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FORO “TRATADO DE LIBRE COMERCIO ENTRE COLOMBIA
Y ESTADOS UNIDOS: RETOS Y OPORTUNIDADES”

Marzo 07 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)


Compatriotas:

Quiero agradecer a la Fundación Buen Gobierno y al Consejo Gremial esta feliz iniciativa para hacer pedagogía de lo que significa el TLC en Colombia, de sus oportunidades y de lo que debemos hacer.

En septiembre de 1935, el Gobierno del presidente Alfonso López Pumarejo firmó un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Fue aprobado por la Ley 74 de 1936. Lo suscribió, como ministro plenipotenciario, el doctor Miguel López Pumarejo. Entró en vigencia, se suspendió con la Segunda Guerra Mundial, en el año 49 lo suspendieron definitivamente.

Coincidió ese tratado con un auge en las exportaciones de café y banano, con el proceso de sustitución de importaciones, con un auge de inversión para sustituir importaciones, con un cambio de los objetos a exportar y de los objetos a importar. Fue muy importante para mantener en la época, defender al país frente a todas las presiones en materia de tasa de cambio. Y tiene ese tratado mucho que ver con lo que fue el pacto de cuotas de café, al cual acudieron, entre otros, Colombia, Brasil y Estados Unidos. Es muy importante mirar este episodio de la historia.

Cuando transcurrieron las elecciones presidenciales de 2002, estábamos en plena lucha para que se aprobara definitivamente en Estados Unidos una prórroga al Atpa, que se llamó Atpdea. Qué difícil. A mí, como Presidente electo, también me tocó concurrir al Congreso de Estados Unidos a hablar con el Ejecutivo, y soy testigo, de primera línea, de lo difícil que fue eso. Y cuando se dijo que ya había quedado aprobado el Atpdea, vino otra etapa más difícil, aquella de la implementación.

El Gobierno tuvo que hacer enormes esfuerzos para que el Atpdea, una vez aprobado, se implementara. Desde ese momento en el Gobierno dijimos: aquí no hay más camino que buscar el tratado bilateral. Esto que se acaba de aprobar termina el 31 de diciembre de 2006, las dificultades que hemos tenido anticipan casi que una imposibilidad para la prórroga de las preferencias unilaterales en el 2006, el Gobierno que empieza en el 2006 va a tropezar con enormes dificultades a partir de este 31 de diciembre, ante la improbable extensión de la Atpdea. Y emprendimos el camino de buscar el TLC. No fue fácil que Estados Unidos aceptara entrar a negociar.

Yo dividiría esto, lo que llevamos hasta ahora, en una etapa de sensibilización, que le dio angustia y claridad al Gobierno, que es la etapa de la conversión del Atpa en Atpdea, y de la implementación del Atpdea. Y la segunda etapa, que es la etapa de conversaciones con el Gobierno norteamericano para que surgiera la voluntad política de negociación. Y la tercera, que hemos recorrido, es el proceso de negociación.

No fue fácil que Estados Unidos aceptara entrar a negociar. Siempre lo que proponíamos decían: ustedes no están listos, hay que esperar el Alca. Entonces en el análisis de mis compatriotas yo pediría que se tengan en cuenta todos estos antecedentes. Y, por supuesto, no fueron fáciles las negociaciones.

En diciembre, enero, las encuestas nos decían que la gran mayoría de los colombianos estaba rechazando el TLC. Entonces a mí me han preguntado muchas personas por qué, con unas encuestas de rechazo del TLC, el Gobierno avanzó y finalmente cerró la negociación. Porque para construir confianza hay que proceder con las cartas sobre la mesa. Hubo muchas razones para no posponer esta negociación, entre ellas la razón de construir confianza de los colombianos en las instituciones y en los gobiernos.

Primero, estos calendarios no los fija uno caprichosamente. Segundo, lo que sigue no es fácil. Después de revisados los textos, viene un período de tres meses para firmarlo, después viene una revisión, después vienen los congresos de ambos países, y después de los congresos de ambos países viene la revisión de la Corte Constitucional en Colombia.

Entonces uno ya ve un calendario muy estrecho, teniendo como referente la fecha del 31 de diciembre de este año, cuando se vence el Atpdea.

Y porque para construir confianza es preferible que un gobierno prescinda totalmente de los cálculos electorales, ponga las cartas sobre la mesa, en lugar de que el Gobierno se agache, distraiga la atención, espere que pasen las elecciones y después sorprenda a los colombianos cerrando las negociaciones.

Yo pediría una gran reflexión de los colombianos sobre la importancia de haber adelantado este proceso en esta oportunidad, y a pesar de un intenso debate en contra, con miras a que ayude la manera como se hizo y la oportunidad en que se cerró, a construir confianza de los colombianos en nuestras instituciones.

Los señores ministros, ustedes todos los concurrentes, la Fundación Buen Gobierno, encabezada por el doctor Juan Manuel Santos, los gremios, con sus presidentes hoy aquí, y con el presidente del Comité Intergremial, el doctor Luis Carlos Villegas, presidente de la Andi, el equipo negociador, al que le reitero toda la gratitud, y al jefe de ese equipo negociador, al embajador Hernando José Gómez, entrarán con ustedes a mirar hoy todos los detalles que les inquieten.

Entonces yo no voy a entrar en ese tema, porque me parece que van a tener oportunidades todo el día, para examinar lo que pasa con uno y otro sector, de acuerdo con las inquietudes de ustedes.

Quisiera referirme a unos temas que siguen: la Agenda de Competitividad, donde está todo ese gran capítulo de infraestructura. Acaba de decir el doctor Luis Carlos Villegas, que lo que es la Visión Colombia 2019, la agenda de competitividad, las metas sociales del Milenio, todo eso se debe juntar, armonizar y el país caminar hacia ese cumplimiento. A mí me parece muy importante hacerlo.

Desde que empezó el Gobierno hemos venido en la construcción de lo que se llama: Visión Colombia: Segundo Centenario, para que el país se prepare para lograr unas grandes metas, con miras al 7 de agosto del 2019, cuando cumpliremos dos siglos de vida independiente, con un antecedente: las metas parciales que deben revisarse para el 20 de julio de 2010, cuando estaremos cumpliendo dos siglos del Grito de Independencia.

En agosto del año pasado, el doctor Santiago Montenegro, director nacional de Planeación, publicó lo que yo llamo: el primer borrador de esa visión. Y justamente lo hice subtitular el Primer Borrador, porque en un país que por fortuna vive en permanente agitación democrática, una visión de largo plazo no la pueden imponer los gobiernos, ni la pueden imponer siete iluminados. Cuando se impone desde arriba, esas visiones duran lo que dura una flor, son flor de un día. Lo único que las hace perdurar, lo único que compromete a la ciudadanía a trabajar para convertir esas visiones en realidad, es que la ciudadanía se sienta constructora de esa visión.

Y ahí está la agenda de competitividad. Entonces surgen muchas dudas. Primera duda. Dicen: ¿cómo propone Uribe esa agenda de competitividad, ese plan de obras, si el país no tiene con qué hacerlo? La verdad es ésta, y llamo la atención de mis compatriotas: nosotros tenemos que definir si vamos a desarrollar este país, quejándonos a toda hora, sintiéndonos débiles a toda hora, sintiendo anémicos a toda hora, o tomando fuerza y enfrentando lo que necesita este país.

Ahí hay un elemento psicológico muy importante. Uno de mis autores favoritos, John Kotter, escribió un magnífico libro hace poco, yo lo leí el año pasado, que se llama “El corazón del cambio”. Y dice como las razones influyen en el comportamiento de los pueblos, pero mucho más los sentimientos sobre buenas razones.

Colombia necesita hoy un sentimiento de optimismo, de arrestos, de capacidad de determinación para sacar eso adelante.

La verdad es que más importante que la plata para las obras de la agenda de competitividad, es el estado de ánimo de los colombianos. Con mal estado de ánimo puede haber caudales de dinero y no se hacen esas obras. Con buen estado de ánimo, así no haya plata, la conseguimos. Y eso tiene que comprometer a todos los colombianos.

Bueno, porque a mí de pronto me da preocupación cuando hablo con unos intelectuales muy capacitados, pero muy pesimistas. Entonces le dicen a uno que de dónde va a salir esa plata, que eso es imposible. Por favor: si alguien tiene que infundirle optimismo a este país y mostrarle caminos para que salga adelante, son los más preparados. Yo no creo que los hayan preparado, que los haya titulado en las universidades, que les hayan dado título de magíster en el extranjero, que sean doctores, para infundirle a Colombia pesimismo. Los que más saben son los que tienen que mostrarles a los pueblos, iluminarles los caminos para resolver los problemas.

Uno no va donde el médico a que le diga cómo me voy a morir, sino cómo me va a salvar. Y yo creo que las gentes más preparadas de Colombia hoy tienen que hacer esto: decirnos a los colombianos cómo es que vamos a financiar la agenda de infraestructura, cómo es que vamos a sacar adelante el tratado, y no simplemente coger una moridera a decir ahora que no hay manera de financiar la infraestructura, que esto es un desastre, que nos tragó la tierra. Primero que todo, compatriotas, optimismo.

Miren: nosotros tenemos todavía problemas fiscales graves. El país el año pasado terminó en equilibrio fiscal. Pero cuando uno desagrega, ve que hay buen comportamiento en todos los componentes del Estado, muy buen comportamiento en las empresas de la Nación.

Gracias a la reforma administrativa, nosotros hemos reformado en este Gobierno 270 empresas de la Nación, y eso ha permitido tener, en lo que es el Gobierno Nacional descentralizado, un buen superávit. La Ley 617 de la administración presidencial anterior, que no vacilo en aplaudir (es que aquí no puede haber mezquindad, la verdad es que uno no puede llegar a ignorar ni a desacreditar lo bueno que otros hicieron), la Ley 617, que la impulsó la administración presidencial anterior, la sacó delante, y este Gobierno la ha aplicado con rigor, y lo que hizo el doctor (Juan Manuel Santos como Ministro de Hacienda), la reforma constitucional de transferencias, frente a la cual inicialmente yo fui escéptico, hoy ha mostrado muy buenos resultados.

Entonces a nosotros eso nos ha ayudado a tener un mejor resultado fiscal en departamentos y municipios. Ahí van dos.

La Nación ha hecho un gran esfuerzo en austeridad, a pesar de los problemas que tenemos, por ejemplo, en pensiones, y de la expansión del gasto público en seguridad. ¿Qué les diría yo? En el tema fiscal vamos por buen camino, pero no hemos completado la tarea.

Todavía tenemos, en medio de un equilibrio fiscal, un déficit en el Gobierno Nacional central de 4.9, que tenemos que mirar cómo vamos superando. Pero las condiciones de financiamiento del país han mejorado enormemente.

Si ustedes miran lo que pasó entre enero y diciembre del año pasado, verán que el país latinoamericano que vio caer el mayor porcentaje de los spreads es Colombia. Nosotros hemos logrado darle un giro muy importante a las condiciones financieras del país.

Venimos de un endeudamiento del 54 por ciento, está en el 43. Venimos de un déficit del 4.2, está en equilibrio, con la advertencia del problema del Gobierno Nacional central. Venimos de unos TES del 17, están alrededor del 8. Venimos de unas tasas internacionales de 12, 13, 14, están alrededor del 8. Yo creo que allí hay una gran posibilidad que tenemos que aprovechar para financiar la agenda de competitividad.

Cuando uno propone estas obras, le dicen: ahí esta Uribe de candidato, proponiendo unas obras que no van a alcanzar a hacer. Por favor, nosotros no podemos vacilar más en hacer unas obras que Colombia necesita.

¿Cómo relaciono yo el TLC con la agenda de competitividad? Sin TLC, esas obras quedan discrecionales, de acuerdo con el optimismo o la moridera de los gobiernos que vayan llegando.

Con el TLC esas obras se imponen, quieran o no los gobiernos, sean gobiernos diligentes o gobiernos muertos de pereza. Las tienen que hacer, ahí no hay más camino. Yo creo que el TLC las impone. Y además el TLC da la seguridad de unas posibilidades de crecimiento a la economía, que a su vez da la seguridad de que esas obras se van financiar, y se facilitan los recursos de crédito para hacer esas obras.

Entonces yo le diría al país: perdámosle miedo a la agenda de competitividad. Ahora, ¿que la va a hacer toda el próximo Gobierno? No. Es un proyecto muy ambicioso, para que lo hagan varios gobiernos. Pero hay que empezar.

Ahora, hemos podido. Cuando nosotros nos comprometimos con la administración Mockus en noviembre de 2002, recién llegado este Gobierno, a entregarle a Bogotá 989 millones de dólares para que en este Gobierno se multiplicara por dos el kilometraje de Transmilenio, me decían: la situación fiscal no lo permite. Y lo logramos.

Cuando propusimos los Transmilenios en varias ciudades colombianas, me dijeron: eso no se puede. Además de Bogotá, estamos haciendo el de Cali, el de Medellín, el de Bucaramanga, el de Barranquilla, el de Pereira, el de Cartagena.

Cuando fuimos a sacar la licitación para la doble calzada Bogotá-Girardot, que va a Ibagué, me dijeron: eso no se puede. Está en plena construcción. Cuando hablamos del Plan 2.500, de vías, que está pavimentado 3.200 kilómetros de vías, unas bien importantes para el sector agropecuario, y no menciono sino dos: la pavimentación de Puerto López a Puerto Gaitán y la pavimentación de allí de Granada (Meta) por Fuente de Oro a San José del Guaviare, me decían: eso no se puede. Hoy está todo eso en construcción. Vamos pudiendo, a pesar de las dificultades.

Yo recuerdo que fuimos a empezar el Túnel de la Línea, y me dijeron: eso no se puede, eso no se puede. Y dije: tenemos que poder. Hoy hemos perforado 1.800 metros.

El Túnel de la Línea me ha servido para explicarles a los muchachos de las universidades algo práctico, muy de sentido común, simplista, pero muy importante: va abriendo caminitos. Miren: yo me reuní con los japoneses al principio del Gobierno para hablar del crédito para el Túnel de la Línea. Y les mostraban un power point, y los tipos ni lo miraban. Estaban totalmente desganados, veían eso imposible. Con el Ministro de Obras dijimos: hay que hacer el primer túnel. No les volvamos a mostrar a los japoneses el power point, sino que mostrémosles allá la excavación de roca en La Línea.

Hace cuatros semanas vinieron los japoneses, fueron allá, vieron que llevamos 1.800 metros perforados, y dijeron: cuenten con la plata, a 40 años.

Unos créditos a 40 años, con las tasas de interés que estamos obteniendo, se vuelven créditos que el Fondo Monetario y la banca multilateral y los calificadores de riesgo, aceptan como créditos concesionales. Yo veo posibilidades para el país en eso, bien importantes.

En este Gobierno, yo creo que hay unos indicadores de confianza bien, bien importantes. Nosotros hemos transformado deuda en dólares por deuda en pesos, por una cuantía superior a los 3 mil millones de dólares. Reabrimos el mercado financiero del Japón. En diciembre, después de que ese mercado financiero en Japón había estado cerrado para el Estado colombiano, pudimos reabrir ese mercado financiero. Hemos colocado alrededor de mil millones de dólares en bonos, en el extranjero, del Estado colombiano, denominados en pesos. Eso indica que hoy tenemos mejores condiciones financieras. Y el mercado interno financiero ha mejorado inmensamente. Yo veo la posibilidad de financiar esa agenda de competitividad.

Anoche, por ejemplo, aprobamos en el Conpes otro grupo de obras de la agenda de competitividad bien importantes. De memoria, algunas: la salida de Bogotá al río Magdalena, por Commsa.

A los escépticos yo les digo: yo quisiera que los escépticos se montaran en un helicóptero conmigo, para mostrarles esos hilitos de carretera que llegan a Bogotá. Yo los miro y digo: esta gente es muy trabajadora. ¿Cómo hemos logrado los colombianos tener una ciudad tan importante, una civilización aquí en el altiplano tan importante, tan lejos del mar y comunicada con el valle del río Magdalena por unos hilitos de carretera? Esas dobles calzadas hay que hacerlas. Estamos es en mora de hacerlas.

Entonces anoche se definió, después de una discusión de meses, que para esa carretera, que está en pleito con el grupo Commsa, que es la salida de Bogotá al río Magdalena por la Autopista Medellín-Bogotá, se abre la licitación. Estamos tratando de terminar ese pleito con Commsa. Hay un delegado del Gobierno español nombrado por Su Majestad y por el presidente Rodríguez Zapatero, y el doctor Alfonso Gómez Méndez, el ex Fiscal General de La Nación está designado como amigable componedor en representación del Gobierno de Colombia.

Entonces vamos a abrir la licitación diciéndoles a los proponentes: ustedes nos proponen doble calzada o por el trazado de Commsa o por la actual carretera. Con toda una proyección para que vayamos avanzando para llegar hasta el Caribe colombiano en doble calzada. Eso es una necesidad. Anoche definimos las dobles calzadas del Caribe colombianos. Inclusive una carretera de gran importancia para poder tener una doble calzada Santa Marta-Barranquilla-Cartagena. En el aeropuerto de Barranquilla saldríamos hacia el norte, hacia el sur, buscando Calamar. Y ahí por Palmar de Varela haríamos una carretera para salir a Sabanalarga y Sabanalarga hacer doble calzada hasta Cartagena.

Entonces eso comunicaría por doble calzada Barranquilla-Cartagena, permitiría que llegaran todos los de Cartagena y su carga al aeropuerto de Barranquilla, sin tener que cruzar el centro de Barraquilla, por Sabanalarga – Palmar de Varela.

En todas esas obras estamos trabajando y el país tiene que iniciarlas y avanzarlas.

Lo único que vuelve una obra de éstas, que la pone en un punto de no retorno, es empezarla. Pero si nosotros esperamos a que esté la plata, a que nos motivemos para hacerla, a que todos los escépticos cedan, nunca las vamos a hacer.

¿Qué sigue? El Gobierno se propone ir tomando todas las medidas necesarias para que el tratado funcione bien. Reitero dos para los próximos días: las zonas francas para hospitales de óptima calidad, en condiciones de vender servicios médicos a la comunidad internacional. Eso está bastante procesado, el Ministro les ampliará detalles.

Y otra: si ustedes me preguntaran: entre los muchos productos para el agro colombiano, ¿el Gobierno con cuál optimista? Yo soy optimista con todos. Y soy sumamente optimista con los biocombustibles.

Los más optimistas del petróleo, dicen que en 40 años el mundo tendrá todas las dificultades para seguir utilizando petróleo. A mí me llamó mucho la atención la última conversación con el presidente Bush. Porque el presidente Bush que viene del mundo empresarial del petróleo, está ahora totalmente obsesionado con que los Estados Unidos se libere del petróleo y lo sustituya totalmente por combustibles alternativos, empezando por los biológicos.

Hace cuatro años a mí me decían los azucareros del Valle del Cauca: ¡ni sueñe con alcohol carburante, que en Colombia no se va a hacer! Nosotros introdujimos los estímulos tributarios, y hoy el país está produciendo un millón de litros de alcohol carburante, y en eso hay todas, todas las posibilidades.

Me han dicho algunos palmeros que rápidamente van a tener las primeras plantas de biodiesel, y para eso está la exención tributaria de los cultivos de tardío rendimiento, que estimula la palma. Para eso está la exención del IVA y del Impuesto Global al combustible que estimula el biodiesel.

Entonces el segundo decreto que se va a producir es el de las zonas francas para exportación de biocombustibles. Ahí tiene el país una gran posibilidad.

Mañana el señor Ministro de Agricultura va a comunicar a los colombianos el anteproyecto de ley de “Agro, Ingreso Seguro”.

Yo le dije al doctor Rafael Mejía, y le tengo que agradecer mucho porque se que él como coordinador de los gremios agropecuarios ha tenido muchas dificultades, y con gran patriotismo la semana pasada dijo que “el componente agropecuario del TLC es manejable”. Yo le dije: “mire, el Gobierno no les falla”.

Nosotros construimos el proyecto de ley “Agro, Ingreso Seguro” con ustedes y proponemos al Congreso de la República –y tengo fe que el Congreso lo aprueba- que esa ley que convierta los apoyos al agro en una política de Estado, que no dependa de la voluntad o de la falta de voluntad de un gobierno y del otro, que esa ley tenga un mecanismo de manejo para asignar los recursos anualmente, de acuerdo con las necesidades de la coyuntura y de lo que esté en perspectiva, un mecanismo de manejo concertado con los gremios del agro.

Mañana el señor Ministro de Agricultura va a revelar el primer borrador, para seguirlo concertando y confiamos poderlo presentar a finales de marzo al Congreso de la República para que el Congreso empiece a examinarlo desde ya.

Esta mañana, en una emisora del Llano, pasaban algunos arroceros, y entonces me decían que ellos tienen muchos problemas. Yo les dije: ¿hombre, desde cuándo los han tenido? Me dijeron: “llevamos muchos años con problemas de arroz”.

Les dije: entonces, muchachos, piensen que esto no es del TLC, traemos unos problemas históricos de arroz. ¿Por qué problemas históricos de arroz? Porque en la Comunidad Andina casi todos somos excedentarios de arroz, y entonces el que tiene excedentes de arroz quiere deshacerse de esos excedentes colocándolos en el mercado del vecino.

Colombia, muchas veces tiene que aprobar, deberíamos tener libre de entrada de arroz ecuatoriano, nos lo obliga la Comunidad Andina. Pero por esas perforaciones de la Comunidad Andina y por apoyar a nuestros arroceros, periódicamente frenamos la entrada de arroz de Ecuador.

Y ahí mismo nos presiona el Ecuador y nos dice: ah, ¿nos frenan el arroz? Y empiezan las retaliaciones.

De Venezuela entra muchísimo arroz, legal y de contrabando. Ustedes no saben las dificultades de cuidar esa frontera.

Yo le decía a los arroceros del Llano esta mañana: miren, pongamos las cosas como son, veámoslas como son, hay unos problemas históricos del arroz, es un producto que hoy no tiene mucha expectativa positiva de comercializarlo internacionalmente y, a diferencia de la caña, que tiene una gran alternativa al azúcar, que es la producción de etanol, al arroz todavía no le han encontrado usos alternativos. Pero entendamos que esos problemas vienen de atrás y que ustedes tienen una preocupación con los Estados Unidos.

Pero también les decía: El Gobierno acepta que no pudo conseguir la exclusión técnica, pero el Gobierno sí pudo conseguir 19 años de desgravación. Y pudo conseguir una salvaguardia durante esos 19 años. Y pudo conseguir que el arancel base sea del 80 por ciento. Y pudo conseguir que el arancel al que teme el gran arrocero colombiano, en las actuales condiciones de tasa de cambio, que es del 30 ó 33, no llegáramos a él en el año 7 sino en el año 15. Lo cual alarga el período para llegar a los años de riesgo. Y además los arroceros colombianos, como los avicultores, van a participar en un mecanismo de las subastas de arroz, que les va a dar unos ingresos adicionales.

Y me preguntó el arrocero del Llano esta mañana: ¿y cómo es lo de la ley de Agro, Ingreso Seguro? Le dije: vea, la ley de Agro, Ingreso Seguro... Me dijo: ¿es para un año? Le dije: no, es permanente.

Y el actual Gobierno va a expedir unas vigencias presupuestales futuras que las respalden.

Y me dijo: ¿Y en qué orden van a pagar eso? Le dije: primero, creo yo, y eso es lo que vamos a discutir con el sector agropecuario, hay que apoyar, hay que apoyar los productos cuyos productores tengan dificultades de ingreso por la comercialización internacional de esos productos. Yo no sé si en función del hectariaje o en función del número de toneladas.

Segundo, hay que apoyar la conversión, los esfuerzos de competitividad y los esfuerzos de conversión de algunos sectores. Y tercero, seguir apoyando obras de infraestructura.

Me preguntó: ¿obras de infraestructura, el Distrito del Ariari? Le dije: este Gobierno no lo ha podido financiar, pero hoy está en plena construcción el Distrito del Triángulo del Tolima, que era un sueño de 40 años, y en plena construcción el distrito de Ranchería, que era un sueño de 40 años.

Y una vez suscribamos con el Gobierno japonés el empréstito a 40 años para la Línea, sigue el Ariari, el Distrito de Riego del Ariari. Pero con un compromiso: que ustedes siembre en el Ariari productos distintos al arroz, porque tenemos que garantizarles el ingreso a los arroceros pero no ampliar la frontera arrocera.

Y esa conversación que se hizo a través de Radio Super del Llano, hoy, empezó a crear, yo sentí ese interlocutor del arroz más tranquilo.

Le dije: Pero miren ustedes las otras cosas que tienen en el Llano. La palma. Este año van a producir etanol de yuca. La ganadería de carne, de leche. Si resolvemos el problema de aftosa, ahí hay una gran posibilidad. La producción de etanol de yuca y de biodiesel de palma.

Yo pienso que con buena fe, reconociendo donde hay problemas, y saliéndole, como decía el doctor Luis Carlos, a curar esos problemas, como lo vamos a hacer con la ley Agro, Ingreso Seguro, esto lo vamos superando.

Y él me preguntó: ¿y solamente van a compensar a los que tengan dificultades de ingreso por el Tratado con los Estados Unidos?

Le dije: no, a todos. Si los arroceros tienen dificultades de ingreso por el arroz que viene de Ecuador, por el arroz que viene de Venezuela, también los vamos a compensar por eso.

Entonces el tratado, y en el caso del arroz es un ejemplo y el de maíz también, el tratado es un tratado benéfico para los consumidores, y al cual el Gobierno le trae un complemento que es esta ley para garantizarles ingresos a los productores. Es un gran equilibrio.

Por primera vez los arroceros van a tener una compensación en ingresos por importaciones de arroz de Venezuela o de Ecuador, o de cualquier país andino. Y eso le va a ayudar a la Comunidad Andina. Yo creo que al tener nosotros a los arroceros tranquilos, porque tienen ese ingreso, vamos a tener menos dificultades en la administración de la Comunidad Andina con la hermana República del Ecuador, con la cual tenemos permanentes dificultades por el tema del arroz.

Yo tengo mucha fe en que esa ley nos salga bien, y aquí reitero nuestro compromiso, el que hice ante el doctor Rafael Mejía, de que vamos a concertar esa ley con el sector agropecuario, no solamente el texto, sino también a tener un mecanismo de manejo.

En el tema de los nuevos tratados, yo pienso que antes de agosto este Gobierno debe dejar una negociación muy avanzada con Centroamérica.

Me reuní recientemente con los presidentes de Honduras, de El Salvador y Guatemala, y ellos tres tienen disposición. Yo temo, llamo la atención de mis compatriotas sobre esto: nosotros tenemos unos aranceles del 10, 12, 20 por ciento para ingresar a Centroamérica, ellos se desgravan ahora frente a Estados Unidos. Temo que nos empiecen a desplazar del mercado centroamericano. Por eso es absolutamente necesario y urgente que emprendamos la negociación con Centroamérica.

Además este Gobierno se ha venido acercando mucho a Centroamérica, y eso ha sido muy útil para que Colombia sirva de articulador de Suramérica-Comunidad Andina con Centroamérica. Colombia ya es miembro observador del Plan Panamá Puebla, y garanticé a los presidentes de esos tres países -y lo confieso ante el sector privado- que Colombia reconocería las asimetrías, que Colombia estaría dispuesta a incorporar en ese tratado con Centroamérica las normas para reconocer esas asimetrías, para corregir esos desbalances con las economías centroamericanas. Porque el reconocimiento de las asimetrías permite superar los obstáculos que se presentan en esos tratados.

Y una reflexión: es preferible hacer un tratado con Centroamérica que, en nombre de la equidad, nos lleve a reconocer las asimetrías, que vernos condenados a desaparecer de Centroamérica con nuestros productos de exportación.

Creo que con China debemos buscar un acuerdo distinto, un acuerdo de inversión. Me parece que lo prioritario con China no es hablar de libre comercio. Ahí tenemos una situación de mucho desafío, de mucha dificultad. Yo creo que el paso que debemos dar con China es el de un acuerdo de inversión.

Tenemos que empezar a negociar con la Unión Europea. La Unión Europea nos exige que la negociación se haga con la comunidad andina en su conjunto. Esto nos obliga trabajar al interior de la Comunidad Andina a ver cómo entre todos emprendemos esa negociación con la Unión Europea. Ustedes saben que ha sido muy difícil extender las preferencias unilaterales de Europa. Nos dieron 10 años, ya está para cumplirse el primer año, y pienso que lo mejor es empezar a negociar ya con la Unión Europea.

Con la Comunidad Andina voy a visitar, con la señora Canciller y con los Ministros, en los próximos días, a todos los presidentes andinos, para hablar con ellos de nuestro Tratado de Libre Comercio.

Yo he escuchado a muchos compatriotas decir que el Tratado de Libre Comercio va a crear muchas dificultades al interior de la Comunidad Andina.

Primero, la hermana República Bolivariana de Venezuela está entrando a MERCOSUR, directamente, no a través de la CAN. Este Gobierno hizo el tratado Comunidad Andina – MERCOSUR, que no lo veíamos en el horizonte colombiano hace cuatro años. Y nosotros no podemos ver eso como una amenaza para nosotros.

Yo creo que si la economía venezolana crece en función de MERCOSUR, eso ayuda también a que en Venezuela haya más consumo de productos colombianos. No obstante que vamos a tener el riesgo, porque vamos a estar más expuestos en Venezuela a competir con productos de fabricación brasilera. Pero eso es inevitable, esa es una decisión que autónomamente ha tomado el Gobierno de la hermana República de Venezuela, y que nosotros no podemos impedir.

¿Qué les he dicho yo en el dialogo preliminar y se lo vamos a profundizar a los Presidentes andinos? Hombre, miremos esto positivamente. Si en virtud de este tratado de comercio la economía colombiana prospera, eso ayuda a que consumamos más productos andinos. Aquí hay un fenómeno de ósmosis: cualquier economía andina que prospere, derrama externalidades positivas sobre la vecina.

Venezuela prospera por el petróleo, se mejora enormemente la compra de productos colombianos. Entonces tenemos que manejar muy delicadamente esto.
En cuanto al tema político que primero es Suramérica, el Gobierno Nacional cumplió: antes que cerrar el TLC con Estados Unidos, hicimos el tratado de Comunidad Andina – MERCOSUR, somos parte hoy de la Unión Suramericana.

Pero también hay que mirar con mucho cuidado Suramérica. El presidente Lula, el presidente Cardoso del Brasil me han dicho: es que Brasil le exporta a MERCOSUR, a Estados Unidos y a Europa el 40 por ciento de sus exportaciones. El resto, a diferentes países. Son países muy abiertos.

Entonces a nosotros no nos pueden exigir un estándar suramericano, por encima del estándar suramericano que han cumplido nuestros hermanos suramericanos.

Le he escuchado unas declaraciones a la señora presidenta electa de Chile, la señora Michelle Bachelet, que se posesiona el sábado, en el sentido de que Chile preferirá Suramérica. Pero Chile tiene tratados de comercio con cerca de 40 países.

Si hay un país que se siente totalmente libre del riesgo de un mercado, es Chile. Chile ha distribuido sumamente bien todo lo que son sus expectativas y sus riesgos de exportación. Chile pierde un mercado, y eso nos los perturba, no les quita la tranquilidad. Nosotros, sí. Nosotros tenemos concentrados nuestros riesgos de exportación en pocos mercados. Por eso nosotros tenemos que hacer estos esfuerzos de ampliar.

Yo les rogaría también unas reflexiones sobre el tema suramericano, porque ese tema es un importante en el entendimiento con nuestros vecinos. Colombia ha dicho, por intermedio de nuestro Gobierno, es un leal aliado de los Estados Unidos y un buen hermano suramericano y andino. Y eso también tiene un tema constitucional, porque ustedes saben que la Constitución colombiana ordena esa integración con Suramérica.

A mí me parece muy importante ese Estado que se siente en Brasil y en Chile, y muy importante que Colombia lo adquiera. Ellos se sienten libres porque sienten que no dependen de un mercado. En la medida que uno tenga más y más mercados, más libre se puede sentir el país. En la medida que haya más libertad, menos angustia frente a un mercado, mayor es la confianza y mayor es el ritmo inversionista.

A mí me preocupa otro tema. Todas las discusiones sobre reformas que a mí me ha tocado adelantar como Senador de la República, Gobernador, Presidente, han sido bastante, bastante intensas. Cuando la Ley 50 del 90, la Ley 100 del 93, la reforma administrativa de la Gobernación de Antioquia, las reformas laboral, pensional de este Gobierno, etcétera.

Y he notado en Colombia lo siguiente: aquí todavía algunos conservan un discurso de los años 60, que parecería querer condenar a Colombia a que el capitalismo colombiano no triunfe, a que este país no se desarrolle. A mí me da mucho miedo que ese discurso fuera a prevalecer. Porque Colombia tiene que definir: desarrollamos nuestro capitalismo o cambiamos de modelo, pero un capitalismo con este desempleo y con esta pobreza es insostenible. Y algunos están interesados en que nuestro capitalismo sea insostenible. Por eso, para volverlo sostenible, hay que dar estos pasos.

Si estamos por la empresa privada, creemos las condiciones políticas y de mercado para que haya todas las oportunidades para tener un país con empleo, un país con equidad social. De lo contrario, si permitimos que prevalezca un discurso de los años 90, que se opone a todas las reformas, que todavía tiene por allá una nostalgia marxista, ese discurso lo que puede hacer es frenarnos el desarrollo del capitalismo.

Y he escuchado en estos días que algunos tienen un discurso muy hostil contra los Estados Unidos, y al mismo tiempo cuando les preguntan: como usted no va a aprobar el TLC, ¿qué va hacer?, entonces dicen: voy a pedir la extensión del Atpdea.

El país no puede caer en esa trampa política. Porque yo no creo que el Gobierno de Estados Unidos vaya… No. Hoy no puede extender el Atpdea. Yo no creo que uno pueda en Colombia tener éxito combinando una posición de hostilidad política contra los Estados Unidos, con una pretensión de extensión del Atpdea.

Muchas gracias.

 
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