Murillo Bejarano hubiera terminado con su aprehensión física, pero como terminó, terminó bien, no siendo lo ideal’. ¿Por qué terminó bien? Porque se pudo demostrar el imperio de la Ley en la zona de paz, el imperio de las autoridades en la zona de paz. Se pudo demostrar el imperio de la justicia y el acatamiento del Gobierno y de la Policía a las órdenes de la justicia.

Y hubo el compromiso –que el Comisionado empieza a ejecutar- de desmovilizar todas esas estructuras paramilitares. Porque lo digo sin jactancia: ¡procesos de paz sí, pero para que se desmovilicen!, ¡procesos de paz sí, pero para que Colombia gane tranquilidad!

Los procesos de paz no son perfectos, pero cuando hay buena fe, hay que tramitar los procesos de paz. Lo dice quien ha creído con su actitud, dar un ejemplo en materia de autoridad firme.

 
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