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CONMEMORACIÓN DE LOS 50 AÑOS DE LA GENERAL MOTOR
Agosto 29 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Acudimos con mucho entusiasmo a compartir estos 50 años de General Motors, a celebrar sus contribuciones a Colombia y a avizorar las posibilidades del futuro.

Los colombianos queremos hoy expresar nuestro testimonio de gratitud a quien tuvo la visión de fundarla, de promoverla, a don Germán Montoya Vélez, quien se confunde con tantos éxitos de la vida de la Patria.

A los accionistas, a General Motors, por creer en Colombia.

A los trabajadores, a los proveedores, a los distribuidores.

La industria automotriz, sus plantas de ensamblaje, no son importantes porque una planta esté en un lugar de la geografía o en otra. Son importantes por las oportunidades que generan para los trabajadores de alta calificación, para la incorporación de partes, para el desarrollo industrial, tecnológico, y por qué no científico, en el país de ubicación.

Conocemos de ustedes las buenas noticias del desempeño en Colombia y también sus preocupaciones por el futuro. Nos han dicho, y hemos tomado nota, que si bien la planta ha crecido mucho en los últimos años, para competir en una economía crecientemente globalizada tiene que tener la posibilidad de un mercado que desde esa planta permita abastecerse o llegarle con un número igual, mínimo, al doble de vehículos que hoy se producen en la planta.

El Gobierno toma nota que si hoy se están produciendo 51 mil vehículos en la planta, hay que contribuir a crear las condiciones para que la planta pueda producir no menos de 100 mil.

También hemos tomado nota de la preocupación en la que enfatizaducho don Germán, que nos dice que lo importante no es tanto el número de vehículos finalizados que se coloquen en el mercado por cada planta, como la promoción integral de toda la industria circundante, el trabajo en armonía, con todos los proveedores de partes, con los distribuidores, para que la producción local sea una producción de competitividad en cualquier mercado del mundo.

Tengan ustedes la certeza de que el Gobierno seguirá haciendo todo lo posible por fortalecer la Comunidad Andina. Y tenemos la convicción de que el diálogo con el Gobierno de la hermana República de Venezuela nos debe llevar, primero, a que no solamente en el convenio automotriz andino sino en todos los aspectos de la Comunidad Andina, los cinco años que restan a partir del anuncio de Venezuela de retirarse de la Comunidad, sean años sin trauma para el mercado andino.

Pero la idea del Gobierno de dar reglas de juego con suficiente antelación, nos lleva a buscar, con mucha rapidez, el acuerdo bilateral con Venezuela, que sustituya entre los dos países sus obligaciones y derechos derivados de la Comunidad Andina.

Por supuesto, hemos tomado nota de las preocupaciones de ustedes sobre la transición en los acuerdos de comercio. Nos han explicado, lo reiteraba hoy en una reunión previa el presidente mundial de General Motors, el señor (Rick) Wagoner, que aquellos países que, como Chile, han omitido los períodos de transición en los acuerdos de comercio, se han visto condenados a cerrar la gran mayoría de las plantas.

Sabemos que el tema necesita transiciones. Por eso renegociamos con México ese capítulo del G – 3, para poderle dar un más largo periodo de adaptación a la industria nacional de ensamblaje. Por eso fuimos cuidadosos en la transición en el acuerdo con MERCOSUR, en la transición en el acuerdo con los Estados Unidos, y lo seremos en la transición en los acuerdos que Colombia está negociando o se proponen negociar, por ejemplo, con Centroamérica, con Chile, que aspiramos tenerlo en breves semanas, con la Unión Europea.

Examinábamos hoy con el Banco Mundial la estrategia de cooperación entre el Banco Mundial y el Gobierno de Colombia para los próximos cuatro años, para los que se inician. Y definíamos con la delegación del Banco Mundial tres grandes campos de trabajo: el campo de infraestructura, el campo de superación de pobreza, el campo de seguridad y el campo de conseguir para Colombia nuevamente la calificación de país con grado de inversión.

En el tema de infraestructura, el mismo Banco Mundial observa dos realidades. Cuando dividimos la infraestructura en dos grandes áreas: la social y la competitiva, Colombia en infraestructura social, a pesar de todas las carencias, ha hecho y está haciendo un gran avance.

El Banco Mundial nos califica muy bien, en comparación con los países de igual nivel en materia de infraestructura social.

Ahora se discutirán aspectos muy importantes para seguir avanzando en infraestructura social. Uno es el tema de las transferencias a las regiones, su aplicación, una regla razonable.

Y el otro, es el compromiso que buscamos con el Congreso de la República para que la totalidad del dinero de audiencias públicas se aplique a esa parte fundamental de la infraestructura social, que es el saneamiento básico, acueductos, alcantarillados, etcétera, y de manera exclusiva.

La otra gran área de infraestructura, la de competitividad, allí estamos mal. Y allí tenemos que hacer grandes esfuerzos.

Sostiene el Banco Mundial lo que nosotros hemos percibido en nuestro diario diálogo con los colombianos. Tenemos grandes problemas de incomunicación de regiones y de localidades. El riesgo de que el país pierda su virtud de ser un país de ciudades, de regiones, de muchos municipios intermedios con gran dinámica. Tenemos grandes problemas de falta de comunicación en regiones que pueden contribuirle mucho a la producción del país, y tenemos grandes problemas de comunicación para nuestro comercio exterior.

Atenderlo todo es difícil. Hacerlo simultáneamente, imposible. Estamos en la tarea de mejorarlo.

Por ejemplo, una de las prioridades que hemos tenido es superar todos los litigios en materia de concesiones. Un país que tiene sus concesiones viales, la mitad de sus concesiones ferroviarias y buena parte de sus concesiones aeroportuarias en pleito, las concesiones de telecomunicaciones en pleito, es un país sin futuro.

Por eso hemos dedicado parte de nuestro esfuerzo a superar esos pleitos. Y yo diría que el resultado es bueno.

En las concesiones de carreteras nos falta superar el pleito de COMMSA. Y confiamos que estemos cerca de lograr el acuerdo definitivo.

Cuando uno tiene gran cantidad de municipios azotados por la violencia y, al mismo tiempo, incomunicados, no puede llegar allí solamente con soldados. Tiene que llegar también con seguridad social, con bienestar familiar. Tiene que llegar también con carreteras.

Es una de las razones que explican por qué tuvimos que incluir en el Plan 2.500 tantas carreteras municipales. Y las audiencias son contradictorias y el Gobierno tiene que procurar sintetizar.

El viernes escuchaba yo en la Asamblea de la ANDI el muy justo reclamo de darle prioridad a las vías de competitividad, que le resten costos a nuestro comercio exterior. Pocas horas después en el Consejo Comunitario de Barichara en Santander, los alcaldes de esa región del país nos decían: muy bien el Plan 2.500, pero es totalmente insuficiente por la incomunicación de nuestros municipios.

Y además hemos tenido regiones incomunicadas muy importantes para la producción, aunque no parecen prioritarias en el comercio internacional del país.

Por ejemplo, llevamos 40 años escuchando hablar de las carreteras y de las obras para evitar inundaciones en La Mojana, donde reposan semisumergidas 400 mil hectáreas de la mejor calidad productiva.

Esas vías que el Gobierno está haciendo allí y esas obras, no se visualizan como de primera prioridad para el comercio internacional del país.

Pero son fundamentales para la credibilidad pública. Son fundamentales para incorporar potenciales productivos a la economía nacional. Son fundamentales para reivindicar campesinos. Y en el futuro, apenas esas tierras empiecen a agregarle, por ejemplo, a los combustibles biológicos, serán fundamentales para el comercio internacional.

Hemos tomado las siguientes decisiones: el Gobierno que empieza tiene que culminar el Plan 2.500. Allí faltan unos recursos importantes por ejecutar. En materia de las vías departamentales, de aquellas que, por ejemplo, reclamaban en Barichara, que seguramente este fin de semana me van a reclamar en Manizales, el Gobierno ha tomado la decisión de no invertir más recursos nacionales, sino contratar un crédito, que ya está en negociaciones con los bancos internacionales, de 1.000 millones de dólares, para poner a consideración de los departamentos, a fin de que ellos lo ejecuten y lo paguen. Creemos que este puede ser un gran complemento al Plan 2.500.

Queda un problema muy delicado, que es el sostenimiento de las vías terciarias, municipales. El Gobierno recibe una gran presión todos los días por el sostenimiento de esas vías. En aras de la eficiencia eliminamos una institución, Caminos Vecinales. Pero el Gobierno no ha podido ni podrá liberarse de la obligación de contribuir al sostenimiento de esas vías.

Sin perjuicio de ello, vamos a concentrar los nuevos recursos en las vías que, al decir del doctor Luis Carlos Villegas, se traduzcan en reducción de tarifas de transporte para el comercio internacional del país.

Por ejemplo, el corredor Bogotá – Buenaventura, en los tramos que faltan por contratar, como la doble calzada Buga-Buenaventura.

Por ejemplo, el corredor Bogotá – Santa Marta, que ha estado tan afectado por el pleito de COMMSA, que estamos buscando poder superarlo en los próximos días.

Confiamos que el plan de concesiones resulte bien.

Pero quiero anotar lo siguiente, reconociendo todo lo que falta. Todas las concesiones adjudicadas por nuestro Gobierno han quedado bien. Se adjudicó recientemente la de Eldorado. Quedó bien recibida, con un sello de honorabilidad.

Encontramos un incendio en Boyacá, que la ciudadanía de Boyacá decía: cómo nos van a dejar con un tercer carril y no hay doble calzada. Tuvimos todas las dificultades hasta que transformamos esa concesión en doble calzada. Va bien.

Adjudicamos la doble calzada de Cerrito a La Victoria, para completar la red vallecaucana, y eso salió bien.

Ayer se cerró una concesión bien importante, la de Rumichaca, en la frontera con el Ecuador, a Pasto y a su aeropuerto. Había mucho escepticismo la semana pasada, que por la concepción del pliego de condiciones no se iban a presentar proponentes. Hubo cinco proponentes que agrupan 50 firmas colombianas.

Y tenemos confianza que, haciendo ajustes, tengamos éxito en todas las concesiones abiertas y nos contribuyan a empezar a darle una respuesta al sector privado exportador e importador de Colombia en materia de estas vías.

¡Claro que nos quedan preocupaciones enormes! Por ejemplo, la ferroviaria y la portuaria.

El Gobierno ha invertido 148 millones en la Concesión del Pacífico. Nosotros la encontramos adjudicada, la respetamos, hemos honrado el compromiso pagando esos recursos, está reconstruida la línea férrea. Pero ahora los concesionarios dicen que no tienen manera de operar que porque no han encontrado vehículos y que porque las tarifas en el ferrocarril de montaña no hacen factible la operación.

¡Qué difícil es superar esos pleitos!

Pudimos superar el del ferrocarril del Atlántico, venturosamente. Vamos a ver cómo superamos el del Pacífico, porque es una tristeza que después de haber invertido 148 millones de dólares, que deberían tener bastante descongestionada la carga hacia Buenaventura, gracias a ese ferrocarril, no funcione. Allí hay que hacer un llamado de atención a las responsabilidades de contratistas del sector privado, como los concesionarios del Ferrocarril del Pacífico.

Y tenemos problemas portuarios. El Gobierno asumió ante la Andi el compromiso de acelerar decisiones. Hay que acelerar decisiones, y confío en que el Ministerio de Transporte y el Ministerio de Consejería de la Presidencia rápidamente lleguen a un acuerdo con la Sociedad Portuaria de Buenaventura.

Sin embargo, también allí tienen que mirar temas de eficiencia, porque en concepto de los analistas hay muchas diferencias entre la eficiencia de administración de unos puertos y la eficiencia en la administración de otros puertos.

El Gobierno, con mi personal involucramiento, va a cumplir ese compromiso adquirido ante la Asamblea de la ANDI, pero vamos a tener que revisar constructivamente también la manera como está operando la Sociedad Portuaria de Buenaventura.

Y están abiertas hoy las dos licitaciones para mejorar esa carretera, en el criterio de que sea una carretera de doble calzada.

Sé la preocupación, en términos de política de transporte, el tema de la chatarrización. Pero miren: la historia no se puede ignorar, menos la reciente. Y el futuro no se puede arriesgar.

Yo recorrí este país como Gobernador de Antioquia y como candidato a la Presidencia de la República, obstaculizado por paramilitares, guerrilleros, y obstaculizado por huelgas de transportadores.

Manejar esas huelgas de transportadores ha sido muy difícil. La chatarrización no salió por capricho del Gobierno ni por dogma ideológico. La chatarrización la impuso la realidad de un país que tenía una capacidad de transporte sobre-ofrecida. El día que las carreteras no eran paralizadas por los grupos terroristas, eran paralizadas por sectores del transporte.

Eso lo vivimos. Yo recuerdo el último paro, hace dos años, lo que le costó a la Nación. Ojalá ya pudiéramos desmontar la chatarrización, pero yo creo que en eso hay que ser juicioso para no volver a la situación de parálisis que estábamos viviendo. Y así como hay que recordar el pasado, también hay que cuidar el futuro.
A mí no me parecen buenos los modelos políticos que por dogmas en favor de que funcione solamente el mercado, conducen a gobiernos que finalmente obstaculizan la iniciativa privada.

Miremos el continente. Veamos qué está pasando en el continente. A mí, doctor Pablo, me preocupa enormemente lo de México, y no lo podemos tener como modelo. Porque nosotros no podemos correr el riego de elegir gobiernos con una Nación totalmente confrontada. Mirar el futuro de los modelos que queremos implica cuidar muy bien las decisiones del presente.

Por eso en ninguna materia, en política de transporte, es imposible ignorar factores sociales. Aquí hay un sector de pequeños camioneros. Ese sector no lo podemos olvidar. Y cuando nosotros nos olvidamos de ellos, ellos obligan al país a que los recuerden, con las huelgas que nos han impuesto y que todo el país ha sufrido.

Voy a pedirle a Planeación Nacional, y con el Ministerio de Transporte y el Ministerio de Comercio, buscando una concertación, pero rápida, nos presenten en dos meses el CONPES para lo que será la política de transporte de carreteras en estos cuatro años, teniendo en cuenta temas de esta enorme preocupación.

Es que todos los días salta la liebre por donde uno menos espera. Este país vendía 80 mil motos. Este año vende 400 mil motos. Y ustedes saben qué ha pasado con el mototaxismo.

Entonces por un lado enormes dificultades contra el transporte formal. Por otro lado una solución social. El Gobierno va a asumir la responsabilidad. Ese es un tema de alcaldías. Pero es que el Presidente de Colombia y los ministros no pueden decir: ese tema no es mío. Uno tiene que asumir responsabilidades frente a todo problema que se presente en el país.

Por eso he urgido al Ministro (de Transporte, Andrés Uriel Gallego) a que en horas produzcamos el decreto de reglamentación del mototaxismo. Si nos queda mal, lo corregimos. Pero es mucho mejor equivocarse en la iniciativa, que quedarse sin tomarla ante graves problemas.

De todas maneras yo sé que vamos a llegar, Mr. Wagoner, doctor Pablo, don Germán, rápidamente, a los 100 mil vehículos, aquí, para que esta planta en Bogotá sea globalmente competitiva. No les quepa la menor duda.

Y me ha gustado muchísimo comprobar hoy, una vez más, en el diálogo con ustedes, lo que permanentemente escucho decir a los inversionistas en Colombia: Colombia se luce por la calidad de su gerencia y por la calidad de sus trabajadores.

Me ha gustado muchísimo oír la buena compenetración entre Colmotores y el SENA. Me ha gustado muchísimo escuchar cómo califican aquí de bien a los técnicos, donde estamos nosotros empeñados en esa gran Revolución Educativa, en la cual el SENA es un eslabón fundamental, como teníamos oportunidad de hablar hace pocos minutos.

Quiero decirles a ustedes, que se han preocupado tanto por enganchar nuevos trabajadores, completar el tercer turno, muchas gracias por ello.

Este país en pocos años pasó de un desempleo del 7,5 a casi el 20. Todavía está muy alto. Ayudas de esas necesitamos. Pero, aquí viene el pero, Colombia no se puede distinguir por ser un país competitivo por mano de obra barata. Colombia se tiene que distinguir por lo que empieza a reconocerse en el mundo: por ser un país de una gran gerencia y de unos trabajadores inteligentes, creativos y honrados.

Por eso yo felicito a la Gerencia de Colmotores y a sus trabajadores.

Vamos a tomar decisiones que correspondan al Gobierno. Tengamos en cuenta el futuro. A mí me preocupa mucho que, por apresuramientos políticos del Gobierno, se ponga en duda a futuro el modelo de iniciativa privada, como han querido ponerlo en duda en algunos países de la región. Donde no se atreven a decir, como decían los viejos marxistas, que hay que eliminar la propiedad privada, pero le ponen tal grado de talanqueras que no la dejan crecer.

Nosotros por eso, nuestro Gobierno lo estamos mirando hasta el 2010, pero el país lo estamos mirando mucho más allá. Crezcamos al 6 por ciento es nuestra invitación.

Y a todos muchas gracias.

 
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