AÑO 2006

Enero

Febrero

Marzo

Abril

Mayo

Junio

Julio

Agosto

Septiembre

Octubre

Noviembre

Diciembre

 

INSTALACIÓN DEL XXVIII CONGRESO NACIONAL DE INGENIEROS
Agosto 30 de 2006 (Medellín – Antioquia)

Compatriotas:

Quiero saludarlos muy respetuosamente. Mis compañeros de Gobierno y yo acudimos a este Congreso con el más positivo interés de escuchar, tomar atenta nota, contribuir al buen suceso de la ingeniería colombiana, que es el buen suceso de la competitividad del país.

Celebro que este Congreso se reúna en Medellín que, con su facultad de Minas, se constituyó por fuerza de las circunstancias de su geografía, en la cuna de la ingeniería nacional. Y celebro que después de que el último Congreso de Ingeniería se reunió en Medellín en 1967, en este 2006 el Congreso vuelva a la ciudad.

Quería tener la oportunidad de escucharlos a ustedes, de abrir un conversatorio, pero las intervenciones que les hemos escuchado a Álvaro Villegas Moreno, a Alfonso Orduz, al Alcalde, al Gobernador, han traído muchísimos aspectos del mayor interés, expresados en la forma más constructiva, que me obligan a referirme a ellos.

Por supuesto, el Ministro (de Hacienda, Alberto Carrasquilla) estará con ustedes en todas las deliberaciones y la Directora de Planeación Nacional (Carolina Rentaría) podrá compartir con ustedes la visión de la agenda de competitividad el próximo viernes.

Ayer nos reuníamos con el Banco Mundial, definíamos lo que es el plan de trabajo entre el Banco Mundial y el Gobierno de Colombia para los próximos cuatro años. Es lo que ellos llaman CPS (Country Partnership Strategy). Y definieron cuatro puntos para trabajar con este Gobierno: infraestructura, superación de pobreza, recuperación del grado de inversión y seguridad.

Tenemos, Alfonso Orduz, unas metas muy exigentes en el tema de pobreza. Hace cuatro años la pobreza estaba en el 6 por ciento, la medición de septiembre del año pasado marcó el 49, esperamos la nueva medición de septiembre de este año.

La meta en la visión del Segundo Centenario, en la visión Colombia al siete de agosto de 2019, cuando se cumplirán dos siglos de la Batalla de Boyacá, es que esa pobreza no exceda el 20 por ciento.

Este Gobierno tiene que contribuir con una meta parcial muy exigente: el 20 de julio de 2010, cuando se cumplan los 200 años del Grito de Independencia, habremos de darle al país ese informe de gestión y haremos todos los esfuerzos en este cuatrienio para que la pobreza baje del 49 al 35 por ciento.

Allí hay una metas, allí hay unas acciones también muy exigentes: plena cobertura básica en educación, en salud, una gran reorientación de la educación universitaria a la que usted se refería, Alfonso Orduz, un gran crecimiento de su financiación, y la integración con la educación media en el grado de técnicas y tecnologías.

Para cumplir esa meta de reducción de pobreza, tendremos que superar, llegar de 600 mil familias educadoras que hoy reciben subsidio del Estado, a millón y medio en estos cuatro años.

Por supuesto, el Banco Mundial insiste en que Colombia recupere el grado de inversión. Es uno de los afanes de la política económica del Gobierno, al cual me voy a referir en un breve comentario, cuando haga unos comentarios a la reforma tributaria, que también ha sido traída a este Congreso y que me obliga dar una respuesta a algunas de las inquietudes de ustedes.

Grata sorpresa mía, cuando en uno de los cuatro puntos del acuerdo con Colombia, el Banco Mundial propone la consolidación de la seguridad. Se ignoraba eso en los acuerdos con los bancos multilaterales.

Diría yo que hace parte de esa gran ganancia intangible de la política de seguridad. Más importante que los logros, porque reconozco que es mucho lo que falta, son los cambios de visión sobre seguridad.

Hasta hace cuatro o cinco años, hablar de seguridad en Colombia era exponerse a que señalara a quien hacía propuestas de seguridad como fascista, como militarista, como de extrema derecha.

La civilidad se había confundido con debilidad, habíamos malformado a las últimas generaciones, rehusándolas a ocuparse del tema de la seguridad como una gran prioridad.

Veo hoy que la seguridad comienza a ser una admiración ya no recóndita sino explicita de mis compatriotas todos, que se perdió la vergüenza para reclamarla, que en todas las corrientes de la política ya se acepta ese imperativo de la seguridad, y me parece de gran importancia que las agencias internacionales como el Banco Mundial lo reclamen como un punto básico para Colombia.

Y el tema de infraestructura. ¿Qué veíamos con el Banco Mundial? Dividimos la infraestructura en dos grandes áreas: el área de infraestructura social, acueductos y alcantarillados, energía eléctrica, y el área de infraestructura de competitividad. Nos falta mucho en infraestructura social, pero la calificación para el país es muy buena.

En infraestructura social, de acuerdo con el Banco Mundial, el país aparece bastante avanzado en comparación con países de igual grado de desarrollo. Claro, estamos aquí en una ciudad excepcional, que ha contado con Empresas Públicas de Medellín, que en buena hora empieza a proyectarse más sobre el departamento.

Y celebro la circunstancia de haber tomado la decisión de liquidar la Electrificadora de Antioquia, de sustituir sus servicios por Empresas Públicas de Medellín, de poder garantizarles un camino de unificación de mercados a las gentes que viven por fuera del Valle de Aburrá, con los habitantes del Valle de Aburrá, para ir cerrando esa brecha tarifaria.

El Gobierno Nacional estimuló la idea, y ofreció y cumplirá el compromiso de que el dinero que corresponde al Gobierno Nacional se deje en Antioquia para una necesidad de competitividad de Antioquia, que es el servicio de agua de regiones por fuera del Valle de Aburrá.

Pero tengamos en cuenta esto como antecedente, para una propuesta de financiación de obras de competitividad en diversas regiones colombianas.

A pesar de la buena calificación en infraestructura social, el contacto con los colombianos nos muestra que todavía tenemos un gran atraso.

Por eso le hemos propuesto al Congreso de la República que la partida de audiencias públicas, que debe incluirse en el Plan Nacional de Desarrollo, que sustituyó auxilios parlamentarios que fueron eliminados y que puede girar alrededor de un billón de pesos, en este cuatrienio se dedique en su totalidad al tema de saneamiento básico. Que no podemos dejar que se convierta en un obstáculo a la competitividad nacional.

Mirada la otra área de infraestructura, la de competitividad, aparecemos con un preocupante retraso frente a países del mismo nivel. Y eso nos obliga a trabajar muy cuidadosamente a fin de ponernos al día.

Antes de entrar a mirar algunos temas concretos del trabajo de infraestructura y de la prospección para este período, permítanme en este punto hacer unos comentarios sobre la reforma tributaria. Porque todo lo que estamos haciendo y todo lo que nos proponemos a hacer, tiene que contar con un presupuesto, causa necesaria y eficiente: que esta economía crezca velozmente.

Nuestra aspiración es que Colombia logre una tasa de crecimiento estable de largo plazo no inferior al 6 por ciento. Por eso yo les ruego a ustedes mirar la reforma tributaria como parte de la agenda económica del Gobierno que apunta a crear las condiciones para que esta economía crezca a una tasa inferior al 6 por ciento.

Hemos enmarcado esa reforma tributaria en cinco puntos. Primero, que contribuya al crecimiento de la economía. Colombia ha demeritado históricamente el elemento tributario como motor generador de crecimiento. El interés tributario especial ha sido el recaudo de recursos para resolver faltantes fiscales y no el estímulo del crecimiento de la economía.

Con muchas dificultades frente a los centros de estudio, frente a amplios sectores del Congreso, de la academia económica, el Gobierno nuestro logró introducir una serie de incentivos que han ayudado y que empiezan a tener su mérito en la recuperación de la economía.

Por ejemplo, la deducción del 30 por ciento a las nuevas inversiones generadoras de renta, que está en su tercer año, o algunos estímulos concretos a actividades como cultivos de tardío rendimiento, los combustibles biológicos (hace cuatro años no los producíamos, hoy producimos un millón de litros al día y aspiramos duplicar eso en el nuevo cuatrienio), o la industria del turismo o las energías alternativas como la eólica, que ha posibilitado la instalación de las primeras plantas en La Guajira.

Nosotros creemos que no se puede dar el mismo tratamiento a quienes crecen que a quienes no crecen. La reforma tributaria da un tratamiento diferente. Y eso diferencia nuestra propuesta tributaria de lo que fueron las reformas de los años 80: la nuestra del 86, la del Gobierno del presidente Reagan en los Estados Unidos y la reforma de la señora Thacher en Inglaterra.

Allá como aquí se bajaron las tarifas. Eso produjo mejores recaudos en los primeros años, pero se demostró que la sola reducción general de tarifas no estimula suficientemente el ahorro y la inversión, y por ende no ayuda a mantener un crecimiento más dinámico con una visión de largo plazo.

La diferencia entre aquellas reformas y ésta, es que aquellas hicieron una reducción general de tarifas y esta reforma, si bien propone reducir tarifas, lo más importante es el énfasis que hace en estimular la inversión. Por ejemplo, con la posibilidad de que los inversionistas deprecien el ciento por ciento de la inversión durante el primer año.

Lo cual tiene que traerles un enorme alivio financiero. Y la empresa que no alcance a depreciar ese ciento por ciento en el primer año, puede utilizarlo como un crédito fiscal para deducirlo en los siguientes años sin límite de tiempo.

Yo tengo entusiasmo con la idea de que el Congreso de la República nos apruebe este punto, porque puede ser fundamental para estimular el crecimiento de la economía.

El segundo tema que enmarca nuestra reforma tributaria es que nos ayude a cumplir las metas sociales del Milenio, las metas del año 2010, necesarias para que el país logre las del año 2019.

El tercer tema es que la reforma tributaria sea recibida, al menos por parte de la reforma económica, como una reforma estructural. Hay que tener una discusión con mucha paciencia y muy constructivamente, pero no puedo desaprovechar un escenario tan importante como el que integran mis compatriotas ingenieros para recordar al país lo siguiente: durante muchos años se ha reclamado una reforma estructural. Por eso hay que poner cuidado, ahora que se propone, no ir a frustrarla.

Una reforma estructural es garantía de estabilidad tributaria.

Hace algunas semanas le pregunta yo al presidente peruano Alan García si su gobierno recientemente inaugurado se propone presentar una nueva reforma tributaria. Y me dijo: no. El Perú ha logrado unos ingresos macroeconómicos muy saludables, una tributación muy adecuada, y hay que garantizar la estabilidad.

La esperanza nuestra es una reforma tributaria, que un sector de la academia económica reciba como estructural, pueda ser una reforma tributaria estable en el tiempo y que trascienda muchos gobiernos.

¿Por qué decimos que la reciba como estructural al menos un sector de la academia económica? Porque la academia económica se divide sobre el significado de reforma estructural. Para unos reforma estructural tiene un significado y para otros todo lo contrario.

Y hay otro punto que aspiramos de la reforma tributaria, el cuarto: que nos ayude a recuperar el grado de inversión.

Colombia lo perdió en los años 99 y 2000. En los últimos años no hemos sentido la necesidad de que los calificadores internacionales de riesgo-país nos devuelvan el grado de inversión, porque hemos accedido a créditos internacionales en condiciones muy favorables.

Esta mañana el Ministerio de Hacienda hizo una nueva operación de recompra de bonos de tesoro colombiano con muy buen resultado. Hemos colocado ya una suma superior a los mil millones de dólares en bonos del tesoro colombiano, nominados en pesos.

Hemos reabierto el mercado japonés para nuestros bonos. Hemos notado una notable reducción de la diferencia en la tasa de interés entre los bonos del Estado colombiano y los bonos de referencia, por ejemplo, de los Estados Unidos.

Pero seguimos con un grave riesgo. El riesgo de que una crisis financiera internacional nos encuentre sin recuperar el grado de inversión.

Por eso, objetivo del Gobierno al cual tiene que contribuir esa reforma tributaria es recuperar ese grado de inversión.

¿Por qué lo perdió el país? El Banco Mundial, los calificadores, dicen que el país lo perdió por inseguridad, que la vamos recuperando. Que el país lo perdió por pensiones, que hemos hecho todas las reformas posibles. Que el país lo perdió porque estaba creciendo aceleradamente el endeudamiento. Lo encontramos en el 54 por ciento del PIB. Está alrededor del 44 - 45. Aspiramos dejarlo no más allá del 33.

¿Por qué lo perdió el país? Porque el déficit del sector público nacional había alcanzado el seis y medio. Todavía está muy alto. Yo confiaría que este año no supere el cuatro seis.

Pero ahí todavía encontramos dificultades. Por eso la importancia de esta reforma.
Y cuando yo les digo a ustedes que debemos conectar la idea de recuperar el grado de inversión con la reforma tributaria, ustedes dirán: si lo malo todavía es ese alto déficit del Gobierno Nacional central, entonces quién sabe cuánta cantidad de nuevos impuestos nos van a derramar.

Quiero darles una tranquilidad. La visión del Gobierno no es resolver el problema del déficit del Gobierno Nacional central, aspirando simplemente a más recaudo, sino a más crecimiento.

Creo que eso marca una diferencia fundamental de concepción entre esta visión tributaria y anteriores.

Si a mí me preguntaran: a pesar del alto déficit del Gobierno Nacional central, ¿qué es primero para el Gobierno, el crecimiento o el recaudo? Yo no vacilo en decirles: el crecimiento. Porque a partir de allí se puede dar un recaudo, con una diferencia: cuando la prioridad ha sido el recaudo se ha tenido éxito, pero cortoplacista, y ese éxito se ha agotado a la vuelta de dos o tres años.

Otros países han demostrado que cuando la finalidad es el crecimiento, el éxito puede sostenerse en el recaudo en el largo plazo.

Y tema bien importante de esa reforma es que simplifica. Es el quinto. Confiamos que el Estatuto Tributario, que cuenta con aproximadamente 1.100 artículos, pueda reducirse a no más de 250 – 280.

No es fácil simplificar en el medio nuestro. Por ejemplo, hoy se presenta como una reforma ideal la introducida en los países de la antigua Cortina de Hierro, donde han simplificado mucho la tributación, algunos de ellos la han reducido simplemente a un único impuesto: el impuesto sobre el ingreso, con una única tarifa para todo el mundo, y en verdad que se ha simplificado muchísimo.

Pero eso no es transportable a nuestro medio, por la diferencia de que allá, en medio de dificultades que el mundo reconoció, lograron una gran equidad distributiva que aquí todavía no tenemos.

Sin embargo, reconociendo que es mucho más complejo simplificar en nuestro medio la tributación, el propósito del Gobierno es entregarle al país, con la aprobación del Congreso, esa reducción en el articulado.

Preocupa a los ingenieros colombianos el tema por ejemplo de mayores impuestos de IVA.

Yo quiero hacerles esta reflexión, doctor Orduz y muy apreciados compatriotas ingenieros: el país no puede pensar solamente en superar pobrezas, sino en corregir equidad.

¿Qué pasa cuando, en razón de los pobres, se permite que los que pueden pagar impuestos no paguen? No se construye equidad.

Con la tesis de que a los pobres no se les puede cobrar IVA sobre algunos productos, lo que se ha logrado finalmente es que los que pueden pagara ese IVA tampoco lo paguen.

A nosotros nos parece que lo equitativo es que lo paguen los que pueden pagarlo. Y como uno no puede en las registradoras de los supermercados decir: A este cóbrenle el IVA, a esto no se lo cobren, entonces por eso queremos apoyar la propuesta del Ministro de Hacienda de cobrárselo a todo el mundo y devolvérselo a los pobres.

Esto logra que lo paguen quienes lo pueden pagar, y que por la vía de la devolución se exonere a aquellos que no lo pueden pagar. Eso construye equidad.
¡ Claro que hay dudas! Los colombianos dicen: ¿Y la dificultad de la devolución?

Pero miren: hace dos años y medio el Congreso nos aprobó la norma para devolver dos puntos de IVA a los ciudadanos que compren los bienes y servicios sometidos a ese gravamen con dinero plástico.

Surgieron las mismas dudas, y el Gobierno ha quedado bien. Se organizó la Administración de Impuestos, y la devolución a casi cuatro millones de colombianos se ha venido haciendo puntualmente.

¡Claro que hay que esperar que tengamos problemas en la devolución, en el listado del Sisbén, en los procedimientos! Pero todo eso nos obligará a corregir definitivamente estas dificultades.

Preocupa a la Sociedad Colombiana de Ingenieros el tema de los ingresos deducibles.

Doctor Orduz, había una confusión, imputable al texto original del Gobierno, que creo que es la que le ha causado la preocupación que usted nos expresó, en el sentido de si los costos deducibles son los imputables al ingreso del contribuyente, o a la actividad. Eso se ha aclarado y se ha despejado totalmente la duda.

¿Qué hemos procurado en materia de obras públicas en estos cuatro años anteriores y para dónde vamos, con la ayuda de ustedes?

Lo primero que propusimos en estos cuatro años que han trascurrido fue resolver pleitos. Algunos ilustres opinadores dicen que no eran pleitos, que hemos llegado a amigables acuerdos. Claro que sí, después de pleitos infernales.

Yo les voy a hacer a ustedes alguna cuenta de pleitos que se ha resuelto.

Encontramos 21 pleitos en los 21 contratos de asociación de Telecom, están resueltos 20.

Se temía que la solución le iba a costar al país 1.800 millones de dólares, le cuesta alrededor de 400. Estamos terminando de resolver del de Alcatel.

Aquí en Antioquia, solamente, encontramos tres contenciosos muy difíciles de superar: el de la Concesión que en buena hora adjudicó Juan Gómez Martínez, de la Autopista Medellín – Bogotá, por caída de tráfico; el de la comunicación al oriente antioqueño, a la cual se refirió ampliamente el Gobernador, que nos exigió los dos y medio primeros años del Gobierno para superarlo, y la de la doble calzada, a la cual también se refirió el Gobernador, Bello – Hatillo.

La Autopista del Café en pleito, la concesión de Bogotá a Villavicencio en pleito.

Y sigamos: ¿qué nos falta por resolver? Nos falta por resolver el pleito de COMMSA, la salida de Bogotá al río Magdalena. Hemos hecho todos los esfuerzos. Primero se llegó a un acuerdo que fue impugnado por el Procurador y rechazado por el Consejo de Estado.

Desde hace un año venimos trabajando con unos amigables componedores, sugeridos por Su Majestad el Rey de España, porque allí hay firmas españolas, y por nuestro Gobierno.

Confiamos que en las próximas semanas el Ministro pueda dar la buena noticia de la solución definitiva del pleito de COMMSA.

Dos ferrocarriles, los dos en pleito.

El Ministro logró, exitosamente, superar el pleito del Ferrocarril del Atlántico, pero hubo que cambiar los socios de la concesión. Tema muy difícil, que gastó mucho tiempo.

El acuerdo que logró el Ministro permite unas inversiones en ese ferrocarril, para que rápidamente pase de transportar 22 a 45 millones de toneladas de carbón. Y en el año 2010 – 2012 esté transportando 66, a partir de la construcción de la segunda línea. Amén de otros grandes beneficios, como el mayor ingreso para el Estado por cada tonelada transportada, que se aplicará en la recuperación del ferrocarril de Chiriguaná hacia el sur.

Pleito en el Ferrocarril del Pacífico. Lo tengo que conectar con el tema de Buenaventura. Una norma de nuestro Gobierno ha sido continuar todas las obras que venían atrás. Cuando los Gobiernos por vanidad abandonan las obras que encuentran para empezar las suyas, se le causa gran perjuicio a las comunidades.
Nosotros no discutimos la adjudicación de la Concesión del Pacífico, la encontramos perfeccionada y la hemos pagado.

¿Saben cuánto ha invertido el Gobierno colombiano en el Ferrocarril del Pacífico? 148 millones de dólares. Con eso habríamos superado la pobreza de Buenaventura.

En cada momento yo hago la comparación de qué habríamos hecho en educación, en vivienda social, en régimen subsidiado de salud, en dobles calzadas.

La línea de Ferrocarril del Pacífico está prácticamente recuperada de Buenaventura a Cartago, pero ahora está en pleito, porque los concesionarios dicen que la tarifa de ferrocarril de montaña no les es competitiva y que no hay equipos.

Yo les pregunto: ¿Y eso no se vio en el momento que propusieron?

Por eso el Gobierno tiene que ser más eficiente, más rápido en decisiones, pero hay unos contratistas que le tienen que ayudar a la Nación.

Creo que el Gobierno ha dado ejemplo de transparencia, y ustedes lo reconocían ahora en la adjudicación que condujo el Ministro sobre la concesión de Eldorado. Pero hay que llamar la atención de algunos contratistas, porque no queda bien que se adjudiquen concesiones de ese costo y finalmente terminen simplemente como contratos para ejecutar una obra, tomar un dinero, negarse a prestar el servicio como concesionario y entrar a provocarle un trauma al Gobierno.

Si se hubiera cumplido por parte del concesionario, hoy no habría tanto problema en la vía Buenventura, porque estaría sirviendo el ferrocarril, que tiene recuperada la línea.

Urgencia de este Gobierno es lograr un acuerdo sobre el Ferrocarril del Pacífico, no fácil si los contratistas no asumen una actitud diligente.

Porque si van a reducir su reclamo a decir que la tarifa no es competitiva en el tramo de montaña y que no encuentran equipo en el mundo, nada vamos a hacer. Ojalá nos ayudaran abreviando el camino para que ese ferrocarril empiece a transportar suficiente carga.

¿Por qué nuestro afán en superar esos pleitos? Porque un país con toda la contratación en litigio, es un país que pierde la confianza en la contratación, es un país sin futuro.

Y no ha sido fácil superarlos, por miedo de los funcionarios y por suspicacias de la opinión.

Cuando yo le pedí, al principio del Gobierno a alguno de mis compañeros: por favor, hay que superar este pleito, todo el mundo me decía: ¿Y la Contraloría, y la Fiscalía, y la Procuraduría?

Y la opinión con mucha suspicacia, amplios sectores de la opinión veían en cada conciliación un acto de corrupción.

¿Cómo hemos logrado superar temores y suspicacias? Publicitando ampliamente las decisiones oficiales. Por eso el país ha visto en la televisión muchas audiencias y adjudicación de licitaciones.

Creo que nos han quedado bien las adjudicaciones de este Gobierno, no solamente la del aeropuerto Eldorado sino también la de la doble calzada Bogotá – Girardot, que se adjudicó también llevando el debate a la televisión.

La de la doble calzada de Cerrito a La Victoria, la conversión del tercer carril de Boyacá en doble calzada. Y así sucesivamente.

Podrá decirse que se han hecho pocas adjudicaciones de concesión, pero no podrá decirse que esas adjudicaciones se han hecho mal.

Confiamos que en el nuevo Gobierno aceleremos las adjudicaciones de concesiones, pero que las hagamos bien para evitarle pleitos futuros al país.

El doctor Orduz se ha referido al tema de los transmilenios y allí encuentro lo siguiente: siquiera hemos avanzado en eso, no fácil, porque cuando uno es autoridad local y tiene los recursos para hacer un Transmilenio, lo hace.

El Gobierno Nacional, que aporta el 70 por ciento, tiene que entenderse para los transmilenios que hemos emprendido con 14 alcaldes, con 14 concejos municipales, en algunas partes con problemas muy graves por falta de recursos para cumplir con el 30 por ciento de contrapartida local. Pero ahí vamos.

¿Qué me preocupa en lo que viene? Ustedes ya oyeron al Alcalde de Medellín. De manera muy constructiva nos dice: Es insuficiente el aporte del Gobierno Nacional para el Transmilenio de Medellín.

Nuestros compatriotas vallecaucanos me dicen: Presidente, es verdad, el 21 de diciembre de 2002 usted acudió a Cali, llevó unas vigencias presupuestales por 241 millones de dólares, pero no nos alcanzan, porque, entre otras cosas, se valorizó el peso.

El Alcalde de Bogotá me dice: Presidente, muy bien, su Gobierno le entregó a Bogotá 989 millones de dólares para el Transmilenio, pero no nos alcanza, porque además de la 26 y de la Séptima, hay que hacer otra etapa de Transmilenio. Y así sucesivamente.

Yo temo. Yo no sé cómo vamos a resistir esa presión. Con un problema: un peso más que les demos a los transmilenios, es un peso más que le quitamos a las obras que vienen de competitividad asociadas al comercio exterior.

Quiero hablar con todo cariño y con toda comprensión por estas solicitudes, pero con toda franqueza.

El Plan 2500. No lo oí mencionar hoy. El Banco Mundial dice que cuando mira infraestructura de transporte en Colombia encuentra que está atrasada para el comercio exterior. Está atrasada para los sectores productivos y para los municipios.

Críticas al Plan 2500. Yo he tenido que ir a mucho foro a defenderlo. ¿Cuál ha sido la crítica? Que estamos realizando unas obras que desembotellan municipios, pero que no disminuyen costos de comercio exterior.

Es verdad. Pero hay que mirar varias cosas. Primero: este país es un país de ciudades y de municipios. Nosotros no podemos cambiar esa tendencia por un país enfermo de macrocefalia, como lo temía Álvaro Gómez. Qué tal que Colombia en vez de tener un crecimiento equilibrado, simplemente tenga dos grandes selvas de concreto, una entre Girardot y Tunja, pasando por Bogotá, y otra entre Sincelejo y Santa Marta, pasando por Cartagena y por Barranquilla.

Eso hay que impedirlo, hay que buscar que el país siga su crecimiento equilibrado, y esa es una de las razones del Plan 2500.

Nosotros no podíamos llegar a los municipios solamente con soldados para recuperar la seguridad. Por eso hemos llegado a muchos municipios con el Plan 2500.

La Fuerza Pública nos ha pedido acompañamiento integral. Entonces donde hemos llegado con la Fuerza Pública también hemos llegado o con un pavimento o con las políticas de Bienestar Familiar o con las políticas del Ministerio de Protección Social para ampliación de régimen subsidiado de salud, etcétera. Es muy importante la comprensión del país a ese tema.

Tenemos amplias zonas productivas desconectadas. Cómo les pide uno a los compatriotas de los Llanos Orientales que sembremos 400 mil hectáreas adicionales de palma, si no tenían pavimentadas dos vías fundamentales que hoy estamos pavimentando, como son la vía de Puerto López a Puerto Gaitán y la vía de Granada a San José del Guaviare.

Durante 40 años escuchamos ofrecer las soluciones de La Mojana, y apenas ahora estamos haciendo las grandes obras para contener inundaciones en La Mojana y para tener pavimentos en el acceso a La Mojana, una despensa de 400 mil hectáreas que pudiera darla alimentación al mundo entero.

Por eso les pido comprensión a los críticos sobre el Plan 2500.

Estamos haciendo algunas obras en puertos, faltan otras. Diría yo que lo que se está haciendo en Barranquilla es muy bueno. Lo que se ha hecho y lo que va a hacer en Cartagena. Pero no nos refiramos a lo bueno, refirámonos a Buenaventura.

En Buenaventura ha habido fallas imputables a todos. Empiezo por nosotros. El Gobierno Nacional va a acelerar decisiones. Por ejemplo, la decisión de extender la concesión. Sin embargo esa concesión actual sólo vence en el 2013. Eso también hay que contárselo al país.

Segundo, ya les conté el tema del ferrocarril.

Tercero, el Gobierno Nacional está acelerando el proceso para tener doble calzada Buga-Buenaventura.

¿Por qué no lo propusimos hace cuatro años? No podíamos por la situación fiscal y porque hemos debido enfrentar la recuperación de Emcali, que le cuesta al Gobierno Nacional más de 700 mil millones y honrar el compromiso del Transmilenio en Cali.

Pero ya hay dos licitaciones para la doble calzada Buga-Buenaventura. Tiene que revisarse la calidad de la administración y la voluntad de inversión en el puerto de Buenaventura.

De manera constructiva, como reconozco fallas del Gobierno, también pido que se revise eso. Tiene que haber mejor administración en el Puerto de Buenaventura y más inversión.

Uno compara las administraciones de Santa Marta y Cartagena con Buenaventura, las inversiones de los concesionarios en Cartagena con las inversiones de los concesionarios en Buenaventura, y queda muy preocupado.

Yo creo que mientras hacemos la doble calzada, si se aumentan las inversiones en Buenaventura, si se renuncia a un paternalismo herencia de Foncolpuertos, a unos privilegios individuales, el puerto puede mejorar mucho. Y cuenten con que el Gobierno Nacional también reconoce su culpa y va a acelerar la decisión de la extensión de la concesión.

Todas las obras que estamos haciendo han creado empleo en la ingeniería. Converso con los ingenieros en todo el país, y veo una situación de dinámica y de empleo en la ingeniería diferente. Ahora le preguntaba en voz baja a Álvaro Villegas, antes de comprometerme con esa afirmación, y él me daba una respuesta que convalida esto, y yo creo que ustedes lo han percibido.

¿Para dónde vamos? En el período 2006 – 2010 tenemos que terminar el Plan 2500. Pero miren las paradojas: el viernes en Cartagena el Presidente de la ANDI y el doctor Caicedo Ferrer reclamaban que había que darle prioridad a las vías que hagan más asequibles los costos del comercio exterior. Y tienen toda la razón. El doctor Caicedo Ferrer criticaba el tema del Plan 2500 porque conecta mucho municipio.

¿Y qué me paso el sábado en Barichara? En el Consejo Comunitario acuden los alcaldes a decir: Presidente, bueno el Plan 2500 pero no alcanza. Los municipios van a seguir en su inmensa mayoría incomunicados.

Y al Gobierno le toca equilibrar la visión que unos tienen del país y la visión que los otros tienen. Es que el desplazamiento no lo produce solo la violencia. El desplazamiento también lo produce, y este país sí que lo ha sentido, la falta de vías de comunicación, de servicios públicos.

¿Qué les hemos tenido que decir a los alcaldes? El Gobierno Nacional no podrá hacer un kilómetro más de vías departamentales en este período, a lo que esta previsto en el Plan 2500, que es bastante ambicioso.

Para suplir eso les hemos ofrecido a los gobernadores un crédito de mil millones de dólares, gestionado y avalado por el Gobierno Nacional, que lo ejecuten ellos y lo paguen.

Y a medida que lo vayan pagando, que el Gobierno Nacional se comprometa a reponer la misma cuantía amortizada, para que sea una especie de fondo financiero rotatorio para vías departamentales.

El Gobernador de Antioquia ha dicho que este departamento empieza con 60 millones de dólares, con cargo a esos mil, y Planeación Nacional le va a tramitar ágilmente el aval de la Nación, para poderle mostrar este buen ejemplo al resto del país.

Tenemos un gran reclamo de los municipios por el mantenimiento de las vías terciarias. Nosotros liquidamos Caminos Vecinales, pero no hemos podido desprender al presupuesto nacional de la obligación de contribuir al mantenimiento de vías terciarias.

Apenas tenemos para esos 135 mil millones, y no alcanza. Creo que no es posible renunciar a esa partida. Para hacerla más eficiente, hemos empezado a implementar la modalidad de contratación con grupos de municipios.

El río Magdalena. Para este cuatrienio hemos definido que los recursos del Fondo Nacional de Regalías, que el Gobierno pueda ejecutar, van exclusivamente a tres destinos: el tema de La Mojana, el tema del río Magdalena y el tema de atención y prevención de desastres.

Y lo que vaya al río Magdalena solamente a dos destinos: a lo que es la profundización del canal navegable y a las obras de defensa de inundaciones en el Bajo Magdalena. Ya tenemos mucho reclamo del Medio y del Alto Magdalena.

Pero yo he empezado a afrontar la responsabilidad, y la voy a afrontar, amablemente y con paciencia, de explicarles a alcaldes y gobernadores del Medio y del Alto Magdalena que con escasez de recursos hay unas prioridades sobre las cuales no podemos transigir, como es aplicar a la profundización del canal navegable en el río y a las obras de defensa de inundaciones en el bajo Magdalena, los recursos que en el cuatrienio tengamos para ese efecto.

Está el tema de las nuevas concesiones. Había mucha preocupación. Pero creo que empieza a despejarse, y los hechos la despejan. Hace cuatro semanas la Presidenta de Camacol me llama y me dice: Presidente, los ingenieros no se van a poder presentar a la licitación de cárceles, que vale alrededor de medio billón. Se presentaron casi todos. Se corrigieron algunas cosas.

He leído con preocupación alarmas de que no se van a presentar los ingenieros a las nuevas concesiones. Lo que haya que revisar, revísenlo. Pero mírenlo: antes de ayer se cerró una muy importante: Rumichaca – Pasto – Aeropuerto Antonio Nariño. Cinco propuestas que agruparon 53 firmas colombianas.

Y la compra de pliegos muestra gran dinamismo. Yo le he pedido al Ministro que no sea tan dogmático como soy yo, que no me vaya a aprender en materia de dogmatismo. Y que las cosas en las cuales deba ceder, las ceda, y rapidito.

Quedarse uno en una disputa mucho tiempo es hacerle perder tiempo al país. Lo que haya que arreglar hay que arreglarlo rapidito, Ministro. Lo que tengamos que arreglar en los pliegos de concesiones, hagámoslo. Pero las cosas no están resultando mal.

Lo que sí yo pediría, doctor Alfonso Orduz y doctor Álvaro Villegas, que los ingenieros nos ayuden con el Ministro y con la Directora de Planeación a mirar que las concesiones cuyas licitaciones están abiertas, correspondan a las prioridades del comercio exterior de Colombia.

Ayúdennos en eso. Si ustedes objetan estas concesiones, porque no las encuentran como parte fundamental para acelerar el comercio exterior del país, el Gobierno lo revisa.

En la integración internacional, yo creo que vamos bien en el río Meta, buscando a través del río Meta el Orinoco al norte y al sur. Ya están abiertas o adjudicadas las primeras licitaciones.

Sigue apenas en discurso la conexión con el Brasil. No hemos podido financiar los recursos. Eso necesita garantizar la pavimentación de Puerto Asís a Mocoa y la construcción de la variante de San Francisco, en el tramo de Mocoa-Pasto, y esa sola variante puede costar 170 millones de dólares.

Con el Panamá, con el Plan Panamá – Puebla, el paso de que Colombia entre al Plan Panamá – Puebla es de gran importancia. Hoy Colombia está admitida en el Plan Panamá – Puebla.

Yo creo que va bien lo de la interconexión eléctrica y lo de la interconexión en materia de gas.

¿Qué pasa con la carretera? No hay opinión pública favorable en Panamá, es lo que tenemos que trabajar.

Yo diría que el tema hoy no es legal, que el tema hoy no es lo que se definió en materia legal en el pasado, sino tener el liderazgo para ayudar a convencer la opinión pública de Panamá.

El Gobierno de Panamá evidencia un gran temor al rechazo de opinión a una decisión que permita hacer esa carretera. Por eso el Gobierno va a insistir en el seno del Plan Panamá-Puebla sobre esa carretera y va a seguir acudiendo a los directores de medios de comunicación de Colombia, para que nos ayuden a través de sus colegas, los directores de medios de comunicación de Panamá, para poder superar ese obstáculo de opinión.

Si algún mensaje quiero dejar claro en este congreso, es que lo que falta para esa carretera es que haya una actitud menos negativa en la opinión pública panameña.

Tenemos el compromiso entonces de que el Plan de Desarrollo para este cuatrienio esté bastante ajustado a la competitividad, medida en la variable de menores costos para el comercio internacional. Eso hace parte de la Visión Colombia para el Segundo Centenario, y queremos que ustedes nos ayuden a concertar ese plan de desarrollo, es mi propuesta a los ingenieros.

No puedo dejar de referirme al tema del Alcalde y algunos temas del Gobernador.

Alcalde: el Ministro había dicho que tan pronto se adjudicara la concesión de El Dorado, se entraría a trabajar la unificación en la administración del aeropuerto Olaya Herrera con el aeropuerto José María Córdoba.

Hagámoslo y rápidamente. Les sugiero lo siguiente: primero tiene que haber un compromiso de no repartir utilidades porque, por ejemplo, el Olaya Herrera en años le ha repartido utilidades al municipio de Medellín. El compromiso tendría que ser que no haya reparto de utilidades, sino capitalización del ciento por ciento para el desarrollo de las obras de competitividad.

Segundo: la Nación ha dado un paso muy exigente. Cuando la Nación renuncia a 650 millones de dólares que le ingresaban del aeropuerto El Dorado en equis años para que ese dinero lo gaste el nuevo concesionario en el mejoramiento de El Dorado, la Nación tiene que sustituir esos dineros.

El Dorado ha sido un aeropuerto muy rentable, casi que con él hemos sostenido los otros aeropuertos de Colombia. ¿Ahora con qué vamos a sostener los otros aeropuertos? Con un esfuerzo de Planeación Nacional y del Presupuesto.

Por eso una concesión o una figura de administración del José María Córdoba no pueden privar en los primeros años a la Nación de percibir unos ingresos del José María Córdoba. Si no lo digo aquí, los engaño. Eso no es lo más simpático, pero yo también tengo que ser realista frente a la situación de la Nación.

Tercero: para que haya tranquilidad, esa unificación de administración debe darse sobre un Plan de Desarrollo, que logre los mayores niveles de competitividad, como los reclamaba el Alcalde.

Y cuarto, para que haya tranquilidad en la opinión antioqueña y nacional sobre ese Plan de Desarrollo, que tenga un supervisor que lo legitime en su avance ante el país, que podría ser un consorcio entre la Sociedad Colombiana de Ingenieros y la Sociedad Antioqueña de Ingenieros, pero que le esté diciendo al país periódicamente si se están cumpliendo o no las metas de ese Plan de Desarrollo aeroportuario aquí en la región.

El Gobernador ha planteado unas carreteras muy importantes. No quiero referirme a todas, porque bastante he abusado de ustedes.

Quiero simplemente decirles que el Gobierno Nacional comparte la necesidad de la comunicación de Antioquia con el río Magdalena. Por eso se está estructurando la doble calzada a Puerto Berrío.

El Gobierno Nacional comparte que hay que terminar la troncal del Nordeste. Es la única alternativa que el país tiene a Ventanas. Lo que es la carretera Santafé de Antioquia-Puerto Valdivia, incluida en la Visión 2019, está lejana.

El Gobierno Nacional comparte la necesidad de conectar Puerto Berrío, el río Magdalena con el río Cauca, Puerto Berrío – Caucasia, porque mirándolo con una visión más amplia, es la gran posibilidad de comunicar a Bogotá con Panamá, solamente con una pendiente, la pendiente de Bogotá al río Magdalena, después seguiría por una carretera plana o con ligeras ondulaciones.

El Gobierno Nacional comparte que concluido el puente Guillermo Gaviria Correa, un sueño, que como otros puentes (el de Mompós, el del Banco, el de Montería) se está concretando, hay que ponerle uso a ese puente y hay que hacer dos carreteras, la que conecta ese puente con Yondó, que es fundamental para la comunicación de Cúcuta con Urabá y con el Pacífico, y además la carretera que conecte ese puente con el sur de Bolívar.

El Gobierno Nacional comparte todo esto, Gobernador, pero yo quiero decirle, muy respetuosamente, lo siguiente: en un escenario de escasez de recurso y tanta necesidad de vías, yo como Presidente tengo que asumir la responsabilidad de no comprometerme con una vía aquí y con otra vía allí. Esperemos que el proceso de concertación del Plan Nacional de Desarrollo, que tiene que tener como entidad líder a Planeación Nacional, defina, con el aporte de todos ustedes, las prioridades en estas vías en el período 2006-2010.

Nos falta mucho dinero. En el pasado Consejo de Ministros veíamos que el Plan Vial de Competitividad puede tener hoy un faltante de 8 ó 10 billones de pesos.

Yo los resigné, les dije: es que todo no hay que hacerlo en el período 2006-2010, es un plan para que el país lo haga hasta el 2019, pero en el período 2006-2010 tenemos que avanzar.

Y los resigné con otra cosa: vamos a trabajar para que esta economía no crezca al dos ni al tres, ni al cuatro, sino al seis por ciento.

A eso los invito, apreciados ingenieros de mi Patria: pongámosle todo el vapor al país para que esta economía crezca establemente al seis por ciento. Muchos éxitos en estas deliberaciones.

Muchas gracias.

 
CONTÁCTENOS
MAPA DEL SITIO
| Quejas y Reclamos | Web Master |
Linea de Quejas y Reclamos 018000-913666

COPYRIGHT © 2006 PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA