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CLAUSURA DE LA ASAMBLEA DE LA ANDI
Agosto 25 de 2006 (Cartagena de Indias, Bolívar)

Compatriotas:

Es muy grato, asistir de nuevo a la Asamblea de la Asociación Nacional de Empresarios.

El Gobierno que presido, tiene fe, la confesa, no lo hace de manera vergonzante, en la actividad de la empresa privada colombiana. Tantos años de dificultades, deberían hacernos pensar a los colombianos que en la empresa privada tenemos un gran valor, que lo quisieran muchos otros países.

La verdad es que, cada día que transito más por mi Patria, llego a la conclusión y la reafirmo, que aquello que falta en lo social no es por la empresa privada sino porque nos falta expandir más la empresa privada. Cuanto más la podamos crecer y fortalecer, más rápidamente podremos superar los problemas sociales que afectan a la Patria.

Se que los temas que los inquietan son muchos. Quizás, en el conversatorio de hoy no pueda aclarar todas sus inquietudes, traer puntos definitivos, cuando empieza apenas a tramitarse una agenda en el Congreso de la República. Pero permítanme repetir que el Gobierno trabaja en procura de una Nación en la cual la iniciativa privada es un camino del cumplimiento de los fines sociales de la Constitución.

Una Nación sin exclusión, una Nación sin odios de clases. Una Nación de una economía privada, guiada por profundos principios cristianos.

Creemos en el pluralismo, en el debate permanente, en el debate que construye opciones, no en el debate que se estanque en los antagonismos insuperables. Guiados por esos principios, aspiramos sacar a delante la agenda legislativa.

Tengo confianza, apreciados empresarios, en el avance de la seguridad –tema que hay que estar ajustando todos los días, como lo veíamos hace pocas horas en un consejo de seguridad en la ciudad de Barranquilla-.

Tengo confianza que el entusiasmo que se denota en la comunidad nacional e internacional por Colombia, que las inversiones del sector privado nacional e internacional en nuestro país, que la menos limitada capacidad de inversión que empieza a tener el Estado, lo que ha ocurrido en el tema de inflación –tasas de interés-, que tenemos que preservar lo ganado con mucha solidez y con mucha prudencia, las decisiones recientes –ayer un compromiso de inversión de 650 millones de dólares en Eldorado, hoy un compromiso de inversión de Glencore de más de 630 millones de dólares en la Refinería de Cartagena, el avance del TLC, donde no nos vamos a quedar, porque tenemos una agenda muy ambiciosa para abrirle mercados a la economía colombiana en cuantos países del mundo podamos hacerlo-; tengo confianza que si a todo esto le sumamos una agenda legislativa que aprobemos rápidamente con toda responsabilidad, con articulados juiciosos en todos los temas, podremos ver un país creciendo establemente, mínimo al 6 por ciento. En los años anteriores nos propusimos llegar al 5 por ciento, con la lucha de todos lo logramos, hay que sostenerlo y nos toca ahora, dar el paso, para que esta economía crezca establemente al 6 por ciento.

Para nosotros el crecimiento no es un fin, es un medio. Es un medio de superación de la pobreza, es un medio de construcción de equidad.

Por ejemplo en el tema tributario se que hay muchos aspectos que ustedes quieren plantear –voy a escucharlos con el mayor respeto-, una reforma que apenas empieza a debatirse en el Congreso de la República, en un momento en el cual se obliga al Presidente a escuchar, a ser prudente, a alimentar la discusión con el Ministro (de Hacienda, Alberto Carrasquilla), con los congresistas y a procurar sacar la reforma en sus rasgos estructurales.

Será el Congreso, que con el aporte de todos y con su tradición de responsabilidad fiscal, nos entregue el texto final de la reforma tributaria.

¿Qué pretende el Gobierno con es reforma? Cinco elementos: que contribuya al crecimiento de la economía. Algo que le critico a la historia económica de nuestro país, es que no ha reconocido la capacidad determinante en el crecimiento de la economía, que puede tener el aspecto tributario. Se le ha demeritado.

Lo ocurrido en los últimos tres años, con unos estímulos bien seleccionados, a destinos en los cuales el país puede ser ampliamente competitivo; lo sucedido con el estímulo a las inversiones a partir de la deducción del 30 por ciento a las nuevas actividades generadoras de renta, son pruebas fehacientes que la tributación tiene una incidencia importante, un mérito que no podemos desconocer en el crecimiento de la inversión.

A diferencia de las reformas de los años 80, la idea nuestra no es simplemente reducir las tasas, sino crear diferenciales. No podemos tratar de manera igual a aquel que crece, que a aquel que no crece. Creo que es el error de los años 80, en las reformas tributarias de la época, del presidente Reagan y de Margaret Teacher en Inglaterra. Nosotros creemos que hay que darle un tratamiento preferencial a aquel que hace esfuerzos para ahorrar y para invertir.

El segundo punto: esa reforma tiene que ayudarnos en lo social. No desconocemos que lo social implica poner mucho cuidado en el origen de los tributos, pero de ahí no depende la solución definitiva. El mundo moderno ha venido demostrando que es más importante la destinación de los recursos que el mismo origen tributario.

El tercer punto que buscamos con esa reforma: es que nos ayude a recuperar el grado de inversión.

En los últimos años, nuestra economía no ha manifestado muchas preocupaciones por la necesidad de recuperar el grado de inversión debido a que hemos gozado de abundancia en la oferta de crédito internacional y nacional, de tasas de interés a la baja, pero temeríamos mucho que en el evento que llegare a presentarse una situación internacional menos favorable, los países que no tengan grado de inversión, pueden pagar altísimos costos. Por eso, para nosotros la reforma tributaria y la agenda económica en general, deben ayudarnos a que el país recupere el grado de inversión.

Otro punto fundamental allí, relacionado con este: que la reforma sea reconocida como una reforma estructural, al menos por un importante sector de la academia económica. ¿Por qué digo al menos por un importante sector de la academia económica?: porque el concepto ‘reforma estructural’ tiene muchas acepciones. Para unos, de acuerdo con su posición ideológica, significa una cosa y para otros, toda la contraria.

Entonces aspiramos que podamos, una vez la apruebe el Congreso de la República, tener el reconocimiento de un sector de la academia económica, en el sentido que es una reforma estructural.

Y finalmente, poder entregarle un estatuto tributario simple. El Ministro y su equipo están haciendo el esfuerzo, para que el estatuto actual de aproximadamente 1.150 artículos, sea reducido a un estatuto de 250, 280 artículos. No es fácil en una sociedad con inequidad.

En los últimos años hemos visto reformas que han simplificado mucho, como en los países de la antigua Cortina de Hierro, pero por ejemplo, cuando allí han cambiado toda la tributación compleja, por un impuesto de tarifa plana al ingreso, han estado ayudados por la circunstancia de que son economías que alcanzaron muy aceptable equidad en la distribución del ingreso, diferentes de la nuestra. Esa circunstancia permitió allá, facilitó allá, simplificar la tributación y por supuesto, aquí complican la simplificación.

A pesar de ello, el propósito del Gobierno es entregar un estatuto tan simplificado como la ambición en materia de reducción del articulado.

Esos son los parámetros que rigen nuestra reforma tributaria y que también muchos de ellos sirven para enmarcar el conjunto de la agenda económica. Nuestra proposición es que esa agenda contribuya a cimentar la confianza inversionista en Colombia.

Antes de poder contestar las inquietudes que ustedes tengan a bien formular, como lo ha anunciado Luis Carlos Villegas (Presidente de la ANDI), permítanme cumplir con una tarea honrosa: los miembros de las juntas seccionales de la ANDI (Asociación Nacional de Industriales) de Risaralda, Caldas y Quindío, proponen a la Asamblea General Ordinaria de Afiliados de la ANDI –reunida hoy en Cartagena de Indias-, “exaltar los 10 años de labor ininterrumpida, de Luis Carlos Villegas como presidente de la Asociación. Durante este tiempo, el doctor Villegas se ha destacado por su ejemplar trabajo en pro del sector empresarial colombiano y en especial de los más sentidos intereses del país”.

Han pedido que en esta sesión de Clausura, yo cumpla con la honrosa tarea de leer ante ustedes esta proposición, que el Gobierno Nacional con el más profundo sentimiento patriótico y con la más elevada fe en Colombia, adhiere. Queda a consideración de ustedes.

Estábamos ahora en un consejo de seguridad mirando unos aspectos y pidió la palabra el General Montoya (Mario, comandante del Ejército Nacional) y le dijo a unos compatriotas de Barranquilla –donde tenemos unos problemas de un vicariato- que hay que desmontar, una inseguridad urbana, en fin, que bueno, pero hemos mejorado mucho en tales y tales y tales cosas.

Entre quienes me acompañaban allá está el ex ministro Arturo Sarabia Better, quien ya está con nosotros aquí. Yo le dije, General: no hablemos de lo bueno, hablemos de lo que falta. Mao Tse Tung decía: “detrás de cada contradicción viene otra”. Ahora nos toca es resolver los problemas que tenemos en frente.

Lo bueno todo el mundo lo conoce. Doctor Luis Carlos, oriente este conversatorio hacia las dificultades que tenemos, a ver cómo vamos mejorando la plana.

Muchas gracias.

 
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