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XXX CONFERENCIA DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE ARBITRAJE COMERCIAL Y XXXIV CONSEJO DIRECTIVO DE LA ASOCIACIÓN IBEROAMERICANA DE CÁMARAS DE COMERCIO
Mayo 16 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Es muy grato acudir a este XXXIV Consejo Directivo de la Asociación Iberoamericana de Cámaras de Comercio con un tema tan importante como el que convoca: el tema de los acuerdos entre los sectores público y privado, el tema del arbitraje, el tema de la conciliación.

Las cámaras de comercio, como claramente lo identifica la Cámara de Comercio de esta ciudad –que es una Cámara de Comercio de excelencia-, han dado ejemplo en aquello de promover la integración entre el sector público y el sector privado, todo en función del interés general.

Es bien importante que el interés general sea el eje de esa convocatoria.

América Latina la dividen, ahora, entre democracias de izquierda y democracias de derecha. División que va a hacer muchísimo daño, porque empieza a producir fenómenos de polarización, como aquellos que trataron de hacer un inmenso daño en la elección del Secretario General de la OEA y que pudimos evitar.

Esa calificación hay que corregirla. Esa distinción entre izquierda y derecha es obsoleta, corresponde al período de las dictaduras. Pero, superadas las dictaduras, aceptada la regla democrática, comprometidos todos con la Carta Democrática, hay que examinar ahora esas democracias a la luz de diferentes parámetros.

Hay que preguntarse qué debe caracterizar esas democracias y, en función de esos parámetros, si esas democracias son progresistas o retardatarias, si son institucionales o caudillistas.

Ustedes, distinguidos visitantes, encuentran una Colombia ávida de reconquistar confianza para invertir en este territorio. Ávida de reconquistar confianza para trabajar en este territorio, de reconquistar confianza para que las nuevas generaciones puedan vivir felices en este territorio. Y esa Colombia está trabajando para profundizar una democracia progresista e institucional.

Cuando he dicho que debe quedar atrás esa clasificación entre democracias de izquierda y de derecha en el Continente, que finalmente no tiene consecuencias en los resultados sociales y económicos pero sí en la polarización política, lo he dicho porque lo que estamos proponiendo al Continente, dejada atrás la época de las dictaduras, es que examinemos nuestra democracia alrededor de estos cinco parámetros: la seguridad, las libertades públicas, la transparencia, la cohesión social y la independencia institucional.

Y que eso sea lo que defina el grado institucional o personalista de nuestras democracias, su ubicación como democracias progresistas o retardatarias.

Déjenme referir a la ubicación de Colombia frente a esos cinco parámetros.

En materia de seguridad. Hemos venido haciendo un gran esfuerzo, con un concepto democrático de seguridad para recuperar aquí, plenamente, la seguridad para todos: para los amigos del Gobierno y para los críticos del Gobierno. La seguridad, para los candidatos de partidos tradicionales y para los candidatos de partidos alternativos. La seguridad, para los líderes empresariales y para los trabajadores. La seguridad, para quienes defienden el orden establecido y para sus críticos.

Por eso, la seguridad nuestra no es la seguridad nacional que recorrió el Continente hace algunas décadas y que se utilizó para maltratar el disenso, sino una seguridad profundamente democrática, para ayudar a unir esta Nación dentro de la diversidad, para que el debate sea fraterno.

Si bien nos falta mucho en resultados, logramos ya avanzar bastante. En el 2003, se presentó un descenso del 20 por ciento en homicidios; en el 2004, un nuevo descenso en homicidios del 15 por ciento y este año, llevamos un descenso de homicidios del 24 por ciento.

En secuestros, en el 2003, presentamos una reducción del 27 por ciento; en el 2004, del 34 por ciento. Este año el secuestro extorsivo, nuevamente se ha reducido en Colombia por encima del 60 por ciento.

Hay un tema del cual temo hablar, porque cruzo los dedos y hago fuerza, pero en lo que va corrido este año, en la ciudad de Bogotá no se ha presentado un solo caso de secuestro extorsivo.

Hemos disminuido sustancialmente masacres y actos de terrorismo. ¡Falta mucho!

Ayer era el día del maestro en Colombia. Yo refería a mis compatriotas unas palabras, destacando la valiosa misión que en la sociedad cumplen los maestros y les dije que quisiera dar el reporte de que no hay asesinatos de maestros en Colombia, todavía se presentan infortunadamente, pero en lo acumulado de este año, en relación con el anterior, el descenso es del 50 por ciento.

Seguridad Democrática, como primer parámetro para calificar una democracia como progresista o retardataria.

En segundo lugar, el tema de la cohesión social. Visionando a Colombia en el corto plazo, la encontramos en dos sectores: el 48 por ciento y el 52 por ciento.

El 52 por ciento de Colombia vive en pobreza. Cuando este Gobierno empezó, la pobreza alcanzaba el 59 por ciento. La meta, en un documento de visión de largo plazo que se llama “Colombia Segundo Centenario”, es reducir esa pobreza al 5 por ciento. La hemos podido reducir del 59 al 52 por ciento, pero es muy alta.

Estamos haciendo todos los esfuerzos para derrotar esa pobreza, para construir cohesión social en medio de muchas dificultades, de un endeudamiento que estuvo en el 56 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto), hoy está en el 47 por ciento. De un déficit fiscal que estuvo en el 4,2 por ciento del PIB. Confiamos que este año no supere el 2.5 por ciento.

Lo que hay que preguntarse es, ¿cuál es la causa de esa pobreza en las últimas décadas en Colombia, el 48 por ciento restante que vive bien, en un modelo social presentable en cualquier parte del mundo?: No.

Por ejemplo, cuando miro la empresa privada colombiana, la empresa privada colombiana está más recargada de impuestos, de obligaciones a la seguridad social, que la empresa privada en algunas de aquellas democracias que se denominan democracias de izquierda. Aquí la empresa privada colombiana cumple una gran tarea social.

Por eso en materia de cohesión social, nosotros reclamamos que a este país se le reconozca como una democracia progresista.

Por ejemplo, en las cotizaciones a salud. En muchas partes de las democracias de izquierda, el trabajador tiene que pagar la totalidad de la cotización, en la nuestra el empresario paga, de los doce puntos, ocho y el trabajador paga cuatro. Todavía es más recargada frente al empresario, la cotización en materia pensional.

La culpa de ese 52 por ciento, en las últimas décadas, la tiene el terrorismo estimulado por la droga y con una complicidad que es la corrupción.

Eso frenó el crecimiento de esta economía, eso expulsó a cuatro millones de colombianos al extranjero, produjo un fenómeno de desplazamiento interno de dos millones, produjo un fenómeno de volcamiento a las grandes ciudades, traducido en la informalidad y en la pobreza; un fenómeno que, como no estuvo aparejado de condiciones de confianza para un crecimiento acelerado y en paralelo del sector privado, se tradujo finalmente en otro resultado: el de pobreza.

En la medida que nosotros derrotemos el terrorismo, derrotemos la corrupción, vamos a avanzar, vamos a acelerar el ritmo de crecimiento, el ritmo de derrota de la pobreza.

Hemos avanzado muchísimo en materia de cohesión social en lo que llamamos las Siete Herramientas de Equidad.

Déjenme referir solamente a una de ellas. En este Gobierno nos propusimos crear un millón 500 mil cupos escolares. A le fecha hemos creado millón 100 mil. Si cumplimos esa meta, todavía quedarán 500 mil niños de la Patria sin acceso a cupos escolares. Y habrá que mostrar una Colombia rápidamente en la que podamos decir: todos los ciudadanos tienen acceso a los años básicos de escolaridad. Total cobertura.

Ese es el instrumento de construcción de equidad menos importante en los discursos, pero más efectivo en la realidad. Ese es el instrumento de construcción de democracia menos importante en la campaña, pero más importante en la construcción social.

Estamos avanzando pues, para construir ese segundo elemento de democracia progresista: el de la cohesión social.

Un tercer elemento: las libertades públicas.

Muchos países con problemas de terrorismo como nosotros, suspendieron las libertades públicas en aras de restablecer la seguridad. Nosotros hemos profundizado las libertades públicas en medio de una lucha de todas las horas contra el terrorismo.

Aquí estamos derrotando el terrorismo, pero queremos hacerlo con eficacia, con observancia de los derechos humanos y con profundo respeto a las libertades públicas.

El Gobierno de Colombia, en esta decisión de derrotar el terrorismo, ha profundizado las libertades públicas.

Garantías eficaces, en lugar de garantías retóricas. En el 2003, este país acudió a las urnas a un referendo. Un referendo complejo -si lo volviera a proponer, si tuviera esa oportunidad, no incluiría tantos puntos, sin un solo punto populista-. En un país con tanta pobreza y ese referendo propuso restricción en salarios oficiales, ese referendo propuso eliminación de privilegios pensionales.

Ese referendo serio, complejo, sin un solo punto populista, viéndolo hoy en retrospectiva, la oposición y la abstención tuvieron más garantías que el mismo Gobierno que lo propuso. No pasó sino un punto.

Al siguiente día se llevó a cabo la elección de alcaldes y gobernadores, octubre de 2003, he dicho que ese día marcó un hito importante en la historia democrática de Colombia. Porque pasamos de las garantías retóricas a las garantías efectivas.

Muchos candidatos de la oposición, de partidos alternativos a los tradicionales, de partidos integrados por miembros de antiguas guerrillas, tuvieron protección efectiva de las instituciones, de la Fuerza Pública, de la política de seguridad del Gobierno. Ganaron limpiamente, el país celebró con júbilo su triunfo y, lo más importante: para construir unidad de Patria, nos hemos dado a la tarea de construir con ellos condiciones de respeto y condiciones de gobernabilidad.

Ahora que estamos en el debate de las garantías, es bien importante que la comunidad internacional sepa adicionalmente que, después de ese referendo y de esas elecciones generales, en Colombia se han llevado a cabo 162 elecciones de alcaldes en diferentes municipios.

No más ayer hubo 10 elecciones de alcaldes en 8 departamentos de Colombia. En todas, con plenas garantías.

Hasta la semana pasada, cuando habíamos acumulado 152 elecciones, con las de ayer son 162, hasta la semana pasada de los 152 alcaldes elegidos en el último período, 50 corresponden a candidatos de la oposición, con plenas garantías.

Es muy importante que el mundo sepa que nosotros reclamamos el reconocimiento de democracia progresista, porque es una democracia respetuosa de las libertades.

El reconocimiento de democrática a nuestra política de seguridad, porque a medida que hemos avanzado en esta política de lucha contra el terrorismo, hemos profundizado las libertades.

Y hay otro parámetro bien importante –llevamos el de la seguridad, el de la cohesión social, el de las libertades públicas-: el de la transparencia.

Nosotros estamos en una batalla por la derrota de la corrupción. Hoy, en Colombia, antes de abrir una licitación la institución oficial correspondiente debe publicar el prepliego, para evitar que los pliegos de condiciones de ajusten al interés protervo de algún interesado. Las licitaciones se tienen que adjudicar en audiencia pública. Hay un gran espacio para veedurías comunitarias.

Con la Vicepresidencia de la República como líder, estamos trabajando la cultura de la legalidad, la cultura de la eliminación de las trampas.

Hay un punto bien importante allí que tiene que ver con el tema de conciliación, dentro de este parámetro de democracia progresista, que es la transparencia.

En el sector de telecomunicaciones, nosotros encontramos 19 pleitos con inversionistas internacionales. En el sector de infraestructura encontramos casi todas las concesiones viales de primera generación en litigios. Un país lleno de litigios, un país que al recibir a los inversionistas internacionales la primera reacción es involucrarlos en un litigio, es un país que pierde la confianza inversionista, es un país que deja de atraer inversión.

Nos propusimos superar esos litigios. ¿Cómo lo hemos hecho?: a través de la conciliación. Pero no es fácil, porque para conciliar en nuestros países los funcionarios se mueren del pánico de los organismos de control y de la reacción de opinión. Y hay casi que una tendencia automática de la opinión para descalificar la conciliación, no tanto el arbitraje, señalando que esa conciliación ha estado amarrada por la corrupción.

Para poder superar el temor de los funcionarios y para poder superar la suspicacia de opinión, nuestras normas en esos procesos de conciliación han sido las siguientes:

Primero, sometimiento total al ordenamiento jurídico. Segundo, total equidad en las prestaciones de las partes. Y tercero, publicidad en todas las etapas.

Por ejemplo, en cada uno de los acuerdos logrados, antes de perfeccionar ese acuerdo con la contraparte del sector privado, se publica ampliamente el texto del acuerdo para que la opinión y los organismos de control tengan la oportunidad de presentar observaciones.

Y solamente, después de transcurrido ese período de publicación, después de examinadas las observaciones de organismos de control, las observaciones de sectores de opinión, se entra a perfeccionar el acuerdo.

Eso nos ha ayudado muchísimo a crear un clima de opinión y un clima de confianza sobre la necesidad de avanzar en la conciliación. Porque reconozco que los instrumentos del arbitraje y la conciliación, son fundamentales para acelerar el desarrollo económico, para incrementar la confianza inversionista, pero tienen que ajustarse a los ordenamientos jurídicos, tienen que demostrar con la publicidad y con la justicia conmutativa en las prestaciones, que son dignos de confianza de la opinión pública y de los organismos de control.

En este país hemos aprobado una nueva ley de carrera administrativa. 180 mil funcionarios más, empleos públicos, que antes se proveían discrecionalmente de acuerdo con los varones de la política, tienen que someterse hoy al concurso de la carrera.

Antes los maestros se nombraban por recomendación política. Acabamos de realizar el primer concurso para nombrar 60 mil maestros y a ese concurso acudieron 135 mil.

Sabemos que falta mucho en la batalla para derrotar la corrupción, pero lo que no falta es nuestra voluntad para que este país supere definitivamente la corrupción.

Otro elemento para caracterizar una democracia como una democracia progresista, es el de la independencia de instituciones.

La democracia de Colombia es una democracia institucional, no caudillista. La democracia de Colombia es una democracia institucional, no personalista. Hemos avanzado muchísimo en instituciones independientes. Las Alcaldías tienen una independencia importante de las Gobernaciones y de la Presidencia de la República.

Nuestro esfuerzo de construir condiciones de gobernabilidad con alcaldes y gobernadores, sin importar el origen político de su elección, nace de la circunstancia de que ellos tienen una independencia que les da su origen popular, que lo reconoce la Constitución y que debemos respetar el ámbito de sus competencias y que tenemos que construir con ellos gobernabilidad.

El Presidente de Colombia no puede fijar discrecionalmente las tarifas de los servicios públicos, hay comisiones de regulación para fijar esas tarifas. El Presidente de Colombia, aún ni en función de la Seguridad Democrática, puede imponer los programas de televisión, hay una institucionalidad independiente.

Es bien importante para repensar América Latina, mirar cada democracia y preguntarse: ¿esta democracia es personalista o es de instituciones? ¿Esta democracia es caudillista o es de instituciones? Si algo da confianza y debe generar toda la confianza en Colombia, es que esta es una democracia de instituciones.

Hemos hablado, pues, de la seguridad, de la transparencia, de la cohesión social, de las libertades públicas y de las instituciones. Cinco parámetros sobre los cuales los invito a ustedes a reflexionar para abandonar esa tesis que hace boga, que polariza tanto a América Latina, que divide a nuestra democracias entre democracias de izquierda y de derecha, para que a esas democracias les exijamos ser democracias más institucionales y menos caudillistas, democracias más progresistas, de respeto a instituciones y a la cohesión social, que democracias de caprichos personales.

En Colombia, la Constitución, la ley, crea un extraordinario campo para la cooperación permanente entre el sector privado y el sector público. Déjenme mencionar casos de ley y casos de la práctica.

Por ejemplo, la Constitución del 91 permite que la seguridad social no sea un monopolio del Estado en la prestación, que los particulares concurran a prestar seguridad social. Ahí se da un bello espacio de cooperación entre el sector público y el privado, pero el Estado reserva para sí el monopolio de la vigilancia, el monopolio de la sanción, el monopolio de la regulación.

Y qué importante abrir ese espacio de participación al sector privado, porque ahí entramos en un tema ideológico. Algunos dicen que eso es neoliberalismo. Cuán equivocados están también, con ese viejo concepto obsoleto, de pretender dividir estos países entre neoliberales y socialdemócratas, mantenerlos atados a Adam Smith o al burocratismo. Lo que hay que mirar es qué grado de solidaridad se consigue en la integración entre los sectores público y privado.

Y ese caso de la seguridad social es importantísimo, porque ahí se abrió un extraordinario espacio de participación del sector privado sin afectar la solidaridad. Las reglas de solidaridad son las mismas, sea el prestador de seguridad social una entidad privada o una entidad pública.

Hay casos muy importantes, como el de los servicios públicos. En este país, hoy, el sector privado puede concurrir a la prestación de servicios públicos respetando la solidaridad.

En este Gobierno, por ejemplo, encontramos en la Costa Caribe un gran enfrentamiento entre empresas privadas de prestación de servicios públicos y los usuarios. ¿Cuál era el antecedente? Ocho empresas estatales de distribución de energía, que había privatizado con justa razón un Gobierno anterior –que no se llamaba neoliberal, ni le decían neoliberal-, pero las privatizó. Y las privatizó porque encontró en ello un gran camino para superar corrupción y para superar clientelismo y para superar costos burocráticos que demandaban cuantiosas inversiones del Estado que no le llegaban al público.

Es que la solidaridad tiene que definir, no si la entidad es pública o privada, sino si los recursos le llegan al público para garantizar esa solidaridad. Entonces sustituyeron esas empresas estatales por unas empresas privadas. Cuando este Gobierno llegó los usuarios estaban incendiados, los empresarios ya habían tomado la decisión de irse del país. Nosotros, en lugar de polarizar, en lugar de asumir una actitud de defensa a ultranza de la empresa privada o una actitud de solidaridad populista en el discurso con los usuarios, lo que hicimos fue crear unas mesas permanentes de conciliación en La Guajira, en el Magdalena, en los otros departamentos. Y hemos avanzado bastante y no desmayaremos hasta el último día.

Ahí hay un punto muy importante en conciliación: buscar que cuando el sector privado concurra a prestar servicios públicos, permanentemente se trabaje en la búsqueda de entendimiento, con resultados de solidaridad con el sector público, y que el sector público sea un árbitro para tejer el entendimiento entre el proveedor privado del servicio y los usuarios que en la comunidad reciben ese servicio.

Nuestras Cámaras de Comercio son un magnífico ejemplo de concitación para ese acuerdo entre el sector público y el privado. Tendría muchos casos, déjenme referir solamente a uno.

Este año, en 37 ciudades de Colombia haremos las Ferias del Crédito. Para democratizar este país en lo económico nos hemos propuesto ir remontando barreras que impiden el acceso de los sectores populares al crédito.

El microcrédito en Colombia, en este Gobierno, ha crecido en 190 por ciento. Las Cámaras de Comercio han sido fundamentales en una tarea que se ha propuesto el Gobierno de juntar a los aspirantes a crédito, de los sectores de pequeñas y medianas empresas, y a los proveedores de crédito.

El procedimiento ha sido bellísimo. Inicialmente, las Cámaras de Comercio hacen una convocatoria virtual, buscan unir al interesado en la obtención de ese crédito con el posible proveedor del crédito. Después hacemos una evaluación convocada por la respectiva Cámara de Comercio, miramos en qué casos se ha tenido éxito, en cuáles no y empezamos ya con el contacto personal, a través de las Cámaras de Comercio, a buscar superar los obstáculos en los casos que inicialmente no tuvieron éxito.

Es bien importante el tema de la estabilidad en las reglas de juego. Este país ha sido un país de seriedad en las reglas de juego. Y estamos dando otro paso -aquí me acompaña el ministro Jorge Humberto Botero (Comercio, Industria y Turismo)-: el Congreso de Colombia, inicialmente tuvo unas reticencias a un proyecto de ley que autorice al Gobierno a firmar pactos de estabilidad con el sector privado, pero ya se ha aprobado una apelación y confiamos que ese proyecto pueda ser ley en los próximos meses.

Colombia ha firmado ya su primer acuerdo de protección de inversiones con España, que confiamos replicarlo con cuántas naciones debamos adelantar este tema de convenios.

Sepan ustedes que en Colombia hay una gran cultura de respeto a las reglas de juego y que para afianzar esa cultura en decisiones objetivas, estamos avanzando en proyectos como el que autorizará al Gobierno a firmar los pactos de estabilidad con el sector privado.

Y queremos para lo social, para lo económico, para lo democrático, para lo de orden público, que este país trabaje una visión de largo plazo.

El 7 de agosto de 2019, Colombia cumplirá 200 años de vida independiente. Estamos trabajando, para discutirlo con la base del pueblo colombiano, un documento que se llama “Colombia Segundo Centenario”, con unas metas que van de la mano de las Metas del Milenio, muy exigentes en lo social, muy exigentes en nuestra infraestructura de competitividad, muy exigentes en lo económico, muy exigentes en lo ambiental y todo, con un instrumento transversal: el respeto a la democracia pluralista.

Bienvenidos a Colombia, muchas gracias por este esfuerzo académico en nuestro país y muchas gracias a la Cámara de Comercio por esta convocatoria.

 
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