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CEREMONIA DE ASCENSO DE 293 SUBTENIENTES DEL EJÉRCITO NACIONAL
Junio 01 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Después de las jornadas democráticas en las cuales Colombia reiteró ante el mundo su vocación de democracia abierta, de democracia transparente, de fraternidad en el debate. Después de la acción heroica de nuestros soldados y policías que permitieron que los certámenes de la democracia se hubieran realizado con admirable paz, con paz sin antecedentes en varios lustros –como lo registró la prensa internacional-, acudimos a este campo de paradas de la Escuela General José María Córdova, a asistir emocionados a la graduación de 293 Subtenientes del Ejército, del curso General José Joaquín Matallana Bermúdez.

Asistimos emocionados porque, al entregar esta graduación a la Patria, estamos entregando energías de la juventud, ideales de la juventud, transparencia de la juventud a la construcción de los ideales de la Colombia del presente y de los ideales de la Colombia del futuro.

Quiero rendir un homenaje a la memoria del General José Joaquín Matallana Bermúdez, quien sirvió bien a la Patria, de quien los colombianos recordamos su fortaleza y su decisión para enfrentar el terrorismo y al mismo tiempo, su disposición para buscar avenidas hacia la paz.

A su familia, hacer llegar nuestra voz de gratitud ciudadana con la obra del General José Joaquín Matallana. Registramos complacidos que hoy, distinguidos integrantes de su familia –encabezados por doña Gladys Eslava de Matallana- nos acompañan.

Acudo a rendir un homenaje a ustedes, apreciados Subtenientes. ¡Qué bueno que en una Patria con tantas dificultades, haya una juventud tan noble, tan dispuesta al servicio público, como lo expresan 293 que hoy reciben el grado, que tendrán un período corto de descanso y que el 10 junio deben regresar al servicio activo para garantizar la convivencia de los colombianos alrededor de la ley!

Ustedes, apreciados Subtenientes, son portadores de los mejores valores de la Patria. Ustedes, son los sucedáneos de los valores de la juventud patriótica del General José María Córdoba. Ustedes, al portar las armas de la República, se constituyen en herederos legítimos de El Libertador, para que con las armas de la República garanticen la justicia y garanticen la libertad.

Ustedes, al jurar emplear las armas de la República en irrestricto respeto a la Ley, son quienes conllevan los valores del General Santander, como convergen en ustedes todos esos ancestros que se constituyen en los fundamentos de la Nación.

Y con esos valores, ustedes, apreciados graduandos, ahora tienen la obligación de responder a millones de colombianos, que cada vez que un joven como ustedes se gradúa, para portar las armas de la República, esos millones de colombianos sienten alivio porque inmediatamente perciben esperanzas de paz, esperanzas de justicia, esperanzas de tranquilidad.

Y vengo a rendir un homenaje a sus padres, a sus madres, a sus hermanos, a sus familiares. Apreciados papás y mamás: muchas gracias por aportar el amor superior, el amor del hijo, al servicio de la Patria.

Recuerdo que mi madre decía –cuando era un adolescente- que era imposible comprender el amor de los padres por los hijos, mientras no se fuera papá o no se fuera mamá. Cuando tenemos el sentimiento de papá, cuando se tiene el sentimiento de mamá, comprendemos ese amor superior por los hijos. Ese amor que no se alcanza a expresar en las palabras, ese amor que sólo se comprende en su plena dimensión cuando se ha tenido la gracia fundamental de ser papá o de ser mamá. Por eso mamás y papás: ¡muchas gracias!

Se qué gran desprendimiento el de ustedes, desprenderse del amor superior, entregar los hijos a este servicio de la Patria. Todos los padres, todas las mamás, todos los demás colombianos, tenemos superior agradecimiento con ustedes.

Se de sus angustias. En una Patria todavía flagelada por el terrorismo, comprendemos la angustia de ustedes cuando sus hijos reciben una replica de la espada de El Libertador, para defender la libertad y la tranquilidad de todos los colombianos. Pero también confió que, con el heroísmo de nuestros soldados y de nuestros policías, vamos a seguir avanzando todos los días hasta que Colombia, rápidamente, se reencuentre plenamente con la paz.

Generales, Ministro (de Defensa, Camilo Ospina): como he tenido oportunidad de decirles desde el domingo, al caer el sol, entiendo que en la expresión mayoritaria de los colombianos en las urnas, hay para nosotros un mandato: hay para nosotros el mandato de que los derramamientos de sangre no se prolonguen, que consigamos rápidamente, con toda la eficiencia y con toda la transparencia, la paz completa que la República requiere.

Estos 293 graduandos son un aporte de estas familias que hoy se reúnen aquí, familias de las mejores virtudes colombianas, para que ese mandato se convierta en realidad.

Muy apreciados comandantes, integrantes de las Fuerzas: vamos a cumplir unas tareas adicionales. Vamos a cumplir la tarea adicional de trabajar por lo que hace falta en dotación técnica, en equipos de comunicación, de transporte para nuestras Fuerzas. Hemos crecido bastante el número, pero se requieren esos apoyos. Los colombianos más pudientes van a hacer el esfuerzo para financiar esa tarea.

Vamos a cumplir la tarea adicional de luchar por el bienestar de nuestras fuerzas, de cada uno de sus integrantes. Se que el crecimiento en el universo de miembros de la Fuerza Pública de la Patria, nos queda hoy déficit en vivienda, en salud.

En la reunión de ayer, donde hicimos un repaso bastante completo de cómo avanza la política de Seguridad Democrática, también pusimos de presente la necesidad de que el bienestar de los integrantes de nuestra Fuerza Pública sea prioridad.

Aspiro que, rápidamente, los topes del presupuesto nacional nos permitan atender con mayor diligencia los requerimientos de vivienda fiscal y los requerimientos de crédito y subsidio para la vivienda particular de policías y soldados de la Patria.

Les ruego, con el Ministro y los Viceministros, una actitud de liderazgo, que quede muy rápidamente construida la alianza estratégica entre los organismos de vivienda de las Fuerzas Militares y de Policías y el Fondo Nacional del Ahorro, para poder anticipar créditos y también subsidios que contribuyan a la vivienda de nuestra Fuerza Pública.

Nosotros somos muy exigentes. Hace pocos días le decía, muy amablemente, a una periodista que me apoya de una manera muy atípica. Me apoya mucho y me critica mucho y me decía: ‘Presidente, deje de ser Ministro de Defensa, deje de ser General, deje de ser Coronel, deje de ser Capitán, deje de ser Teniente. Presidente, ¿por qué tiene que estar usted en todos los detalles de la Fuerza Pública?’ Y le dije: dime como lo hago mejor, pero no me obligues a renunciar porque son compromisos del alma. Dime como puedo proceder mejor, como teniente o como capitán o como coronel o como general, pero no me hagas renunciar, porque debajo de este traje de civil hay unos huesos y una carne de soldado y de policía comprometido hasta el último día de la vida con la Fuerza Publica, como el instrumento del libertador y de la Constitución para conseguir el bienestar de los colombianos.

Sé que entre los excesos de mi comprometimiento está aquel de ser muy exigente. Pero, créanme que lo hago interpretando la angustia de los colombianos por reposo, créanme que soy tan exigente porque procuro interpretar la angustia de los compatriotas por tranquilidad. El desespero de los compatriotas para que de una vez superemos todos estos años aciagos de violencia.

No tiene si no un atenuante mi personalidad tan perfeccionista en estos temas, tan exigente: siempre que pido un resultado, hago un reclamo, pido avanzar la milla adicional, lo hago con un sentimiento inquebrantable de afecto por cada uno de los soldados y policías de la Patria.

¡Vamos a buscar que en cada pedido, que en cada reclamo, que en cada solicitud, vaya también –en ese mensaje- una estampilla de afecto!, para que la convicción del comprometimiento total para superar el terrorismo, del compromiso total con cada uno de los soldados y policías de la Patria, tenga dos pilares: la exigencia y el afecto. Y eso nos conduzca a que ustedes, todos los días, procedan con iniciativa, con agresividad, con eficacia y con transparencia.

Y preocupémonos mucho por el futuro de nuestra Fuerza. Yo la divido en dos grandes capítulos: el capítulo operativo y el capítulo administrativo.

Tenemos que revisar cada uno de los componentes administrativos, abrir definitivamente el paso para que esos activos que respaldan las pensiones, como el Hotel Tequendama, etcétera, todos los días sean más eficientes, para tranquilidad de todos los pensionados y de los que tienen expectativas.

Tenemos que revisar el tema de salud. En el gobierno que está concluyendo hicimos avances, ¡claro que los hicimos!, en la pensión de sobre vivencia, en la pensión por incapacidad. ¡Claro que hicimos avances!, en el tema de la prima de orden público para los profesionales, pero quedan muchos temas pendientes. En cada nueva hora tiene que renacer nuestro compromiso de enfrentar los nuevos desafíos. Lo hecho es importante, lo que falta es mucho.

En el recorrido por la Patria, siento reclamo por los servicios de salud. Tenemos que mejorarlos, pero se necesita revisar con construcción de consenso la mejor estructura para proveer con servicios de salud a la Fuerza, a sus familias, a los pensionados. Tenemos que ser muy cuidadosos y diligentes para dar esos pasos.

Sueño, Ministro, Altos Comandantes, que rápidamente podamos dar resultados en vivienda, que sea una prioridad nuestra, que rápidamente podamos entregar mejores resultados a las expectativas de vivienda.

¡Y vamos a hacer de la transparencia el sello fundamental de la Fuerza!

Recuerden, la política de Seguridad Democrática, en un Estado de opinión como el nuestro, depende de la credibilidad y la credibilidad reposa en la eficacia y en la transparencia.

Por eso, para ser eficaces, tenemos que trabajar mucho en la iniciativa, en la agresividad de todas las horas. Tenemos que trabajar mucho en la estrategia y en la táctica.

¡Y para tener credibilidad, tenemos que acompañar la eficacia de la transparencia!

Mientras aquí estamos alegres, por esta graduación de 293 subtenientes, también estamos tristes por las órdenes de captura que ha expedido la Fiscalía General de la Nación contra integrantes de nuestro Ejército.

Varias decisiones: primero, nuestro compromiso es la transparencia, en consecuencia, apoyamos totalmente las decisiones de la Fiscalía.

Creo que procedimos bien cuando, en un rápido análisis de las primeras noticias de esa tragedia, llegamos a la conclusión de que la Justicia Penal Militar se debía abstener de iniciar el conocimiento del tema, por cuanto que allí aparecía nuevamente una Fuerza en una dificultad con otra Fuerza. Muertos nuestros policías, con balas disparados por nuestro Ejército.

Sumado eso a hechos anteriores, no favorables, como Guaitarilla (Nariño), gracias Dios tomamos la decisión oportuna, de separar del conocimiento del tema a nuestra Justicia Penal Militar, para que nadie pudiera albergar la menor duda de la vocación de transparencia y de justicia imparcial, que asiste a cada uno de los soldados y policías de la Patria, al más joven y al oficial de más alta graduación. Creo que ese paso fue importante.

¡Aquí tiene que haber: afecto y solidaridades, pero no complicidades!

Una cosa es, la solidaridad para servir a Colombia, el afecto para que cada uno le ayude al otro y otra muy distinta, es la complicidad con el crimen.

Necesitamos toda la solidaridad al interior de las Fuerzas, entre ellas; todo el afecto entre cada uno de sus integrantes y todo el rechazo a la complicidad con el delito.

¡En una Patria acosada por el terrorismo se cometen errores militares, hay reveses policivos, lo que no puede haber es delitos! Y es muy importante reaccionar a tiempo, decir la verdad y poner a funcionar caminos expeditos.

Permítanme decir esto: cuando hay un error militar o cuando hay un error policivo, hay preocupación en la ciudadanía. Pero, si el tema se expresa con transparencia, si el error se reconoce con incurable buena fe, no se pierde la confianza.

¡Nosotros podemos perder horas y días en nuestras acciones militares, pero no podemos perder la confianza ciudadana!

¡Nosotros podemos tener reveses en operativos militares y de policía, pero no podemos tener reveses en la construcción de confianza ciudadana!

Ruego que interioricemos muy bien, en cada uno de nosotros, estos compromisos, para que nos guíen en la manera de proceder cotidianamente. Es muy importante saber, que un aspecto crucial de la credibilidad en la Fuerza, deriva de la rectitud de los tribunales y de la sanción del delito.

Las decisiones, bien fundamentadas, que tome la Fiscalía General de la Nación y la justicia ordinaria, recibidas por las Fuerzas con decoro, acatadas por las Fuerzas con patriotismo, son decisiones que le darán credibilidad a la Fuerza en cuanto que la rectitud en la justicia y la sanción al delito, contribuyen a construir y a fortalecer esa confianza ciudadana en la cual hemos puesto todo nuestro empeño.

¡Además, cuando así se procede, se disuade a quien quiera delinquir!

¡Además, cuando así se procede, se protege la línea de autoridad, porque lo que no podemos permitir es que, alguno que quiera delinquir, nos siga afectando la línea de autoridad!

Espero que las decisiones tomadas –primero, la de haber separado la Justicia Penal Militar del conocimiento de este caso; segundo, la de haber tomado la decisión atípica, difícil de comprender, de ofrecer unas recompensas a unos civiles para que nos ayudaran a esclarecer la presencia del narcotráfico en esa área de Jamundí; tercero, la decisión de pedir a la Fiscalía prontas determinaciones y cuarto, la decisión de apoyar todas las decisiones de la Fiscalía-, espero que eso produzca una reflexión en aquellas mentes aisladas que creen que en el Ejército de la Patria se puede delinquir.

Estas decisiones hay que tomarlas con toda la fortaleza porque nosotros, impulsando la justicia, defendemos el honor de estos 293 graduandos de hoy.

Aquí, los exaltamos ante la Nación entera, porque hemos procedido con rectitud frente a Jamundí. Si hubiéramos esquivado las responsabilidades frente a Jamundí, hoy no podríamos mirar al cielo de la Patria, hoy no podríamos mirar a los ojos a estos graduandos. Hoy los podemos felicitar, estimular, aupar para que cumplan bien el deber, porque procedimos con recto criterio frente a los insucesos de Jamundí.

La autoridad de nosotros, Ministro y Comandantes, depende de nuestra inquebrantable rectitud, de apego a la ley. Depende de nuestra inquebrantable rectitud para que no haya impunidad.

Graduandos: cada uno de ustedes se apresta a ser un ejemplo, un ejemplo de valor, un ejemplo de compromiso, un ejemplo de capacidad de derrota del terrorismo, un ejemplo de observancia de la ley, un ejemplo de transparencia.

Háganse querer de todos los colombianos de bien. Que el 10 de junio, cuando ustedes empiecen a actuar en los campos y en las ciudades de Colombia, que los campesinos y los trabajadores, que los empresarios, que los estudiantes, vean en ustedes un amigo de la Patria que tiene la distinción de portar las armas de la República, de defender la ley y de garantizar la tranquilidad.

A ustedes la felicitación desde el fondo del corazón. A los primeros puestos, a los subtenientes de Infantería Diego Alejandro Parra Rico, Emerson Ricardo Figueroa; de Caballería, Oscar Javier Quiroga; de ingenieros, Libardo Cerquera; de Caballería, Anderson Roa; de Infantería, Diego Armando Ortiz; de Caballería, Henry Tamayo; de Artillería, Jorge Andrés Peña; de Infantería, Juan Esteban Grajales; de Caballería, Jair Tirado, todas nuestras felicitaciones.

Voy a pedir que todos los presentes se sienten en las graderías, para llamar a que se pongan de pie, unas mamás y unos papás.

Les rogaría que todos se sienten en las graderías y que se pongan de pie, don Eduardo y doña María, los padres de Diego Alejandro Parra Rico. Don Pedro y doña Sandra, los padres de Emerson Ricardo Figueroa. Don José Ángel y doña María Olga, de Oscar Javier Quiroga. Don José Adolfo y doña Romelia, de Libardo Cerquera. Don Jaime y doña Maria Isabel, de Anderson Roa. Don Gustavo y doña Carlina, de Diego Armando Ortíz. Don Gerardo y doña Alicia, de Henry Tamayo. Don Jorge Enrique y doña Ligia, de Jorge Andrés Peña. Don Emilio y doña Rosalba, de Juan Estaban Grajales. Don Tito y doña Gloria, de Jair Tirado.

¡Demos a todos ellos un gran aplauso!

Y ahora que se pongan de pie, los papás y las mamás que aquí nos acompañan. Los papás y las mamás de ésta promoción. ¡Y demos a todos ellos un gran aplauso!

Subteniente Diego Alejandro Parra Rico: usted lleva, en nombre de sus compañeros, la medalla Francisco José de Caldas, al felicitarlo a usted felicitamos a todos sus compañeros.

Y hoy, que ustedes salen de la Escuela y van a garantizar la tranquilidad de los colombianos, sus compatriotas sentimos un gran alivio. Muchas gracias jóvenes Subtenientes, la Patria pone toda la esperanza en ustedes.

A todos muchas gracias.

 
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