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SALUDO AL CUERPO DIPLOMÁTICO ACREDITADO EN COLOMBIA
Enero 25 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)

Señoras y señores:

Quiero saludarlos con inmenso respeto, agradecer las palabras llenas de generosidad, de solidaridad por Colombia, que en nombre de todos ustedes ha pronunciado el excelentísimo Nuncio de su Santidad.

Quiero agradecer a los países que ustedes representan, la solidaridad, la comprensión, la amistad, que en todos los momentos han mostrado frente a esta Patria colombiana.

Esta democracia nuestra, es una democracia de corazón integrada a la comunidad internacional. Muchos países que vivieron problemas semejantes a los nuestros, se encerraron para que la comunidad internacional no conociera los orígenes de sus problemas ni las soluciones que se aplicaban a esos problemas.

Colombia, en medio del desafío de enfrentar una problemática tan grave, ha estado abierta de par en par, para la observancia de la comunidad internacional. Esa apertura, donde no ha habido cálculo, donde no ha habido ocultamiento, donde no ha habido intención de distorsionar la realidad, amerita la confianza que ustedes han tenido en Colombia, es la causa de su solidaridad y la de los pueblos que ustedes representan con nuestro país.

Vamos a seguir esta tarea que ustedes han conocido. Esta tarea por una Nación que haga de la Seguridad Democrática un homenaje a la eficacia del pluralismo, un puente hacia la paz. Por una Nación que le cumpla a su comunidad y a la comunidad internacional con el logro de las Metas Sociales del Milenio. Una Nación que afiance la confianza en la democracia, a través de un propósito de transparencia total, primero en la acción pública para dar ejemplo y por supuesto, de ahí nace la exigencia para que esa transparencia se de en la acción de los particulares.

Nuestra Seguridad Democrática es un camino para el pluralismo y es un camino para la paz.

En el año 2000, los candidatos a asambleas, a consejos, a alcaldías y a gobernaciones fueron 36 mil. En el año 2003, fueron casi 80 mil.

Las elecciones de regiones, que se llevaron a cabo en 2003, las primeras bajo el concepto de Seguridad Democrática, mostraron un gran crecimiento en participación de candidatos, mostraron mayor confianza de todos los candidatos en las garantías colombianas y mostraron resultados que no necesitan que el Gobierno teorice mucho sobre la defensa de la democracia a cargo de la Seguridad Democrática.

Alcaldes, gobernadores, que en otras condiciones –por origen político- no habrían podido ser elegidos, fueron elegidos. Se les protegió eficazmente como candidatos y se les ha respetado y protegido todos sus fueros para que desempeñen, de acuerdo con la Constitución, todas sus competencias.

Cuando este Gobierno llegó, cerca de 400 de los 1.096 alcaldes de Colombia, no podían ejercer tranquilamente las funciones de su cargo, a pesar del origen popular, por las presiones de los grupos terroristas. Hoy todos ellos están ejerciendo. Más de de 300 no podían residir en sus municipios por presiones de los grupos terroristas, hoy están todos en sus municipios.

Colombia asistió a años en los cuales fueron asesinados 160 líderes sindicales, todavía los asesinan, el año pasado asesinaron 12 integrantes de organizaciones sindicales. Estamos trabajando para decirle al mundo que no asesinan un solo dirigente sindical en Colombia.

Hemos progresado mucho pero no estamos contentos. No lo estaremos hasta que esos atentados contra la democracia se superen totalmente en nuestro país.

Colombia ha sido una defensora histórica de la libertad de medios de comunicación, pero la batalla de la política, de los gobiernos, del Estado por la garantía efectiva de la libertad de prensa, se vio oscurecida por las arremetidas del terrorismo. Eso llevó a que algunas personas, como yo, dijéramos que estábamos en frente de garantías retóricas pero no en medio de garantías eficaces.

Diría yo, que la disminución de asesinatos contra periodistas, la disminución de la intimidación frente a los periodistas, la manera como los colombianos han ganado confianza para denunciar, indica que vamos por buen camino.

Hoy escuchamos más denuncias que hace cuatro años, cuando hay menos hechos de violencia. ¡Miren qué paradoja! Uno se pregunta: ¿por qué si hoy hay menos hechos de violencia, hay más denuncias? Porque hace cuatro años, amplios sectores del periodismo y de la política estaban amordazados.

En unas regiones tenían que convivir con la guerrilla y en otras con los paramilitares y en muchas, con unos y otros. Y buscaban hacer la política acomodándose a sus exigencias, sin denunciarlos, hoy los denuncian. O buscaban ejercer el periodismo acomodándose a sus exigencias, sin denunciarlos, hoy los denuncian.

La mayor confianza de periodismo, de la dirigencia política para denunciar, demuestra que nuestra Seguridad Democrática, ha sido eficaz para proteger las libertades, entre ellas, la libertad de los medios de comunicación.

¡Qué importante que le podamos decir al mundo que nos aproximamos a un debate electoral con la vocación de que sea totalmente transparente!

Es mejor hacer denuncias preventivas que garanticen la pureza de la democracia, que tenerse que quejar a posteriori, por las afrentas que se vivieron en contra de la democracia.

Por eso, el Gobierno no ha dudado para estar en coordinación con la Fiscalía, con los órganos de control y no ha dudado en asumir la responsabilidad política de la denuncia necesaria, a tiempo, para garantizar la pureza del debate electoral que se avecina.

Qué importante que el mundo sepa que Colombia enfrenta un desafío terrorista, que no enfrenta otra Nación del mundo y que lo enfrenta con una política abierta a los ojos de la inspección del mundo, comprometida con los derechos humanos. Con una política que en lugar de recortar las libertades, so pretexto de enfrentar el terrorismo, ha aumentado el ejercicio práctico de las libertades. Con una política que en lugar de afectar los derechos humanos con la pretendida justificación de superar la inseguridad, todos los días está más comprometida con el respeto de los derechos humanos como condición de legitimidad de esa política de seguridad.

Esa política de seguridad, ha sido –reverendísimo Nuncio y muy distinguidos integrantes del Cuerpo Diplomático- un instrumento de defensa de la democracia.

Diría que a la disposición colombiana de respetar la democracia, a los textos constitucionales y legales de respetar la democracia, a la tradición colombiana de respetar la democracia, algo le faltaba y ese algo es la política de Seguridad Democrática, llamada a impedir que las garantías democráticas se queden solamente en el escenario declarativo, retórico, llamada a garantizar que las garantías democráticas sean eficaces.

Pero esa Seguridad Democrática también tiene una profunda relación con la erradicación de la pobreza y con la construcción definitiva de la paz. La Seguridad Democrática, es un camino para la seguridad y para la reconciliación total.

Quien este hoy en un grupo paramilitar o guerrillero, debe saber que la Seguridad Democrática le envía dos mensajes: un mensaje de amenaza legítima del Estado, si persiste en la violencia, pero también un mensaje de reconciliación. Quien esté en un grupo paramilitar o guerrillero debe saber que la Seguridad democrática es la misma, para enfrentarlo mientras persiste en la violencia o para protegerlo, una vez haga la paz.

Esto es bien importante para ir entendiendo cómo, la Seguridad Democrática, es un principio de reconstrucción de seguridad y es un camino para la reconciliación.

Hace pocos días me visitó un distinguido periodista colombiano, que en privado está de acuerdo con muchos de los aciertos de este Gobierno, pero en público siempre se pronuncia como vocero de la oposición. Y era una difícil entrevista, le dije al final: vamos a cambiar el papel, ahora voy a ser yo periodista, publique esta pregunta mía, no me la conteste: ‘¿usted como se siente frente a los paramilitares?, ¿más vulnerable ahora o hace cuatro años?’

Esa pregunta es válida para formularla en unos casos frente a los paramilitares y en otros casos frente a la guerrilla.

Creo, no por el discurso que escucho todos los días, sino por mi diálogo directo con los colombianos, que hay un país hoy, con más confianza en las instituciones, con menos terror al terrorismo. Un país menos amordazado, un país más libre. Un país que en la medida que ha sentido que el Estado ha acudido a protegerlo, se siente menos amenazado por los terroristas.

Hoy hay más libertad para criticar porque los críticos ya le tienen menos temor a los paramilitares y menos temor a las guerrillas.

Hace pocos días me encontré con una ilustre ex Senadora de la República, muy dura en la oposición, pero frente a quien jamás he renunciado a depararle, a ofrecerle, un trato personal fraterno. Y le decía: ¿y cuál es tu razón de oposición? Me decía: la Seguridad Democrática. Le decía: pero en el pasado, antes de la Seguridad Democrática a toda hora te veía comprando tiquetes para el Canadá, pasabas tres cuartas partes del tiempo en Canadá exiliada o en Estados Unidos, regresabas aquí y apenas hacías 15 días de bulla, te volvían a amenazar y te tenías que regresar al extranjero. Por cada dos semanas de estadía en Colombia, pasabas meses en el extranjero. Ahora te veo que me criticas y me criticas todos los días, pero permaneces en Colombia y ya no te veo mortificada ni escondida, sino alegre y feliz, en la oposición. Me tenía que reconocer que efectivamente en su vida a ocurrido eso.

La verdad, es que –más en esta época- el Gobierno tiene que estar preparado para que le digan de todo. Yo acepto que una de las limitaciones de la condición humana es no estar preparado para que le digan de todo y acepto esa limitación, esa flaqueza, no obstante que Lina por la mañana, al mediodía y por la noche me dice: ‘Uribe a aguantar, Uribe a aguantar, Uribe a resistir con prudencia’.

Vamos a hacer el gran esfuerzo, pero también hay que mirar esto desde el otro ángulo. Creo que la oposición hoy está más feliz porque tiene más garantías eficaces. Creo que la oposición, en el fondo, tiene que reconocer que hoy pueden decir de todo y que ahí está el Estado al servicio de protegerlos, incluso aparecería un desbalance: el Estado está dispuesto, con el Gobierno y el Presidente a la cabeza, a preferir la protección del ciudadano, aun al riesgo de tener que sufrir la afrenta de la calumnia. Creo que esa es una garantía fundamental para el buen suceso de esta democracia.

Pienso que una oposición que sienta en la práctica todos los derechos –como los está sintiendo, yo veo todo lo que dicen y todos los días, dónde se desplazan y cómo siempre acude el Estado a protegerlos- es una oposición que cuando termine el debate electoral tendrá que reconocer que la Patria ha cambiado y para bien y que eso tiene que ayudar a reconciliar a los colombianos.

Por estas dos razones: por lo que implica la Seguridad Democrática frente a la percepción íntima de la oposición a través de la garantía eficaz de sus derechos, por lo que implica la Seguridad Democrática frente a la percepción íntima del terrorismo –que recibe dos mensajes: el mensaje de que la Seguridad Democrática es la misma para perseguirlos mientras persistan en la violencia o para protegerlos cuando hagan la paz-, por esas dos razones me permito reafirmara ante ustedes que la Seguridad Democrática es un camino hacia la reconciliación total de los colombianos.

La reconciliación no es el unanimismo, la reconciliación en una democracia pluralista se refleja en la fraternidad del debate, fraternidad que en cada momento se pierde, pero lo importante es que cuando toque, el Gobierno tenga que dar los pasos al costo de ponerse colorado de enfrentar las cámaras, al costo de mirar una cámara con sonrojo, el Gobierno tiene que dar los pasos para acudir a recuperar la fraternidad del debate.

Confío que si esto sale bien para la democracia, los colombianos estaremos recibiendo una inmejorable pedagogía de que hay todas las condiciones para que el debate sea fraterno, lo que no implica anular la diversidad.

La diversidad es absolutamente compatible con la fraternidad, pero más que compatibles, necesarios complementos, porque el pluralismo tiene como razón de ser, resolver a partir de la diversidad, los problemas que afectan al todo colectivo. Entonces, en el pluralismo, una opinión debe sintetizarse con la contraria a través del ejercicio democrático, para desembocar en un buen resultado. Y de allí emprender otra divergencia para resolver una nueva contradicción.

Cuando hay fraternidad, los contrarios van buscando soluciones, sin que necesariamente tengan que entrar en claudicaciones de sus puntos de vista. Cuando no hay fraternidad, las soluciones se niegan, porque las polarizaciones bloquean la imaginación. De ahí la importancia de garantizar pluralismo sí, pero con debate fraterno.

Y esta Seguridad Democrática es un camino para la erradicación de la pobreza. Este país estaba recibiendo hace 4 años, 500 millones de dólares de inversión extranjera directa, sabemos que el año pasado superó los 4 mil (millones de dólares) confiamos que cuando el Banco Central nos de las cifras, esté alrededor de 5 mil (millones de dólares).

Se ha recuperado mucho la confianza en Colombia. La inversión como porcentaje del PIB (Producto Interno Bruto) estaba en un 13 por ciento, hoy está en un 21 (por ciento). La inversión privada, como porcentaje del PIB estaba en el 7 (por ciento), confiamos que ahora esté alrededor del 15 (por ciento).

Aquí hay unas instituciones independientes que honran a la democracia colombiana. Todas las instituciones de estadística son independientes, intelectuales que manejan las cifras de pobreza, intelectuales e independientes –muchos de ellos de oposición y críticos al Gobierno-, han reconocido que en este Gobierno se ha logrado sustraer de la pobreza a 2.5 millones de ciudadanos. Estamos en la tarea para que rápidamente salgan de la pobreza otros 4 millones de ciudadanos a través de nuestras políticas sociales.

La Seguridad Democrática posibilita la inversión, pero la función social que tiene que cumplir la inversión, legitima la seguridad en el corazón del pueblo y la hace sostenible, prolongable en el tiempo.

Para nosotros no existe exclusión entre seguridad y política social, van de la mano, son dos polos necesarios de una acción, donde el uno tiene que apoyar al otro y el otro apoyar al uno.

La Seguridad Democrática posibilita la inversión social y la inversión social legitima y hace sostenible la Seguridad Democrática.

Tengan ustedes la certeza que tenemos tres convicciones: la Seguridad Democrática como camino de reconciliación, la erradicación de la pobreza como camino de consolidación de la unidad nacional y la transparencia como camino de construcción de confianza.

Yo miro este país como padre de familia, porque me pongo en la posición de los papás que han tenido que desplazarse o desplazar a sus hijos y desde muchos años hace, que me he hecho esta reflexión: ¿qué gana un padre de familia en Colombia con dejar educación y / o un pequeño principio patrimonial a los hijos, si el país no ha recuperado su confianza, si el país no ha recuperado su unidad nacional? Para recuperar esa confianza es absolutamente necesaria la transparencia.

Empezamos a tener cifras importantes que reconocen nuestros avances en transparencia, como aquellas publicadas recientemente por el Banco Mundial, pero no estamos conformes, queremos trabajar para que a Colombia se le reconozca como un país absolutamente transparente. Esa es mi invitación diaria a todos mis compatriotas.

Estamos en acciones puntuales, donde es fundamental el esfuerzo de la comunidad internacional.

Hagan estas cuentas: cuando empezó este Gobierno, teníamos 17 mil integrantes de la Farc, más 12 mil milicianos urbanos, más 4.500 integrantes del ELN y una cifra superior a 20 mil paramilitares.

Estamos llegando a 25 mil desmovilizados. En diciembre terminamos con alrededor de 13 mil paramilitares, alrededor de 7 mil guerrilleros y hace pocos días en Tarazá, Antioquia –donde confluyen Antioquia y Córdoba- se desmovilizaron otros 2.750 paramilitares.

Y el Gobierno está en la tarea de apurar esas desmovilizaciones y cuanto antes, para que no haya dudas sobre la pureza electoral de Colombia.

La reinserción es muy difícil. Habló con un Gobierno, me dice: ‘yo fui el campeón de la reinserción, reinserté 5 mil’. Cuando en Colombia se reinsertó el M – 19, entre combatientes y no combatientes eran 900. Cuando se reinsertó el EPL, entre combatientes y no combatientes eran 2.100. Súmenle a eso 280 de la Corriente de Renovación Socialista y unas pocas docenas de los otros grupos y comparen eso con esta cifra cercana a 25 mil y los que habrán de venir. La reinserción es un tema muy difícil y muy costoso.

Agradezco la buena voluntad de los países que ustedes representan, para ayudarnos en la reinserción. La estamos reestructurando, el doctor Sabas (Pretelt) ministro del Interior (y de Justicia) ha traído al doctor Antonio Picón Amaya del sector privado para ayudarnos. Y le hemos asignado a la doctora Julia Gutiérrez de Piñeres, subdirectora del Sena, la responsabilidad de dirigir la búsqueda de empleo y de emprendimiento para nuestros reinsertados.

Me he propuesto reunirme con ella una vez a la semana, para revisar cómo avanza esa tarea tan difícil, tan apremiante, tan necesaria, de la búsqueda de empleo y de posibilidades de emprendimiento para nuestros reinsertados. La ayuda de ustedes es magnífica y se que en sus países encontrarán mejor respaldo a medida que el mundo tenga más confianza en este proceso.

Colombia tiene un camino para acabar el terrorismo, que es acabar la droga. Esta mañana, por una emisora de Pasto, me decía el padre Gustavo Jiménez: ‘Presidente, queda droga en tal parte de Nariño y en tal otra, acábenla y verá que se acaban los grupos terroristas’.

Anteayer llegué al Parque Nacional de La Macarena, aproximadamente 4.300 hectáreas a la vista, vamos a ver cuántas aparecen y una nueva modalidad, que es sembrar la droga solamente socolando el bosque sin destruirlo, lo que evita que se le pueda visualizar desde el avión. Y en los alrededores de La Macarena, 12 mil hectáreas. Llegué a presenciar un programa de heroísmo de nuestra Policía, de gerencia social del doctor Luis Alfonso Hoyos (Alto Consejero para la Acción Social), el propósito de erradicación manual de esa droga.

Cuando llegué allí me recibieron los policías, los compatriotas erradicadores, casi todos del pueblo de Luis Alfonso (no vaya a dar tiro usted de que le digan que está violando la Ley de Garantías porque casi todos son del oriente del departamento de Caldas), en un patriotismo extraordinario, erradicando droga.

Y dije: ¿y a dónde están los que han vivido aquí? Allá hay un contraste –ojalá ustedes visitaran eso, Embajadores-. Donde han sembrado en droga está como un patio y donde no han sembrado en droga, un bellísimo bosque, con unas especies naturales bellísimas.

En Colombia, quienes hemos vivido en el campo siempre nos referíamos a las heliconias como una maleza, en una parte las llaman platanillo, en otra parte bijao, en otra parte bocachico. Encontré unas heliconias allí que yo no conocía, de semejante altura y grosor, en la selva. Unas heliconias de mejor grosor que las matas mejor fertilizadas de plátano. ¡Qué hermosura de bosque!

Con una suerte: en La Macarena, como en casi toda Colombia, el bosque que se ha destruido se puede recuperar y se recupera espontáneamente. Ahí donde estamos arrancando coca, si eso lo cuidamos, en dos años tenemos un rastrojo de seis metros. En pocos años, volvemos a tener rastrojo de media hacha y volvemos a tener bosque. En Colombia hay una gran posibilidad de recuperación espontánea del bosque.

Entonces yo quería hablar con los nativos, para que los nativos me contaran sobre esas especies y para comprometerlos a que sean guardianes del parque. Y no podíamos, estaban huyendo. Logré hablar con algunos de ellos y les dije: no, el Gobierno no los va a perseguir a ustedes. A ustedes los vamos a vincular como guardianes del parque, aquí lo que no puede haber es coca. Y les vamos a pagar una platica para que sean guardianes del parque. Ustedes no son enemigos del Gobierno, los enemigos de nuestras instituciones son los terroristas.

Cuando ya entraron en confianza, me dijeron: ‘Presidente, es que el terrorismo aquí nos ha puesto a vivir de la droga, prácticamente nos obligan a sembrar coca para entregársela a la Farc y ya estaban entrando –también- unos a nombre de paramilitares a recoger coca.

Miren qué tarea tan importante, donde nos puede ayudar muchísimo la comunidad internacional, en ese propósito de que este año erradiquemos manualmente 40 mil hectáreas.

Yo no he visto a los campesinos colombianos entusiasmados con la fumigación. En partes, indiferentes y en partes protestan. Pero sí los veo muy entusiasmados con la erradicación manual, enormemente. ¡Qué bueno que ustedes nos puedan ayudar, desde todos sus países, para avanzar en esto de erradicación manual!

El año pasado erradicamos 31.200 hectáreas, la meta este año es erradicar 40 mil hectáreas y erradicar toda la coca de los parques nacionales, que es aproximadamente de 10 mil hectáreas y otras 30 mil por fuera de los parques nacionales.

Si a eso se le suma la vinculación de 33 mil familias, que serán 50 mil, como Guardabosques, el avance del programa Familias en Acción –gran acción de derrota de la pobreza, que ya está completando, terminó el año con 510 mil familias, ahora están vinculando otras 100 mil, vamos a terminar el año con 650 mil, pero hay que llegar a un millón rápidamente-, si a eso se le suma el experimento que vamos a hacer en La Macarena para que las familias, que agrupan esos 11 mil nativos de La Macarena sean guardianes del parque, creo que vamos encontrando un camino muy eficaz para derrotar la droga y para derrotar el terrorismo.

La ayuda de ustedes en estos programas es fundamental, en la reinserción, en la erradicación manual de drogas, en el tema Familias Guardabosques, familias guardianas del parque. ¡Qué bueno que un país de ustedes dijera: ‘yo quiero ser el tutor de La Macarena’, y otro dijera: ‘yo quiero ser el tutor del parque Paramillo’, y el otro dijera: ‘yo quiero ser el tutor de tal parque o de tal otro’!


Luis Alfonso, estos embajadores que tanto le han ayudado, le dan esa ayudita adicional, que rápidamente podamos decir: tal país o tales países, van a ser los tutores del parque nacional de La Macarena.

Conocí el Caño Cristales. Lleve un grupo de embajadores allá, Luis Alfonso. Esa es una belleza de la naturaleza. Yo no he sido turista y la verdad, Lina dice que yo no tengo emociones de turista, pero yo me emocioné con el Caño Cristales en el parque La Macarena. Y me dio mucha tristeza de saber que la comunidad nacional e internacional no lo ha podido visitar porque estaba controlado por el terrorismo.

Hoy empezamos a recuperar allí la paz. Ahí hay una belleza, ahí hay un espectáculo de la naturaleza. Confío que en la medida que vayamos avanzando con la erradicación de la coca, la superación del terrorismo, la legitimación de estas políticas en nuestro campesinado, se va a abrir paso el turismo ecológico, que ya le hemos abierto paso. Se había cerrado el turismo ecológico en el Tayrona, estuvo inundado de turistas en diciembre. Se había cerrado en el Amazonas, han regresado muchísimos y tenemos todos estos destinos para abrir.

Para legitimar estas políticas en el campesinado, reconocemos una realidad que hay que corregir. Colombia venía en un proceso –dría yo- muy positivo de mejora en la distribución de la tierra por acciones de reforma agraria y por división natural de fundos. Eso se truncó y revirtió por acción del narcotráfico, el paramilitarismo y la guerrilla. Los unos tienen miles de hectáreas en unas regiones, los otros miles de hectáreas en otras.

Creo que los pasos que estamos dando van en la dirección correcta.

Primero, la manera como modificamos la ley de extinción de dominio. El año pasado, eso permitió intervenir 5 mil predios.

Segundo, los correctivos que estamos introduciendo en el Consejo Nacional de Estupefacientes: predio agropecuario intervenido, es predio agropecuario que pasa a los campesinos y de inmediato.

Tercero, hemos podido ya, volver a incorporar unos recursos en el presupuesto para adquirir tierra para los campesinos.

Cuarto, estamos resolviendo problemas que aún quedan de compromisos antiguos con comunidades indígenas, y ya hay recursos presupuestales.

Quinto, si ustedes van a Barrancabermeja, a muchas áreas del país, encontrarán un gran florecimiento de los cultivos de palma africana, pero financiados en muy buena parte para el Gobierno –a través de crédito e incentivos- con la exigencia de que estén vinculados como empresarios los campesinos. Creo que eso nos va ayudar a ir quitando esa justificación de violencia que es, campesinado sin tierra. El Gobierno tiene toda la voluntad.

Los gobiernos y los gobernantes no aprendemos fácilmente, yo me demoré para corregir errores en el Consejo Nacional de Estupefacientes, pero los estamos corrigiendo y uno de los correctivos fundamentales es: nada de poner la tierra intervenida en manos de intermediarios, la tierra intervenida va directamente a las comunidades campesinas.

Deseo a cada uno de ustedes, a sus familias, a los gobiernos de sus países, a los hermanos pueblos que representan, que este año 2006 sea próspero y traiga bienestar. Pido la cooperación generosa de ustedes –como la han venido dando- para con Colombia.

Excelentísimo Nuncio: regáleme una copia de la encíclica de su Santidad sobre el amor para que el amor nos ayude a ser más fraternos en el debate, para que el amor nos traiga frenos cuando la intemperancia se salga de los carriles de la fraternidad, para que el amor por el prójimo y por la Patria nos ayude a ser más tolerantes, para que con amor superemos las dificultades, para que con el amor garanticemos que no hay corrupción, para que con el amor garanticemos que no haya violencia.

A todos ustedes, muchas gracias de un país abierto al mundo, que quiere mucho a los pueblos que ustedes representan.

 
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