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MACRORRUEDA LATINOAMERICANA DE NEGOCIOS
Mayo 16 de 2005 (Medellín – Antioquia)

Compatriotas:

Quiero en primer lugar felicitar a Medellín por aportarle al país este magnifico Centro de Convenciones. Nos llena de orgullo. Otro motivo para invitar a la comunidad internacional a visitar esta Nación y a vincularse a esta gran ciudad.

Muchas felicitaciones al Municipio, al Idea, a la Federación de Cafeteros, a todos aquellos quienes lo hicieron posible.

En segundo lugar quiero felicitar al ministro Jorge Humberto Botero y al doctor Luis Guillermo Plata, presidente de Proexport, por el empeño en esta tarea de sacar adelante la vocación exportadora de la economía colombiana.

Es la macrorrueda de negocios número nueve. La primera internacional que celebramos en la ciudad de Medellín.

En tercer lugar quiero felicitar a nuestros embajadores en los diversos países hermanos. A nuestro Cónsul en Puerto Rico, por el esfuerzo de la vinculación de este grupo tan importante de empresarios de los países donde ellos dirigen la delegación diplomática de Colombia.

A los empresarios que nos visitan de los diferentes países, un saludo lleno de afecto, y a los empresarios colombianos.

Esta audiencia crece. Hoy son 684 empresarios colombianos y un número superior a 256 empresarios de diferentes países. De 23 países de América Latina, incluyendo México y el Caribe.

Llegan ustedes a una Nación que ha enfrentado con inmenso valor todos los problemas que han querido retrasar su desarrollo. Llegan a una democracia de instituciones, llegan a una democracia de leyes, llegan a una democracia pluralista, a una democracia de empresa privada, a una democracia con responsabilidad social.

En América Latina está haciendo carrera la tesis de que los gobiernos del continente se deben dividir entre gobiernos de derecha y gobiernos de izquierda.

Esa tesis es obsoleta, totalmente inconveniente, y sólo ha servido para dañinas polarizaciones, como la que se presentó recientemente con la elección del Secretario de la OEA, que finalmente pudimos superar.

La clasificación entre gobiernos de derecha o de izquierda, entre actitudes políticas de derecha o izquierda en el continente, era válida en la época de las dictaduras. Pero ahora que todos estamos sometidos a la regla democrática, a la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos, esa clasificación ha quedado rezagada en el tiempo.

Diría que a estas democracias hay que medirlas con unos nuevos parámetros. Hay que preguntar fundamentalmente por cinco condiciones para graduar estas democracias.

Y es muy importante definir alrededor del examen de estas cinco condiciones, si estas democracias son progresistas o retardatarias, si estas democracias son abiertas o cerradas, si estas democracias son unas democracias de horizonte estable e indefinido o unas democracias cortoplacistas, si estas democracias son caudillistas o institucionales, si son personalistas o de instituciones jurídicas, si estas democracias son garantía de estabilidad.

La nuestra, apreciados visitantes, es una democracia institucional, no caudillista. La nuestra es una democracia de largo plazo, no de un efímero día. La nuestra es una democracia de instituciones. La nuestra es una democracia profundamente abierta. La nuestra es una democracia en permanente profundización.

Permítanme proponer esos cinco parámetros, para mirar cómo se deben clasificar las democracias del continente y para invocar, a la luz de esos cinco parámetros, la mayor confianza de todo el continente en la democracia colombiana.

Esos cinco parámetros deben ser a mi juicio la seguridad, las libertades públicas, la cohesión social, la transparencia y las instituciones independientes.

En materia de seguridad hemos emprendido en Colombia lo que llamamos la Seguridad Democrática. Democrática porque es para todos. Para empresarios, para trabajadores, para líderes gremiales, sindicales, para las voces que acompañan al Gobierno, para el disenso. Democracia para la oposición. Seguridad para el conjunto general de la comunidad colombiana.

Y eso marca la diferencia con lo que fuera la doctrina de la seguridad nacional, que se impuso en el continente hace algunas décadas y que produjo estragos. Que se utilizó solamente para la persecución de las voces disidentes.

Nos falta mucho, pero tenemos casos espectaculares de recuperación, como el de Medellín, al que brillante y emotivamente refiriera su Alcalde.

La Patria viene en ese proceso de derrota del terrorismo. Quiero darles a ustedes una tendencia de los últimos tres períodos. En el año 2003 los homicidios se redujeron en un 20 por ciento, en el año 2004 se redujeron en un 15 por ciento, y en lo corrido de este año nuevamente en un 24 por ciento.

Pero en Medellín, respectivamente, las cifras entusiasman todavía más. En el primero de esos años la reducción fue en Medellín del 34 por ciento, en el segundo del 42 y en este año se repite nuevamente ese 42.

Esta ciudad llegó a tener casi 300 asesinatos por 100 mil habitantes y hoy, como lo registra el señor Alcalde, empieza a tener una tasa que compite con las ciudades más seguras del mundo.

El secuestro, que espantó las inversiones, el secuestro que creó tanta pobreza, también lo tenemos que derrotar. En esa tendencia a la que me vengo refiriendo, hemos encontrado tres reducciones del secuestro: la primera del 27 por ciento, la segunda del 34 y una de este año superior al 60 por ciento.

¡Qué importante que podamos derrotar ese flagelo!

Sepan ustedes, apreciados empresarios internacionales, que nuestra decisión es la de derrotar el terrorismo, la de construir una Colombia plenamente segura, como plenamente segura será en poco tiempo esta gran ciudad de Medellín.

El segundo parámetro para medir estas democracias es el parámetro de las libertades públicas.

¡Cómo las hemos profundizado!

En muchos países del continente, con el pretexto de luchar contra el terrorismo, se cercenaron las libertades públicas, se les suprimió temporalmente. Nosotros las hemos profundizado. Aquí hay plena libertad de prensa. Hay libertad para expresarse en cualquiera de las direcciones de la ideología.

Nuestra democracia la hemos profundizado. Nosotros hemos hecho ese empalme entre la seguridad y la profundización democrática que requiere la seguridad, no para ponerle un costo a las libertades, sino para el beneficio de las libertades.

En el año 2003 realizamos un referendo propuesto por el Gobierno, complejo, de muchísimos puntos, un referendo sin un solo punto populista para una nación con tanta pobreza. Y tuvieron plenas garantías opositores y abstencionistas. Plenas garantías no, aun más garantías que el propio Gobierno que lo propuso.

Al siguiente día se realizaron elecciones para alcaldes y gobernadores en Colombia. Diría que ese evento electoral produjo un hito que vale la pena reconocerlo: el país pasó de una tradición de garantías retóricas en materia democrática, a un evento de garantías efectivas.

En ocasiones anteriores, candidatos de partidos alternativos a los tradicionales, candidatos de partidos provenientes de antiguas guerrillas, movimientos iconoclastas y contestatarios, no se atrevían a presentar sus candidatos por temor a que los mataran.

En nombre de la Seguridad Democrática, con el propósito de profundizar las libertades, el país dio ese día un espectáculo sin antecedentes. Muchos candidatos se presentaron de todos esos partidos, fueron protegidos eficazmente por las fuerzas institucionales del Estado. Ganaron alcaldías, ganaron gobernaciones, y con ellos hemos construido unos espacios de respeto y de gobernabilidad, para ir urdiendo la unidad de la Patria.

En el 2004 y en lo que va corrido de 2005, en Colombia se han realizado 162 elecciones de alcaldes. Ayer tuvimos elección de alcaldes en 10 municipios de la Patria en 8 departamentos, con plenas garantías.

Por ejemplo, hasta la semana pasada, cuando habíamos contabilizado 152, los resultados indicaban que 50 de ellas han sido ganadas por la oposición, que ha recibido plenas garantías de la Seguridad Democrática que profesamos y practicamos.

El tercer elemento para medir estas democracias debe ser el de la cohesión social. Nuestro interés por este crecimiento económico, por este crecimiento del sector externo, de la producción interna, por la construcción de confianza, es para poder tener una dinámica de construcción de equidad en la sociedad colombiana.

Este país, al que hoy ustedes visitan, lo podríamos dividir en dos: un 48 por ciento que integra un modelo social presentable en cualquier parte del mundo, un modelo social con justicia. Y un 52 por ciento que se debate en la pobreza, pobreza que tenemos que superar.

Cuando este Gobierno empezó, el nivel de pobreza estaba en el 59 por ciento. Y la pregunta que hay que hacer es: ¿cuál es la causa de ese nivel de pobreza, de ese 52 por ciento? ¿El otro 48 por ciento que vive en un modelo socialmente presentable en cualquier lugar del mundo? ¿O esa mezcla de terrorismo, narcotráfico y corrupción?

La empresa privada colombiana ha tenido una inmensa responsabilidad social. Aquellos que se atreven a calificar como de derecha nuestra democracia, les diría que reflexionen, porque aquí la empresa privada tiene unas cargas fiscales de seguridad social en ocasiones muy superiores a las que se presentan en democracias que se autotitulan de izquierda.

Por ejemplo, si comparamos el costo de afiliación de los trabajadores de la empresa organizada a la seguridad social, encontramos que en muchas democracias de la región, que se autoimputan de izquierda, la carga total del pago de esas cotizaciones es por cuenta de los trabajadores. Aquí la mayor responsabilidad la asumen los empleadores.

La empresa privada colombiana es digna de aplauso por su compromiso social. Ese 52 por ciento de pobreza no se ha dado por la empresa privada, sino por falta de empresa privada. Porque el terrorismo, el narcotráfico, la corrupción, detuvieron el crecimiento de la empresa privada. Expulsaron 4 millones de ciudadanos al extranjero, produjeron un desplazamiento interno de 2 millones de ciudadanos, un volcamiento a las grandes urbes, que no pudo encontrar ese volcamiento oportunidades económicas proporcionales y que condenó a la pobreza a tantos millones de colombianos, que vamos a reivindicar.

En ese parámetro de cohesión social estamos trabajando para construir un país con equidad. Trabajamos Siete Herramientas de Equidad.

Déjenme referir a la Revolución Educativa. Nos propusimos en este Gobierno crear millón y medio de cupos escolares. Este año completaremos millón 100 y vamos a completar esa meta del millón y medio, difícil pero necesaria e insuficiente, porque todavía habrá la necesidad de vincular otros 500 mil niñitos.

Otro bellísimo esquema de herramientas de equidad en la construcción de País de Propietarios. Con la ayuda de las Cámaras de Comercio, cuyos directivos esta noche nos acompañan, con una gran conjunción de esfuerzos entre el sector público y el sector privado, con liderazgo del Ministerio de Comercio, apoyo de gobernaciones y alcaldías, en esta administración hemos crecido en microcrédito por encima del 180 por ciento.

El acceso al crédito en las sociedades democráticas tiene que convertirse en una señal de compromiso de esas sociedades democráticas con la cohesión social.

Pueden tener ustedes la certeza de que nosotros somos quienes tenemos la mayor preocupación por los niveles de pobreza que aún nos maltratan y la mayor determinación de superarlos, y hay con quien, porque en esta Nación, de gentes laboriosas y emprendedoras, todos los días hay un compromiso con el éxito de la empresa individual en función de las responsabilidades sociales de cada una de las empresas y de cada uno de los empresarios.

Y el otro elemento para juzgar estas democracias, es el elemento de la transparencia. Es muy importante para la confianza inversionista. Nosotros estamos empeñados en derrotar la corrupción. Hoy, por ejemplo, para contratar con el Estado, el Estado está obligado, antes de ofrecer los pliegos de condiciones de las licitaciones, a ofrecer públicamente los prepliegos, a recibir las críticas de la comunidad y a enmendar esos prepliegos de acuerdo con el debate público.

Hemos estimulado la figura de las audiencias públicas para la adjudicación de los contratos. Es un Gobierno que vive, en nombre del Estado Comunitario, en permanente rendición de cuentas, de cara a la comunidad, confrontando los avances y también las fatigas y las falencias.

La tarea colombiana de hoy en el nivel departamental, municipal y nacional, es una tarea comprometida con la transparencia total, como una condición de calificación a nuestra democracia como democracia progresista.

Y finalmente el tema de las instituciones. La nuestra no es una democracia de personalismos o de caudillismos. La nuestra es una democracia de instituciones. La institución de la alcaldía, cuyo titular, como la institución de la gobernación, son provistos por elección popular, que tiene que entenderse en espacios de gobernabilidad, a través de construcción y de concertación con todos los niveles de gobierno.

Los servicios públicos, el Presidente de la República, no puede manipularlos, no puede fijar las tarifas, hay proveedores particulares, hay proveedores estatales, hay comisiones independientes de regulación.

En la televisión y en los medios de comunicación tenemos también esa institucionalidad de comisiones independientes. Es muy importante para preguntarse si una democracia es de avanzada, si una democracia es una democracia progresista, el grado de institucionalidad o de personalismo de esa democracia. La nuestra es una democracia institucional que merece la confianza de todo el continente.

Bienvenidos, queridos amigos de tantas naciones hermanas.

Hace dos años y medio, no se concedía la posibilidad de un acuerdo de comercio entre Mercosur y la Comunidad Andina. Está perfeccionado. Confiamos que produzca grandes resultados para la región y que sea un vehículo para en equipo, conjuntamente, vamos llegando a otras integraciones.

El Ministro de Comercio acaba de explicar cómo vamos avanzando en el Tratado con los Estados Unidos. Con dificultades y a través de un proceso paciente de concertación, debemos superarlo.

Hace poco la Unión Europea nos extendió por diez años el Sistema General de Preferencia, y confiamos que Colombia a lo largo de estos diez años, con la Comunidad Andina, pueda negociar un acuerdo permanente con la Unión Europea.

Hemos recuperado el ritmo de inversión privada. El año pasado la inversión privada en Colombia creció un 30 por ciento. A 30 de abril de este año, el informe que tengo de la Dirección Nacional de Impuestos, es que los contribuyentes de Colombia están creciendo nuevamente sus inversiones en un ciento por ciento.

Se nos había caído bastante la inversión privada como porcentaje del producto. Llegó a estar en el 6 por ciento, ahora se encuentra nuevamente en el 12 y tenemos que subirla al 16.

Habíamos perdido confianza de inversión extranjera. El año pasado ya tuvimos 2.400 millones de dólares y confiamos este año pasar los 3 mil millones de dólares.

Hace poco hicimos un prepago de 1.200 millones de dólares a un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo, costoso y de corto plazo. Y todos los días vemos que los spreads en la comunidad financiera internacional son más comprensivos como Colombia.

Hemos reformado 152 empresas burocráticas del Estado para sanear nuestras finanzas públicas. Pero persistiremos en la tarea reformadora hasta el último día de Gobierno.

Y queremos que el sector privado se sienta plenamente seguro en esta Nación. Colombia ha tenido una trayectoria de respeto a las reglas de juego y la vamos a fortalecer.

El Congreso de la República nos va ayudar y va a aprobar la ley que autorice al Gobierno a firmar los pactos de estabilidad con el sector privado.

Estamos pensando en el largo plazo, para que el país no tenga que vivir entre las incertidumbres de cortos planes cuatrienales de desarrollo, entre la incertidumbre de la continuidad de las líneas básicas.

Por eso, pensando en el 2019, cuando el 7 de agosto de ese año cumpliremos las primeras dos centurias de vida independiente, nos encontramos trabajando un documento de visión de Colombia para la segunda centuria, exigente en lo social de acuerdo con las Metas del Milenio, exigente en lo económico, exigente en la reducción de la pobreza, exigente en seguridad, exigente en infraestructura competitiva, exigente en profundización democrática.

Bienvenidos, apreciados empresarios de los diferentes países que nos visitan. Bienvenidos empresarios de nuestra Patria, y destaquemos algo fundamental: la mayor parte de los integrantes de esta macrorrueda, son pequeñas empresas cuyos titulares no habían participado antes en este tipo de eventos.

Qué bueno, por el bien de nuestra democracia, porque requerimos una empresa privada en permanente ascenso, para que con ella ascienda la función social que debe cumplir en favor de todo el conglomerado para el bien de nuestros trabajadores, para la felicidad de nuestras nuevas generaciones de colombianos.

Que esta macrorrueda sea un éxito”.

 
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